𝟬𝟬𝟲 oh boy, boys!
CAPÍTULO SEIS: ¡OH CHICO, CHICOS!
Era el primero de diciembre y las tierras estaban cubiertas con blanca nieve. Sentada observando el Lago Negro congelado en una tarde de sábado estaba Edelyn, su rostro enterrado en una antigua copia de una de las obras más notables de Óscar Wilde que alguien le había enviado el año pasado anónimamente. Copos de nieve sobre su cabello, ella encontró la paz en la tranquilidad del aire y sonrió ante las andanzas de Lady Bracknell.
Pero la paz fue rápidamente interrumpida cuando una voz llamó por detrás —. ¿Lynnie?
Marcando la página en que se quedó, ella cerró el libro y giró su cabeza —. Hola, Ced—, saludó mientras Cedric Diggory la alcanzaba y tomaba asiento a su lado.
—Ron dijo que estarías aquí. Tengo algo que darte: un regalo de cumpleaños atrasado.
—Pero, Ced, ¡ya me diste un nuevo sweater!—, protestó ella —. Realmente no tienes que--.
Cedric rodó los ojos a forma de juego —. Shh, estás arruinando el momento—, sonrió él y metió su mano en el bolsillo de su ropa, sacando un pequeño objeto —. Aquí tienes—, dándoselo a Edelyn, quién entonces abrió el paquete con cuidado, reveló un collar de bronce con el dije de una Snitch dorada.
Sus labios se separaron y hubo un momento de silencio antes que ella lo mirará y exclamara —. ¡Ced, es hermoso!—, una enorme sonrisa en su rostro.
Cedric brilló —. Rodea el dije con tu mano—, instruccionó.
Edelyn obedeció y, cuando la liberó, la parte redonda de la Snitch brilló, mostrando la imagen de ella y Cedric en la Copa Mundial de Quidditch, sonriendo felizmente y usando tanto verde como podían. Después de un par de segundos, la imagen desapareció y la Snitch volvió a su color dorado.
—Ced...—, murmuró ella.
Cedric la envolvió con un brazo y la apretó en un abrazo —. Después de que volvimos, me sentía culpable por haberte perdido esa noche. Entonces, conseguí el collar en el verano y papá me ayudó a encantarlo para hacer que aparezca la imagen. Quería darte algo que te recordara la Copa Mundial sin todo el asunto de Crouch atacándote. Y bueno, sé que te gusta la nieve por lo que pensé que este sería el momento perfecto para dártelo. Quiero decir, sé que es una Snitch y no una Quaffle, pero... Quaffles no lucen como otra cosa que una pelota, así que creo que esto sería--.
—Es perfecto—, declaró ella, poniéndose el collar —. Gracias, Ced.
Cedric sonrió y besó su mejilla. Los ojos de Edelyn inconscientemente se desviaron hacia el reloj and su muñeca y jadeó – solo tenía dos minutos para llegar a la asamblea.
—Oh, mierda--.
—Oi, lenguaje—, regañó Cedric, colocando su mano sobre su boca.
—Perdón—, murmuró ella, poniéndose de pie —. ¡Pero voy a llegar tarde!
Antes que Cedric pudiera preguntarle a dónde iba a llegar tarde, Edelyn ya había colgado su bolso de su hombro y murmuró unas disculpas antes de correr de vuelta al castillo, tropezando con sus propios pies un total de tres veces.
Ella respiraba con dificultad para el momento en que llegó a la asamblea dónde sus compañeros de cuarto año ya se encontraban. Por un lado, se encontraban los chicos, mientras por el otro estaban las chicas.
—Perdón - profesora - me - distraje—, explicó entre respiraciones.
La profesora McGonagall, que estaba parada en el centro de la habitación, le envió una mirada severa antes de hacerle una seña para que tomara asiento. Igual que su padre, pensó secamente antes de girarse de vuelta hacia sus estudiantes.
—Como estaba explicando—, retomó la palabra mientras Edelyn ocupaba el lugar al lado de Hermione —. El baile de Navidad se está acercando. Ha sido una tradición del Tornamento de los Tres Magos desde su concepción. En la noche de Navidad, nosotros y nuestros invitados nos juntamos. Como representantes de la escuela, espero que cada uno de ustedes se comporte de la mejor manera, y me refiero a esto ligeramente porque el Baile es eso... un baile.
Las chicas chillaron con emoción mientras budidos emergieron por parte de los chicos.
Edelyn, cuyo corazón finalmente había recuperado su ritmo normal, le envió una mirada a Harry y dramáticamente rodó los ojos en horror. Harry ahogó la risa.
—Silencio—, ordenó —. La casa de Godric Gryffindot ha comandado el respeto del mundo mágico por casi diez centurias. No los tendré en el curso de una noche arruinar el nombre al comportarse como una bandada de monos. Ahora, el bailar es dejar que el cuerpo respire. Dentro de cada chica, se oculta un cisne, esperando salir a la luz y volar. Dentro de cada chico, un león se encuentra preparado para lanzarse.
Encontrando la mirada de Ron, Edelyn le guiñó un ojo.
Él rió e instantáneamente palideció cuando la profesora McGonagall se giró hacia él y habló —. Ah, señor Weasley. Por favor, únase.
— ¿Q-qué?—, soltó él.
Harry, que estaba sentado a su lado, empujó a Ron hacia delante fuera de su asiento, y Edelyn encontró su mirada con las de Fred y George. Los tres contuvieron sus carcajadas mientras Ron caminaba hacia la profesora, enviándole a Edelyn una mirada molesta.
—Ahora, coloca tu mano derecha sobre mi cintura—, instruccionó McGonagall.
Ron la observó con la boca abierta.
— ¿Dónde?
—En mi cintura.
Sus orejas brillando en color escarlata, Ron obedeció y Fred y George silbaron como lobos, causando que Edelyn presionara sus manos sobre su boca en un intento desesperado de contener su risa.
—Ahora, doble su brazo, señor Weasley. Señor Filch...
Filch encendió la música.
—Uno, dos, tres. Uno, dos, tres; uno, dos, tres...
Edelyn pronto se encontró al borde de las lágrimas cuando la profesora McGonagall estaba guiando a Ron en una danza, y las miradas que le enviaban los gemelos no la ayudaban en lo absoluto. Después de un rato, que se sintió como una eternidad para el pelirrojo, la profesora dejó ir a Ron y habló a los presentes —. Todos, arriba y encuentren una pareja.
Una mezcla de gemidos y risas llenó la habitación mientras las sillas resonaban contra el suelo.
—Mi Lady—, dijo Fred, dando una reverencia —. ¿Me concedería esta pieza?
Edelyn sonrió y respondió con cortesía —. Ah, si es mi caballero en armadura pelirroja. Por supuesto.
Fred colocó una mano sobre su cintura y entrelazó la otra con la de ella. Sonriendo, él comenzó a liderar el baile y Edelyn, que no había heredado la gracia de la familia Black, arrugó su rostro en completa concentración mientras encontraba obstáculos para seguirle el ritmo.
—Merlin, Lynster, podrías tomar lecciones de gracia de Ron—, se burló Fred mientras Edelyn caso tropezaba con sus pies.
— ¡Oye! Nunca había hecho esto antes y tú me sacas una cabeza—, murmuró, sus ojos colocados sobre sus pies mientras volvía a trastabillar.
Fred se detuvo —. Ponte sobre mis pies.
Edelyn alzó la cabeza para mirarlo y alzó las cejas —. ¿Qué?
—Me escuchaste, Lynster, sobre mis pies—, sonrió Fred.
— ¡Aplastaré tus dedos!
Fred rodó los ojos —. Lynster, eres pequeña. Estaré bien.
Con vacilación en cada movimiento, Edelyn se paró sobre los pies de Fred y jadeó en sorpresa cuando él comenzó a bailar.
—Ah, así está mejor—, asistió él.
Edelyn rió.
—Entonces, ¿con quién está planeando ir mi lady al baile?
Inconscientemente, sus ojos se desviaron hacia Harry, que tenía una expresión de dolor en su rostro mientras bailaba con una chica de quinto año.
Fred siguió su mirada y sonrió —. Ah, ya veo, ya veo.
Edelyn rápidamente volvió a mirar a Fred y dijo —. ¿Qué ves?—, intentó suprimir el rubor que amenazaba con aparecer sobre sus mejillas.
—Creo que sabes exactamente qué veo—, respondió Fred, torciendo su cabeza en dirección a Harry.
Los ojos de Edelyn se abrieron y ella siseó —. No me gusta Harry.
—Creo que mi lady protesta demasiado—, rió Fred.
Edelyn rodó los ojos —. Incluso si me gustara Harry, no es como si él fuera a salir conmigo.
Fred frunció el ceño —. ¿Por qué dices eso?
—Fred, él es Harry Potter, el Chico que Vivió. Y ahora, es un Campeón. Puede conseguir a cualquier chica que quisiera. ¿Por qué me elegiría a mí?
— ¿Por qué no te elegiría?
Sintiéndose cada vez más incómoda, Edelyn desvió su mirada y dijo —. Um, ¿podemos hablar de otra cosa?
Fred negó y Edelyn suspiró, sabiendo perfectamente bien que Fred no iba a dejar el tema.
Observando sus pies, ella murmuró —. No soy linda. No soy inteligente. No soy divertida. Obviamente no puedo bailar. Y Harry no me ve de esa manera.
Si no fuera porque su mirada estaba clavada en sus pies, Edelyn hubiera notado la mirada de completa confusión que cayó sobre el rostro de Fred. Él pestañeó y alzó su ceja en reflexión, sin ser capaz de comprender cómo Edelyn Black, Edelyn Black, podía pensar que ella no era linda, ni inteligente, ni graciosa, cuando ella era la epítome de las tres.
—Te subestimas—, espetó él.
—Solo dices eso porque eres mi amigo—, murmuró Edelyn.
Fred negó —. Mi lady, juro sobre mi honor de caballero que estoy diciendo la verdad.
Edelyn no respondió y simplemente siguió observando sus pies que seguían sobre los de Fred.
—Lyn, eres una chica magnífica y, si Harry no puede verlo, entonces es incluso más idiota que Ron—, recitó Fred.
Edelyn soltó una carcajada y, con sus ojos volviendo a subir para encontrarse con su mirada, él le guiñó un ojo.
──────────────
Cinco días ante del Baile, el Cuarteto de Oro estaban sentados en el Comedor almorzando, Ron al lado de Edelyn y, frente a ellos, Harry y Hermione. Mientras las chicas estaban terminando el ensayo que el profesor Vector les había asignado para el receso de Navidad, su comida a medio comer olvidada hace tiempo mientras escribían, Ron estaba tragando puré de papa como si no hubiera comido durante una semana y Harry estaba observando la mesa de Ravenclaw.
—Esto es una locura—, bufó Ron mientras terminaba su tercer plato de comida —. A este punto, seremos los únicos sin pareja.
—Sí, pero al menos tú puedes ir solo—, murmuró Harry, dejando de mirar a una linda chica de quinto año —. Tú no tienes que abrir el Baile con los otros Campeones...
—Ya tendrías una cita si solo le hubieras dicho que sí a esa chica de quinto. Ella era muy linda.
—Tiene treinta centímetros más que yo—, mencionó Harry —. Solo... imagina cómo me vería intentando bailar con ella.
—Bueno, realmente deberías empezar a moverte, ¿sabes...? Preguntarle a alguien—, señaló a Ron en voz baja —. No queremos terminar con un par de trolls.
Hermione y Edelyn alzaron sus cabezas y la primera mencionada le envió una mirada a Ron de profunda indignación mientras la otra alzaba una ceja.
—Un par de... ¿qué?—, siseó Hermione.
—Bueno – ya sabes... preferiría ir solo a con – Eloise Midgen, por ejemplo.
—Su acné está mucho mejor últimamente – ¡y ella es muy amable!
—Su nariz no está en el centro de su rostro.
Edelyn golpeó su brazo —. Ron, cállate—, regañó.
Pero Ron simplemente se encogió de hombros y volvió a girarse hacia Hermione. Una expresión extraña cayó sobre su rostro y remarcó —. Bueno... Hermione, tú eres una chica.
Hermione, cuyo rostro estaba ligeramente rosado con absoluto consternación ante la falta de... decencia de Ron. Ella contestó, erizada —. Oh, gracias por notarlo.
—Vamos. Si es malo para un chico que vaya solo, para una chica, debe ser triste.
Edelyn gimió y enterró su rostro en sus manos. Hermione frunció el ceño, sus ojos entrecerrados viciosamente hacia Ron, y Harry temió por la salud del pelirrojo.
—Bueno, no iré sola—, escupió ella —. Porque, lo creas o no, alguien me invitó y acepté—, y con eso, ella se levantó, tomando sus pertenencias de la mesa, y se marchó.
— ¿Qué? ¿Quién?—, preguntó Ron, pero Hermione no respondió, y él procedió a codear a Edelyn —. ¿Sabes con quién irá?
—Sí—, asintió Edelyn, volviendo a mirarlo —. Pero no te lo diré. Es su secreto, no el mío.
—Genial—, murmuró Ron —. Perfecto.
— ¿Um, Lyn?—, llamó Harry.
— ¿Sí?
— ¿Alguien te invitó al baile?
Edelyn pestañeó y, por el rabillo del ojo, notó a Fred, quién estaba sentado cerca de ellos junto con George y Lee, enviándole una sonrisa. Con su corazón latiendo con fuerza en su pecho, respondió —. Oh, no... no aún.
—Bueno, ahí lo tienes, Ron. Puedes ir con Lyn.
Fue como si Harry la golpeara en el estómago.
— ¿Qué? ¡Ew! No puedo ir con Lyn—, exclamó Ron a gritos, su rostro arrugado en completo disgusto.
Algunas cabezas se giraron en su dirección, incluyendo la de George que rápidamente gritó —. ¡Oie! ¡Ron!
—Ten un poco de tacto—, agregó Fred.
Observando a Ron mirándola apenado, listo para disculparse, Edelyn lo codeó y mencionó, con una sonrisa —. No te preocupes, querido Ronniekins. El sentimiento es mutuo. Muy mutuo.
Ron se relajó —. ¿Qué sobre ti, Harry? Tú podrías ir con Lyn.
Edelyn mentalmente maldijo a Ron y sintió sus mejillas encenderse.
Harry pestañeó, pero Edelyn no dijo nada.
Su interior en nudos, Edelyn se levantó y colocó su ensayo y pluma dentro de su mochila, antes de decir —. Debería – um – irme a buscar a Hermione—, antes de salir del Comedor, dejando a Fred arrojándole un pedazo de pan a Harry en la cabeza.
──────────────
Dos días antes del Baile, Edelyn y Hermione estaban en la Sala Común de Gryffindor. La primera estaba acariciando a Crookshanks mientras se encontraba sumida en sus pensamientos, y la segunda intentaba coser un sombrero para liberar a los elfos de Hogwarts, siendo ese uno de los objetivos de su organización recientemente fundada: la Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros, o como a Ron le gustaba llamarla, P.E.D.D.O.
Ante el sonido del retrato abriéndose, ellas giraron sus cabezas en su dirección y se encontraron con un Ron siendo casi arrastrado dentro por Harry. Intercambiando miradas de sorpresa, ambas se levantaron rápidamente y se acercaron al sofá que descansaba frente a la fogata mientras Harry ayudaba a Ron a sentarse.
— ¿Qué sucedió?—, inquirió Edelyn, sentándose al lado de Ron.
Ron la miró, su rostro pálido en terror.
— ¿Por qué lo hice?—, soltó él, su voz temblando —. ¡No sé por qué lo hice!
— ¿Hacer qué?—, cuestionó Hermione.
—Él – uhm – invitó a Fleur Delacour al baile—, explicó Harry.
— ¿Tú qué?
— ¡No sé qué me hizo hacerlo!—, lloriqueó Ron —. ¿A qué estaba jugando? Habían personas – por todos lados – me volví loco – ¡todos estaban mirando! Pasé a su lado por el pasillo – ella estaba parada, hablando con Diggory – y me sobrevino – ¡y le pregunté!
Ron gimió y arrojó su rostro a sus manos, mientras Edelyn acariciaba su espalda en confortación.
—Me miró como si fuera una babosa o algo—, murmuró él —. Ni siquiera me respondió. Y entonces – no lo sé – volví a mi sentido común y salí corriendo.
—Ella es parte veela—, mencionó Harry —. Su abuela era una. No fue tu culpa, apuesto que justo pasaste a su lado cuando ella estaba utilizando su encanto con Diggory y te afectó – pero estaba desperdiciando su tiempo. Él irá con Cho Chang.
— ¿Ced irá con Cho?—, preguntó Edelyn.
Harry asintió —. La invité hoy a ir conmigo y... bueno, me dijo eso—, explicó, pasando sus dedos por su cabello azabache.
—Oh, esto es una locura—, gimió Ron —. ¡El baile es en dos días y seguimos sin citas!
Harry suspiró y se desplomó al otro lado de Ron.
—Créeme—, habló Edelyn, cruzándose de brazos y descansando su espalda contra el sofá —. Estoy empezando a odiar todo este asunto del baile tanto como ustedes.
—Me sorprende que nadie te haya invitado aún—, comentó Hermione, enviando una miada a Ron y Harry.
El silencio que entonces le siguió a este comentario se sintió como otro golpe al estómago. ¿Soy un tipo para estos dos?, pensó Edelyn. Levantándose, dijo —. Voy... voy a dormir—, y se dirigió al dormitorio de las chicas.
—Oh, ¡ustedes dos son unos idiotas!—, exclamó Hermione una vez que Edelyn estuvo fuera de su campo de audición.
— ¿De qué hablas, Hermione?—, inquirió Ron.
— ¿Ninguno notó que Lyn es una chica? ¡En serio!
Harry se hundió en su lugar. Él había notado que Edelyn era una chica, pero por alguna razón, no podía preguntarle que fuera al baile con él. No es que no quisiera, pero pensó que bailar con ella haría que su corazón latiera diez veces más rápido y sus manos se volverían sudorosas. ¿Qué si se ponía en vergüenza? ¿Si se tropezaba con sus propios pies? Y además, Edelyn no querría ir con él...
—No pienso en ella de esa forma—, espetó Ron, encogiéndose de hombros.
—Uh, sí, yo tampoco—, contestó Harry rápidamente.
Hermione hizo un sonido de frustración antes de girarse y marcharse, murmurando obscenidades sobre la completa estupidez de los chicos mientras se iba.
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