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𝟬𝟬𝟭 seven potters

CAPÍTULO UNO: SIETE POTTERS.

      El aire de verano era caliente y húmedo. Pasando por la cocina de la Madriguera, esa mañana de julio fue interrumpida por una impredecible discusión.

      —Absolutamente no—, protestó Remus severamente ante la chica frente a él, que había florecido durante el último mes —. Eres demasiado joven.

      Edelyn bufó y rodó los ojos. Ya habían pasado por esto un millón de veces. Lanzando los brazos al aire, replicó —. ¡Tengo dieciséis!

      —Precisamente—, declaró Remus —. No eres mayor de edad.

      —Pero--.

      —Aún tienes el rastreador, y estarás indefensa si no puedes usar tu varita—, razonó con calma.

      Pero Edelyn no iba a aceptarlo. Cruzando los brazos por sobre su pecho, entrecerró los ojos hacia su padrino y, con los ojos azules dando flashes verdes momentáneos, siseó —. ¡Ventus!

      Un hilo de viento golpeó a Remus, haciéndolo tomar un par de pasos atrás antes de recuperar su balance.

      —He estado practicando—, la sonrisa más pequeña estiró sus labios, satisfecha con el éxito de su hechizo sin varita.

      —Eso - es - ¡eso no es el punto!—, vaciló Remus —. Voldemort te quiere a ti. ¡Sabe sobre tu familia! ¿No recuerdas lo que pasó en junio? ¡Los Mortífagos no dudarán en tomarte si tienen la oportunidad! ¡Es muy peligroso!

      — ¡Pero ni siquiera sabrán que soy yo! ¡Estaré disfrazada de Harry!

      —Sí pero - pero - ¡el punto es que eres demasiado joven! ¡Sigues teniendo el rastreador!

      —Sí, y Harry también, lo que significa que, si uso mi varita, ¡el disfraz será más convincente!

      —Pero--.

      —Tiene un punto—, intervino Alastor Moody con un gruñido bajo.

      Remus se giró para enfrentar lo y le disparó un gruñido que claramente esperaba "no ayudas, Ojo Loco."

      —El propósito de la misión es llevar a Harry a salvo, ¿no? Bueno, aún te falta un cuerpo, y aquí estoy yo, ¡más que lista!

      —No nos falta un cuerpo. Ya tenemos un sexto.

      Edelyn alzó una ceja —. Sí, Mundungus Fletcher, el jodido ladrón que se encoge cada vez que estoy cerca porque lo amenacé con un elfo doméstico el año pasado. Si me tiene miedo a mí, ¿cómo crees que reaccionará cuando se enfrenta a Carrow o Lestrange?

      Remus abrió la boca para replicar, pero fue interrumpida por el señor Weasley —. No tiene sentido discutir, Remus. Estás hablando con la hija de Sirius—, caminó a un lado y le dio una palmada en el hombro a Edelyn —. No va a quedarse sentada esperando cuando sus amigos están arriesgando sus vidas.

      —Además, es la mejor voladora de todos nosotros—, agregó Nymphadora Tonks con una sonrisa.

      —Y es rápida con la varita—, musitó Kingsley Shacklebolt, que había quedado muy impresionado por el duelo de la chica en el Ministerio el año pasado.

      Remus miró alrededor, a sus compañeros de la Órden del Fénix, con la boca abierta. Después de un momento de silencio tenso, suspiró derrotado.


──────────────


      Harry estaba de pie bajo el marco de la puerta del pórtico bajo las escaleras. Ahora estaba ocupado con zapatos y paraguas, pero había sido su habitación seis años atrás. Aquellos habían sido los días en que no sabía nada de su identidad, sobre cómo sus padres habían muerto y que era un mago. Más importante, había sido antes que conociera a sus tres mejores amigos.

      Un rugido repentino y ensordecedor cercano lo apartó de sus pensamientos, y se enderezó, golpeéndose la cabeza contra el bajo marco de la puerta. Maldiciendo bajo su respiración, fue a la cocina y miró por la ventana al jardín. Entonces, uno por uno, comenzaron a aparecer figuras a medida que el hechizo desilusionador se desvanecía.

      Abriendo la puerta, Harry instantáneamente fue encontrado con un llanto como saludo. Hermione lanzó sus brazos alrededor de él, y Ron lo palmeó en la espalda.

      — ¡No esperaba que vinieran todos ustedes!

      —Cambio de planes—, gruñó Alastor —. Pongámonos en cubierto antes de hablar.

      Ya en la cocina, se sentaron en sillas y mesadas o se apoyaron contra las paredes. Estaban Ron y Hermione, uno al lado del otro con sus manos entrelazadas; Bill y Fleur, el primero con una cicatriz y la segunda tan hermosa como siempre; el señor Weasley, luciendo un poco preocupado mientras estudiaba el microondas con curiosidad; Alastor, su ojo mágico girando y una expresión severa que constrastaba con la brillante sonrisa de Tonks, quien ahora tenía el cabello rosa chicle; Remus, más gris y decaído; Kingsley, pelado y con los hombros tensos; Hagrid, agachado para no golpearse la cabeza con el techo. Entonces, parada entre Fred y George, quienes tenían sonrisas idénticas, la vio.

      Contrastando su piel pálida, sus rulos negros estaban atados en dos trenzas, marcando su rostro delgado. Aunque sus pómulos y mandíbula eran prominentes y bien definidos, sus labios rosados y aquellos ojos le brindaban una suavidad a sus facciones. Su figura de mediana estatura había cambiado desde el mes anterior. Cuanto fuera el peso que había perdido tras la muerte de Sirius, ya la había reganado con músculos, y había algo distinto en la forma en que se paraba. Había confianza, determinación y fuerza; una llama de fiereza que él solo había visto en ella durante los partidos de Quidditch.

      Y aunque se habían hablado todos los días desde que él volvió a Privet Drive 4 a través del espejo de doble sentido, él no podría haber estado más feliz por volver a verla.

      —Oh, dejen de mirarse de una vez.

      La voz de Fred despertó a Harry de su ensueño, y George empujó a Edelyn hacia delante, causando que tropezara hacia él. Después de enviar una mirada a los gemelos, giró el rostro a Harry con una sonrisa tímida y lo abrazó.

      —Hola—, le sonrió Harry a ella, sintiendo que le faltaba la respiración. Edelyn le regresó el saludo con un beso en los labios antes de separarse y apoyarse contra la mesada.

      Tornando su atención a atención a Kingsley, Harry dijo —. Creí que estabas cuidando al Primer Ministro Muggle.

      —Puede sobrevivir sin mí una noche—, se encogió de hombros —. Tú eres más importante.


      La atención de Harry entonces fue captada por Tonks, que gesticuló la mano derecha hacia él —. Harry, Adivina qué—, bajo la luz de la cocina, brillaba un pequeño anillo de diamante.

      — ¿Se casaron?—, chilló Harry, sus ojos haciendo ping pong entre ella y Remus.

      —Lamento que no hayas podido estar ahí. Fue muy tranquila.

      — ¡Brillante! ¡Felicita--!

      —Muy bien, muy bien—, intervino Alastor con un pequeño gruñido —. ¡Tendremos tiempo para charlar después!—, arrojó dos sacos a sus pies y se giró a Harry —. Así que, Potter, eres menor de edad, lo que significa que todavía tienes el rastreador.

      — ¿Qué es el--?

      —El rastreador, el rastreador—, gruñó impacientemente y, mientras Alastor comenzaba a explicar el plan, las cejas de Harry se juntaron cada vez más y más cerca hasta que sus ojos se abrieron con aprehensión y un sonoro "¡no!" se deslizó de sus labios.

      — ¡De ninguna manera!—, protestó él —. ¡Si crees que voy a dejar que seis personas arriesguen sus vidas al pretender que son yo--!

      —Bueno, a ninguno de nosotros nos gusta, Harry—, comenzó Fred.

      —Sí—, agregó George —. Imagina si algo va mal y estamos atascados siendo un pequeño tonto con anteojos por siempre.

      Harry no sonrió —. No pueden hacerlo si no cooperan—, espetó, necio —. Necesitan que les de mi cabello.

      —Bueno, ya quedó arruinado ese plan—, George suspiró con burla —. Obviamente no hay forma que nosotros consigamos un cabello tuyo si no cooperas.

      —Sí, trece contra un niño que no tiene permitido usar magia. No tenemos oportunidad—, dijo Fred.

      —Gracioso—, gruñó Harry —. Muy divertido.

      —Si tenemos que recurrir a la fuerza, así será—, espetó Alastor —. Todos aquí son mayores de edad, Potter, y están preparados para--.

      —Lyn no es mayor de edad—, replicó Harry.

      Edelyn rodó los ojos ante la mirada que Remus le envió. Con un movimiento vago, ella tomó un montón del cabello en la nuca de Harry y tiró.

      —Ly - ¡AU!

      Con una pequeña sonrisa, ella lo golpeó con un dedo en la frente antes de saltar de la mesada y arrojar los cabellos dentro del recipiente que tenía Alastor. Tan pronto como hizo contacto con el líquido marrón, humo comenzó a salir de éste antes que se formará un claro y brillante dorado.

      —Bueno entonces, Potters falsos, hagan fila aquí, por favor—, Alastor sacó media docena de vasos, pasándoselo a cada uno. Sirviendo un poco de la poción en cada vaso, dio las instrucciones —. Todos juntos—, y en segudnso, Harry se encontró observando a seis copias idénticas de sí mismo.

      Fred y George se miraron al uno al otro y exclamaron —. Wow - ¡somos idénticos!

      —Pero no sé, creo que sigo siendo el más guapo—, remarcó Fred, examinando su reflejo en la pava.

      —Para los que la ropa les quede grande, tengo aquí prendas más pequeñas—, Alastor señaló la primer pila de ropa —. Y viceversa. No olviden los anteojos. Hay seis pares en el bolsillo. Y cuando estén vestidos, hay equipaje en el otro saco.

      La boca de Harry cayó abierta al observar lo que debía ser lo más bizarro que había visto en su vida. Sus seis doppelgangers buscaron entre los sacos, sacando ropa, poniéndose lentes, y entonces desnudándose sin impunidad – bueno, todos excepto por una persona, que estaba dando lo mejor de ella para mantener los ojos cerrados.

      Alastor asintió con aprovación una vez que todos se vistieron —. Las parejas en escoba serán Arthur y Fred, Remus y George, Tonks y Ron; y Edelyn, tú estarás conmigo. Y en los Thestrals tendremos a Bill y Freur, y Kingsley con Hermione. Harry, tú irás con Hagrid en su motocicleta.

      Uno de los Harrys falsos codeó al Harry verdadero y dijo con una pequeña sonrisa —. Es la vieja bicicleta de Sirius.

      Diez minutos después, todos estaban reunidos en el jardín, preparados para volar.

      —Buena suerte, todos—, gritó Alastor por sobre el rugido de la motocicleta de Hagrid —. Nos vemos en la Madriguera. A la cuenta de tres. Uno... dos... ¡tres!

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