Capitulo 21
Eliot.
Era raro, pero alguien que acabas de conocer, era extraño, más en las condiciones que me tocó a mi, conocerle. Pero algo si voy a decir. Este chico, es agradable, en una forma que no logro describirlo. Aún no sabía su nombre, tal vez, y solo tal vez, el podría ayudarme a calmarme y poder dejar mi molestia con cierto chico atrás.
— ¿Podrías escoger algo?. Estoy por jugar, objeto oh pastel con mi venas. — Mencionó aquel chico.
— Puedes tenerme un poco de paciencia. — Molesto. — Solo estoy tratando de buscar algo que combine.
—Solo lleva algo barato y bonito. Por qué el traje que combinaste, parece muy tercermundista.
—Lo dice el sujeto que usa pantalón rasgados, sudadera y chanclas.
—Perdona.— ofendido.— Pero el hecho, de que te de envidia, mi ropa es tu problema.
Ambos chicos seguían discutiendo, cada vez más y más. Sin percatarse de que un gran chico, de Musculatura definida, ojos color marrón, vistiendo una camiseta negra, pantalones del mismo color, con pequeños toques de violeta, y una bufanda al rededor del cuello. Dando pinta de ser alguien que le gusta estar a la moda.
El imponente husky de nombre Jonathan estaba espiándolos, viendo qué cosa es la que hacían para luego enviarle un texto a su amigo, que le provoca tres migrañas al día. Si contar que solo lo hace, para que su celular dejé de sonar.
—Bien. Ellos aún siguen probando conjuntos, solo ganaré un poco más de tiempo, así esperar si este soplapinga decide aparecer.
Éste se acercaba de una manera disimulada, tocando la ropa con solo dos dedos, así aparentar que buscaba algo en específico, y a medida que ambos zorros se movían. El Husky avanzaba tres pasos, así estar más cerca y no llamar su atención, y sin pensarlo. Jonathan, se movió y quedar enfrente de ellos, dónde lo único que los separaba, era las perchas de ropa sostenidas por esos tubos que llegaban abajo del hombro.
—¿Pero miren a quien tenemos aquí?.—Llamando la atención de ambos. — Es raro verte en lugares como esté, pensé que el único que conocías era la biblioteca.
—¡Que onda!.
Saludo el pequeño zorro de sudadera, mientras sacaba la lengua al alto husky, que lo único que hizo fue hacer una muestra de desagrado. Al no saber quién era el y por la forma en la que lo había saludado.
—¿Que quieres Jonathan?
—Nada, solo vine a saludarlos. ¿Acaso eso tiene algo de malo?.—Dijo con una pequeña sonrisa—Aún que siendo sincero, me gusta más este nuevo tu.
— Puedes explicarme, ¿de que estás hablando ahora?.
—Pues, en los días que te conocí, apenas si hablabas. Y seguramente lo sabes, pero muy social, tu no eres.
Hablaba Jonathan, con total libertad. Dándole a entender a Eliot, que éste sujeto, era de esos que dicen lo primero que se les venga a la mente. Sin siquiera arrepentirse, de que lo que están diciendo, pueda ser una ofensa, a aquel qué lo está escuchando.
— Desde el momento que le diste una oportunidad a Chad para entrar a tu vida. Cambiaste por completo.
—¿Chad?, ¿Quien es Chad?. — Pregunto confundido el integrante de sudadera.
—El amigo de este sujeto. Jonathan perdóname por dejarte, pero tenemos que irnos. —Sujetando al de sudadera de color rojo.
—¡Adiós extraño a la moda!. — Se despido el zorro que era jalado por Eliot.
Fue el último grito del pequeño de suéter color rojo, provocando una pequeña risa en Jonathan, a decir verdad. Algo paso. Como después de muchos años sin hablar con alguien como Eliot. Termino empanizando con el zorro, estaba claro que todo este tiempo que dejaba a Chad hacerle bromas. Ahora. Sentía un poco de lastima.
Chad.
Corrí sin parar durante unos minutos, llegando a mi destino, lugar donde había cometido aquella pequeña escena con alguien que sigue pensando, era un mal agradecido. Pero mi velocidad no esperaba, que dos sujetos también salieran corriendo de aquella tienda. Golpeándome contra uno en particular, y lo único que pude divisar, mientras me levantaba del suelo, era que uno tenía una sudadera entre colores rojo y blanco. Por la molestia que tenía en una de mis piernas al haberme golpeado solo solté un grito. Mientras miraba como aquellos se alejaban más.
— Pueden fijarse. ¡Idiotas!. — grite.
Comencé a caminar rápido por cada pasillo de la tienda, pero el dolor que tenía en la pierna, no me dejaba concentrarme. No podía ver ningún rastro de Jonathan. Pero sabía cómo encontrarlo. Desde ese día que supe cuál era su debilidad, podía convencerlo de hacer cosas que el no quisiera. Y la sola palabra provoca que este aparezca como si fuera el mismo demonio.
— ¿Qué onda Benjamin?. ¿Por qué andas con Aaron?
—¡QUE!.
Se escuchó, el grito de asombro y molestia dentro de unos de los pequeños espacios para probarse ropa. Saliendo a toda velocidad, quedando enfrente de Chad, quien solo mantenía una sonrisa.
—¿Donde está Benjamín?. — Eufórico.—¿Y por que carajos está con Aaron? ¡Habla carajo!—Sacudiendo a Chad.
— Te descubrí putito.
Jonatan, quien era un poco más alto que Chad, se quedó completamente en silencio, miraba el techo, sintiéndose traicionado y a la vez aliviado por que todo era una mentira. Pero no todo quedo hay. Ya que al bajar la mirada, y encontrarse con los ojos de Chad, comenzó a enseñar los colmillos.
—¿Te quieres morir verdad?—Dijo Acercándose
—¿Huelo eso una amenaza?.
En ese momento, Chad no se quedó atrás, aún cuando Jhonatan era mucho más alto que el, siempre ganaba en algo el de baja estatura, y ese era el largo de sus dientes y haciendo exactamente lo mismo que su amigo, este comenzó a enseñarlos, seguido de unos pequeños gruñidos por parte de ambos.
—¡Que!. — hablo Jhonatan. —¿Acaso me estás retando?.
— Puede que tenga razón. Y no creas que por ser alto me ganas, ¿No sabes lo que dicen?. Entre más altos, más fuertes caen.
— Lo dijo el pequeño Chihuahua tembloroso.
—¿Ustedes van a besarse o pelear?.—Interrumpió un anciano.—En mis tiempos, ustedes dos ya estarían muertos.
Sin más ambos vieron como el viejo se marchaba, y estos se ponían a reír. Por lo ridículo que se había escuchado aquel sujeto de mayor edad.
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