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𝟬𝟬𝟰 heart's fragility

CAPÍTULO CUATRO: LA FRAGILIDAD DEL CORAZÓN.

      Fred bostezó mientras descendía las escaleras en la noche, su boca seca y rogándole por agua. Su mente seguía demasiado torpe como para descubrir que podía solo decir Accio o Aguamenti. Fue a la cocina cuando escuchó un sollozó suave y sintió una brisa ligera acariciar su piel. Refregando sus ojos, su visión se ajustó a la luz de la luna que pasaba por las ventanas y arrugó las cejas, perplejo, cuando notó la puerta trasera abierta.

      Habiendo dejado su varita en su habitación, miró alrededor y buscó algo con lo que defenderse. Decidiéndose por una sartén, la tomó como si fuera un bate de Golpeador y avanzó por la cocina en silencio. Cautelosamente, abrió la puerta y miró afuera, la trepidación que lo embargaba por la guerra mágica estaba cobrando a su corazón. Tanto para su sorpresa como alivio, en lugar de ser Mortífagos o peligro, se encontró con Edelyn sentada en el porche. Sus brazos rodeaban sus piernas, y su rostro estaba enterrado en el valle de sus rodillas.

      — ¿Lyn?

      Ella se levantó y limpió sus ojos antes de girarse para mirarlo —. Oh, F-Fred—, murmuró —. Ho… hola.

      Observando sus dientes superiores enterrarse en su labio inferior, Fred frunció el ceño y colocó la sartén en suelo antes de salir y sentarse a su lado.

      Evitando su mirada, ella preguntó —. ¿Qué-? Erm… ¿qué estás haciendo despierto a esta hora?

      —Podría preguntarte lo mismo—, él dudó antes de reposar una mano en su espalda —. Lyn, ¿qué pasa?

      Ella tiró de su labio inferior con los dientes. Un sabor metálico deslizándose por su lengua mientras sus dedos tiraban de las mangas de su cárdigan —. Harry y yo… nosotros - unm - peleamos.

      —Oh—, Fred acarició su espalda para confortarla. Harry y Lyn no discutían a menudo, pero parecía que, siempre que lo hacían, era salvaje e intenso. Propio de una Black y un Potter —. ¿Quieres hablar?

      Edelyn negó —. No en realidad—, sollozando, se limpió los ojos con la manga y se giró a él —. Prefiero hablar sobre tu elección de sartén.

      Fred rió, esa ligera carcajada contagiosa de Fred Weasley qué siempre te hacía sonreír —. No subestimes mis habilidades, Lynster. Los Mortífagos no tienen nada contra mi talento de Golpeador. Todo lo que tengo que hacer es imaginar que sus feas cabezas son Bludgers.

      Una carcajada débil reverberó de su pecho —. Pagaría veinte galeones por verte golpear a Carrow.

      Fred sonrió con astucia —. No hay necesidad, pequeña Lynster. Lo hago gratis—, su mano se deslizó por el resto de su hombro inconscientemente —. También me ofrezco para dejar una linda impresión de la sartén en el rostro de Harry si gustas. Combinaría con su cicatriz.

      Un híbrido entre una risa y un sollozó ahogado tropezó de sus labios —. Qué lindo gesto—, bromeó.

      —Bueno, ya me conoces—, enderezó su espalda e hinchó su pecho —. Siempre hago lo correcto por el bien mayor.

      —Qué superhéroe—, se burló ella, golpeando su costado.

      —En realidad, me gusta considerarme un caballero en brillante armadura—, palmeó sus dedos sobre su barbilla, pensando —. Un atractivo – ¿cómo lo llaman los muggles?

      — ¿El antónimo de humilde?

      —No, no… ¡ah! Un atractivo príncipe encantador—, sonrió —. Y tú, querida, eres una hermosa princesa.

      Ella rodó los ojos con diversión —. Eso haría a Remus mi hada madrina.

      Él rió —. Puedo imaginarlo, ¿tú no? Las alas, la varita con la estrella en la punta…

      Ella rió, su cuerpo acercándose al de él mientras diseñaban el vestido de Remus: azul bebé con un bordado rosado —. Y obviamente, usaría tacones blancos. Resaltarían esos lindos muslos de él.

      Edelyn se ahogó con su saliva —. ¿Lindos muslos?

      Fred rió —. No pretended que no lo viste, Lynster. Tiene unos muslos asombrosos. Tonks es una mujer afortunada.

      —Yo diría que los dos son afortunados. Ya saben, si alguien se merece un final de cuento de hadas, son ellos. Digo, ¿viste la forma en que se sonríen el uno al otro?

      Fred suspiró —. Ah, estar enamorado.

      Un silencio cómodo cayó sobre ellos, y encontraron sus miradas desviándose al cielo. La de Fred aterrizó sobre la luna, la de Edelyn se pasaron por las constelaciones mientras sus labios se arrugaban al pensar. Amor. La palabra de cuatro letras había sonado tan bien con la voz de Fred, pero quedaba tan rara en su estómago. Mientras sus ojos seguían el dibujo de un águila, el recuerdo de una discusión con Harry llegó a su mente. Su pecho se contrajo y sus dientes superiores retomaron su posición en su labio inferior herido.

      Después de un largo rato, su voz finalmente rompió el silencio, baja y ronca —. Le dije a Harry que lo amo.

      El brazo de Fred cayó de sobre sus hombros y su boca formó una "o".

      De repente fue llevado a aquel día un par de meses atrás cuando descubrió por primera vez que Harry y Edelyn estaban juntos. George y él estaban en el Leaky Cauldron, discutiendo si deberían cerrar la tienda o no debido a la guerra, cuando Lee Jordan llegó para saludar.

      —Entonces, las palomitas del amor finalmente están juntas, ¿eh?

      — ¿Qué palomitas?—, Fred y George cuestionaron al unísono.

      —No me digan que no se enteraron… ¡hablo de Lyn y Harry, obviamente!

      Fred se ahogó con su cerveza de mantequilla —. ¿Qué?

      —Sí. Estaba tomando té con Angelina, y dijo que Katie le contó todo. Ya llevan una semana. Se besaron desde de la final de Quidditch.

      George había arrojado sus brazos al aire —. ¿Cuál es el jodido punto de leer las cartas de Ron si no va a contarnos lo bueno? ¡En serio! Y Ginny nos mandó una carta anoche para pedirnos un nuevo ser de Orejas Extendibles. ¡Podría al menos haberlo mencionado!

      Mientras George había continuado quejándose sobre lo ofendido que estaba con que nadie le contara sobre la vida amorosa de Edelyn y Harry, Lee rió y Fred permaneció incaracterísticamente callado. Supongo que finalmente la llevó al Sauce Boxeador, había pensado y, aunque se sintió extraño al principio, con las semanas que siguieron, llegó a sentirse feliz por los dos.

      Él pestañeó y se rascó la cabeza con incomodidad —. Ci-cierto—, Fred normalmente no tartamudeaba. Pero en ese momento, su lengua parecía no cooperar —. Entonces - er - ¿él no… um… lo dijo?

      —Al principio no dijo nada—, ella pausó para morder su labio inferior y tragó el sollozó que amenazó con escapar —. Y entonces él… bueno, rompió - rompió conmigo--.

      Su cuerpo entonces decidió traicionarla y, con un involuntario salto de su pecho, un sollozo escapó de sus labios.

      Fred se encogió. Su pecho se contrajo cuando ella comenzó a llorar y, con ligera duda, la envolvió entre sus brazos y la abrazó. Encontrando confort, Edelyn hundió su cabeza en el hueco de su cuello y dejó salir las lágrimas de su dolor de corazón que había intentando tanto contener. Su cuerpo tembló entre los firmes brazos.

      Sin saber qué decir, porque qué podías decir para calmar el dolor del amor joven, Fred la sostuvo en silencio y acarició su cabello. Lentamente la llevó a un estado somnoliento, hasta que se quedó dormida.



──────────────



      Harry no podía recordar la última vez que sintió tanta urgencia por llorar al sentarse a desayunar la mañana siguiente. La idea sonaba extraña en su cabeza, con todas las pérdidas terribles que había pasado en los últimos tres años. Cuando Cedric murió, fue el miedo que inicialmente se aferró a sus huesos y no la tristeza; cuando Sirius murió, la ira lo quemó; cuando Dumbledore murió, sintió soledad. Nunca antes había tenía una sensación tan aguda e isolada de pena como ahora cuando miraba al otro lado de la mesa para ver a Edelyn mordiendo su muffin de arándanos, sus ojos hinchados provocando un dolor tan desesperado a su cuerpo que incluso respirar le era difícil.

      —Harry, ¿qué te pasa?—, demandó Hermione mientras ella y Ginny ingresaban a la habitación de Ron más tarde. Las dos chicas ya habían escuchado una versión corta de lo que pasó gracias a Fred cuando notaron el comportamiento solemne de Edelyn durante el desayuno.

      —Es un jodido idiota, eso es lo que le pasa—, ofreció Ron de mal humor mientras guardaba la ropa lavada que le había dado su madre.

      Habiéndose enfrentando a la ira de Ron la noche anterior, Harry se le giró con los dientes apretados —. Mira, hice lo que tenía que hacer, ¿de acuerdo? Déjame en paz de una vez—, entonces se giró a Hermione y Ginny, y tomó una respiración temblante antes de hablar —. Y no tengo que explicarme con ninguna de ustedes. Lo que haya pasado - mis razones - eso es entre Lyn y yo.

      Lyn y yo, pensó Hermione mientras Ginny cruzaba sus brazos y lo regañaba —. No le hables así a Ron, Harry. Él ha sido amigo de Lyn mucho antes que te conociéramos, y yo también. Deja de actuar como si fueras el único que se preocupa por ella.

      Ginny, que siempre había tenido un punto dulce por Harry, nunca le había hablado así; y los sorprendió a todos, incluso a ella misma. Harry pestañeó rápidamente y desvió la mirada. Ya era difícil lidiar con la ruptura sin que todos le dijeran lo estúpido que era.

      —Si realmente les importa, entonces entenderán por qué lo hice. Especialmente tú, Ginny. Voldemort te llevó a la Cámara de los Secretos solo porque eres la hermana de Ron. ¿Qué creen que le haría a ella si supiera que la a—, se ahogó en sus palabras —, si supiera que estamos juntos?

      Hermione soltó un suspiro pesado —. No digo que estoy sea acuerdo con tu decisión de romper con ella, Harry, pero… sí estoy de acuerdo con que ella se quede en la Madriguera en lugar de venir con nosotros a—, miró a Ginny y murmuró con un tono que implicaba "por favor, no preguntes" —, la misión.

      Ron sacudió la cabeza —. Ustedes dos la subestiman. Siempre lo hacen. Ella es mucho más fuerte de lo que creen. Entiendo que no será mayor de edad hasta noviembre, pero ha estado practicando su magia sin varita y se volvió muy buena. Además, me sentiría mucho mejor sabiendo que está viva o muerta que no saber nada en lo absoluto.

      —Sí, Ron, pero ella - ella tiene la tendencia a entrar en pánico y no poder usar sus poderes cuando está en peligro—, razonó Hermione.

      —Sí, bueno, no justifica dejarla—, Ron le envió una mirada a Harry de molestia —. Ella realmente ha mejorado y--.

      Harry, cuya cabeza estaba comenzando a sentirse extremadamente ligera, arrojó los brazos al aire con frustración —. ¿Crees que no lo sé? ¿Que no sé que la lastime? Lo sé, ¿de acuerdo? Lo sé, y me odio por eso. Pero sé que me odiaría más si dejo que le pase algo por mí, así que deja el tema y déjame en paz.

      Con su voz rompiéndose, salió de la habitación y rápidamente descendió las escaleras, sin detenerse cuando la señora Weasley lo llamó ni cuando casi chocó con una nerviosa Fleur. Sus pulmones gritaban por aire fresco. Salió al patio y, con sus rodillas doblándose bajo el peso de sus emociones, se encontró sentado en una posición fetal en el patio trasero con su rostro enterrado en sus brazos y lágrimas cayendo por sus mejillas.

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