Surjo de entre las calles
vistiendo de blanco y negro,
atrapado en invisibles jaulas
y pateando al aire para escapar.

La gente me mira sorprendida
de mis prisiones que mantienen lejos
de algo que quiero alcanzar,
y he perdido la voz para pedir ayuda.

Entre edificaciones antiguas
me muevo cauteloso para no ser visto
por seres ajenos al mundo
que me apresen de nuevo.

Una vez osé desafiar a un ángel
y me dejó cautivo acá,
mi espectáculo va con lágrimas
y mis lágrimas se hacen negras con el maquillaje.

Lágrimas negras caen al suelo
y este, de tan oscuro,
abre un profundo abismo,
y me aferro con mis guantes blancos...

Me aferro al cemento liso,
a una vida que no puedo tener...
Soy un mimo del que te reíste...
Lloro en silencio.

Mi llanto no lo escuchas,
ese es mi arte.
Callo para no inquietarte,
soy un mimo de tanto amarte.