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15 | 𝟭𝟱𝟬 𝗽𝗼𝗶𝗻𝘁𝘀 𝗹𝗲𝘀𝘀 ❜

CHAPTER FIFTEEN, 
( 150 puntos menos )

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HABÍAN CONVENCIDO A HAGRID de contactar a Charlie y él se encargaría de cuidar al Dragón.

La semana siguiente pareció alargarse. Hermione, Elizabeth y Harry eran los únicos en la sala común, los otros dormían. Ron surgió de la nada, quitándose la capa de invisibilidad, este había ido a la cabaña de Hagrid.

—¡Me ha mordido! —dijo, enseñándoles la mano envuelta en un pañuelo ensangrentado y Elizabeth sintió que vomitaría, odiaba ver sangre, entonces Ron rápidamente escondió su mano y se disculpo con ella—. No podré escribir en una semana. Les aseguro que los dragones son los animales más horribles que conozco, pero para Hagrid es como si fuera un osito de peluche. Cuando me mordió, me hizo salir porque, según él, yo lo había asustado. Y cuando me fui le estaba cantando una canción de cuna.

Se oyó un golpe en la ventana oscura.

—¡Es Hedwig! —dijo Harry, corriendo para dejarla entrar—. ¡Debe de traer la respuesta de Charlie!

Los cuatro juntaron las cabezas para leer la carta.

Querido Ron:

¿Cómo estás? Gracias por tu carta. Estaré encantado de quedarme con el ridgeback noruego, pero no será fácil traerlo aquí. Creo que lo mejor será hacerlo con unos amigos que vienen a visitarme la semana que viene. El problema es que no deben verlos llevando un dragón ilegal. ¿Podríais llevar al ridgeback noruego a la torre más alta, la medianoche del sábado? Ellos se encontrarán contigo allí y se lo llevarán mientras dure la oscuridad.

Envíame la respuesta lo antes posible.

Besos, Charlie

Se miraron.

—Tenemos la capa invisible —dijo Harry—. No será tan difícil... Creo que la capa es suficientemente grande para cubrir a Norberto y a dos de nosotros.










La mano de Ron se había inflamado y estaba enorme, era horroroso.

¿La Señora Pomfrey reconocería una mordedura de dragón?

Al final Ron tuvo que ir a la enfermería.

Al finalizar el día, Harry, Hermione y Elizabeth fueron corriendo a la enfermería para visitar a Ron. Estaba terrible.

—No es sólo mi mano —susurró— aunque parece que se me vaya a caer a trozos. Malfoy vino y se estuvo riendo de mí. Me amenazó con decirle a ella quién me había mordido. No debí pegarle en el partido de quidditch.

—No te arrepientas Ron, lo hiciste por una buena causa. Acaso ibas a dejar que se burlara de mí.

—Si, debí dejar que ser burlara de ti —dijo de forma divertida, pero se callo cuando Elizabeth lo fulmino con la mirada.

—¡Oye! —dijo Elizabeth donde un golpe detrás de la cabeza.

De repente Ron comenzó a temblar.

—Acabo de acordarme... la carta de Charlie estaba en el libro que se llevó Malfoy, se enterará de la forma en que nos libraremos de Norberto.

No tuvieron tiempo de decir algo porque llegó Madame Pomfrey y los hizo salir.









—¡Esto era lo último que nos faltaba! ¡Porque siempre nos pasan estas cosas a nosotros!

—Es muy tarde para cambiar los planes —dijo Harry a sus amigas—. No tenemos tiempo de enviar a Charlie otra lechuza y ésta puede ser nuestra única oportunidad de librarnos de Norberto. Tendremos que arriesgarnos. Y tenemos la capa invisible y Malfoy no lo sabe.

Cuando le contaron a Hagrid lo que decía Charlie, se le llenaron los ojos de lágrimas, aunque tal vez fuera porque Norberto acababa de morderle la pierna.

Habían acordado que el sábado Elizabeth y Harry llevarían a Norberto a la torre.

Se colocaron la capa de invisibilidad y fueron rumbo a la cabaña, los dos muy incómodos. Pues Elizabeth no dejaba de pisarle los pies a Harry a propósito.

Hagrid tenía a Norberto listo y encerrado en una gran jaula.

—Tiene muchas ratas y algo de brandy para el viaje —dijo con voz amable—. Y le he puesto su osito de peluche por si se siente solo.

Del interior de la jaula, les llegaron unos sonidos que hicieron pensar a Elizabeth que Norberto estaba arrancándole la cabeza al osito.

—¡Adiós, Norberto! —sollozó Hagrid mientras Harry y Cassie cubrían la jaula con la capa invisible y se metían dentro ellos también—. ¡Mamá nunca te olvidará!

No tenía ni la menor idea de cómo se la había arreglado para llevar la jaula hasta la torre.

—¡Ya casi llegamos! —suspiró Harry mientras alcanzaban el pasillo que había bajo la torre más alta.

Entonces, un súbito movimiento por encima de ellos casi les hizo soltar la jaula.

Una lámpara brilló. La profesora McGonagall, con una bata de tejido escocés y una redecilla en el pelo, tenía sujeto a Malfoy por la oreja.

—¡Castigo! —gritaba—. ¡Y veinte puntos menos para Slytherin! Vagando en medio de la noche... ¿Cómo te atreves...?

—Usted no lo entiende, profesora. Harry Potter y estoy seguro que Elizabeth Edwards también vendrá. ¡Y con un dragón!

—¡Qué absurda tontería! ¿Cómo te atreves a decir esas mentiras? Vamos, hablaré de ti con el profesor Snape... ¡Vamos, Malfoy!

Después de eso fue más fácil subir hacia la torre. El aire frío los hacía sentir bien, Elizabeth saltaba emocionada.

—¡No lo puedo creer! ¡Draco Malfoy está castigado! ¡Me dan ganas de bailar de alegría!

Esperaban mientras se reían de Malfoy. Minutos después, cuatro escobas aterrizaron en la oscuridad.

Los amigos de Charlie eran muy simpáticos. Les enseñaron los arneses que habían preparado para poder suspender a Norberto entre ellos. Todos ayudaron a colocar a Norberto para que estuviera muy seguro, y luego Harry y Elizabeth estrecharon las manos con los amigos de Charlie y les dieron las gracias.

Por fin. Norberto se iba... se iba... se había ido.

—¡Lo hicimos, James! —canturreo Elizabeth, dando saltitos— ¡Atravesamos el castillo con un dragón! —se estiró para abrazarlo pero después de un segundo se alegó rápido y lo miró sería.

—Pero qué bipolar me saliste, Edén... —Hasta que Harry no se disculpara por haberla llamado "irritante" ella no le hablaría.

Bajaron rápidamente por la escalera de caracol, con los corazones tan libres como sus manos, que ya no llevaban la jaula con Norberto. Sin el dragón, y con Malfoy castigado, ¿qué podía estropear su felicidad?

La respuesta los esperaba al pie de la escalera. Cuando llegaron al pasillo, el rostro de Filch apareció súbitamente en la oscuridad.

—Bien, bien, bien —susurró Harry—. Tenemos problemas.

Habían dejado la capa invisible en la torre.









Filch los había dirigido al despacho de la profesora McGonagall.

¿Harry y Elizabeth pensaban que las cosas no podían estar peor?

Estaban equivocados. La profesora McGonagall apareció y llevaba a Neville.

—¡Harry! —estalló Neville en cuanto los vio—. Estaba tratando de encontrarte para prevenirte, oí que Malfoy decía que iba a atraparte, dijo que tenías un drag...

Harry negó violentamente con la cabeza, tratando que Neville se callara, pero la profesora los vio. Lo miró como si echara fuego igual que Norberto y se irguió, amenazadora, sobre los tres. Elizabeth temblaba horrorizada.

—Nunca lo habría creído de ninguno de vosotros. El señor Filch dice que estabais en la torre de Astronomía. Es la una de la mañana. Quiero una explicación. Creo que tengo idea de lo que sucedió —dijo la profesora McGonagall—. No hace falta ser un genio para descubrirlo. Te inventaste una historia sobre un dragón para que Draco Malfoy saliera de la cama y se metiera en líos. Te he atrapado. Supongo que te habrá parecido divertido que Longbottom oyera la historia y también la creyera, ¿no?

Elizabeth se sintió mal por la expresión de Neville.

—Estoy disgustada —dijo la profesora McGonagall—. Cuatro alumnos fuera de la cama en una noche. ¡Nunca he oído una cosa así! Elizabeth, creía que serías la copia de tu madre, y no te meterías en líos. Y tú, Harry Potter... Creía que Gryffindor significaba más para ti. Los tres sufrirán castigos... Sí, tú también, Longbottom, nada te da derecho a dar vueltas por el colegio durante la noche, en especial en estos días: es muy peligroso y se les descontarán cincuenta puntos de Gryffindor.

—¿Cincuenta? —resopló Harry. Iban a perder el primer puesto, lo que habían ganado en el último partido de quidditch.

—Cincuenta puntos cada uno —dijo la profesora McGonagall, resoplando a través de su nariz puntiaguda.

—Profesora... por favor...

—Usted, usted no...

—No me digas lo que puedo o no puedo hacer; Harry Potter. Ahora, vuelvan a la cama, todos. Nunca me he sentido tan avergonzada de alumnos de Gryffindor.

Ciento cincuenta puntos perdidos. Eso situaba a Gryffindor en el último lugar.

Cuando llegaron a la sala común, Elizabeth se destrozó. Qué dirían cuando se dieran cuenta de que ella había puesto a Gryffindor por los suelos.

Su padre estaría demasiado molesto si supiese de eso, antes de ir a Hogwarts él le solía contar que él siempre ganaba puntos para Gryffindor, logró ser un perfecto prefecto a temprana edad y siempre era el mejor; por sus buenas notas e inteligencia.

Estaba más que claro que con esto, a él lo decepcionaría demasiado.

Harry creería que esto no la afectaría demasiado, confundido se arrodillo para tocar su mejilla delicadamente.

—Harry, mi papá estará muy decepcionado de mi. Ya lo he decepcionado demasiadas veces

Harry odiaba ver a su Edén sufrir por no ser una buena hija.

Por las cosas que Elizabeth le contaba, él había comenzado a darse cuenta que la felicidad de Elizabeth siempre ha dependido de su padre. Pues de muy chiquita siempre se había culpado por cada cosa que no le agradaran a su padre, no se daba cuenta que algunas cosas no eran su culpa y simplemente eran errores de su padre.

Harry la abrazo. Sabía que ese abrazo posiblemente no arreglarse cómo ella se sintiera, pero él sabía que ese abrazo le estaría demostrando su apoyo y demostraría cuánto cariño les estaba entregando en ese momento. Beso su frente como mucha suavidad mientras apartaba el cabello y secaba las lágrimas de Elizabeth.

—Por favor, Edén. No te culpes. Lo resolveremos, te prometo que lo resolveremos. No estés así, no sabes cuándo me rompe verte en este estado. —y era verdad, el corazón de Harry se destrozaba cada vez más mientras Elizabeth derramaba una lágrima y se llenaba cada vez más de culpa.

Desde ese momento, Harry se prometió a sí mismo jamás alejarse de Elizabeth, la apoyaría, protegería y cuidaría para siempre, porque ella siempre estaba para él.









De ser una de las personas más populares y admiradas del colegio, Harry súbitamente era el más detestado. Hasta los de Ravenclaw y Hufflepuff le giraban la cara, porque todos habían deseado ver a Slytherin perdiendo la copa. Por dondequiera que Harry pasara, lo señalaban con el dedo y no se molestaban en bajar la voz para insultarlo. Los de Slytherin, por su parte, lo aplaudían y lo vitoreaban, diciendo: «¡Gracias, Potter; te debemos una!».

Elizabeth se había dado cuenta que los Gryffindors eran unos hipócritas, ya que si Harry hacía algo bien, siempre lo apoyarían, pero cuando hacía algo malo lo despreciaban.

Sólo Ron lo apoyaba. Hermione estaba demasiado ocupada reconfortando a Elizabeth, que no sabía de su habitación ni siquiera para comer o si lo hacía para las clases sus ojos siempre estaban rojos o hinchados.

—Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando.

—Pero nunca perdieron ciento cincuenta puntos de una vez, ¿verdad? — dijo Harry tristemente.

—Bueno... no —admitió Ron.

Harry sabía que Elizabeth sufría tanto como él. Elizabeth no era tan reconocida como él, pero nadie ¡Absolutamente nadie! Hablaba con ella.


𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔 ✧
┆ ✐; ❝AHHHH! Edén y La Piedra Filosofal ya llego a 1k votos! Oh por dios, no me lo creo...Enserio muchas gracias...Voy a llorar de la felicidad ❤️❤️❤️ 


┆ ✐Recuerda; ❝ Espero que les guste y apoyen esta saga, por favor no sean lectores fantasmas, voten y comenten. ¡♡♡♡!❞
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Con cariño, 𝗺𝗮𝗿𝘆 ❤️! 


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