𝟬𝟬𝟮 flight
CAPÍTULO DOS: VUELO.
Edelyn despegó del suelo junto con Alastor y los dos cruzaron el cielo, uno al lado del otro con los demás cerca. Apenas habían pasado una cuadra más allá de Privet Drive número 4 cuando de repente, de la nada, se encontraron rodeados – al menos treinta figuras encapuchadas, suspendidos en el aire, formaron un círculo vasto alrededor de los miembros de La Ordén.
Gritos y rayos de luces comenzaron a erupcionar de todos los lugares, y un nudo de ansiedad encontró hogar en la garganta de Edelyn mientras sus ojos se encontraban con los de Alastor. Tragando con dificultad, tomó una respiración temblorosa antes de acostarse más en su escoba y acelerando por el cielo de la noche, Alastor cerca a ella.
Con la adrenalina cruzando por sus venas y su corazón bombeando rápido contra su pecho, sintió maldiciones pasar tras ella. Girando la cabeza hacia atrás, vio a siete Mortífagos acechándola. Alzando su varita, los apuntó y gritó —. ¡STUPEFY!
Un destello de luz roja se alzó, formando un camino entre los Mortífagos cuando se separaron para esquivarlo. Desde al lado de ella, Alastor gritó —. ¡CONFRINGO!—, y el hechizo lanzó a un Mortífago de su escoba. Uno de sus compañeros bajó la velocidad y se giró para salvarlo, dejando solo a cinco en el aire.
Mientras ella esquivaba otra maldición, un Mortífago de repente emergió justo a su lado. Apuntándolo con la varita, ella gritó —. ¡INCARCEROUS!—, aparecieron cuerdas que se ataron alrededor del Mortífago. Ya incapaz de controlar su escoba, voló contra una torre y Edelyn la esquivó. Entonces, mientras andaban por el lado derecho de un edificio alto, un hilo de luz verde pasó por su oreja. Girando la cabeza, ella dirigió si varita y gritó —. ¡IMPEDIMENTA!
Su hechizo no golpeó a su objetivo, y otro fue arrojado contra ella.
— ¡PROTEGO!—, gritó ella y, con un movimiento de su varita, agregó —. ¡CONFRINGO!—, el Mortífago fue enviado hacia atrás, pero antes que Edelyn pudiera recuperar su respiración, vio un brillo rojo en dirección a Alastor y su garganta quemó mientras gritaba —. ¡Ojo Loco, abajo!
El Auror se movió justo a tiempo, y Edelyn suspiró aliviada antes de girarse al otro lado y casi patinarse de su escoba. Sus labios se separaron, su pecho se contrajo, u todo lo que quiso hacer en ese momento fue cerrar los ojos con fuerza ya que verlo no traía nada más que un miedo que enfriaba sus huesos.
Voldemort.
Estaba volando como humo en el viento, sin una varita que lo sostuviera, su rostro como de serpiente destellaba entre la oscuridad. Edelyn tembló y todo su cuero se congeló por el miedo mientras los dedos blancos de él presionaban su varita y la Maldición Asesina rodó de su lengua frivolamente. El flash verde que entonces se dirigió a ella brilló en sus ojos azules antes que su escoba de repente bajara. El hechizo pasó por sobre ella, y Edelyn pudo sentir su fuerza tirar su cabello hacia atrás.
Alastor la había salvado.
Pestañeando al volver a enfocarse, ella firmemente tomó su varita y murmuró —. S... S-Stu - ¡STUPEFY!
Voldemort vagamente la apartó con un giro de su muñeca y soltó una carcajada que le mandó escalofríos por la espalda —. ¿Eso es lo mejor que puedes hacer, Potter?—, siseó, pero antes que pudiera lanzar otra maldición asesina, sus ojos de repente se abrieron y desapareció.
—Vamos—, la voz de Alastor rugió por sobre el viento mientras él se alzaba por su nivel —. ¡Nos estamos quedando sin tiempo!
──────────────
Edelyn aterrizó en el patio de la Madriguera con un golpe sordo, una mano aún apretando un sombrero viejo. Con los efectos de la poción multijugos ya no vigente, las prendas que usaba ahora eran demasiado grandes. Eso combinado con su torpeza natural, tropezó hacia delante y estuvo a punto de caer cuando alguien la tomó por el brazo.
—Gracias—, soltó ella.
Alastor gruñó y la hizo levantarse.
Juntos, caminaron hacia la Madriguera, aún jadeando ya que apenas habían llegado al Portkey, a pesar del hecho que el de ellos estaba planeado para ser el último en irse. Mientras entraban, Edelyn podía sentir que había algo mal. Habían susurros bajos desde el living, y pudo divisar varias figuras agachadas alrededor de uno de los sofás. Antes que pudiera obtener una mejor mirada, sin embargo, alguien la empujó y la colocó contra la pared, la varita apuntando su garganta.
—Lyn—, llegó la voz de Harry cuando emergió del living.
— ¿Cuáles fueron las últimas palabras que Sirius Black le dijo a Edelyn Black?
—Uh... ¿qué?—, Edelyn balbuceó, tomada por sorpresa, los ojos verdes de Remus hundiéndose en los de ella mientras su varita seguía presionada contra su garganta.
— ¡Respóndeme!—, demandó.
—Uh...—, Edelyn intentó tragar el nudo pesado que se le había formado en la garganta —. Qué... quédate con Harry. Todo va a estar bien, solo quédate con Harry.
Los ojos de Remus se entrecerraron por una fracción de segundo antes de soltarla y pasar una mano por su cabello —. Perdón, Lyn, pero tenía que asegurarme—, explicó —. Fuimos traicionados. Voldemort sabía que Harry iba a ser movido esta noche y los únicos que podrían haberle dicho estaban directamente involucrados en el plan. Podrías haber sido una impostora.
—Ci-cierto—, Edelyn juntó las cejas, tomando un par de respiraciones profundas en un intento de ralentizar su ritmo cardíaco.
— ¡Sabían que íbamos a hacerlo esta noche!—, gruñó Alastor con enojo una vez que Kingsley confirmó su identidad y fue liberado —. ¡Lo sabían!
—Pero aparentemente no sabían que habrían siete Harrys.
— ¡Qué bueno!—, ladró Alastor —. ¿Todos están de vuelta?
Remus asintió y entonces gesticuló para que él y Kingsley lo siguieran a la cocina.
Los ojos de Edelyn finalmente se encontraron con los de Harry, y con dos pasos largos, la rodeó entre sus brazos. Su corazón golpeó con fiereza contra su pecho por la preocupación de que algo malo le había sucedido mientras la sostenía. El ataque de Greyback había originado en Harry un miedo constante por su seguridad.
Su cuerpo gritó en protesta cuando se separaron, queriendo estar con ella por siempre en ese momento presente de ciento sesenta. Sus ojos se pasearon por sus facciones, y al ver los pequeños rayones sobre su piel, sus labios se arrugaron.
—Estás a salvo—, exhaló aliviada. Sus dedos se aferraron a sus hombros mientras sentía la cabeza ligera. Entonces, con la ansiedad llevando un sabor amargo a su boca, murmuró con duda —. Al-algo está mal, ¿no?
Harry bajó la mirada con vergüenza —. George... él- él--.
Los peores escenarios inundaron la cabeza de Edelyn y sus dedos se hundieron en su piel —. Él no - dime que no--.
Harry rápidamente sacudió la cabeza —. No, ¡está bien! Bueno - uh - excepto que perdió una oreja.
— ¡¿El qué?!
Sin esperar por una respuesta, soltó los hombros de Harry y se apuró hacía el living. Alcanzó el sofá, rodeado por el señor y la señora Weasley, Ginny, Ron, y Hermione.
— ¡George!—, gritó cuando vio al pelirrojo sobre el sofá, un vendaje blanco envuelta alrededor de su cabeza en un ángulo que cubría su oreja izquierda. Fred estaba a su lado, y él dio un salto asustado cuando Edelyn apareció a su lado.
—Lynster—, George respiró con una sonrisa.
Edelyn tomó una de sus manos y le dio un ligero apretón antes de mirar a la señora Weasley, cuyas mejillas estaban manchadas con lágrimas —. ¿Va a estar bien?—, preguntó.
La señora Weasley asintió —. Estará bien. Aunque su oreja fue removida por magia negra, así que no puedo hacerla volver a crecer. Pero podría haber sido mucho peor... está vivo.
Edelyn no podía estar más de acuerdo y miró a George —. ¿Cómo te sientes?
—Como un queso—, sonrió.
Edelyn alzó una ceja, confundida —. ¿Huh?
—Como un queso—, repitió George —. Ya ves... soy un queso. Estoy agujereado, ¿entiendes?
Edelyn pestañeó antes de sacudir la cabeza con incredulidad —. Eso es...
—Absolutamente patético—, intervino Fred —. Con todo el humor relacionado a las orejas, ¿vas con eso?
—Ah, bueno. Parece que finalmente se cumplió tu deseo de ser el atractivo, Freddie—, bromeó George.
—Nah, sigues siendo el más atractivo, Georgie—, sonrió Edelyn mientras alzaba las sábanas —. Con una oreja menos y todo.
—Ha, ¿escuchaste eso?—, celebró George, una sonrisa presumida en su rostro pálido.
Fred se mofó y entonces giró el rostro a Edelyn con un puchero similar al de un cachorro perdido —. Me lastimas, Lyn. Y aquí estaba yo, ¡creyendo que era tu Weasley favorito!
Edelyn soltó una carcajada —. ¿Y cuándo di esa impresión?
—Así que, lo que estás diciendo entonces—, George musitó reflexivamente —. Oh, cariño, dulce y hermosa Lynster, ¿es que soy tu Weasley favorito?
Edelyn rodó los ojos y sacudió la cabeza con diversión.
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