Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

| Edad |

Si pagaran por elegir mal a tu amante, ¿Cuánto dinero tendías?

Pero, si las cosas fueran un poco diferentes por una sola vez y encontraras al amor de tu vida.

Pero este amor es imposible.

Marquemos los puntos:

• Te lleva casi una mayoría de edad
• Es casi como tu hermano
• El ya tiene hecha una vida
• Tu apenas estas entrando a la preparatoria
• No eres legal para él... Aún

Exactamente, aún.

Él es el tipo de hombre que buscabas. Serio, con metas en la vida, guapo y sobre todo, te quiere.

El único problema es la edad... También el hecho de que su relación básica fuera alumna-profesor.

Sabías que la relación hermandad/amistad que llevaban había quedado atrás por tus sentimientos traicioneros.

Inconscientemente lo negabas. No querías cambiar nada en su relación. No querías tirar a la basura todos los años en los que se conocían.  

—¡Hey, Shot-!... Digo, profesor Aizawa...

—¿Qué necesitas Matsukawa?

Te quedaste en blanco. En realidad no querías nada, sólo saludarlo.

Ah, si. Olvidé mencionar que no podían tener un contacto más a fondo en la escuela.

—Ah... ¿C-Cómo se encuentra el día de hoy...?

Dijsite con nervios. Aizawa te miró seriamente, tanto, que te sentías aún más nerviosa. Suspiró pesadamente y cruzó los brazos.

—Escucha, entiendo que éstas acostumbrada a hablarme en... Otros términos. Pero aquí mi única meta es que tú y tus compañeros se vuelvan héroes.

Las frías palabras de Shota te dejaron helada. No podías mover un sólo dedo, un músculo, siquiera parpadear.

—Ah... B-Bien... L-Lo veo más tarde en clase...

Giraste apenada con la mirada hacia abajo y corriste lejos mientras sentías como las lágrimas caían.

(...)

—¿Haruka-san?

Alzaste la cabeza con espanto pensando que era alguien que podría regañarte por no entrar a las últimas clases de la jornada escolar. Pero sólo era Midoriya con una sonrisa triste y una mirada llena de preocupación.

Lo miraste y te dieron ganas de llorar una vez más.

—¡A-Ah! ¡N-No, no llores!

Intentabas hacerle caso, pero era inútil.

—Perdóname Izuku-kun... Sólo no me siento muy bien ahora mismo... Creo que me voy a ir  a los dormitorios por hoy.

Te levantaste decidida limpiando las lágrimas que derramaban tus ojos. Ibas a caminar dejando a Midoriya ahí hasta que sentiste una mano agarrando tu brazo.

—D-Déjame acompañarte.

Lo miraste sorprendida y luego sonreiste asintiendo. Sin duda alguna era el mejor amigo que hubieras podido desear.

(...)

Iban llegando a la residencia hasta que caiste en cuenta de algo.

—¡IZUKU! ¿¡Y TUS CLASES!?

El peliverde te miró con asombro. Al parecer se le había olvidado por igual.

—No te preocupes. Voy a aceptar mi castigo...

—Todo fue mí culpa, perdóname.

—Yo quería acompañarte, no es tu culpa.

Lo miraste con tristeza, en realidad, si era tu culpa. Por ser tan frágil cuándo se trata de él.

Llegaron hasta tu habitación, te volteaste y lo abrazaste por sorpresa.

Él se quedó estático sin saber muy bien qué hacer.

—Gracias por acompañarme Izuku...— Susurraste.

—A-Ah... No es nada...

Lo miraste por última vez con una sonrisa triste y te adentraste a tú cuarto. El único lugar en donde estas cómoda.

Tomaste tu celular y miraste la foto que tenías de fondo de bloqueo.

Eran Shota y tú en un cumpleaños. No querías ir en aquel entonces, pero tu madre le llamó a Aizawa y decidiste ir a regañadientes.

Y cuando menos te la esperabas, ya estabas disfrutando de la fiesta.

La verdad es que esa foto la sacó tú madre cuando platicabas con él. Ambos estaban distraídos y extrañamente, sonriendo. Tú estabas riendo y él veía tu sonrisa con cariño.

—Jamás me verá de otra forma que no sea como su "hermanita menor".— Agarraste el cojín que reposaba en tu cama y empezaste a estrellarlo contra esta.— Ugh... ¿Por qué no me tuviste antes, mamá? Así no me llevaría tantos años...

Soltaste el cojín y te volviste a tirar en tu cama.

—Será mejor que duerma un rato...

(...)

Escuchabas como golpeaban suavemente la puerta. Hiciste una mueca de asco. Deseabas seguir durmiendo.

—No hay nadie. Vuelva más tarde.

—¿Matsukawa-san? ¿Te encuentras bien? El profesor Aizawa quiere hablar contigo.

—Yaoyorozu-san... Ahora no... Me siento mal... No voy a salir a hablar ahora...

La pelinegra se quedó callada un momento para luego suspirar.

—Entiendo. Se lo comunicaré.— Volvió a quedarse callada.— Cuando te sientas mejor habla con el profesor Aizawa, ¿De acuerdo?—dijo con una gran calma.

—Si~...

Escuchaste sus pasos alejarse lentamente.

Vaya, si que le importaba tu reacción a tu queridísimo profesor.

Tomaste tu celular y lo desbloqueaste. La luz de la pantalla pegó en tus ojos haciendo que quedaras cegada por unos segundos hasta acostumbrarte. Miraste la hora algo sorprendida. ¿Cómo habías podido dormir tanto? Casi nunca duermes.

Notabas como las luces del toque de queda estaban prendiendo, mientras tus compañeras pasaban enfrente de tu puerta deseándose buenas noches.

—Creo que ya es hora de salir...

Suspiraste, tomaste una sudadera y saliste de tu habitación. Realmente ya no había nadie despierto.

Caminaste hasta la, ahora, habitación de Shota. De seguro ahora mismo esta trabajando en algún reporte.

Llegaste y tocaste tres veces la puerta, esperando una respuesta.

Suspiraste una vez más en el día. Miraste al suelo y te quedaste pensativa, pero al ver movimiento en la puerta alzaste la cabeza.

—Pasa.

Lo miraste a los ojos y caminaste dentro de la habitación. Estaba igual que siempre.

—¿Qué necesitas, Shota? ¿Para qué me hablaste?

Aizawa te miró serio, intentando descifrar lo que pensabas. Rendido, se cruzó de brazos.

—¿Dónde estuviste las últimas horas?

—Uh... ¿No te explicó Yaoyorozu o Iida? Me sentía mal.

—No me vas a engañar con esa excusa.

—Y no lo hago.

Ambos se miraron desafiantes. Jamás habías estado tan enojada como ahora mismo.

—¿Eso es todo? Sigo bastante cansada. Quiero dormir.

No lo dejaste ni articular una sola palabra y ya estabas abriendo la puerta para irte.

Aizawa te miró y cerró la puerta de nuevo con fuerza poniendo un brazo a tu costado.

—Uhmm...

No querías, pero tenías que voltear para desafiarlo una vez más.

Cuando volteaste completamente él puso su otro brazo acorralándote contra la puerta y él.

—¿Qué te ocurre ultimamente?

—Oh vaya, no lo sé. Puede que tus respuestas tan frías me hayan vuelto así.

Lo miraste con un intenso rencor, pensaste que él iba a hacer lo mismo. Pero no. Te miraba con ternura.

Anges de poder preguntar qué le ocurría sentiste un par de cálidos labios en los tuyos.

Te besaba con tanto cariño y ternura que dudabas de si era él o no.

Lo correspondiste después de un momento, pues sentías la necesidad de sentirlo más cerca a ti. Posaste una mano sobre su mejilla mientras que la otra, ágilmente llegaba a su nuca para profundizar el beso.

Shota siguió y siguió besándote con intensidad hasta que ya no pudieron más y se separaron escasos centímetros.

Se miraron a los ojos y nada más. Ni una sola palabra fue dicha. Con tan sólo verse les bastaba.

Volviste a cerrar los ojos con la esperanza de que te volviera a besar, pero sólo sentiste sus manos en tus piernas para alzarte del suelo.

Enrollaste tus piernas al rededor de su cintura mientras te llevaba a su cama. Te dejó delicadamente y hacía que volvieras a quedar sumisa ante él, volviendo a acorralarte entre sus brazos una vez que ya estabas acostada.

—Shota...

Estaba sonrojado, apenas si se veía por la poca luz que había en la habitación. Sólo su computadora alumbraba aquel momento de romance que existía entre ustedes dos.

Comenzaste a desabrocharte la sudadera que traías, con su ayuda. Te tocaba con extrema delicadeza.

Siguieron quitando cada prenda. Una por una hasta quedar ambos desnudos.

Te sentías bastante avergonzada. Eras todavía virgen y ver el tamaño de Aizawa no ayudaba.

Lo miraste con preocupación mientras veías como acercaba dos dedos a tu boca para lamerlos.

Al terminar esa tarea metió uno por uno dentro de ti, haciendo que te acostumbraras. No era una sensación tan nueva en tu interior, pero aún así le agradecías. Hacía movimientos circulares en tu clítoris mientras hacía unas tipo tijeras dentro tuyo.

Estabas bastante agitada y comenzabas a soltar pequeños gemidos y suspiros.

Al ver que ya estabas disfrutando aún más que en un principio sacó sus dedos, dejando esa sensación de vacío dentro de ti. Lo volteaste a ver y notaste como estaba abriendo un pequeño sobre.

Al verlo terminar te lanzaste sobre de él y lo besaste apasionadamente, jalándolo, haciendo que él estuviera, de nuevo, sobre de ti.

—Voy a entrar.

Lo miraste con miedo y te aferraste a su espalda al sentir como entraba poco a poco. Te sentías invadida, pero no era una mala sensación después de todo.

Comenzaste a mover la cadera en busca de sentirlo más, Shota se dio cuenta y comenzó a embestirte lentamente.

Te relajaste y seguiste con el momento, ambos buscaron sus manos debajo de las sábanas para luego entrelazarlas. Expresando su cariño.

Los gemidos eran cada vez más fuertes y sonoros, tenías que callarlos con la boca de Aizawa. Si no, los podrían descubrir.

Habías perdido la noción del tiempo. No sabías cuánto llevaban así, sólo disfrutando del otro.

Pero sabías que todo iba a acabar pronto, sentías una extraña sensación en tu vientre bajo. Un cosquilleo, tal vez.

—S-Shota... Me vengo...

—Y-Yo igual...

Ambos se ayudaron en la última estocada corriéndose al mismo tiempo. Sus respiraciones eran agitadas y tu corazón latía demasiado rápido.

Salió de tu interior quitando, igualmente, el condón.

Te recostaste cansada y acalorada. Te sentías aún en las nubes por culpa de él.

Shota se acostó atrás de ti y te envolvió en sus brazos.

Podías sentir todo su abdomen trabajado en tu espalda, sentías su corazón palpitar y su respiración en tu nuca causaba escalofríos.

—Te amo, Shota...

Al no recibir respuesta giraste tu cabeza y lo miraste. Se encontraba ya dormido.

Sonreíste y te volviste a acostar, los tapaste a ambos y te dispusiste a dormir.

(...)

En la mañana siguiente, al despertar, notaste que ya no se encontraba junto a ti.

Era cierto, los profesores entran antes que los alumnos...

—¡Cierto! ¿¡Ahora cómo lo voy a ver a los ojos!? Se acabó mí relación con él...

Miraste despavorida el reloj que estaba colgado en la pared pensando que ya era tarde.

—Aún tengo tiempo... Creo que no hay nadie despierto aún.

Te vestiste y saliste corriendo a las duchas.

Una vez ya arreglada bajaste a la sala donde ya todos estaban agarrando sus cosas para ir a clases.

Suspiraste cansada y seguiste tu camino mientras pensabas en lo que había pasado ayer.

Al llegar a clase, querías participar, nadie más sabía esa respuesta. Era tu momento.

Más, sin embargo, Aizawa te ignoró e eligió a Jirō para resolverlo.

Obviamente te estaba evitando.

Al salir de clases y te volviste a encerrar en tu cuarto.

—Muy bien, genio. Ahora te odia.

Comenzaste a hacer la tarea que habían dejado para despejarte, pero seguías pensando en lo que había ocurrido entre ustedes.

La única noche en la que al fin sentías que eras correspondida. Aquella madrugada donde fueron uno.

Sacudiste la cabeza y volviste a lo tuyo. Al rato, en la noche, irías a aclarar las cosas con él.

No se puede quedar esto así.

No te puedes quedar así.

(...)

Tocaste de nuevo tres veces la puerta con el corazón en la mano.

—¿Shota? ¿Podemos hablar?

Escuchaste un "pasa" del otro lado de la puerta.

Tomaste valor y entraste decidida.

—Hey... ¿C-Cómo te fue hoy?

Suspiró pesadamente y se recargó con brusquedad en el respaldo.

—Todo fue muy pesado... — Volteó a verte y se percató de tu vergüenza al ver su cama.— ¿Qué necesitas?

Caminaste decidida adentrándote a la habitación y te sentaste en su cama.

Tu mirabas el suelo mientras que él veía el techo de la habitación, como si fueran los objetos más interesantes del planeta.

Suspiraron pesadamente, se miraron y dijeron al unísono;

—Estuvo mal que lo hayamos hecho.

—Nunca voy a ser más que alguien a quién aprecias, ¿Cierto?

Alzaron sus vistas y se miraron con asombro.

Y más asombro fue que, al contrario de como se pensaba, Shota era el que quería una oportunidad contigo.

—Espera... ¿No crees que yo debería de ser la preocupada de saber que nunca voy a ser más que tu alumna?

—Y yo debería irme por lo ético, ¿No? —Aizawa suspiró y tomó con pesadez su cabello azabache.— Pues no. En realidad me atormenta bastante el hecho de que no sea aquel que pueda estar junto a ti.

Lo miraste con ternura y sonreíste ampliamente.

—¿Te atormenta? ¿No me has visto, verdad?— Te levantaste de la cama y caminaste hacia él. —Me vuelves loca.

Aizawa te tomó de la mano y te llevó hasta sus piernas sin despegar la vista de tus ojos, quedando en una posición en dónde podías sentir su entrepierna.

Ambos seguían mirándose hasta que decidiste besarlo con romanticismo. Shota te tomó de la cintura para atraerte más a él mientras que tu ponías las manos en su perfecto abdomen.

Siguieron besándose hasta cierto momento, pues el pro-héroe se separó.

—Me da gusto que no me hubieras rechazado.

Lo miraste y grabaste aquella imagen a la perfección.

Estaba riendo (a su manera, claro), con los labios algo hinchados y el cabello un poco más alborotado. Era perfecto aquel hombre.

—No podría rechazarte. Me encantas.

Él te cargó hasta la cama y se acurrucaron juntos quedándose dormidos.

Tal vez podría funcionar todo esto.

Pero si esta relación seguía a flote, tenía que ser secreto. Al menos hasta que fueras mayor de edad...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro