Capitulo 19
Mi espalda sentía la fría madera de aquel árbol, y el suave cosquilleo de la hierva rozando mis pierdas, me provocaba comenzó. Seguido de una vibración proveniente de mi bolsillo izquierdo, sabía que era mi celular, así que al sacarlo vi que tenía dos llamadas perdidas, aparentemente de un número que no tengo registrado. Pero con lo acabado de pasar, seguramente sea aquel patético ser que provocó una gran escena en esa tienda. Y la poca cordura que me quedaba, lo único que hacía era provocarme migraña.
Mi cabeza todo el tiempo, desde que huí de ese lugar, me recordaba aquellos ojos, su voz áspera llena de rabia, era un completo tonto. Sabía perfectamente como es el, y aún así, fui directo a sus brazos, pensando que algo en el había cambiado.
Más bien, no soy un tonto. Si no, un estúpido.
Un imbécil, con ahora algo roto. Solo pensar en mí mismo, me daban unas ganas inmensas de vomitar. Cómo alguien como Chad, podría fijarse en el ser invisible. No soy bueno en los deportes para llamar la atención, tampoco aplicado, para ser la envidia de los demás académicamente. Soy alguien a la mitad y lo único bueno en mí. Es mi poco amor propio y eso que se me agota con cada día en el que intento desesperadamente, llamar la atención de alguien. Pensando. En una sola alma que decida distraerse y verme en algún punto y decir: Oye... Tu eres Eliot, estudiamos juntos, ¿Quieres ir a comer algo más tarde?.
Pero un pequeño estruendo llamo la atención de un dolido zorro.
Por qué al levantar su mirada, trataba de mirar señales de vida, el bosque de su pueblo era famoso por las muchas veces que locales, oh los mismos jóvenes se pierden. Y al ser una zona con demasiados árboles, la luz del sol apenas si entraba. Pareciendo casi que todo el tiempo era de noche.
Y con el poco valor que aún tenía. Este se adentro un poco más, ahora escuchando incluso el ruido más cerca, llegando hasta un pequeño sitio despejado incluso limpia, seguramente alguna zona para acampar. Mostrando únicamente a chico de sudadera color rojo. Tenía pinta de estar fumado. Era claro que estaba hasta arriba, mientras bailaba al ritmo de la música, oh seguramente eso era lo que pensaba, ya que lo único que hacía, era sangolotear los brazos de un lado al otro. Cantando la canción.
—Cruza mi corazón, nunca mueras
Cuando me detengo, sabes que
soy esa perra, no es mentira
No puedes tocar esto si lo intentaste
Intenta llamar, no hay nadie en casa
Deja un mensaje al tono
En una fiesta, en el bajo
Si apareces, soy un fantasma
Su sin fin de vueltas había parado. Sabía que había notado mi presencia. Este únicamente se me quedó un rato observando, analizando me de alguna manera un poco agresiva. Cómo esa compañera que viste como prostituta. Y apesta a perfume de vainilla.
— Oye ojos bonitos. ¿Alguna vez escuchaste que la curiosidad es mala?.
Únicamente guarde silencio. Aquel chico se acercaba a su bocina y la guardaba en la bolsa que tenía enfrente de su sudadera. Y inclinando un poco su cabeza a un lado, solo sonreía.
— No tengas miedo. Yo no muerdo. — Mencionó, enseñando los dientes.
— Perdón. No era mi intención...— Recordando. — Lo qué estabas haciendo.
— Tranquilo. Únicamente quería un lugar para desahogarme.
— Entiendo. — Respondió Eliot.
— ¿Quieres un poco?. — compartiendo el cigarrillo de marihuana encendido.
— No. Muchas gracias, ahora. No te interrumpirte más, me tengo que ir.
Únicamente solo me despedí de manera formal, caminando en la misma dirección en la que llegue hasta este lugar.
No era tonto, sabía que perderse en este lugar es claro ejemplo de estupidez. Así que solo tenía que recordar cosas que había visto en el camino, también las claras marcas que había dejado.
Pero mi piel cada vez se ponía de punta. Al ver que aquel sujeto me seguía, y mi mente estaba haciéndome otra vez una mala pasada. Pensando cosas de terror puro.
En este lugar nadie puede verme.
En este lugar no podrán escucharme gritar.
Estoy solo con un chico que está drogado.
Puede traer una navaja y cortarme el cuello.
Puede traer una jeringa y drogarme y hacer lo que quiera con mi cuerpo.
Y entre más sentía que se acercaba a mi. Mi velocidad aumentaba, cosa que el extraño noto tambien. Por qué su velocidad al caminar también aumentaba.
Estaba tenso, hasta el momento en que sentí como aquel había agarrado mi brazo, en cuando lo jale, librando mi brazo de su suave agarre y sin poder más, comencé a correr.
— ¡Ésto se puso divertido!. — Emocionado. — Es una carrera.
Fue lo único que alcance a escuchar, cuando al momento de voltear, pude ver como aquel chico estaba corriendo en mi misma dirección.
¿Qué le sucede a este tipo?.
(...)
Mientras que en otro lugar, muy alejado de aquel bosque, en el mismo centro comercial, se encontraba la causa de los problemas del zorro. Aquel perro se encontraba que poco más, comenzaba a tirar espuma de la boca, por la furia que sentía.
Odia al zorro de una manera que no imaginaba, haberle hecho perder su tiempo un día de descanzo de aquella prisión llamada escuela. Era la peor espina que podía sentir, haber rechazado citas para salir con alguna chica, oh con las reuniones de sus amigos que lo habían invitado.
— Eso me gano por hacer feliz a alguien que no valora mi generosidad. — Dijo Chad.
Este no sabía cómo sentirse. ¿Enojado?. Estaba claro que, que haberle dicho que no, le había sentido mal. ¿Traicionado?. Claro que no. Ser un traicionero no queda bien con lo que es aquel zorro.
Chad era de los chicos que todos sus conocidos lo querían, por la simple razón de su trono que había cerrado a su alrededor. Siendo alguien fuerte y líder de su deporte que adoraba. Muchos le tenían miedo enfrentarle de frente, lo que provocaba, que los únicos golpes que recibía, siempre fueran indirectos. Cómo muchos lo conocen, clavando cuchillas en su espalda.
Pero es este maldito rechazo. Le faltaban dedos, para contar las muchas veces que fue rechazado, y todas. Únicamente quedaban segundos en su cabeza. Por qué luego se desvanecían.
— Hola jóven. ¿Quieres un helado?.
Chad por su parte, solo analizaba al viejo que tenía enfrente. Casi le saca un grito del susto. Y mirando las imágenes que tenía el carrito, supo que sería alguien pobre, que únicamente le dieron el permiso de vender en un lugar así, por pura pena.
— ¿Cuál es el truco?. Anciano. — Contestó un poco indiferente
— Ninguno en particular. Únicamente es para ayudarte, este calor podría afectar a alguien está por morderse la lengua. — Sirviendo unas bolas en un pequeño como. — Un regalo de mi parte, así el frío te distraiga un poco.
— Una idea muy estúpida de su parte. — Supurando. — Pero no he comido nada en todo el día. Así que aceptare.
— ¿Y a qué se debe eso?, ¿Problemas con alguna novia?.
— Podría decirse que se comporta de esa manera.
— Entonces es un chico. — Mencionó poniendo jalea.
— ¡Claro que no!. — avergonzado.
— Perdón. He pasado mucho tiempo en este lugar, he visto parejas de todo tipo. Pensé que sería un chico.
— Claro que no.
Mencionó Chad. Solo imaginarse junto al zorro, le provocaba que el pelaje se le pusiera en punta.
—
Bien, aquí tines. Solo espero haber adivinado. La primera bola de moka como su pelaje, de cereza como su cabello y menta como sus ojos—Decía mientras le daba el helado.
Chad únicamente fue quedarse en silencio, quedando igual que aquella comida que tenía en sus manos. Frío, como si él fuera el cono.
¿Acaso este viejo me vio con Eliot?.
Y es que aún que esto es comida, sin querer pude sentir como se me salía una pequeña sonrisa, seguro los que me ven han de pensar que soy un loco por sonreírle a un trozo de leche procesado a temperatura baja.
— Muchas gracias. — Mencionó dándole una mordida. — Está rico.
— Dime. ¿Adivine?.
— Supongo que si. De seguro me vio entrando a la tienda.
— No se a que te refieres yo estuve todo el día aquí abajo vendiendo helados. ¿Cómo sabría yo a quien te refieres?
— Como sea. — Sacando dinero. — Me tengo que ir.
— No. Te dije que sería un regaló.
— El mío también.
Respondió dándose la vuelta. Dejándole al viejo tres billetes de 20. Tenis dinero de sobra, así que compartirlo con un viejo como el, que seguro a estado aguantando el sol todo el día. Le serviría mucho más.
Y mientras más se alejaba de aquel lugar. Con cada mordida que le daba a su helado. Le aparecían pequeños recuerdos de aquella sonrisa y de aquel día. En que decidió por si mismo, saber que se siente besar a un chico. Siendo este aquel zorro, cuando apareció en su cuarto.
Nota.
Capítulo 19 terminado. Arreglado y extendido.
<3.
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