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●c u a TRo●

Capítulo 4

Pienso en Niall; Niall, el único chico con el suficiente coraje para acercarse a mí, para hablarme de igual a igual, en lugar de con una despreciable alienígena o un trozo de carne. Niall, el único chico que alguna vez me ha sonreído, completándome con verdadera sinceridad. El único chico que hace que me sonroje.

Extiendo mi mano y la deslizo sobre la de Louis, cada uno de sus callos se encuentra con mi palma mi palma y dejan impreso un desconocido mapa de vida mucho más dura que la mía. Louis la sacude, y su sonrisa se amplía. Una gota de lluvia cae en el pavimento seco y luego otra, y otra. Louis se levanta y se estira, haciendo sonar su cuello.

—Bien, la lluvia va a terminar la fiesta. Vamos, te voy a llevar de vuelta al campus. Y podemos empezar ahí.

Le mando un mensaje a Alana para hacerle saber que me van a llevar de vuelta a casa mientras Louis me guía a su Toyota negro destartalado.

La lluvia de repente estalla desde las nubes y la distante multitud grita. Louis se ríe, negando con la cabeza bajo el agua mientras busca a tientas sus llaves y yo doy un pisotón mi pie empapado.

—¿Puedes darte prisa?

—Sí, sí, no te enfades. —Abre la puerta del pasajero y me meto, quitando agua de mis hombros. El coche huele ligeramente a canela, pino y humo de cigarro. Louis entra.

—Hablando de eso, ¿qué tipo de bragas usas?

Le doy mi mejor mirada gélida. —Difícilmente creo que eso sea importante.

—Bueno, ahora lo es. Desde hoy, puedo hacerte preguntas realmente personales.

—Eso es una invasión de…

—Mira, ¿quieres tener a este chico en tu cama o no?

Renuentemente cierro mi boca. Enciende el coche y comienza a conducir.

—Eso es lo que pensaba. Así que suéltalo. ¿Ropa interior?

—Lo que sea que pueda encontrar en Target.

[Target: Tienda que vende artículos baratos]

Él se encoge. —¿Qué? No. Cómo, ¿esos paquetes de ropa interior en oferta? ¿Uno rojo, uno blanco, uno azul y uno gris?

—Y negro. Tengo ropa interior negra —digo orgullosamente.

—Sí, maldita ropa interior negra de abuelita. Mira. —Busca detrás de su asiento cuando llegamos a un semáforo y saca ropa interior de encaje verde muy reveladora— Esta es la mierda que quieres.

—Oh, asqueroso. ¿Cuánto tiempo ha estado eso aquí?

—¡O incluso esto! —Saca un tipo de bikini más modesto con rayas azules y un pequeño lacito blanco—. ¿Ves ese lacito? Malditamente adorable. Mucho mejor que bragas paracaídas.

—¿Por qué?

—¿Por qué? —Balbucea y acelera cuando el semáforo cambia a verde—. Sentido común; a los chicos les gusta ver piel. Más piel es igual a tener más erecciones.

—Ya puedo decir que he cometido un gran error.

—Podemos parar ahora mismo. Tú decides.

Pienso en la amabilidad de Niall. Es el único chico en el mundo que sonríe en vez de fruncir el ceño con mis intentos de bromas, que se preocupa por mí lo suficiente como para preguntar si estoy bien.

Bueno, Louis también ha preguntado. Pero él no cuenta.

—No. —Aprieto mi mandíbula—. Vamos a hacer esto.

—Esa es mi chica. —Sonríe Louis—. Vamos a lanzarle a este chico una flecha del regordete Cupido en el corazón. ¿Cómo se llama?

—No te puedo decir su nombre.

—Será mejor que me digas su nombre.

—No veo la razón.

—La razón es, Princesa, que voy a acosarlo.

Mi boca se abre.

—Acosarlo amistosamente —insiste Louis—. Averiguar qué le gusta y qué no, qué tipo de chico es y qué le atrae. No podemos usar cualquier cosa para cada chico. Todos somos diferentes.

—Muy bien. Niall —digo—. Niall Horan.

Los ojos de Louis brillan. —Ah, el chico dorado, ¿no? Has elegido a un verdadero ganador vainilla.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Significa que esto va a ser fácil, ¿bien? Ya le conozco: cervezas los fines de semana, video juegos cada noche, le gusta Neutral Milk Hotel y otras bandas basura hispters, estilo misionero toda su vida, salió con la misma chica los cuatro años de la secundaria, porno latino, le gusta el acento quiere que una chica de ensueño tipo hada frenética le complete, fin.

—Eso es… perturbadoramente específico.

—Entiendo a la gente, ¿bien? Mis oídos están en todas partes, así conozco algunos detalles, pero más que nada solo sé cuál es su tipo. Tú no lo eres.

—Obviamente.

—No, me refiero a que, mierda, cariño. En serio no lo eres.

Mi corazón se retuerce incómodamente. —¿Por qué?

—Eres demasiado fuerte, demasiado inteligente, demasiado independiente. Demasiado vieja.

Me enfado. —¡Solo tiene un año más que yo!

—Nah, me refiero en el corazón. Tienes un corazón viejo. Es difícil de explicar.

—Oh, así que, vieja como "seca y aburrida."

—No, eso no es lo que he dicho, ¿no es así? He dicho que es difícil de explicar. Solo significa que eres… diferente. Práctica, madura. Estas mucho más arriba de su nivel.

—Eso no tiene ningún sentido.

—Bien, no lo tendría para ti, porque nunca has salido con nadie. —Me mira—. Eh, ¿verdad? ¿Nunca has salido con nadie? Sólo estoy suponiendo cosas aquí.

Casi me encojo de lo patético que suena, pero me tranquilizo.

—Nunca he salido con nadie.

—¿Besado?

—No.

—¿Follado?

Le entrecierro los ojos. Me da una mirada de "Tengo que preguntarlo para que esto funcione."

—No.

—Como, ¿ni siquiera has masturbado a alguien?

—Nunca he tocado un pene. —Trato de ser un poco madura, pero mis mejillas se sonrojan.

—¿Restregarte?

—¡No! Señor del cielo, no, no, no. ¡Nada!

—Mmm. —Se concentra en la carretera—. ¿Cogerse de las manos?

—No. Ni siquiera eso. Soy realmente patética.

—Oye, no seas tan dura contigo. La mierda sucede y nos arrastra por el barro tan fuerte que a veces no llegamos a las cosas buenas de la vida. Dame tu mano.

Estira la mano con la que no está conduciendo entre nuestros asientos. Sus largos dedos esperan como las espinas de un atrapamoscas.

—¿Qué se supone que tengo que hacer con eso? —pregunto. Louis pone los ojos en blanco.

—Sólo pon tu maldita mano en la mía.

—¿Por qué ayudará esto?

—¿Siempre estás tan malditamente llena de preguntas? Primero, tienes que acostumbrarte a tocar a los chicos. Así que vamos.

—Me acostumbraré con Niall.

—Como quieras —dice, pero deja su mano abierta—. ¿Cómo vas a tomar su mano, la del chico que te gusta, cuando ni siquiera puedes tomar la mía, un chico al que odias? Puedo decir que no vamos a llegar muy lejos.

—No se supone que uses esto como una excusa para llevarme a la cama —gruño.

—Guau, detente. —Louis estaciona y me mira duramente, un gran cambio de su habitual semblante simpático—. ¿Eso es lo que crees que estoy haciendo? Es tomarse de las manos Princesa, no follar.

—Oh, lo siento, es sólo que tienes una leve reputación de acostarte con cualquier cosa que se mueva. ¿Y por que siempre me llamas Princesa? Es extremadamente molesto.

—¡Porque eso es lo que eres! Nunca has follado o besado o tocado a nadie. Andas por la universidad como si estuvieras en un mundo diferente al resto de nosotros, eres aterradoramente inteligente, alta, guapa y majestuosa. Intimidas a la gente de por sí. Si eso no es una princesa, no sé lo que es.

Abro la boca para discutir, pero estoy demasiado sorprendida. ¿Así es cómo me ve la gente realmente? Louis resopla.

—Mira, no soy, mierda, no estoy intentando llevarte a la cama. Tienes que creerme. Tengo muchas chicas dispuestas y listas, no te necesito para esa mierda, ¿bien? Voy a esforzarme para hacer esto profesionalmente, pero todavía tengo que enseñarte. La enseñanza es sobre la experiencia. Experiencia auténtica.

Asiento. —Se ha demostrado en ensayos clínicos que el aprendizaje es más efectivo y duradero con manos, en exposición kinestésica.

[La cinestesia o kinestesia o quinestesia es la rama de la ciencia que estudia el movimiento humano]

—Está bien. Me alegro de que estemos de acuerdo. Así que ahora, sé que no te gusto, crees que soy estúpido o asqueroso o vulgar o lo que sea, pero tienes que confiar en mí. Esa misma vulgaridad es lo que te va a conseguir a Niall ¿está bien? Así que trabaja conmigo, Princesa. Por favor.

—Entonces prométeme algo.

—¿Prometerte qué?

—Prométeme que no intentarás acostarte conmigo.

Suspira. —Lo prometo. No eres mi tipo ¿está bien?

—Bien. Tú tampoco eres el mío.

Sonríe y arranca el coche, entrando de nuevo en la carretera.

—Parece que hemos encontrado tres cosas en este universo con las que estamos de acuerdo. Quién lo diría.

Después de cuatro salidas y la radio a todo volumen con ópera clásica hasta que Louis la apaga con animada grosería, estiro la mano y la pongo tentativamente en la suya. Mi piel está fresca en comparación con su ardiente calidez. Siento cada callo en su palma, cada marca y línea. Esto es tan diferente de nuestro apretón de manos.

—Entonces, las manos son en verdad sensibles ¿no? —Dice Louis, con los ojos todavía en la carretera—. Tocar la mano de alguien excita mucho más de lo que crees. Aunque más que nada, las manos son para tomarlas y apretarlas. Si él te gusta, no seas muy obvia. Pero tampoco quieres ser endeble. Toma mi mano.

Lo hago, la sacude y la vuelve a colocar.

—No, no. Demasiado fuerte. Quieres ser gentil pero firme, como esto.

Se estira y desliza perfectamente su mano en la mía, nuestros pulgares entrelazándose alrededor de los del otro.

—¿Ves? Ahora inténtalo.

Trato de deslizarla tan suavemente como él, pero mi pulgar se atasca en la palanca y me pongo tan histérica que la pongo en estacionar. El coche hace un ruido chillante y huele a alquitrán quemado en el aire, pero Louis rápidamente coloca en su lugar la palanca y se detiene.

—Yo… lo siento mucho…

Louis sólo sonríe. —Ja, mira tu rostro. No tiene precio.

—Me alegro de que mi absoluto terror a nuestra inminente muerte te divierta — gruño.

—Relájate. Llevo conduciendo desde que llego al volante, pequeñas sacudidas como esa no son nada. Sólo te estoy molestando un poco. Es bonito ver que pones una cara, ¿sabes? Una expresión real, no esa mirada triste y solitaria que tienes casi todos los días.

¿Solitaria? ¿Triste? Echo un vistazo en el espejo retrovisor. Mi rostro es perfectamente normal.

—De todos modos. —Louis se aclara la garganta—. Casi lo tenías. Inténtalo de nuevo. Esta vez sin querer tratar de matarnos.

Mi corazón está palpitando por la posible experiencia cercana a la muerte, pero deslizo de nuevo mi mano en la suya y doy un suspiro de alivio cuando nuestros pulgares se juntan.

—Aún hay esperanza para ti. —Sus ojos se arrugan y sus dedos se mueven, serpenteando entre los míos y entrelazándose—. Esto es un poco más, eh, íntimo. Más o menos significa que son algo. Como, estar enamorados. Por lo general, es amor. Así que a lo mejor quieras guardar eso para más adelante.

—Ya veo —reflexiono, mirando nuestros dedos entrelazados—. No ni tenía idea de que tomarse de la mano podía tener tantos significados.

Puedo sentirle mirando mi rostro, pero cuando levanto la vista, está mirando hacia la carretera y se aclara la garganta, quitando su mano de la mía.

—De todos modos, esa es la lección número uno. Has aprobado. Felicidades. Recuérdame que no te dé la siguiente lección en un camión de dos toneladas yendo a 30 kilómetros por hora.

—Vamos a necesitar un espacio privado para las siguientes lecciones. ¿Qué hay de mi dormitorio? O el tuyo.

—Vivo fuera del campus —dice—. Así que el mío sería una mejor opción. Pero, mierda, quiero que estés tan cómoda como sea posible.

—Una vez más, tu preocupación por mi bienestar no es muy necesario. Eres mi maestro, no mi madre.

—Pff. Lo que sea. Sólo quiero que estés cómoda para que aprendas rápido y terminemos con esto. Entonces. Tu dormitorio. Mándame un mensaje cuando tu compañera de habitación se haya ido y daremos la lección número dos, ¿está bien?

Me da su número y, cuando le ofrezco el mío, niega.

—Este es tu espectáculo, Princesa. Tú decides. Tipos como yo no tienen por qué tener tu número en su teléfono.

—¿Qué significa eso?

Suspira. —Significa que no quiero que arriesgues esa reputación limpísima de realeza tuya por ser vista en mi teléfono, eso es todo. Soy reservado con ello, pero, ya sabes. Las palabras salen rápido y de forma accidental. Y creo que estás destinada para mejores cosas que rumores de mierda.

Frunzo el ceño. Se menosprecia a sí mismo. Pero Louis sólo se ríe.

—Además, mierda. Realmente no podemos correr el riesgo si quieres a Niall, ¿está bien? Él no es el tipo de persona que estaría debajo de una chica que se rumoree que ha dormido conmigo, cierto o no. Tenemos que tener cuidado. Voy a hacer mi mejor esfuerzo para no ser visto entrando y saliendo de tu dormitorio.

—Suena como si le conocieras mejor de lo que dices —digo mientras salgo y cierro la puerta de golpe.

Louis se encoge de hombros.

—Tenemos un pasado, eso es todo. Te veo por ahí. Con una pila gorda y agradable de deberes para que los hagas muy bien.

Se despide en broma y se dirige hacia la carretera.

Y no puedo evitar sentir como si hubiera cometido el mayor error de mi vida.


Curiosidades: Sara Wolf además de The education of Alice Wells es la autora de Lovely Vicious, un oscuro Young Adult sobre la guerra entre una chica de fuego y un chico de hielo, ambos igual de dañados. Actualmente está trabajando en el segundo libro de la serie Lovely Vicious. Entre sus otros libros está la serie Arrenged; dos libros sobre un matrimonio concertado entre universitarios, y su novela. Es adicta a Crónicas Vampíricas, le encanta el chocolate y la angustia romántica, y no se cansa de los héroes dañados.

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