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Capitulo 26

Chad.

Adentrarse entre la multitud que había en el pasillo era complicada, había una fila muy larga.

Muchos no habían tenido la oportunidad de pagar su entrada a tiempo, así que les tocaba pagar en la entrada. Por suerte y gracias a Benjamin, quien era alguien realmente precavido. Me había dado el brazalete Vip. Y lo único que hice al momento de llegar, fue mostrarlo a ambos chicos que vigilaban  estos me hicieron una seña para pasar.

El lugar estaba adornado con muy pocas cosas, pero no era lo que importaba. Si no es lo demás. Por qué con tan poco dinero. Se había logrado algo realmente un increíble en.


Lo primero que diviso fue la sección de mesas. Oh cómo muchos suelen llamar, la esquina de los aguafiestas. Si no vienes a bailar. ¿Para que aparecer?. Y la comida no es ninguna excusa, por qué por eso el evento se llama. Baile. Si fuera únicamente para ir a comer. Sería un banquete oh simplemente la fiesta de alguien.

No había muchos sentidos, normalmente sabía quiénes estarían ahí. Pero fue cuando logro divisar la pista de baile.

Literalmente, se imagino menos. Suponía que el lugar sería algo completamente triste, pero al contrario. Termino gustando le mucho más de lo que había imaginó, al parecer. Si alguien usa bien el dinero. Puede lograr cosas así

Pero la desesperación comenzó, la ansiedad aumentaba por montón, su mano sudaba y temblaba, pensando en donde se encontraba ese zorro. No lo miraba por ninguna parte, suponía que estaría en alguno de los costados. El alguna de las mesas, pero no hubo rastro en ninguno. Y era evidente que en la sección de ponche tampoco estaría. Y la única alternativa, era usar su celular. Por las 6 llamadas que le había dejado, era evidente que no responde. Pero tocaba al menos intentar la segunda opción. Dejándole uno

Chad.
Estoy en el baile, ¿Donde carajos te encuentras?✔️✔️

Pero no pasaba nada. Aún cuando el mensaje marcaba las dos palomitas, este termino mucho más alterado. No encontraba la razón por la cual estaba en ese lugar. Y tampoco encontraba a nadie para al menos, dignarse a pasar el rato, por qué lo menos que quería hacer, era estar sentado en una mesa acabado, esperando a que alguien se digna en invitarlo a bailar. Pero en sus 29 minutos de  búsqueda pudo visualizar algo en particular, y por curiosidad este se adentraba, intentando no lastimar a nadie en su recorrido y a medida está se acercaba, logro identificar la silueta de Jonathan. Quien bailaba junto con alguien más, ambos estando en una esquina del lugar. Y noto que con quién estaba era  Benjamín. Ahora tenía una idea clara por la razón no contestaba su celular.

Este aliviando se acercó, pero fue su siguiente acción que termino que este frenará. Al ver como sus dos amigos terminaron demostrado sus formas de afecto.

—Perdon.—Interrumpiendo el beso de ambos chicos.—¿No los interrumpo verdad?.

— Claro que no. ¿Que te hizo pensar eso?. — Hablo un benjamin molesto.

— Tranquilo. — analizando el vestuario de su amigo. — Tengo que admitir, que no se te ve nada mal.

— Es una suerte que pude encontrar algo.

— Iré por algo de tomar. ¿Quieren ponche?.

— Luego, ve tu si quieres.

— Muy bien.

Termino Benjamin. Saliendo de la vista de ambos chicos. Chad trataba de no preguntar sobre lo que acababa de ver, pero la sola idea de imaginarse nuevamente la escena, se le venía a la cabeza, el frame de la película alien.

—¿Que Sucede, no encuentras a Eliot?.

—¿Me veo muy desesperado?.

— En realidad no.

— Menos mal. Por qué lo único que quiero, es que piensen que me metí cocaína.

— Es mejor decir eso. Así todos te entenderán.

— ¿Lo has visto por algún lado?.

— No en realidad. Tenía pensado llamarte si lo veía.

— Supongo que al final no vendrá.

— No te pongas así. Apenas está empezando la fiesta. Quizás está afuera haciendo fila para poder entrar.

— No lo creo. Lo hubiera visto.

— Tienes la maldita pulsera Vip. Al menos te dignas te en ver quienes estaban en la fila.

— No. Pero...

— Solo relájate, seguro aparecerá. Ven te invito a algo de comer, antes de que empiecen las mejores canciones.

En una mesa de la esquina del lugar, fue donde encontramos a Benjamin. Este ya estaba comiendo, lo que parecía ser unos simples pastelito. No era de suponer que no alcanzo para un banquete, pero de que había comida como unos simples muffins, junto con botanas de muchos tipos de marca a escoger. Era lo mínimo que se podía aceptar.

Los primeros minutos en la mesa habían solo tres vasos. Pero con medida que avanzaban las manecillas del reloj, los vasos de plástico aumentaron. En lo que habían comenzado como tres, en ella ya habían 9 en total. 5 por parte de Chad, 3 por parte de Jhonatan. Y el último, que aún estaba a la mitad, siendo el de Benjamin.

— Está claro que saliendo de aquí. Te veré en un lugar de rehabilitación.

— Pudrete. Al menos tu tienes a tu pareja aqui.

— Hermano mira...

— Mejor me iré. — Mirando su reloj. — Ya son las 9 de la noche. Le prometí a mi padre llegar a las 11.

— No te tomarás una foto al menos.

— No. Los recuerdos que compre aquí, al final terminarán en la basura en un futuro.

— ¿Te vas a comer eso?. — Señalando el pastel de Benjamin.

— No. Puedes llevártelo si quieres.

— Muchas gracias.

— supongo que no te voy a convencer. — Extendiendo su mano.

— Así es.

Ambos habían chocado el puño, colocando hombro con hombro en una forma de despedida que ambos tenían. Juraba que había escuchado algunos comentarios, pero por el volúmen de la música que había, no debería ser algo realmente importante. No perdía nada en irse, lo único que quería ahora mismo es estar en su cama. Colocando alguna película en Netflix y quedar dormido con el ruido de la televisión.

Tras salir por aquella puerta comencé a caminar hacia el estacionamiento. Recibía saludos de algunos chicos del equipo, y elogias de las chicas. Y la unics excusa que le decía a todos. Es que había cometido una cagada con mi padre y por eso me tenía que ir temprano. Recibía abucheos por parte de otros quienes querían que me quedará, pero es que siendo sincero. Tenía ahora los ánimos por los suelos.

Y mientras buscaba la llave en mi bolsillo. No había prestado atención del todo, por qué al levantar mi mirada, observé como la razón por la que me encontraba en ese ambiente. Estaba sentado sobre el capo del auto. Si no hubiera interactuado tanto con el, lo primero que haría es darle uns paliza. Por qué sabía que si le hundía el capo mi padre me mataría a mí.

Pero ahora era todo distinto, sabía que mi cola en ese momento se estaba agitando. Y mentalmente tenía ganas de arrancarmela. Pero lo que me puso peor, fue cuando noto mi presencia, este se había bajado del auto y comenzó a caminar en mi dirección.

Estaba asustado, no sabría cómo hablarle después de todo lo que había pasado, desde el incidente no lo había vuelto a ver. Incluso cuando intente hablar con el cuando lo habían entrevistado, yo no puede acercarme. Y ahora que tengo la oportunidad soy una maraca.

—Hola.

Su voz era suave y entrecortada. Lo conocía tan bien, que en ese momento adivino que se llevaría uno de sus brazos detrás de el. Sabía cuando tenía miedo. Por qué ya lo había visto.

—Así que. Al final decidiste venir.

—Si. ¿Es raro verdad?.

— Un poco. Pero es mejor verte en lugares así, que en una biblioteca.

— Siempre que hablo con alguien dicen el mismo comentario.

— Perdón.

— No importa. Al final lo estoy tomando como un cumplido. En ves de verlo como una broma.

— Eso me gusta.

— Chad. Me gustaría disculparme contigo, y agradecer lo que hiciste por mi..

—¿Qué? ¿Por que quieres hacerlo?.

— No te agradecí por muchas cosas en realidad, tampoco aprecie la amistad que intentaste darme, a tu manera claro está. — Juntando sus manos. —

— Se que durante todo este tiempo fuimos enemigos. — Acercándose.—Pero tengo que ser yo el que se tenga que disculparse. Por todo lo que te he hecho.

— Eso no importa. — Acercándose. — Te perdone, desde ese día. En que decidiste protegerme.

Así que con mucha mas confianza. Chad termino colocando la rebanada de pastel que aún tenía en una de sus manos, sobre el auto. Eliot por su parte está por hablar nuevamente. Pero no esperaba que fuera besado por aquel ser.

Sentía como aquel que le superaba en tamaño, lo jalaba para pegarlo más a el.

Chad en ese momento no sabía que estaba haciendo, pero el suave tacto de las manos del zorro sobre su cuello. Era lo único que necesitaba. Aún cuando tenía fantasías por como sería este momento, no pensó. Qué aquello lo superaría por completo, por qué el dulce sabor del pecado, era suficiente. Para que esté comenzará a sentir mucho más calor de lo normal. Y los toques constantes de Eliot. Le provocaba ternura, por no ser un experto, este no lograba en qué posición colocar los brazos.

Lo que termino separando a ambos. Por qué Chad no aguantaba la risa.

— Deberías verte.

— No es mi culpa. — Ofendido.

— Tranquilo. Deja que te enseñe.

Aquel nuevamente, se había acercado. Pero esta vez, este solo había quedado frente a frente del zorro.

— Primero lo primero. — Quitándole las gafas. — Quitamos las molestias primero.

— Así te vez mucho mejor. — Bromeó.

— Al menos mis ojos si funcionan.

— ¿Cuál es el siguiente paso?.

— Tener confianza. Ya nos habíamos besado. — recordando su primero beso. — El primero fue un 3, y este fue un cinco.

— Parece que alguien es muy estricto.

— tranquilo. Yo seré un maestro paciente. Y déjame mostrarte. — Sujetando la mano izquierda de Eliot. — Así se convierte en un 6.

Este dirigía al zorro. El cual mostraba cara de incomodidad, pero con sus constantes juegos. Lograba distraerse. Y sintiendo la manos de Eliot en su parte baja de la espalda. Chad sintió un cosquilleo que le recorrió el cuerpo.

— Ahora que tienes un lugar donde poner tu mano. — Con su mano derecha sujeto la cintura de Eliot. — Así pasamos a un 7.

— ¿Qué sigue después?. — Avergonzado.

— Falta acomodar tu otra mano. ¿No?.

Este nuevamente la tomo con su brazo libre, no sin antes. Llevarla cerca de su rostro y depositar un beso en ella.

— Un pequeño bonus para que sea un 8. — riendo.

— Eres un tonto.

Y después termino dejando la mano de Eliot sobre su mejilla. Así el otro la llevo hasta su pecho. Así este pudiera acariciar la zona más intensa. Eliot trataba de no ver lo que su mano sentía. Pero no podía evitarlo. Al conocer a Chad. Sabía lo mucho que este pasaba en el gimnasio entrenando duro, no era suponer por qué no sería el capitán del equipo. Para Eliot, era algo que no se creía que estaba pasando, pero entrando más en confianza. Este paso su mano de derecha a izquierda, sintiendo lo fornido que se encontraba. Si. Percatarse, que por accidente había tocado una parte realmente sensible en Chad. Que lo único que logro fue que gimiera.

— Más despacio tigre.

— Perdón.

— Tranquilo. Pero sigamos con el aprendizaje.

Mencionó Chad. Acercándose cada vez más al zorro. Llevando la mano que le quedaba libre, hasta la mejilla del zorro. Quien comenzó a acariciarla, y ver con cada detalle el rostro de este.

Pelaje rojillo como un atardecer de verano. Y ojos de color cafés muy claros, igual que frappé de vainilla. Cómo le gustaba.

— Así se convierte en un nueve. — Pasando uno de sus dedos sobre los labios del zorro. — Ya así. Terminamos en un 10.

Termino. Juntando nuevamente con los carnosos labios de Eliot. Con los suyos, disfrutando cada vez más. El momento. Y ni siquiera  eso, ambos no habían cerrado los ojos. Chad quería ver ese destello en ellos. Ese brillo único que pasa, cuando sabes que estás llegando al éxtasis. Pero para el zorro. Era el momento en que podía apreciar por completo. Aquellos ojos de color esmeralda, en los que únicamente había visto el enojo. Ahora podía ver el deseo en ellos. Y con cada toque hacía Chad. Este termino entre cerrando los ojos. Únicamente quedando hasta punto de cerrarlos. Por qué ahora el deseo los había inundado a ambos.

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