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Capitulo 24

Los días habían pasado con rapidez. La mayoría no estaba conciente de como vuela el tiempo. Y lo único que quedaba para el gran baile, era únicamente tres días. Todos estaban emocionados y el ambiente estaba cada vez más alegre.

Pero el único que no lo estaba, era un en particular. Quien mantenía su vista fija en su cuaderno, el cual estaba lleno de pequeños ensayos. Los cuales había sacado de internet. Así poder disculparse de manera correcta. Oh sí no funciona los consejos sacados de internet. Una buena charla a solas arreglaría todo.

Chad levanto su mirada, y de reojo podía ver al zorro. Quien estaba en su estado natural. El robot del salón, anotando cada palabra que el maestro ponía en su pizarrón.

Verlo era una completa tortura, por qué sabía que podría arruinarlo todo, se conocía a si mismo, y el odio profundo que se tiene a si mismo, es el mismo que lo deja sin poder hablar, cuando tenía que exponer.

— Profesor.

Chad lo único que hizo, al igual que la gran mayoría que estaba en el salón, fue voltear a ver al zorro. Que lo único que hizo fue sorprenderse un poco al tener tantas miradas sobre el.

— ¿Qué sucede Eliot?.

— ¿Me dejaría ir al baño?.

— Claro. Puedes ir.

Ese era el momento, su oportunidad. Ahora lo único que tenía que hacer, era buscar una buena excusa, pero por desgracia. Todas las que podía imaginarse, no funcionan. Ya había usado el dolor de estómago, el dolor de cabeza, permiso para ir a traer el libro que había olvidado.

Pero ver a Eliot salir por la puerta lo estaba alterando. Fue en ese momento en que se le ocurrió una idea. Y escribiendo en un pequeño papel, se lo mostró a su amigó, el cual tenía expresión de preocupado. Sabía que se metería en problemas, pero como estaba escrito en el papel. Si sonaba convincente. Podría lograrlo.

Luego paso otro papel, era un toro que estaba sentado enfrente suyo. En el lo único que decía era de hacerle el favor de llevarle sus cosas al gimnasio, lo que solo contesto en sí.

Y una vez que el plan estaba listo. El perro que estaba sentado al lado de Chad. Se terminó levantando, y con cuaderno en mano, camino hasta donde estaba ahora sentado el profesor con unos frascos.

— Disculpe.

— ¿Por qué te levantaste sin permiso?.

— Perdón no quería interrumpir, se miraba concentrado.

— No importa. ¿Dime qué sucede?.

— Tengo una duda con esta...

Aquel se había acercado y con toda la intención este termino tirando dos frascos los cuales contenían n ejemplo de la tarea final que tenía en mente. El profesor solo dejo escapar unos bufidos de molestia, pero con total tranquilidad este se mantuvo firme y comenzó a levantarlo del suelo. Mientras aquel amigo le daba la señal, mientras ayudaba a qué Chad escapara del salón. Lo cual logro con exito alguno.

Abriendo la puerta con total delicadeza, y cerrándola con la misma, este salió. Y lo único que escucho, fue las risas de muchos dentro. Seguro por qué entendieron todo el show que había armado. Ahora solo quedaría ver el castigo que recibiría. Por qué alguno le dirá la verdad. Al profesor.

Ahora solo queda concentrarse, tenis poco tiempo para deducir en que baños se había metido, antes de que pasará lo peor, lo que sería encontrarse que Eliot había regresado al salón. Y con mucha cautela este busco en los del primer piso. Primero por el lado izquierdo, pero no había nada, ahora le quedaban los del lado derecho los cuales sería mucho más complicado, ahora que los tenía lejos.

Pero por algo era el líder del equipo. Tenis la velocidad para poder  correr y así poder encontrarle.

Revisando primero cerca de las aulas de música, este sin perder tiempo abrió con rapidez. Pero no había nadie, y lo único que tenía. Era que la suerte no le diera una mala jugada. Y como pudo corrió hasta los únicos que había. Pero antes de poder abrir aquella puerta, está se había abierto primero, teniendo cara a cara aquella figura. Quién estaba igualmente sorprendido.

— ¡Wow!. — Alejándose un poco. — Parece que en verdad tienes ganas de entrar.

— No sin tenerte a tí.

— ¿Qué?. — respondió confundido.

Y con el poco tiempo que tenía para responder. Aquel le había agarrado la muñeca. Y con un poco de fuerza este lo jaló adentro, así estar seguro que algún guardia de pasillo oh algún profesor. Se le ocurriera dar un recorrido.

— Eliot. Tengo que hablar contigo.

— ¿Tengo alguna opción?.

— No.

— Bueno. — Intentando soltarse. — Solo no soretes tan fuerte.

— perdón. — Soltandole.

— Entonces. ¿Qué necesitas?. ¿Quieres las respuestas de los problemas?.

— No. Yo quiero...

— La de la clase de química. — interrumpiendo lo.

— No. Eliot. Yo quiero.... — Suspirando. — Es un poco difícil.

— Bueno. — Mirando su reloj.

— Olvídalo. — Alejándose del zorro.

— Esperaba algo mejor. Ya quedan solo dos minutos para que salgamos al descanzo. Tu manera de meterme en problemas en clases fue nueva en realidad.

— No. — Interrumpiendo. — No quiero meterte en problemas.

Pero en ese momento. La campana había sonando, dando la señal a todos los estudiantes que el primer descanso había comenzado. Chad solo cerro los ojos con molestia, por qué sin querer había logrado lo contrario a lo que quería hacer. Eliot por su parte, se había quedado unos momentos. Sentía un poco de vergüenza por regresar al salón y que su profesor lo viera. Pero cuando logro encontrar una excusa convincente se dió la vuelta y se dispuso a caminar.

¡Bang!.

Aquel sonido había detenido al zorro. Que por un momento se había quedado completamente inmóvil. Quería pensar que el sonido que había escuchado, solo era producto de su imaginación.

¡bang!, ¡bang!, ¡bang!.

Pero tres veces más de había escuchado. Pero fueron los primero gritos que alertaron a ambos, ahora este había tomado de las manos a un petrificado atleta. Que por los gritos desgarradores del otro lado de la puerta, este estaba estatico, y lo único que hacía. Era ser arrastrado por un zorro que logro meterle en el mismo cubículo, en donde ambos ahora estaban ocultos.

— ¡Rápido!. Súbete.

Chad únicamente obedecía a las órdenes del zorro. Los cuales se habían subido al retrete así ocultar sus piernas.  Escuchando unicamente los sonidos de la pistola y los constantes gritos.

Y fue ese momento. En que ambos jóvenes se miraron a los ojos, ambos estaban completamente aterrados. Únicamente escuchando como el sonido del arma cada vez se hacía mucho más fuerte, hasta el punto en que. Eliot termino asustando en el punto de abalanzarse a Chad y poder sentirse seguro. El pastor alemán lo había recibido en sus brazos, sentía todo el miedo de Eliot. Estaba temblando, evitando por completo la puerta del cubículo, esperando que el momento llegará.

Llegó a imaginarse que sería sentir el abrazo de Eliot. Pero tenerlo de esta forma no era la única que se había imaginado.

Pero el miedo los inundó. Y con rapidez Chad había colocado su mano en la boca del zorro. Evitando que este hiciera un sonido, al haber escuchado que alguien había entrado. Y con mucho cuidado, este lo había colocado detrás suyo. Eliot estaba completamente sorprendido al ver el acto de alguien como Chad. Alguien que estaba dispuesto a protegerlo de tal forma, y sin pensarlo, este termino rodeando la cintura del pastor alemán.

Fuera del cubículo se escuchaba como alguien estaba abriendo las puertas de los cubículos, pero se detuvo en alguna. Chad dudo un momento en hablar. Y al quedar en completo silencio, de pronto comenzó a escucharse un llanto.

En ese momento. Ambos se voltearon a ver, y estos hablaron.

— ¿Qu-quien está ahí?. — Hablo Chad.

— ¿Chad?.

— ¿Eric?. ¡Qué está pasando afuera!.

— ¡No lo sé hermano!. — llorando. — Estaba saliendo del aula. Cuando comenzaron los disparos.... — Aguantando el llanto. — Chad.... Mi hermanito. — Llorando.

— ¡Oh dios mío!.

— ¿Quien más está aquí?.

— Es Eliot. Hermano vente con nosotros.

En esos momentos. Chad había abierto la puerta, pero lo que no se esperaron ambos, era un felino cubierto con la chaqueta del equipo llenas de sangre.

— ¡Hermano estás herido!. — Revisando.

— No. — sollozando. — Trate de levantar a mi hermano, pero no pude. Lo deje tirado en el pasillo.

— Escucha, te prometo que iremos por el. Solo tenemos...

Nuevamente la puerta de los baños se había abierto, quedando ahora los tres completamente en silencio, acomodándose arriba de aquel pequeño retrete. Los tres esperaban lo peor, pero el forcejeo de la puerta termino sucumbiendo a los tres en un grito que tuvieron que callar con sus propias manos, a no ser descubiertos.

Chad estaba protegiendo con su propio cuerpo aquello que quería entrar. Pero al abrirse aquella puerta, vieron que se trataba de su profesor de aritmética. Al ver. Los tres estudiantes estos se abalanzaron hacía el, a abrazarle.

— Gracias a Dios están bien. — Sintiendo como los tres no querían despegarse de el. — Encontré tres más.

Mencionaba el profesor a través de un radio. Y cuando esté puso fuerza para alejarlos, estos los calmo con gentileza y al ver al que estaba lleno de sangre. Este lo tomo con una se sus manos y así poder sacarlos.

— Síganme. — Colocándole un vendaje en los ojos al estudiante lleno de sangre. — Toma, colócale uno a Eliot.

— ¿Por qué profesor?.

— Solo obedece. — Serio. — Luego yo te colocaré el tuyo.

Chad asintió. Llevando este la cinta la coloco con gentileza sobre los ojos del zorro. Haciendo el amarre.

— ¿Está muy fuerte?.

— No. — tembloroso.

Chad trataba de tranquilizarlo de alguna manera. Y mientras miraba como el profesor trataba de calmar a su amigo. Este se coloca enfrente y comenzó a acariciar la mejilla del zorro. El cual alejo por la impresión que le dió, sentir a alguien tocarle mientras tenia los ojos vendados.

— Tranquilo soy yo.

— Está bien. — Trato de tranquilizarse.

— Te prometo que estaré todo el tiempo a tu lado. Aún cuando no puedas verme.

— Claro.

Mencionó el zorro, tratando de tomar la mano del otro. El cual al ver su gesto comprendió de inmediato, tomándole de la mano. Y así depositar un beso en ella.

— Bien. Es tu turno.

— profesor. ¿Cree que está es una buena idea?.

Mencionó el capitán, cerrando sus ojos y únicamente, sintiendo como aquel trozo de tela cubría por encima de ellos.

— Si. Ya todo termino, lo único por lo que estoy haciendo esto. — Quedando en silencio. — Es que no quiero que vean lo que hay afuera.

Ahora lo único que se escuchaba en aquella sala. El el sonido de la radio. Y los tres jóvenes se tomaron de las manos. Y en una especie de tren a ciegas.

Estos comenzaron a pasar por en medio de los pocos cuerpos que se encontraban sobre el suelo. El cual ahora ya no era de color blanco y con las indicaciones del profesor, estos lograron evitar la mayoría, sin contar, que el que iba detrás suyo, termino resbalandose.

—¡Chad!.

Un pequeño grito se escuchó. Lo que alteró aún más, al otro que le había soltado. Y como podía trataba de alcanzarlo.

— tranquilo hijo.

Se interpuso en medio el profesor, ayudándole a levantarse y uniéndose al agarre del otro. Que al momento de juntar ambas manos, sintieron el frío liquido que tenía aún el zorro en sus manos. Seguro habiendo tocado parte de lo que no querían imaginarse. Aún cuando tardaron unos segundos en salir del pasillo, los tres sintieron que se trataba de una eternidad.

Todo era silencio. No había ningún ruido, pero a medida que avanzaba. Comenzaron a escuchar el sonido de las sirenas de los policías, incluida algunas que serían de ambulancias. Y el líder de estos. Les dió una orden para detenerse y con cuidado les quitó la venda a casa uno.

— Por favor. No quiero que volteen a ver. Ni siquiera por curiosidad. Solo quiero que miren hacia adelante.

Y ninguno de los tres mencionó nada en lo absoluto. Pero lo que si paso, fue al momento en que Chad tratado de buscar a Eliot. Y mirarlo con los pantalones y parte de su camisa ensangrentada, producto al momento en que este se resbaló y trato de limpiarse las manos. Provocó que este terminará desvaneciéndose por completo. Y lo único que apenas podía distinguir, era la voz del zorro.
































































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