Capitulo 28
Eliot.
¿
Que es esto?. Mi cuerpo no lo puedo mover, pero aún así siento como se sacude, tengo frío, siento como algo recorre mi piel, el sonido no es claro, solo escuchó un pequeño sonido, era como pitido que se escuchaba una y otra vez, escuchó llanto, ¿Están llorando, quien estará llorando?. ¿Por qué no puedo ver?.
Unas horas antes.
Faltaba poco para que el sol saliera, eran las cinco de la madrugada y la fiesta apenas estaba terminando pero claro, si tanta compañía, ya que la mayoría estaban en sus casa, los únicos que se quedaron fueron los que estaban ebrios y estaban medio muertos, y otros que solo querían desvelarse.
Mientras que yo estaba sentado debajo de un árbol, enfrente de nosotros una calle, no es el mejor lugar para una velada pero aún así, no me encontraba solo, a mi lado derecho estaba un chico que con solo nombrarlo te meterías en problemas, pero en mi caso no era así, si no más bien, acompañaba a un chico, quien era un bullying para mi, y no solo eso, si no uno de los peores.
Pero miren como cambia la historia, estando yo con el, mientras charlábamos de muchas cosas, una aburridas, otras entretenidas. Oh simplemente, tirar veneno de alguno de los estudiantes que terminaron mal en el año escolar.
—Solo una cosa tengo que decirte. No te quiero ver con ese tal Patty.
—Su nombre es Harry, aparte de eso, no somos nada para que tú me prohíbas cosas. —Dijo cruzándose de brazos, y mirando hacia otro lado.
Pero de un moviendo rápido, sujeto a Eliot por detrás haciendo que éste se vuelva a recostar sobre el, y con sus fuertes brazos rodearlo y no soltarlo.
—¿Me estas desafiando?.
—Tal vez.— Con una sonrisa. —Pero está más que claro que la inteligencia siempre gana a la fuerza bruta.
—Eso es una completa mentira.— Soltando a Eliot. —Solo mira mis músculos.
—Si, los veo, ¿que tienen de interesante?.
— Que son jodidamente perfectos.
—¡Hurra!.—Burlándose—Chad, quiero disculparme contigo.
—¿Por que, que te hice?.
—Solo cállate.—dijo serio. —Perdona por tratarte mal, desde que comenzamos a hablar, aún que tú te lo buscabas, pero, no era correcto contestarte de ciertas formas. ¿Podrías perdonarme?.
—Eliot.—Sosteniendo ambas manos del zorro. —No te disculpes, soy yo el que tiene que disculparse. Siento ser la causa de todos tus problemas, y que sintieras que tu vida escolar fuera un infierno. Lamento todo lo que hice sin tener ninguna razón o motivó, aún recuerdo la primera ve que nos vimos, cuando te di esa golpiza.
—Si, aún recuerdo eso—Bajando su mirada.—recuerdo cuando pedí ayuda y nadie se quiso acercar.
—De verdad lo siento Eliot. — Sintiendo culpa
—Desde ese día entendí lo que eras capas de hacer. Supongo que fuiste el empuje, para lograr saber quiénes serían mis amigos.
—Eliot...fui un hijo de puta, lo admito, inclusive el día que te golpee, no pude dormir, así que hice algo que nunca se lo conté a nadie.
—¿Que fue lo que hiciste?.
—Fui a verte al hospital.
Flashback.
Eliot.
¿Que es esto?. Mi cuerpo...mi cuerpo no lo puedo mover, pero aún así siento como se sacude, tengo frío, siento como algo recorre mi piel...el sonido no es claro, solo escuchó un pequeño sonido, era como un pitido que se escuchaba una y otra vez, escuchó llanto, ¿Están llorando, quien estará llorando. Pero entre más pensaba dentro de su cabeza, tratando de comprender que había pasado, oh el simple hecho de que había sucedido. Para terminar así.
En la realidad se encontraba, algo mucho más distinto. Un chico de la raza canina, su cabello era marrón oscuro, y su pelaje tenía variación entre el café claro y el oscuro, con una edad de 15 años observaba el cuerpo del pequeño zorro de 14 años de edad, quien era nuevo en la escuela. Pero quien es este visitante, quien delante de los padres de Eliot les mintió diciendo que era un amigo de el y que estaba preocupado.
Era nada menos que Chad, un joven quien apenas si sabía controlar su mal carácter, ahora se encontraba en llanto, mirando el cuerpo de por así decirlo su nuevo compañero.
Chad le miraba como estaba de lastimado, y es que la verdad todo era su culpa. No había pensado que algo como esto había pasado. Solo lo había intimidado cómo de costumbre, pero sus amigos habían terminado el trabajo, de un comentario que se le había escapado, cuando uno de ellos le interrogó.
— ¿Lo golpeaste?.
— No. Apareció el director, apenas si pude hacerle algo.
— Hermano, sabes que te apoyamos. ¿Quieres que nos encarguemos?.
— Si quieren ese es su problema ahora. — Bromeando. — Usen el equipo nuevo de tennis. Así aprende a no abrazarme, ja, ja, ja.
Termino riendo. Alejándose de sus amigos, sin pensar. Que en ese momento le había dado la orden de atacar al zorro con el equipo del gimnasio. El joven sostuvo la mano del pequeño zorro, y es que aún que éste estuviera sedado, pudo sentir las suaves manos de Chad apretar la suya, y poco a poco comenzó a cerrarla también.
—Eliot.— Cambiando el tono de su voz, para así cuando éste curado no lo reconozca.— Siento mucho lo que paso, así que vine a verte. Perdóname, todo fue mi culpa, espero te recuperes, adiós...Eliot.—Dijo sin antes dejar una pequeña firma en el brazo que tenía puesto un yeso, con la letra "C" en mayúsculas y dos "XX" que representan dos besos."
Fin del Flashback.
—Desde ese día, juré nunca tocarte un solo pelo, aún que siguiera molestándote, jamas intenté agredir, y las veces que mis amigos querían, yo escapaba. Oh solo mentía.
— El día en que descubrí la broma.
— Si. Yo hice una pequeña fiesta, trate de emborracharnos. Así olvidaría qué haríamos algo como eso.
— Ahora puedo comprender la llamada.
— ¿Estás molesto?.
—Claro que no, ademas, siempre supe que tú me habías visitado en el hospital.
—¡Qué! ¿Como lo sabias?.
—Fueron mis padres quienes me contaron, que el primer día un "amigo" me visitó, y me lo describieron. Hubieras visto mi cara cuando entendí la letra que tenía en el yeso.
El perro, quien había dicho su mayor secreto se había quedado sin habla ante tal revelación, estos años Eliot sabía esto.
—Desde ese día descubrí que no eres malo, si no que solo finges ser algo. Para agradar a los demás.
—Bueno, veo que usas bien tu cerebro, pequeño Nerd.
—Bueno, solo quiero decirte que hoy es mi cumpleaños, así que ahora tenemos la misma edad.
— ¡Felicidades!. Bienvenido a la vida adulta.
— Se siente aburrida. — Contesto Elliot.
— Vaya. Tu primera decepción.
— ¿Crees que habrá otra?.
— Espero que no. Por qué enserio quiero hacer algo.
— Si. ¿Y que es?. — Pregunto.
Chad solo observó como aquel zorro se había quitando sus gafas, seguido después de como se restregaba los ojos con sus manos. Provocando un sentimiento de ternura, fue el momento en que hizo contacto visual con aquellos enormes ojos esmeraldas. Aún cuando quería negar el atractivo del zorro. Algo que siempre acepto. Desde el día en que conoció a Eliot. Fue lo bello de sus ojos, eran inconfundibles. Aún recuerda exactamente los días en los que únicamente dedicaba sus 3 minutos de adorar al zorro.
Y seguido de un moviendo, aquel se había colocando sobre las piernas de Chad. Estaba sorprendido, no sabía que hacer en ese momento. Estaba aterrado, pero sus manos fueron dirigidas por Eliot. Quien las había colocado detrás de su cintura, y al levantar la mirada y ver la sonrisa del zorro. Fue opacada, cuando esté se había acercado hasta colocar un beso.
Ambos chicos están juntos en la danza del placer. Eliot quien mantenía los ojos cerrados, sentía vergüenza ver el rostro de Chad. Que por su lado, al sentir el nectar prohibido. Su cuerpo comenzó en elevar su temperatura, y por la posición que tenía con el zorro. No podía evitar acariciar de más. Aún que era muy distinto que con una chica. Solo imaginaria nada más que los mismos puntos funcionarían con un chico.
—Necesito hacerlo.
Dijo tomando un poco brusco al zorro, llevándolo entre sus brazos hasta su auto, quien con desesperado abrió rápido a Eliot dentro de el, y poniendo seguro a las cuatro puertas, comenzó el juego.
Eliot sabía que debía frenarlo, al menos decir algo o hacerse el difícil, pero simplemente el zorro permanecía inmóvil, sintiendo como Chad tocaba todo su cuerpo. Aún que la idea de Eliot sobre tener sexo, era romántico, como las películas, no dentro de un auto, pero no podía evitar sentir atraído por el.
—Está claro que después de esto eres completamente mio.
Eliot no quería seguir. Sabía que estaba completamente mal, por qué está no era la forma en que se había imaginado su primera vez. Pero el estaba ahí, sintiendo únicamente las caricias del otro, sintiendo como aquel no paraba de besarle el cuello, seguido de su pecho desde que había logrado arrancarle varios botones.
Chad bajo sus manos lentamente hasta llegar a cierta zona y acariciarla lentamente, provocando el despertar de un palpitante miembro del zorro.
—Detente...¿Que diablos estás haciendo?— Ambos jadeando.
Eliot no sabía en que momento había rodeado con sus brazos a Chad, casi Era incapaz de pronunciar palabras, abrumado y excitado por la sensación física de tener a Chad tocando, como un profesional su miembro. Y es que la verdad ya no era un ambiente realmente agradable ni amoroso, si no más bien violento y posesivo.
Así que alejando nuevamente a Chad arreglo su ropa, y salió del auto, olvidando una pequeña caja dentro.
—¿Pero por que te marchas?.
Molesto salió del auto, ajustando nuevamente su cinturón, observándolo con más claridad, ya que el sol había salido.
— Perdón. Pero yo no tenía en mente algo como esto.
— Eliot. — Molestándote. — ¿Qué esperabas que pasaría?.
— No lo sé.
— Mira. — colocándose enfrente. — Se que tú sueñas con rosas y caramelos. Pero mirame, aún que pienses que el momento dónde abras la flor no será mágico.
— Lo se.
— Eliot escucha.
Chad trataba de buscar las palabras adecuadas, pero lo único que podía hacer, era dejarlo ir. Estaba molesto, no con el, si no. Consigo mismo. Sabía que el zorro no es como los muchos de la escuela, pero se le olvidaba por momentos.
— Qué tal si empezamos de nuevo.
— No.
— Di que si. — Tomándolo de ambos brazos — Prometo que no será nada sexual. Mi padre y mi hermana no estarán en casa. Quiero que te quedes conmigo.
— Dame una razón para confiar.
— Es difícil.
— Al menos intenta. — Calmado.
— Bueno. Te gustan las películas, yo adoro cocinar.
— ¿Enserio?. — arqueando una ceja. — Tú, cocinando.
— Son cosas que hago en la privacidad. ¿Pero que dices?.
— Desayunamos en mi casa. Te llevo con tus padres y después. Nos quedamos toda la tarde y noche. Juntos. — juntando sus manos con las de Eliot. — Te prometo que yo iré a dejarte mañana a tu casa, en la mañana.
— Suena algo mejor.
— Quiero compensar lo mal que actúe.
— Está bien. — Acomodándose la camisa. — Eres un pervertido.
— Te prometo que eliminaré esa imagen de mi a partir de ahora.
— Lo prometes de verdad.
— Claro que sí. — Contesto besando a Eliot.
La pareja estaba alegre había formado un plan para conocerte mucho mejor. Y cuando aquella luz se colocó de color rojo. Y la pequeña señal de avanzar se había encendido. El zorro comenzó a caminar solo, seguido de algunos que también querían cruzar.
— Recuerda llevar una toalla. Oh tendré que prestarte una mía.
Pero en el momento en el que el zorro se había dado vuelta.
Chad lo único que hizo fue parpadear dos veces. En la primera había visto como Eliot se había dado la vuelta para sacarle el dedo medio. Y en la segunda vez que parpadeo.
Solo pudo ver como un autobús había arrollado al zorro que tenía de frente.
Chad estaba atónito. No comprendía que había visto. El simple sonido de la bocina del autobús lo había dejado sordo. Y girando un poco su cabeza. Solo miro al autobús estrellado en una farola que estaba a unos cuantos metros de distancia.
Este comenzó a caminar, pero no lograba escuchar nada, lo único que escuchaba era un pitido fuerte en sus oídos, el cual cancelaba todo el sonido. Lograba ver cómo algunos tenían celulares en sus manos. Suponía que estarían llamando a una ambulancia.
Pero fue cuando logro pisar algo con su pie, el momento de frenar de Chad. Y al voltear a ver lo que había pisado. Era aquel zapato de color blanco, manchado con un líquido rojo. Este con la mano temblorosa lo tomo, y por el mareo que estaba sintiendo ahora, comenzó a temblar.
Lo había tomando con ambas manos. Su andar era incluso más torpe, y lo único que sentía ahora. Fue la humedad provocaban sus ojos sobre sus mejilla, al momento de llegar a unos dos metros del autobús. Y ver qué lo que estaba enfrente era el cuerpo sin vida. De un zorro.
Un zorro de nombre. Eliot.
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