09 | 𝗵𝗮𝗿𝗿𝘆 ❜
━ CHAPTER NINE,
( harry )
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CUANDO EMPEZÓ EL mes de noviembre, el tiempo se volvió muy frío. Elizabeth amaba mucho el invierno, ya que podía ver a las montañas cercanas al colegio adquiriendo un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado. Cada mañana, el parque aparecía cubierto de escarcha. Por las ventanas de arriba veían a Hagrid descongelando las escobas en el campo de quidditch.
La temporada de quidditch estaba apunto de comenzar.
Aquel sábado, Harry jugaría su primer partido, había entrenado mucho: sería Gryffindor contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas.
Elizabeth, ni nadie había visto jugar a Harry porque Wood había decidido que él sería su "arma secreta".
Harry tenía suerte de tener a Elizabeth y Hermione como amigas. Ellas le ayudaban con sus tareas, Wood le exigía demasiado con los entrenamientos. Elizabeth había encontrado un libro en la biblioteca sobre Quidditch a través de los tiempos, que era muy interesante.
Hermione era un poco más flexible a quebrantar las reglas y agradable, desde que pasó lo del Trol.
El día anterior al primer partido de Harry los cuatro estaban en el patio helado, durante un recreo.
Hermione había hecho aparecer un brillante fuego azul, que podían llevar con ellos, en un frasco de mermelada.
Estaban de espaldas al fuego para calentarse cuando Snape cruzó el patio. Se apiñaron para tapar el fuego, ya que no estaban seguros de que aquello estuviera permitido.
Por desgracia, algo en sus rostros culpables hizo detener a Snape. Se dio la vuelta, arrastrando la pierna. No vio el fuego, pero buscaba una razón para regañarlos.
—¿Qué tienes ahí, Potter?
Era un libro sobre quidditch. Harry se lo enseñó.
—Los libros de la biblioteca no pueden sacarse fuera del colegio —dijo Snape—. Dámelo. Cinco puntos menos para Gryffindor.
—Ese viejo es un mentiroso—murmuró Elizabeth molesta, sacando la lengua en dirección del Snape.
—Me pregunto qué le pasa en la pierna...
—No sé, pero espero que le duela mucho —dijo Ron con amargura.
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Harry llegó corriendo a la sala común de Gryffindor, donde Ron, Hermione, Elizabeth y Elliott se encontraban haciendo los trabajos.
Ron apuntó a Elliott para que Harry viera que el muchacho estaba muy cerca de Elizabeth, mientras le explicaba una tarea. Harry se sentó en medio de ellos, alejándolos. Ron sonrió.
Harry les explicó todo lo que había visto y escuchado cuando fue a pedirle al Profesor Snape que le regresara el libro.
—¡Estoy seguro que trató de pasar por donde estaba el perro de tres cabezas, en Halloween! Allí se dirigía cuando lo vimos... ¡Iba a buscar lo que sea que tengan guardado allí! ¡Y apuesto mi escoba a que fue él quien dejó entrar al trol!
Hermione tenía los ojos muy abiertos.
—No, no puede ser —dijo—. Sé que no es muy bueno, pero no iba a tratar de robar algo que Dumbledore está custodiando.
—De verdad, Granger, tú crees que todos los profesores son santos o algo parecido —dijo Elliott, agarrando sus libros para después irse a su habitación, no quería saber cosas que posiblemente lo meterían en problemas por saber.
—Yo estoy con Harry. Creo que Snape es capaz de cualquier cosa. Es un hombre idiota —gruño Elizabeth recostándose en Harry.
—¿Crees que soy tu almohada? —dijo Harry con tono divertido y Elizabeth asintió la cabeza con una sonrisa que mostraba inocencia.
—Pero ¿qué busca? ¿Qué es lo que guarda el perro? —preguntó Ron.
—No tengo ni la menor idea...—respondieron las dos castañas al mismo tiempo.
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La mañana amaneció muy brillante y fría.
El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de quidditch.
—Tienes que comer algo para el desayuno —le dijo Hermione a Harry.
—No quiero nada.
—Aunque sea un pedazo de tostada —suplicó Hermione.
—No tengo hambre.
Harry se sentía muy mal. En cualquier momento echaría a andar hacia el terreno de juego.
—Harry...
—¿Si, Elizabeth?
—¿Me quieres?
—Demasiado para ser verdad.
Entonces Ron y Hermione intercambiaron miradas sorprendidos, mientras las mejillas de Elizabeth se comenzaban a calentar.
—Entonces me harías el favor de comer. Que pasa si te desmayas en medio del juego, caes de tu escoba y mueres. Me dejarías sola, y no tendría a mi mejor amigo, a mi James.
—¿M-me llamaste James?
Elizabeth asintió con la cabeza.
—Es que me gusta mucho. —sonrió la chica.
—Pero solo tú puedes llamarme así, ¿entendido? —Elizabeth asintió con una sonrisa— Significa que tendré que ponerte una apodo....¿Beth? ¿Di? ¿Anne? ¿Eliza? ¿Eli?
—¿Anne? —dejó Ron confundido.
—Su segundo nombre es Dianne. —Elizabeth sonrió con las mejillas coloradas, Harry había recordado su segundo nombre.
No mucha gente lo recordaba porque sentían que no tenía mucha importancia, pero Dianne era el segundo nombre de la madre de Elizabeth y esto era muy importante para ella.
Cassiopeia Dianne Newton.
Harry había comenzado a comer, mientras trataba de encontrar el apodo perfecto, pero ninguno se sentía bien.
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A las once de la mañana parecía que todo el colegio estaba reunido alrededor del campo de quidditch.
Muchos alumnos tenían prismáticos. Los asientos podían elevarse pero, incluso así, a veces era difícil ver lo que estaba sucediendo.
Antes de que comenzara el juego Elizabeth bajó corriendo a los vestidores y se encontró con Los gemelos Weasley.
—Alto, señorita. ¿A quién vienes a ver?
—A Harry.
—Lo lamento, pero no puedes porque no tienes el papel de zona VIP...
—¿VIP? ¿De qué hablan?
—Harry es especial para Wood, así que él nos encargó que no cualquiera pudiera ver a Harry antes que comenzara el juego.
—Yo no soy "cualquiera". Yo soy su mejor amiga.
Los gemelos la dejaron pasar, y silenciosamente caminó hacia Harry, que estaba hablando con Oliver.
Elizabeth llegó por detrás de él, y le cubrió los ojos con las manos. Harry dio un brinco algo asustado porque lo había agarrado desprevenido. Sabía perfectamente quién era. Lo sabía por el olor a durazno y vainilla. El olor de Elizabeth.
—¿Adivina quién soy?
—¿Hermione?
—No.
—¿Ron?
—Tampoco.
—Pansy Parkinson.
—¡NO! ¡Ni te atrevas a compararme con ella!
Harry soltó una carcajada.
—¿Acaso es mi chica favorita?
—La mismísima. —confirmó Elizabeth con el ceño fruncido, fingiendo molestia.
Harry agarro las manos de la chica, sintió lo frías que estaban y las llevó a la parte de sus labios para soplar en ellas, para que se calentarán.
—Pues a mí no me parece que son solo mejores amigos —susurró Fred.
—Estoy segura que harás un buen trabajo, James. Buenas suerte. —Elizabeth despeinó el cabello de Harry con diversión.
Elizabeth y Harry no tenían la misma estatura, la chica era más baja, así que tenía que ponerse de puntillas para mirarlo cara a cara.
—¡Harry!—lo llamó Wood— Es hora de mi discurso.
—¡Ya voy! Como arruinan el momento....
—Bueno, me voy.
—Espérate, antes de que te vayas quiero algo...
—¿ah, si? —el azabache asintió con una sonrisa. La chica suponía que el chico quería un abrazo, así que eso hizo.
—Sigo inconforme...
—Entonces, ¿qué quieres?
—Un beso tuyo.
—¿¡Qué?! ¿Qué tipo de beso? —Harry soltó una carcajada por la cara de la chica.
—El que tú quieras está bien conmigo.
Un poco insegura Elizabeth se acercó a Harry(que esperaba con los ojos cerrados), estaban demasiado cerca. La muchacha dejó un beso en la frente del chico, esto solamente duró unos segundos ya que la chica salió del lugar sonrojada.
Harry escuchó unos silbidos detrás de él, eran los gemelos Weasley haciendo ruidos de besos. Dejándolo completamente colorado.
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Elizabeth se reunió con Ron, Hermione y sus compañeros en la grada más alta. Para darle una sorpresa a Harry, habían transformado en pancarta una de las sábanas que Scabbers había estropeado. Decía: «Potter; presidente», y Dean, que dibujaba bien, había trazado un gran león de Gryffindor. Luego Hermione había realizado un hechizo que hacia que la pintura brillara. Y Elizabeth había aprendido un hecho que hacia la sabana cambiara de color, para que así se aun más llamativa.
Fue muy emocionante ver. Gryffindor había metido unos goles y unos para los Slytherins, pero Harry aun seguía sin encontrar la snitch dorada.
Por un momento vio un resplandor dorado, pero era el reflejo del reloj de uno de los gemelos Weasley; en otra ocasión, una bludger decidió perseguirlo, como si fuera una bala de cañón, pero Harry la esquivó y Fred Weasley salió a atraparla.
—Slytherin tiene el quaffle —decía Lee Jordan—. El cazador Pucey esquiva a dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera... esperen un momento... ¿No es la snitch?
Harry vio la snitch y se lanzó hacia ella, al igual que Trence Higgs(cazador de la casa opuesta), también la había visto.
Harry era más veloz que Higgs.
—¡Falta! —gritaron los Gryffindors. Flint, un jugador de Slytherin había causado que Harry se aferrara a su escoba para no caer.
La señora Hooch le gritó enfadada a Flint.
Abajo en las tribunas, Dean Thomas gritaba.
—¡Expúlsenlo, árbitro! ¡Tarjeta roja!
—Esto no es el fútbol, Dean —le recordó Ron—. No se puede echar a los jugadores en quidditch... ¿Y qué es una tarjeta roja?
Pero Hagrid y Elizabeth estaban de parte de Dean.
—¡Tarjeta ROJA! ¡Tarjeta ROJA! ¡Tarjeta ROJA! —protestaban Dean y Elizabeth.
—Deberían cambiar las reglas. Flint habría podido derribar a Harry en el aire.
A Lee Jordan le costaba ser imparcial.
—Entonces... después de esta obvia y desagradable trampa...
—¡Jordan!━lo regañó la profesora McGonagall.
—Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...
—¡Jordan, no digas que no te he avisado...!
—Muy bien, muy bien. Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro, así que penalti para Gryffindor; la coge Spinnet, que tira, no sucede nada, y continúa el juego, Gryffindor todavía en posesión de la pelota.
La escoba de Harry dio una aterradora sacudida, pensaron que iba a caer. Pero estaba aferrado con fuerza a la escoba con ambas manos y con las rodillas.
—Slytherin en posesión... Flint con la quaffle... la pasa a Spinnet, que la pasa a Bell... una bludger le da con fuerza en la cara, espero que le rompa la nariz(era una broma, profesora), Slytherin anota un tanto, oh, no...
—No sé qué está haciendo Harry —murmuró Hagrid.
—¿A qué te refieres, Hagrid? —cuando Elizabeth vio por los binoculares. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse. Tenía los nervios de punta.
Entonces la multitud jadeó. La escoba de Harry dio un salto feroz y Harry quedó colgando, sujeto sólo con una mano.
—¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso? —susurró Seamus.
—No puede ser —dijo Hagrid, con voz temblorosa—. Nada puede interferir en una escoba, excepto la poderosa magia tenebrosa... Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.
Ante esas palabras, Hermione agarro los binoculares de Elizabeth, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.
—¿Qué haces? —gimió Ron, con el rostro grisáceo.
—Lo sabía —resopló Hermione—. Snape... Miren
Ron y Elizabeth se arrebatan los binoculares, pero al final Ron les ganó a la chica y vio a Snape que tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse.
Está haciendo algo... Mal de ojo a la escoba —dijo Hermione.
—¿Qué podemos hacer?
—Déjenmelo a mí.
Antes de que pudieran decir algo más, Hermione había desaparecido.
—No quiero mirar —se quejaba Elizabeth cubriéndose los ojos.
Ron acariciaba el cabello de su amiga y de repente este le dio un golpe "suave" en el cuello.
—¿Y eso por qué?
—Por la vez que me pegaste con tu libro.
—¡Te lo merecías!
—¡NO es verdad!
—¡Claro que sí!
—Bah, deja de mentir.
Ron trataba de distraer a la muchacha, sabía que si Elizabeth se giraba a ver a Harry, que estaba apunto de caer, le daría un patatús. Él sabía que Elizabeth era muy frágil y eso la asustaría demasiado.
—¡Miren! —exclamó Seamus con alegría, Harry pudo subir de nuevo a su escoba.
—¡Neville, ya puedes mirar! —dijo Ron. Neville había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid aquellos últimos cinco minutos.
Harry iba a toda velocidad hacia el terreno de juego cuando vieron que se llevaba la mano a la boca, como si fuera a marearse.Tosió y algo dorado cayó en su mano.
—¡Tengo la snitch! —gritó, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total
—No es que la haya atrapado, es que casi se la traga —todavía gritaba Flint veinte minutos más tarde, Elizabeth y Ron soltaban una risa de satisfacción. Gryffindor había ganado por ciento setenta puntos a sesenta.
╭ 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔 ✧
┆ ✐; ❝Razones por que causan mis sonrisas y felicidad:
1. Harry y Elizabeth
2. La escuela(por mis amig@s y es como un segundo hogar)
3. Ustedes <3!
Y cuales son sus razones? ❞
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┆ ✐Recuerda; ❝ Espero que les guste y apoyen esta saga, por favor no sean lectores fantasmas, voten y comenten. ¡♡♡♡!❞
╰───────────────✧
Con cariño,
Mary ❤️!
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