━ CHAPTER SIX,
( el peor maestro )

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CADA MIÉRCOLES A MEDIANOCHE, tenía que estudiar los cielos nocturnos con los telescopios y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas. Tres veces por semana iban a los invernaderos de detrás del castillo a estudiar Herbología, aprendían a cuidar de plantas extrañas y hongos y aprender cómo utilizarlas.

Pero la asignatura más aburrida era Historia de la Magia, la única clase dictada por un fantasma.

El profesor Flitwick, el de la clase de Encantamientos, era un brujo diminuto que tenía que subirse a unos cuantos libros para ver por encima de su escritorio. Al comenzar la primera clase,sacó la lista y, cuando llegó al nombre de Harry, dio un chillido de sorpresa y desapareció de la vista.

La profesora McGonagall era estricta e inteligente, les habló en el primer momento en que se sentaron, el día de su primera clase. La clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Quirrell resultaron ser casi una broma.

-Buenos días, Elizabeth. -Harry la saludó, mientras que Elizabeth se sentaba enfrente de él asombrada.

Ese día Elizabeth decidió recogerse el cabello es un moño, sin duda le encantaba su uniforme de Gryffindor, el rojo le quedaba perfecto.

-Estoy orgullosa. ¡Hoy no se perdieron...!

Harry, Ron y Elliott solían perderse tratando de llegar al comedor. Elliott compartía habitaciones con Harry y Ron, ninguno de los tres se agradan mucho pero lo hacían por Elizabeth.

Elizabeth amaba las nuevas amistades que había comenzado ¡POR PRIMERA VEZ EN SU VIDA ESTABA FORMANDO AMISTADES! Eso realmente la hacía sentirse orgullosa de sí misma. A veces, cuando iba a dormir, siempre se quedaba recordando esos momentos en su día, especialmente los que más le gustaban. Harry y ella eran algo parecidos, pero a la vez distintos. Cada mañana Elizabeth mandaba a Ivy a despertar a los muchachos, ya que siempre llegaban tarde; se quedaban dormidos o se perdían.

-¿Qué tenemos hoy? -preguntó Harry a Elizabeth, mientras echaba azúcar en sus cereales.

-Pociones dobles con los de Slytherin...-respondió, la castaña se mordió la mejilla, observando su horario.

-Se dice que siempre favorece a los Slytherins...-añadió Ron rodando los ojos.

-Ojalá McGonagall nos favoreciera a nosotros -dijo Harry.

La profesora McGonagall era la jefa de la casa Gryffindor; pero eso no le había impedido darles una gran cantidad de deberes el día anterior.

Justo en aquel momento llegó el correo.

Diferencian fácilmente el buho de su padre, este dejó caer un sobre.

Elizabeth abrió el sobre.

Querida hija,

¿Cómo te parece Hogwarts? Espero que te encante.

Recibí tu carta sobre las preguntas que tenías, creo que sería mejor hablar
sobre ellas cara a cara. Seria mas facil explicarte las cosas, durante las vacaciones de navidad te esperaré aquí. No creas lo que te dicen de mi. Confía en papá. Sabes muy bien que sería incapaz de cometer algo como eso.

Deja de preocuparte y enfócate en sacar buenas notas y estudiar.

Además, no estoy seguro a lo que se refiere el sombrero de generaciones pasadas, y de tus abuelos. Tu madre era hija de muggles, y yo también. El sombrero se equivocó.

Espero que estos macarrones te encanten, Allison los trajo de Francia, cuando fue a visitar a su hermana.

Por cierto, recuerda mantenerte lejos de cualquier muchacho, aun eres muy joven como para que te rompan el corazón.

Con mucho amor,
papá (𝑨.𝑬.)

Anteriormente Elizabeth le había mandado una carta a su padre, preguntándole si era verdad sobre lo de los Malfoy y que se enfrentaba a juicio. Y que supuestamente era uno de los mejores aurores del mundo mágico.

-¿Es de tu papá? -preguntó Harry con curiosidad.

Elizabeth asintió.

-Bueno -Harry mordió su labio nervioso-, Hagrid me invitó a tomar té. ¿Quieres acompañarme?

-Claro.

Harry le sonrió alegre, agarrando la pluma prestada de Ron y contestó: «Sí, gracias, nos veremos más tarde», en la parte de atrás de la nota, y la envió con Hedwig para entregarle a Hagrid.

Elizabeth abrió la caja, por petición de Ron(que se preguntaba qué era). Al ver la cara de deseo de Ron por los macarrones franceses, compartió con ellos, ya que su padre le había mandado a lo exagerado. También le dio unos a Hermione.

Cuando decidieron que ya era tiempo de ir a las mazmorras, la clase de pociones empezaría en cualquier momento.

Se sentó con Hermione, dejando atrás a Ron y a Harry.

Snape comenzó la clase pasando lista y se detuvo en el nombre de Harry.

-Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra nueva...celebridad.

Unos Slytherins rieron tapándose la boca.

Snape terminó de pasar lista y miró a la clase, pero cuando los ojos del maestro visualizo a Elizabeth, este hizo un gran gesto de disgusto, tanto como Harry y Elliott se dieron cuenta.

-Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones-comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo. Snape tenía el don de mantener a la clase en silencio, sin ningún esfuerzo-. No habrá estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia. No espero que lleguéis a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñaros cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si sois algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Más silencio siguió aquel pequeño discurso. Elizabeth comenzaba a sentirse somnolienta.

-¡Potter! -dijo de pronto Snape-. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

Elizabeth miraba al profesor confundida.

-No lo sé, señor -contestó Harry.

Los labios de Snape se curvaron en un gesto burlón.

-Bah, bah... es evidente que la fama no lo es todo.

-Vamos a intentarlo de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?

-No lo sé, señor.

-Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así, Potter?

-¿Cuál es la diferencia, Potter; entre acónito y luparia?

Ante eso, Hermione se puso de pie, con el brazo extendido hacia el techo de la mazmorra.

-No lo sé -dijo Harry con calma-. Pero creo que Hermione lo sabe. ¿Por qué no se lo pregunta a ella?

Unos pocos rieron, Elizabeth no había sido la excepción. Snape, sin embargo, no estaba complacido.

-Siéntate -gritó a Hermione-. Para tu información, Potter; asfódelo y ajenjo producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos en Vida. Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para salvarte de la mayor parte de los venenos. En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta. Bueno, ¿por qué no lo estáis apuntando todo?

-¿Cómo se supone que recordaremos todo lo que había en ese libro de Mil hierbas mágicas y hongos? -gruñó Elizabeth, escribiendo todo lo que dijo Snape.

-¿Disculpa? -guiro a mirar a Elizabeth, haciéndola sentir intimidada.

«Recuerda Elizabeth, no temas a las personas que tratan de intimidarte» Eso siempre le decía Henry.

-Está disculpado, profesor.

La clase rió nuevamente.

-Y se le restará tres puntos a la casa Gryffindor por el descaro de Potter y Edwards.

Elizabeth suspiró rodando los ojos.

-Eso es absurdo, profesor -se quejó Elliott-. Ella solamente está diciendo lo más obvio. Acaso quería que le leeremos la mente, Profesor, no teníamos ni idea que teníamos que recordar cada palabra de lo que decía ese libro!

-Silencio o serán 10 puntos más.

Al término de la clase, cuando subían por la escalera para salir de las mazmorras, el ánimo de Harry estaba por los suelos.

Neville había tenido un pequeño accidente, durante la clase, y Snape parecía solamente enfocarse en molestar a Harry.

Subían por la escalera para salir de las mazmorras, el ánimo de Harry estaba por los suelos.

Elizabeth llamó la atención de Harry, tocando su brazo con su codo de una forma suave.

-Snape es el peor...Creo que fuiste muy valiente al retarlo...Pero creo que fue muy arriesgado

-Dijo lo mismo de ti..

Los dos se sonrieron para reconfortarse.

-Anímate -dijo Ron-. Snape siempre le quitaba puntos a Fred y a George...En fin, ¿Puedo ir a ver a Hagrid con ustedes?

-Obviamente, Ron. -respondió Elizabeth,con Ron a su lado izquierdo y Harry a su derecha.

Elizabeth fue a la habitación para dejar su bolso ahí, encontrándose con Hermione. Se saludaron y Elizabeth le dijo a donde iba, luego regresó con los muchachos preguntándoles si Hermione también los, pero Ron se negó.

-¿Bueno qué quieres hacer?

Elizabeth llegó a la habitación, sorprendiendo a Hermione que creía que ella iba a preferir irse con los chicos que quedarse con una casi completa desconocida.

-¿Quieres...estudiar? -dijo Hermione insegura, a ella le encantaba estudiar para sacar buenas notas.

-Claro, y aprovecho para terminar una tarea.

Las dos se acostaron en la alfombra, donde pusieron sus bolsos y sacaron lo que necesitaban para la tarea.

-Yo ya terminé con esa, ¿quieres que te ayude? -preguntó Hermione a Elizabeth, que rápidamente asintió con la cabeza.

Cuando Elizabeth temino con su tarea, tenia que esperar que Hermione termine de aprenderse unos hechizos, ya que las dos irian al lago negro.

Elizabeth encontró un trozo de pergamino en blaco, agarró un poco de tinta y comenzó a dibujar lo que se le veía a la cabeza. Su resultado fueron un montón de garabatos, no era muy buena dibujando, pero estaba dispuesta a mejorar.

Unos picoteos en la ventana les llamaron la atención. Era un buco completamente negro con los ojos grises y brillantes. Ivy que estaba acostada en la cama de Elizabeth, asustada se escondió debajo de la cama.

Elizabeth agarro el sobre qué tenía el buco en el pico, después el búho se fue.

El papel de la carta estaba sucia y con mugre estaba escrito las siguientes palabras:

De nada sirvió que ella te escondiera.
Nadie te salvará de mí, Elizabeth.

De inmediato la carta se hizo en miles de pedazos. El corazón de Elizabeth dio un salto y no pudo evitar sentir un horrible escalofrío.

-¿Qué dacia..?

-No lo sé, solamente decía que nadie me salvará.

Las dos se quedaron calladas.

-Sabes, mejor vamos al lago negro. -Hermione asintió con la cabeza con los ojos entrecerrados, y veía a Elizabeth ir al baño a lavarse las manos.

Cuando llegaron al lago negro se sentaron quitándose los zapatos para meter los pies en el agua.

Hablaron de muy pocas cosas, todavía no había demasiada confianza entre ellas. Hermione le contó sobre sus padres, eran dentistas y sé podría decir que sí tenía una buena relación, Elizabeth no habló sobre su padre y todo los problemas que tenía pero le contó sobre su madre y de Henry. También hablaron sobre sus colores favoritos, el de Elizabeth era el verde, mientras que él de Hermione era el morado.

Escucharon una voz acercándose a donde ellas estaban.

Se dieron la vuelta y ahí estaban Ron y Harry.

-Hola -saludaron ellos al unísono.

-Creo que debo irme -murmuró Hermione, Ron la miraba con molestia.

Elizabeth no sabía exactamente porque a Ron le caía mal, pero según lo que le había dicho Harry, durante el viaje en el tren Hermione había avergonzado a Ron o algo así.

-No, Hermione. Quédate.

-No creo que a unos les agrade la idea de que me quede. -dijo mirando fijamente a Ron.

Hermione se fue rápidamente. Y Elizabeth golpeó a Ron en el brazo.

-Ay -se quejó el pelirrojo sobándose el brazo -. Hay demasiada confianza¿no? Ni mis hermanos me pegan tan fuerte como tú.

-¿Qué quieren?

-Bueno, venimos a ver si querías un poco de pastel, Hagrid lo ha hecho y nos dio un poco antes de salir de su cabaña. Fuimos demasiado amables para rechazar.

Los chicos se sacaron los zapatos para copiar la acción de la chica. Harry tembló cuando el agua tocó sus pies, estaba fría.

Harry se sentó en su lado izquierdo y Ron a su derecha.

-Pero te advierto que no es el mejor pastel del mundo. -dijo Ron.

-No puede ser tan malo -susurró Elizabeth.

Pero Ron tenía razón, el pastel no era el mejor, ya que casi le rompió los dientes.

-Oye, te quedaron macarrones franceses?

-Sip, estan en mi habitación. No te preocupes, sigue habiendo demasiados, Ron.

-Bueno, debemos apurarnos -dijo Ron poniéndose de pie- La cena ya mismo comienza, y tengo demasiada hambre. -grito alejándose.

Elizabeth se mordía el labio, quería decir algo, quería hablar con Harry, pero ninguna palabra salía de su boca.

Elizabeth giró a mirar a Harry, este estaba recostado en el pasto con los ojos cerrados. El azabache palmeo el pasto para que la chica se recostara junto a él. Ella se acomodo al lado del el.

Casi anochecía.

-Cierra los ojos...-susurró Harry.

Estaban en completo silencio, pero no en un silencio incómodo, sino en uno reconfortante.

Se escuchaba el ruido del lago y de las ramas por el viento.

-Te imaginas que el calamar gigante, nos jalará de los pies con sus tentáculos...-los dos soltaron una carcajada por lo que dijo Elizabeth.

-Eso sería lo más loco que me pudiera pasar en la vida -murmuró Harry- tu risa es muy bonita -dijo el chico.

Con los ojos casi cerrados, miró por el rabillo del ojo, Harry la observaba detalladamente, sintió sus mejillas arder y su estómago se revolvió. Harry la está haciendo sentir nerviosa.

-Nadie jamás me había dicho eso antes -susurró la chica.

-Entonces estoy orgulloso de ser el primero.

Las manos de ellos no estaban entrelazadas pero sus meñiques sí, y con su pulgar Harry sobaba la mano de Elizabeth.

Aunque algunas cosas no hayan ido bien ese día, al final fue el más perfecto.

╭ 𝗡𝗢𝗧𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗔𝗨𝗧𝗢𝗥𝗔 ✧
┆ ✐; ❝Wow...es el capitulo más lago que he escrito. Que les pareció el capitulo, a mí me gusto mucho. Estoy tratando de que entre Harry y Elizabeth haya más confianza. Cuál es su fruta favorita? a mi me gustan mucho las fresas 🍓❞
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┆ ✐Recuerda; ❝ Espero que les guste y apoyen esta saga, por favor no sean lectores fantasmas, voten y comenten. ¡♡♡♡!❞
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Con cariño,
Mary 💗