Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

LA TRAICIÓN

Cecilia Ortiz

C.S. Lewis


En una de las habitaciones dentro de Altozano de Aslan los reyes de antaño, el príncipe telmarino, el enano Trumpkin y el profesor Cornelius se encontraban reunidos.

-Entonces, Caspian- comenzó a hablar el sumo monarca. -A tu opinión, no tenemos un ejército lo bastante poderoso para enfrentarnos a Miraz en una batalla campal.

-Eso me temo, Peter- respondió Caspian. Peter apretó su mandíbula con enojo y soltó una risa amarga.

-Sin contar, que tu amada hermana nos traicionó- alzó la voz, haciendo que el telmarino y el profesor se sintieran de lo más avergonzados por sus palabras. Nadie esperaba que la princesa telmarina regresara a los brazos de Miraz luego de que el usurpador le prometiera un lugar en el consejo y en la familia real.

A Caspian le rompía el corazón el recordar que su hermana lo había preferido a él, a pesar de todos los desprecios y humillaciones, ella prefirió quedarse con su tío y no con su hermano.

El resto de los narnianos se encontraban sorprendidos con la noticia del abandono de la princesa, pues ella se había mostrado amable y gentil con todos ellos. Incluso llegó a ayudarlos con la fabricación de armas y armaduras.

Susan, Lucy y Peter se encontraban entristecidos; habían llegado a tomarle cariño a la chica y es que su deseo por liberar a Narnia y a sus habitantes parecía sincero.

El más afectado sin duda era Edmund; habían convivido lo suficiente como para que la chica despertara sentimientos diferentes a los que se tiene dentro de una amistad, y es que ella era todo lo que él buscaba en una mujer. Se sentía decepcionado y traicionado.

La voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos.

-Le enviaré un desafío para un combate cuerpo a cuerpo.

-Pero majestad ¿usted cree que Miraz acepte sabiendo que posee un ejército más poderoso? -preguntó el profesor.

-Es muy probable que no lo haga- respondió Peter y soltó un suspiro. -Pero para entonces tal vez Aslan nos haya ayudado.

(...)

"Yo, Peter, por el don de Aslan, por elección, por prescripción y conquista, Sumo Monarca sobre todos los reyes de Narnia...

La princesa telmarina rodó lo ojos con fastidio al escuchar todos los títulos que Peter había dictado. Que chico tan presumido pensó y siguió prestando atención al azabache que por segundos dirigía sus ojos a ella.

... enviamos esta misiva de la mano de nuestro muy amado y real hermano Edmund...

La chica le sonrió divertida al rey cuando sus ojos se encontraron.

... antiguo monarca bajo nuestro reinado en Narnia, Duque del Erial del Farol y Conde del Linde Occidental, caballero de la Noble Orden de la Mesa, a quien he otorgado completos poderes para fijar con su majestad Miraz todas las condiciones del susodicho combate. Fechado en nuestros aposentos de Altozano de Aslan este día duodécimo del mes de la Bóveda Verde del primer año de Caspian X de Narnia.

Al terminar de leer dicho escrito el azabache se dispuso a enrollar el pergamino.

-Dime príncipe Edmund- comenzó a hablar Miraz, pero fue interrumpido.

-Rey, tío- habló la princesa. -Es el rey Edmund, el justo.

Miraz le dio una sonrisa forzada a su sobrina y miró al joven con odio.

(...)

Edmund había logrado hacer que Miraz aceptara el desafío. Sólo esperaba que Peter tuviera razón en que Aslan los ayudara pronto.

Estaba a punto de abandonar el campamento de los telmarinos cuando cierta chica apareció en su camino. Le dio una mirada rápida al gigante y al centauro que lo acompañaban, haciendo que detuvieran su andar para esperarlo.

- ¡Oye! -la llamó, pero ella comenzó a acelerar sus pasos. Al rey no le quedó de otra más que trotar hacia ella y tomarla del brazo para quedar frente a frente.

- ¿Se le ofrece algo al caballero de la Noble Orden de la Mesa? -dijo ella burlándose y trató de zafarse del agarre del azabache, pero le fue imposible.

-Deja de burlarte y contéstame una cosa- ella lo miró con fastidio y le hizo una seña para que siguiera hablando. - ¿Por qué?

- ¿Haz intentando formular mejor tus preguntas Edmund?

-No juegues conmigo Tn, sabes a lo que me refiero.

Ella se encogió de hombros sin interés.

-Es obvio que los telmarinos tenemos las de ganar.

La mandíbula del rey se tensó y la tomó ahora de ambos brazos para acercarla a él.

-Bien, ahora dímelo mirándome a los ojos.

La chica le hizo frente al rey y repitió mirándolo fijamente.

-Los telmarinos tenemos las de ganar- dijo con pausa.

-Me traicionaste- dijo dolido el rey. El semblante de la chica flaqueó un poco sin que el azabache se diera cuenta. Ella lo miró divertida, aunque le dolieran las palabras de Edmund tenía que seguir con el plan.

-Y que se supone que haga... ¿disculparme? -habló con sarcasmo.

La desesperación y el enojo crecían dentro del rey justo. Una parte de él le decía que caminara lejos de ella y que ya no pidiera más explicación, pero otra parte, su corazón pedía a gritos que no la abandonara, que la cuidara.

Se alejó un poco de ella para despeinar su cabello con frustración. Tn lo miraba divertida, pero su ceño se frunció cuando notó que el rey se le acercaba de forma rápida.

El rey la tomó de la cintura y unió sus labios.

A Tn le hubiera encantado corresponderle de la manera más apasionada posible, había esperado ese beso desde que se conocieron, pero muy a su pesar no era el momento.

Colocó sus manos sobre el pecho del rey y lo empujó con todas sus fuerzas, el azabache la miró confundido y su rostro se giró hacia un lado cuando la mano de la joven chocó con su mejilla.

-Eres un atrevido Pevensie- dijo con enojo.

Uno de los miembros del consejo se acercó a ellos.

- ¿Está todo en orden alteza? -preguntó y le lanzo una mirada de desconfianza al rey.

-Todo en orden lord Sopespian. El rey Edmund estaba por retirarse.

Edmund la miró por última vez y caminó hacia los narnianos que lo esperaban.

(...)

Peter había ganado el desafío contra Miraz y Caspian le había perdonado la vida, pero todo salió mal cuando uno de los lores del consejo mató al rey telmarino con una de las flechas de la reina Susan.

La esperanza de los narnianos cada vez iba decayendo al ver que los telmarinos tomaban fuerza. El ejército narniano había perdido ya la mitad de los soldados y el ejército telmarino prácticamente seguía intacto.

Tn se abrió paso entre los soldados con ayuda de su arco y flechas, la princesa era muy buena en el combate y tenía muy buena puntería, sin mencionar que el rey Edmund se había encargado de darle unas cuantas lecciones de espada. Cuando por fin llegó a su objetivo se colgó el arco en la espalda y sacó su espada para enfrentar a su hermano.

La mirada de Caspian reflejaba decepción y enojo, pero tenía que dejar eso a un lado para poder tomar el cuerno de la reina Susan, el cuál colgaba de su cinturón.

-Eres una sucia traidora- dijo Caspian con rabia. La joven ignoró el comentario hiriente de su hermano y lo atacó, sus espadas chocaron varias veces hasta que él logró tirarla al suelo. De inmediato la joven se levantó dispuesta a volver a atacar, las espadas de los hermanos volvieron a chocar y Caspian recibió un fuerte golpe en la mandíbula que lo desorientó por unos momentos.

Viendo que su hermano estaba distraído se quiso acercar para arrebatarle el cuerno, pero el filo de una espada se posó en su cuello. Al levantar la mirada se encontró con la mirada enfurecida de Peter.

Dio unos pasos atrás y pudo observar que los cuatro reyes de antaño se habían acercado a Caspian para auxiliarlo. Los ojos de la princesa estaban directamente en el cuerno, tenía que conseguirlo a toda costa y su hermano estaba haciendo las cosas más difíciles.

Caspian se dio cuenta de las intenciones de su hermana y la miró. -No vas a conseguirlo, esto le pertenece a Susan, le pertenece a Narnia.

Ella lo volvió a atacar y en un movimiento ágil logró cortar uno de los cinchos que sostenía el cuerno, un corte más y lo tenía en sus manos. Los Pevensie se habían mantenido al margen de la pelea entre los hermanos, pero no dejaban de defenderse cuando algún soldado telmarino se acercaba para atacarlos.

-No lo entiendes Caspian, necesito el cuerno- dijo ella con un tono desesperado, el tiempo corría.

-Tienes razón, no lo entiendo- se acercó un poco a ella y el filo de su espada se posó sobre el hombro de su hermana. Edmund se alarmó y quiso acercarse, pero su hermana Lucy lo tomó del brazo para que no interfiriera. -Le perdoné la vida a Miraz, pero no puedo perdonártela a ti.

Entonces el corazón del príncipe se llenó de odio y rencor.

-Me das asco.

La princesa parpadeó varias veces por el impacto de las palabras de su hermano, su corazón se estrujó y un sentimiento de tristeza la invadió.

"Pronto todo acabará".

No dijo nada y en un solo movimiento le arrebató la espada a Caspian, lo golpeó en el rostro con la empuñadura del arma y cortó el cincho del cuerno. Al tenerlo en su poder, dio una patada en el estómago de su hermano haciendo que cayera sobre las reinas.

Con los reyes y su hermano distraídos, el general Glozelle se acercó a ella montado en su caballo; ambos compartieron una mirada.

- ¿Estás conmigo? -preguntó ella.

-Hasta el final, mi reina.

Ella asintió y no esperó más para hacer sonar el cuerno.

Caspian, Lucy, Susan, Peter y Edmund la miraron confundidos. El cuerno sonó seis veces dando la señal de ataque. La princesa se aferró a el cuerno y elevó su espada.

- ¡Por Narnia! – gritó la princesa.

- ¡Por Aslan! -gritó el general y cabalgó hacia los telmarinos con espada en mano.

Los reyes y el príncipe no salían de su asombro, más de la mitad del ejercito telmarino se revelaba y luchaba en nombre de Aslan. El pueblo narniano miró como la princesa telmarina se subía a uno de los caballos sueltos y volvía a sonar el cuerno.

Los árboles que rodeaban el campo comenzaron a moverse por sí solos y atacaban a los telmarinos fieles de Miraz. Las catapultas fueron destruidas gracias a la flora que avanzaba de a poco para defender su tierra.

Tn dio una última mirada a los Pevensie y a su hermano para tirar de las riendas del caballo y adentrarse en la batalla.

Con miedo en su rostro, lord Sopespian anunció la reubicación en el Gran Río. Al darse cuenta de que aquel ser despreciable estaba huyendo la princesa cabalgó detrás de él.

El general Glozelle se acercó a los reyes.

-Majestades, debemos seguirlos para acorralarlos en Beruna.

El monarca asintió y dio la orden para que el ejército narniano fuera tras los telmarinos de Miraz.

(...)

El gran león se había aparecido del otro lado del puente en el Gran Río y con un potente rugido marcó el final de la guerra y la victoria de los narnianos.

Aslan esperaba a los reyes, quienes al estar frente a él hicieron una reverencia hasta el suelo.

-Hijos míos, sé que todos comparten la misma duda- los jóvenes compartieron miradas. -Fui yo quien le pidió a Tn que se infiltrara entre las tropas de Miraz; a pesar de las consecuencias que traía su supuesta traición, ella estuvo dispuesta a hacer cualquier cosa para salvar a Narnia, para recuperar lo que les fue arrebatado- dijo mirando a Caspian y él bajo la mirada avergonzado.

-Le dije cosas horribles- confesó el telmarino con la voz quebrada.

-Y vaya que fueron hirientes– una voz habló detrás de los reyes y al voltear se encontraron con la princesa, ella les sonreía. El rey Edmund sonrió abiertamente al observarla.

-Hija mía, gracias por ayudar a Narnia.

La joven le sonrió al león y se acercó para abrazarlo, al separarse le acarició la nariz.

-Gracias por confiar en mí Aslan.

-Perdóname hermana- la princesa miró a su hermano.

-Perdónanos a todos- habló Peter y las reinas asintieron.

La princesa los miró por un momento y sonrió.

-No hay nada que perdonar chicos- dijo y se acercó a ellos para abrazarlos uno por uno. Al llegar a Edmund él le sonrió y la tomó de la cintura.

- ¿Si te beso me golpearás? -la chica soltó una gran carcajada y Edmund la siguió.

-Lo siento; pero tenía que interpretar bien mi papel- dijo ella y le acarició la mejilla golpeada. Sus ojos se conectaron y el mundo a su alrededor desapareció.

Esta vez ella tomó la iniciativa y se acercó al rey para besarlo, siendo correspondida al instante.

Los narnianos y telmarinos que se encontraban apreciando la escena soltaron gritos y aplausos.

El rey y la princesa se separaron con una sonrisa en sus rostros y se fundieron en un abrazo.  


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro