𝟬𝟬𝟯 mimbulus mimbletonia
CAPÍTULO TRES: MIMBULUS MIMBLETONIA.
El primero de Septiembre, Sirius se estaba sintiendo bastante decaído mientras estaba de pie en la plataforma 9¾ en su forma de animago. Meneaba su cola ligeramente mientras observaba al grupo despedirse de los niños que estaban a punto de regresar a Hogwarts. Él se había acostumbrado a la compañía de su sobrino en 12° Grimmauld Place durante el último mes, y había disfrutado cada segundo que compartió con su hija durante el verano, incluso aunque la gran mayoría haya sido pasado en un silencio incómodo. Así que, sin necesidad de decirlo, estaba triste de verlos irse. Pero sabía, en su corazón, que allí era donde ellos pertenecían.
Mientras tanto, Edelyn estaba un tanto apartada junto con el señor y la señora Diggory. Sus dedos jugaban con la Snitch dorada que colgaba de su cuello, y su cuerpo tembló de dolor al ver un Hufflepuff de séptimo año caminar a su lado, con la brillante placa de Premio Anual brillando en su pecho. Ella no pudo evitar preguntarse si Cedric hubiera obtenido aquel puesto ese año.
Pero antes de que pudiera pensarlo mucho, la atención de Edelyn fue atraído por el sonido de la suave voz de la señora Diggory —. ¿Sabes, Lyn? No debes ir si no te sientes lista—, dijo, colocando una mano sobre el brazo de Edelyn y acariciándola con aprecio —. Puedes esperar un año si lo prefieres. Después de todo, ya estás un año adelantada a tu edad.
Edelyn le dio una sonrisa de agradecimiento y negó. Lo había pensado mucho, y había concluido que eso no hubiera sido lo que Cedric hubiera querido. No. Cedric hubiera querido que ella continuara con su vida, que siguiera. Por lo tanto, con la idea danzando en su mente, Edelyn se animó a sí misma, alzó su barbilla, y dijo —. Está bien, Juliette. Estoy lista.
El señor Diggory le dio una sonrisa, acompañado por unos ojos llenos de lágrimas y una palmada en su espalda —. Esa es mi niña—, dijo —. Ahora, estudia mucho, Lyn. Es tu año de T.I.M.O.s. Enorgullece a Ced.
La sonrisa de Edelyn tembló por una fracción de segundo antes de volver a sonreír —. Lo haré—, asintió, y les dio un abrazo al señor y la señora Diggory antes de agregar —. Debería ir a despedirme de los demás.
—Por supuesto—, murmuró la señora Diggory con un sollozo, rápidamente limpiando sus ojos.
El señor Diggory volvió a darle otra palmada —. Nos vemos en Navidad.
Edelyn asintió y les dio una última despedida —. Nos vemos.
—Bueno, cuídense—, dijo Remus, estrechando sus manos con todos y dándole a Edelyn una rápida sonrisa cuando la vio unírseles. Cuando él alcanzó a Harry, le dio un apretón a su hombro —. Tú también, Harry. Ten cuidado—, entonces, girándose a Edelyn, él estiró su brazo para estrechar su mano, pero fue tomado por sorpresa cuando la chica decidió darle un abrazo en su lugar.
—Adiós, Remus—, se despidió ella. Sus mejillas se tornaron rosadas baja la mirada de sorpresa de todos.
Remus sonrió —. Adiós, Edelyn.
—Mantengan sus cabezas abajo y sus ojos abiertos—, gruñó Alastor Moody —. Y no lo olviden, ninguno de ustedes. Sean cuidadosos con lo que escriben. Si tienen duda, no lo mencionen en lo absoluto.
—Ha sido genial conocerlos—, sonrió Nymphadora Tonks.
Un silbido de advertencia resonó, y los estudiantes aún en la plataforma comenzaron a apurarse en dirección al tren.
—Rápido, rápido—, apuró la señora Weasley —. Escriban, pórtense bien, y envíen una lechuza si olvidaron algo. Ahora, al tren, ¡vamos!
Y el resto comenzó a acercarse al tren. Edelyn dudó por un momento, antes de agacharse y abrazar al perro negro que se encontraba al lado de Remus, atrayéndolo a un agarre con fuerza.
Su cola se movió con emoción, y soltó un ladrido juguetón.
Con sus mejillas aún encendidas, Edelyn se despidió un poco incómoda de él antes de correr y subirse al tren. Mirando por la ventana, ella sonrió al perro que corría tras el tren. Pero entonces, el tren dobló la esquina y Sirius desapareció.
—Bueno—, comenzó Fred, juntando sus manos.
—Los veremos luego—, continuó George. Entonces, apoyándose sobre el hombro de Edelyn, agregó en un susurro —. Seguimos trabajando en la idea del caramelo que te vuelve un pez dorado—, lo hizo reír a Edelyn.
Después de enviarle un guiño, los gemelos Weasley desaparecieron al avanzar por el pasillo, siendo seguidos por Ginny que había ido en busca de sus amigos.
— ¿Deberíamos ir a buscar un compartimiento, entonces?—, preguntó Harry.
Ron y Hermione intercambiaron una mirada antes de que el primero mencionara, sonando algo apenado y moviendo sus pies nerviosamente —. Hermione y yo debemos ir al carruaje de los prefectos.
—Oh—, mencionó Harry, intentando esconder su amargura. No entendía por qué, pero se sentía terriblemente celoso de que Dumbledore hubiera hecho a Ron Prefecto en lugar de a él —. Cierto. Bueno.
—No creo que debamos pasar todo el viaje allí—, habló Hermione rápidamente —. Las cartas decían que recibiríamos instrucciones de los Premios Anuales, y luego, deberíamos patrullar los pasillos de vez en cuando.
—Bueno—, repitió Harry —. Entonces, t-tal vez los veremos luego.
Con eso, el cuarteto de aro se dividió en dos, y Edelyn y Harry tiraron de sus maletas mientras comenzaban a recorrer el expreso a Hogwarts para encontrar un compartimiento vacío.
Al recorrer el pasillo, Harry no pudo evitar notar que estaban atrayendo demasiadas miradas, o más precisamente, que él las estaba atrayendo. Su mandíbula se tensó, y sintió el enojo comenzar a burbujear desde el fondo de su estómago. Los murmullos y las miradas de desaprobación que estaba recibiendo le recordaron lo que el Profeta había estado diciendo los últimos dos meses. Que él era un mentiroso que buscaba llamar la atención, justo como la persona traumada que era.
Como si ella hubiera leído su mente, o tal vez había notado la tensión de sus músculos, Edelyn habló —. Solo ignóralos, Harry.
Después de lo que pareció años, ellos finalmente encontraron un compartimiento con un rostro amigable.
—Hola, Neville—, saludo Edelyn —. ¿Te molesta si nos unimos?
Neville Longbottom alzó su cabeza y, al encontrarse con la sonrisa cálida, su rostro se volvió rojo y rápidamente balbuceó —. N-no, e-en lo absoluto.
— ¿Tuviste un buen verano?—, inquirió Harry mientras él y Edelyn se sentaban frente al chico de rostro redondo, quién se sentía bastante abrumado por su compañía.
—S-sí—, respondió, su mirada dirigiéndose a la planta que lucía como un cactus que descansaba sobre sus piernas.
— ¿Qué es eso?—, cuestionó Edelyn, mirando la planta con sospecha.
—Es una mimbulus mimbletonia—, mencionó Neville, su ansiedad disminuyendo ya que aquel era un tema de conversación del que podía hablar con confianza y sin lucir como un completo idiota —. Mi tataratío, Algie, me la trajo de Assyria. No puedo esperar a mostrársela a la profesora Sprout. Voy a ver si puedo criarla.
Sabiendo que la materia favorita de Neville era Herbología, Edelyn sonrió amablemente y lo escuchó atentamente cuando él comenzó a hablar sobre la planta, dando un ocasional asentimiento o murmurando un "¿oh?" cuando era apropiado. Él estaba a mitad de su explicación sobre las propiedades en la medicina de la mimbulus mimbletonia cuando la puerta del compartimiento se abrió de repente y una voz mencionó —. Hola, Harry.
Los tres se giraron y se encontraron con una linda chica con un largo cabello negro y brillante parada en el marco de la puerta.
—Oh... h-hola—, saludó Harry, pasando sus dedos a través de su despeinado cabello azabache. Edelyn tiró de las mangas de su cárdigan demasiado grande para ella, y no quiso hacer otra cosa que desaparecer entre los hilos que apestaban a sándalo.
Colocando un mechón de cabello detrás de su oreja, Cho Chang sonrió tímidamente a Harry antes de mirar a Edelyn y saludarla.
— ¿Buen verano?—, preguntó inconscientemente. Al escuchar sus propias palabras, sin embargo, sus ojos se abrieron y ella rápidamente agregó —. ¡N-no respondas eso! No quise – por supuesto que no lo fue – Merlín, soy tan– eso fue...
Forzando una sonrisa, Edelyn dijo —. Está bien, Cho.
Con su rostro rojo, la Ravenclaw de sexto año mencionó —. Um... sí. Bueno, creí que pasaría a saludar—, enviándole una última mirada a Harry, ella se giró para irse.
Neville soltó —. Creo que le gustas, Harry.
Alrededor de una hora después, el riñón de Neville había tenido suficiente y lo había llevado a ir al baño. Harry, quién no había fallado en notar que Edelyn constantemente estaba tirando de sus mangas desde su conversación con Cho, aprovechó su oportunidad para hablarle —. Lyn, ¿estás bien?
Desviando su mirada de la ventana que había estado observando, ella respondió —. Oh, sí. Solo... estoy cansada, eso es todo. No he estado durmiendo bien.
Harry asintió lentamente. Eso era algo con lo que podía simpatizar.
—Bueno, um... siempre podrías – ya sabes... tomar una siesta...—, sugirió él —. Me refiero a que es un largo viaje. Podría moverme al otro asiento así puedes estirarte--.
Pero Harry fue interrumpido cuando la puerta del compartimiento se deslizó abierta una vez más, esta vez enmarcando la aparición de Ron y Hermione. Al ingresar, el chico inmediatamente comenzó a quejarse sobre Draco Malfoy y Pansy Parkinson, los Prefectos de Slytherin, y Edelyn se encontró extremadamente agradecida por su presencia.
Con el gentil movimiento del tren y el sonido familiar de las voces de sus amigos, una calidez la embargó, y pronto, ella recayó en algo que había estado intentando ignorar con tanta tanta convicción. Tal vez todo va a estar bien, pensó mientras observaba la escena a su alrededor. Harry intentando no rodar los ojos mientras Ron y Hermione comenzaban una de sus discusiones. Ella sonrió, se encogió aún más profundamente en su cárdigan y, con sus párpados sintiéndose tan pesados, su mente rápidamente se deslizó al suelo, y su cabeza encontró su lugar en el hombro de Harry.
El corazón de él dio un pequeño salto.
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Suficiente es suficiente. Es tu año de T.I.M.O.s. Necesitas concentrarte. Puedes hacerlo. Edelyn hablaba consigo misma la mañana siguiente mientras se servía una taza de profundamente deseado café durante el desayuno. Le estaba dando la espalda a la mesa de la casa que sabía que no estaba lo suficientemente preparada como para mirar. Respira, respira, se recordó a sí misma, agregando grandes cantidades de leche y azúcar a si bebida. Cuando Fred colocó un muffin de arándanos sobre su plato, ella ignoró la náusea y lo comió. Considerando todo, le estaba yendo bastante bien y esperaba con ansías su primer día de clases.
Harry, por el otro lado, estaba teniendo una mañana miserable. Con la discusión que había tenido con Seamus Finnigan la noche anterior aún fresca en su mente, dónde Seamus se había colocado del lado del Profeta y lo acusó de ser un mentiroso, se estaba sintiendo extremadamente irritable y la voz monótona del profesor Binns seguida por la venenosa de Snape no ayudó a animarlo. Para el final de Pociones, sus nudillos se habían vuelto blancos de sus puños apretados, y se marchó murmurando profanidades bajo su respiración. Snape había opinado que su poción no valía nada después de que haya accidentalmente saltado un paso, y consecuentemente colocó un Hechizo Desaparecedor sobre el, dejando a Harry sin ningún punto por el trabajo de esa clase.
Sin embargo, Edelyn no notó a Harry marcharse ya que Draco Malfoy decidió colocar una mano sobre su hombro al pasar a su lado y sisear —. ¿Cómo estuvo el funeral, Black?
Ella se tensó, y la sonrisa que había estaba luchando por mantener se marchó. Con un dolor en el fondo de su garganta, ella rápidamente se disculpó con sus amigos para ir al baño. Sus manos se aferraron a los costados del lavamanos, y comenzó a tomar profundas bocanadas de aire mientras observaba su reflejo en el espejo. No vas a ser una de esas chicas, se dijo a sí misma. No vas a llorar en un maldito baño. Mantente fuerte, Edelyn.
Absorbiendo el aire, pestañeó hasta que las lágrimas se disiparon. Acomodó su ropa y volvió tranquilamente hacia el Comedor para almorzar. Escaneando la mesa de Gryffindor, notó a Ron y Hermione, y frunció el ceño confundida cuando no encontró a Harry con ellos.
— ¿Dónde--?
—No lo sé—, respondió Ron, de mal humor.
—Él solo nos gritó y se fue—, explicó Hermione.
— ¿Por qué les gritó?
—Dijo que estábamos discutiendo y que lo estaba volviendo loco—, murmuró Ron.
La boca de Edelyn formó una "o" —. Eso no suena a él...
—Bueno, ve y díselo a él—, replicó Ron.
Con un gesto de dolor y molestia, Hermione agregó —. Sería bueno si dejara de descargarse con nosotros. Quiero decir... ¿no entiende que estamos de su lado?
Edelyn frunció el ceño en reflexión por un momento antes de tomar dos sándwiches de la mesa y envolverlos en una servilleta —. Voy a buscar a Harry—, anunció —. Te veo en Aritmancia, Hermione—, entonces, viendo que Ron seguía luciendo extremadamente malhumorado, ella le dio un pequeño empujón y agregó —. Oh, anímate, Ron. Estás actuando como si Harry acabara de romper contigo o algo así.
Hermione no pudo evitar reír, y Ron balbuceó algo ininteligible mientras comía sus puré de patatas.
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