Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟬𝟭𝟬 stress and firewhiskey

CAPÍTULO DIEZ: ESTRÉS Y FIREWHISKEY.

      Pronto, solo quedaban nueve días antes del 7 de noviembre, y Edelyn se estaba volviendo ansiosa con la anticipación por si decimo séptimo cumpleaños. Había empacada, desempacado y vuelto a empacar casi todos los días por las últimas dos semanas, buscando entre sus pertenencias y asegurándose de tener todo lo que necesitaba. Estaba preparada para irse tan pronto como el reloj marcara las doce.

      En la noche de la décima luna llena, Edelyn se encontró en la cocina de Shell Cottage, lavando los platos. Acababa de terminar una silenciosa cena con Bill y Fleur. Los recién casados ahora descansaban en la sala de estar, y Kreacher estaba en algún lugar escaleras arriba, sin dudas limpiando un dije que siempre llevaba alrededor de su cuello.

      Estaba profundamente perdida en sus pensamientos. Su mente estancada en Remus y Tonks, preguntándose cómo él estaba lidiando con la transformación y cómo ella estaba lidiando con el embarazo. Con su mente atrapada en la preocupación por ambos, ya que ni ser un hombre lobo ni una mujer embarazada era algo ventajoso en la guerra mágica, sus sentidos estaban enfocados solo en su tarea. Una esponja verde y amarilla era sostenida por una mano, y un plato sucio por la otra. Todo lo que podía escuchar era la caída constante de agua de la canilla, cálida contra su piel.

      El sonido de una voz familiar saludando la apartó de su trance, y rápidamente giró sobre sus talones. Ante de la vista frente a ella, dejó caer la esponja y el plato. La primera cayendo en silencio sobre el piso de madera, y el segundo aterrizando con mucho menos gracia.

      Sin embargo, no le prestó atención. Sus labios separados en sorpresa, sus ojos observaron al chico frente a ella, que se removía con nervios de un lado al otro. Tenía cabello rojo, ojos azules, pecas y ropa arreglada; las características de un Weasley y las de su mejor amigo. Pero la voz de la razón sonó en su cabeza: no puede ser él. No puede ser.

      Bill y Fleur, que escucharon la cerámica romperse, vinieron rápido. No lucían sorprendidos por la presencia del chico, y Edelyn se percató que había estado tan perdida en sus pensamientos que no lo escuchó entrar ni saludar a su hermano y su nueva cuñada. Intercambió una mirada rápida con Bill y, entonces, volvió a mirar al chico con el ceño fruncido.

      —Prueba que eres tú.

      El chico pestañeó—. ¿Huh?

      —Prueba que eres tú —repitió ella, su voz sin emociones.

      —Er... —lucía tomado por sorpresa, pero ocultó las manos en sus bolsillos delanteros y pausó para pensar—. Hasta que tuviste siete, creías que Fred era George y que George era Fred. Tienes un peluche de tejón que le falta un ojo porque intentaste un hechizo en el una semana antes de nuestro primer año y terminaste explotándolo... —se dobló las mangas—. Y... y tu pieza favorita de ajedrez es el peón porque crees que los que están en la primera línea son los más valientes.

      Un momento de silencio asombrado le siguió. Entonces con la exhalación de su nombre, Edelyn saltó por sobre el plato roto y arrojó sus brazos a su alrededor para abrazarlo con fuerza, que fue regresado con la misma calidez.

      —Ron —su voz se rompió al separarse. Observó su cuerpo, buscando señales de herida o mala salud. Para su gran alivio, excepto por la delgadez y los manchones de tierra manchando su ropa rota y piel, lucía como la noche de la boda de Bill y Fleur—. Diablos... —sus ojos entonces se movieron, esperando ver a Harry y Hermione, pero entonces fue claro que solo era Ron el que estaba presente. Ella se aferró a sus hombros con preocupación y miramos—. ¿Qué-? ¿Qué pasó?

      El rostro de Ron palideció visiblemente—. Yo- me fui... —su mirada cayó al suelo con vergüenza—. Yo - er - tuvimos una discusión y... bueno, yo...

      La angustia que sentía era evidente en la tensión de su cuerpo y en el tembleque de sus palabras. Ella volvió a abrazarlo. Esta vez, ella arrugó la nariz al alejarse. No necesitaba de su sentido de olfato mejorado que Greyback le había otorgado para saber que apestaba—. ¿Por qué no hablamos después? Primero necesitas ducharte.

      Ron ahogó una carcajada—. Sí. Está bien.

      Una ducha necesitada y un bowl de sopa después, Edelyn y Ron se encontraron sentados en una cama que Fleur había preparado para él en una de las habitaciones vacías de Shell Cottage. Con sábanas sobre sus piernas y sus espaldas posadas contra la pared.

      —¿Entonces fueron al Ministerio de Magia para encontrar un Horocrux? —preguntó Edelyn una vez que Ron terminó de explicar su aventura riesgosa.

      —Sí, y lo encontramos —tembló—. Es horrible. Tomamos turnos para usarlo porque... bueno, no lo sé, te hace pensar cosas - cosas que siempre pensaste, o tal vez temiste.

      —¿Es por eso que te fuiste?

      —Yo- no estoy seguro por qué lo hice —soltó un suspiro pesado y se pasó la mano por la cara—. Es difícil explicarlo. Siempre escapando y estancados en esa tienda... cambió las cosas. Nos cambió. Hermione y yo... solo peleábamos y peleábamos. Y entonces, vi- la vi a ella y a Harry y supongo... no lo sé... una noche, estaban hablando y lució como si... bueno, ya sabes.

      Fue como si la hubiera golpeado fuerte en la cara, y Edelyn sintió una punzada de dolor mientras el fantasma de las palabras de Harry danzó de vuelta al frente de su mente.

      Nosotros - no deberíamos - ya no podemos estar juntos.

      Había creído que él había roto con ella, pero porque quería protegerla. Pero ahora, con sus inseguridades contaminando su mente, se percató que, tal vez, simplemente Harry no la amaba.

      Ella dio un salto cuando Ron de repente exclamó—. ¡Oh, soy tan patético!

      Ella frunció el ceño—. No eres patético, Ron.

      —Sí, ¡sí lo soy! —había desesperación en sus ojos—. Solo los dejé. Me fui. ¿Cómo no me odias?

      —Primero, eres mi mejor amigo, Ron. Nunca voy a odiarte. Y segundo, estabas bajo la influencia de un Horocrux, ¿no? ¿No recuerdas lo que hizo Ginny cuando fue poseída por el diario de Riddle? No puedes controlarlo. No es tu culpa. No puedes castigarte por eso.

      Ron negó—. Pero es mi culpa —entonces para el completo horror de Edelyn, se giró a ella y enterró su rostro en su hombro. Su cuerpo tembló y comenzó a llorar, algo que ella nunca lo había visto hacer excepto por las veces en que eran pequeños.

      Pestañeando un par de veces para recuperarse de la sorpresa, ella lo envolvió entre sus brazos y acarició su espalda con calma mientras un hilo de palabras incoherentes se deslizaban por sus labios—. Va a estar bien, Ron. Los encontraremos, y entonces todo estará bien.

      Pero ni siquiera ella misma fue convencida por sus propias palabras. Ron había mencionado cómo cambiaban de locación cada par de días y, conociendo a Hermione, los encantamientos protectores los volverían imposibles de encontrar. Indetectables. Estaría cercano a lo imposible encontrarlos y aquello, mezclado con los pensamientos sobre Harry, llevó un huracán de emociones que la mareaban. El dolor se aferró a su pecho, y Edelyn no supo cómo lidiar con todo eso. Después de todo, nunca hubo un curso en la escuela sobre cómo lidiar con el estrés de la vida, y ciertamente no con el estrés de la guerra.

      Era medianoche para el momento en que Edelyn consiguió que Ron se durmiera, y todo su cuerpo dolía mientras colocaba los cobertores sobre sus hombros y salía de su cuarto. En silencio, descendió las escaleras hasta alcanzar la cocina y se colocó sobre las puntas de sus pies para alcanzar la cima de la alacena. Tomando una hoja del libro de su padre, descorchó una botella de Firewhiskey y tomó un trago largo.

      —Más despacio, Lynster.

      Su respiración se contrajo y ella se giró para ver a Fred apoyado contra el marco de la puerta, sus brazos doblados y una expresión entretenida en su rostro.

      Jadeando, Edelyn colocó una mano sobre su pecho e intentó calmar su corazón acelerado—. Por Merlín, ¿qué haces aquí?

      Fred se acercó y llevó la botella de Firewhiskey a sus labios, tomando un trago—. George está con Verity esta noche, y mamá estaba dándome un sermón por Potterwatch y que no quiere que lo siga haciendo —se encogió de hombros—. Necesitaba un descanso.

      Ella asintió, entonces soltó—. Ron está de vuelta.

      Fred se atragantó—. ¡¿Qué?!

      —Sí —ella tomó otro trago del licor—. Dejó a Harry y Hermione. Está arriba ahora, durmiendo —al ver la mueca de reproche caer sobre los labios de Fred, ella lo golpeó—. Y ni tú ni George van a criticarlo. Ya se siente lo suficiente culpable.

      —Debería. ¿Qué diablos estaba pensando? Ese idiota sin coraje —al recibir una mirada de Edelyn, rodó los ojos y agregó de mala gana—. Pero solo diré todo esto tras su espalda. ¿Feliz?

      Una pequeña sonrisa cruzó los labios de Edelyn—. Mucho.

      Fred rió—. Entonces, ¿planeabas vaciar esta botella de Firewhiskey tú sola o...?

      Edelyn, que ya estaba sintiendo un zumbido cálido apagar las preocupaciones que la plagaban, sonrió y bromeó—. Es esto o arrancarme el pelo así que, ¡a tomar!

      Un brillo cruzó los marrones ojos de Fred—. Bueno —con un movimiento de su varita, conjuró dos vasos—. Compartir es vivir, Lynster.

      Una hora, una botella de Firewhiskey, y un hechizo silenciador después, ellos se encontraron sentados en la cama de Edelyn. Reían mientras recordaban días mejores, enlistando el repertorio de bromas de los gemelos yendo de la mejor a la peor.

      —Hechizar bolas de nieve para golpear el turbante de Quirrell es definitivamente el ganador.

      Fred arrugó la nariz—. ¿Cómo es eso mejor que explotar fuegos artificiales contra Umbridge?

      —Bueno, Umbridge es un sapo, ¿pero cuántos pueden decir que le tiraron bolas de nieve a Voldemort? ¡Puede que ustedes hayan sido los que aplastaron su nariz!

      Por un momento, Fred simplemente la miró. Entonces, los dos explotaron en carcajadas borrachas, con sus dedos aferrándose a sus costados.

      —Joder, Lynster —una sonrisa atontada cruzaba su rostro mientras suspiraba embobado—. Eres increíble, ¿lo sabes?

      Edelyn rió—. Tú tampoco te quedas atrás, señor Frederick Weasley.

      Ella le sonrió y Fred tragó con dificultad, perdiéndose en esos ojos azules. Estaba sentada tan cerca de él, demasiado cerca como para que estuviera cómodo, y sabía que si no alejaba pronto, no podría detenerse de hacer algo que solo lamentaría más adelante. Pero fue como si sus piernas se hubieran vuelto de piedra. No podía moverse, y la forma en que los labios de ella se curvaron en una de esas preciosas sonrisas de ella solo lo hizo gravitar más cerca.

      La distancia entre sus rostros se desvaneció lentamente, y pudo sentir su respiración contra su piel. Su mirada bajó a su boca antes de encontrarse con sus ojos. Ella lo estaba mirando, casi expectantes y, como si ella lo hubiera tomado por el cuello, él la besó.

      Sus labios se encontraron por un segundo antes que Fred se separara.

      —Mierda —murmuró—. Mierda. Lo siento, Lyn.

      Pero Edelyn, cuyo corazón estaba latiendo sin control en su pecho, y cuya piel estaba de gallina, negó.

      —No lo sientas.

      Y entonces ella se acercó y lo besó. Sus emociones estaban en todos lados y en ninguno simultáneamente. Y por cómo sus labios se moldeaban, Fred tembló. Ella era ese algo, ese algo que siempre estaba en el fondo de su mente, y cuando sus dedos acariciaron su pecho y exploraron sus costillas, su interior quemó y no pudo evitar profundizar el beso.

      Mientras tanto, Edelyn ya no estaba segura de lo que estaba haciendo. Todo lo que sabía era que Harry había dejado un vacío en su interior, uno que le causaba un dolor que nunca había experimentado, y justo entonces, en ese momento borracho con Fred, el dolor desapareció y se volvió en una necesidad por intimidad.

      El sabor del Firewhiskey en su lengua volvió a Fred incluso más mareado. Cuando los dedos de ella llegaron al borde de su camiseta y rozaron la piel desnuda de su abdomen, la respiración de él se atoró en su pecho y rápidamente se separó.

      —Ly-Lyn —su voz tembló—. No podemos hacer esto.

      Ella torció la cabeza—. ¿Por qué no?

      —Porque tú no - no me amas de esa forma.

      Las manos de ella se pasearon por su cuello—. Entonces déjame amarte de esa forma.

      Los labios de Fred se curvaron en una sonrisa triste—. No funciona así, Lyn. No puedes forzarte a amar a alguien, justo como no puedes —tragó con dificultad—, no puedes forzarte a dejar de amar a alguien.

      Ella tomó una pausa para pensar—. Bueno, si los dos no nos amamos de esa forma, ¿entonces por qué no podemos hacer esto solo una noche? ¿Solo como amigos?

      —Porque yo te amo - te quiero - de esa forma.

      Sus palabras habían caído de sus labios antes que pudiera detenerlas. Edelyn torció la cabeza, sus pupilas dilatadas con curiosidad y lujuria.

      —Entonces tenme, Fred. Por esta noche, tenme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro