Capítulo 28._ Tiempo de soltar
»Isabela
Después de esa noche, decidí comenzar de cero en aquella vecindad, solo hablaba con Marce y de vez en cuando. La verdad es que quería alejarme de todo. Por mi culpa, varias cosas habían terminado mal, y Jos... seguramente estaba bien, si es que no se encontraba dormido con la ropa vomitada. Nadie me buscó, y yo tampoco quería que lo hicieran, no por nada decidí cambiar mi número telefónico. Me había vuelto inexistente en este mundo.
Decidí denominar esa cena como mi primera cita con Alexander, ya que no fue la última vez que salimos. Al día siguiente pasó por mí con flores en mano y estuvo acompañándome todo mi turno de trabajo una vez que terminamos de desayunar en una fonda sencilla que yo había escogido. Alex era nieto del dueño de la editorial donde él trabajaba; sí, ahora su apellido cobraba sentido.
Tercer día saliendo con él; me encontraba terminando de alistarme para la fiesta de cumpleaños de Gloria, la hermana pequeña del ojiazul. Me miré una vez más, Rosita me dio un cálido abrazo; era mi nueva amiga, y juntas formábamos un gran dúo. A su corta edad siendo madre soltera, había madurado y aconsejaba muy bien. Mi conjunto consistía en unos mom jeans claros, una blusa de cuello con mangas largas y ligeramente pompadas, y unos botines negros. Sin estar segura del desastre que podía causarme, tomé unas tijeras de buen tamaño y corté mi cabello.
Sí, lo corté a la altura de los hombros.
No era la primera vez que lo hacía, de hecho, peores cosas había recibido mi cabello; todo dependía de cuan aburrida estuviera. Tomé mi clásico y pequeño bolso en el cual metí lo necesario.
—Suerte —Rosita besó mi mejilla, tomándome de las manos —Recuerda lo que te dije, y cuídate mucho. Eres hermosa, Isabela.
—Gracias —bajé la mirada, apenada. No estaba acostumbrada a los halagos. Un balbuceo de bebé llamó mi atención, era la pequeña Lía extendiendo sus bracitos hacia mí —Regreso en un rato, preciosa —me acerqué a cargarla un momento. Un claxon sonó cerca llamando mi atención —Debe ser él —por alguna razón los nervios me recorrieron hasta los dedos de los pies
Volví a despedirme de mi nueva amiga y su hija, casi corriendo. Alexander me esperaba recargado en su Porsche plata; parecía que nos habíamos combinado, él llevaba jeans rasgados, tenis deportivos y una camisa negra desabotonada al inicio.
Me miró de pies a cabeza con una gran sonrisa y se acercó a mí, besando mi mejilla delicadamente. Devolví su saludo y nos montamos en el coche; lentamente como si pidiera permiso, acercó su mano a mí. Íbamos lento, recién nos estábamos conociendo. Con una tímida sonrisa entrelacé sus dedos con los míos, dándole permiso de recargar nuestro agarre sobre su rodilla mientras él manejaba con la mano libre tomando las precauciones necesarias.
Definitivamente este misterioso chico comenzaba a ser importante en mi vida, con tan poco de conocerlo. Me sentía feliz estando con él, como tenía mucho que no. No faltaron las canciones, coreadas por ambos. (Multimedia)
Jos.
Tenía que mencionarlo. Alexander no me juzgaba, y me había alentado a ir por algunas cosas que anoche descubrí me faltaban. Le indiqué la dirección y bajé para tocar la puerta con él tomando fuertemente mi mano. Creí que no había nadie en casa, hasta que se oyeron unos pasos y luego, se abrió.
Mariana me miró con ojos muy abiertos, y no tardó en envolverme entre sus brazos. Lo entendía, había dejado la casa cuando estaba sola y de colmo en estos días nadie supo de mí hasta ahora.
—Isa... —sus ojos se empañaron, examinándome de pies a cabeza como un escáner humano —¿Estás bien? Estábamos muy preocupados, Jos... —la interrumpí, no quería saber más
Cerré los ojos al escuchar su nombre —Perfectamente. No puedo hablar mucho, pero no se preocupe, todo está en orden. Solo vine por lo que me falta —asintió confundida, sin embargo me abrió paso y señalé con la cabeza a mi acompañante —Viene conmigo.
—Un gusto, soy Mariana —extendió su mano, educadamente. Por su expresión supe que estaba comprendiendo la situación, probablemente de forma errónea —Adelante muchacho, el sol está fuerte. —mi amigo le agradeció y entró junto a mí
Se escucharon pasos en la escalera, corriendo —¿Isabela? —miré al dueño de la voz extrañada, sabía perfectamente de quién era. Sus ojos cafés miraban al ojiazul, con mucha molestia —Te he estado llamando y no contestas, estaba preocupado —quise echarme reír, claro que noté su interés. Besando a la pelirroja, yéndose de fiesta, subiendo historias bebiendo... Claro que Jos Canela estuvo preocupado por mí estos días —Ya creo saber por qué.
Decidí ignorarlo, mirando a Mariana —Él es Alexander —señalé al castaño a mi lado —Mariana, ¿cree que él pueda subir? Es una caja pesada, y necesito meterla a su coche.
—No tengo problema —me aseguró con una pequeña sonrisa. Asentí y saludé rápidamente a una Fernanda muy seria; desconocía la tensión que había, apostaría lo que fuera a que no era precisamente por lo sospechosa que me veía con un joven desconocido. Subí las escaleras con Alexander casi pisándome los talones, llegando a la que fue mi habitación. Efectivamente en uno de los cajones permanecían las cosas que olvidé, como mi caja con infusiones de té
—¿Ya llevas todo? —el castaño tomó mis pertenencias ya ordenadas, flexionando los brazos; jamás superaría sus bíceps, superaban los de Bryan Mouque
—Me falta la cámara —asintió pensativo y abrió la puerta
—Te espero abajo, ¿de acuerdo?
No quería estar sola ahí arriba, pero lo aceptaba —No tardaré —le aseguré, puesto que era verdad. Necesitábamos llegar a la fiesta de Gloria. Me armé de valor para tocar la puerta, pero no fue necesario, una mano me arrastró dentro
Jos tenía los ojos inyectados en sangre —¿Quién es ese? —señaló hacia la puerta, sabía perfectamente que se refería a Alexander
—No es de tu incumbencia —arqueé una ceja, alejándome de él. Estaba asqueada, no quería tenerlo cerca. Comenzaba a trabajar en mí, recuperándome y sanando de todo lo que era tóxico en mi vida; lo peor de ello, era que Jos estaba incluido en las cosas dañinas —Vine por mi cámara, ¿dónde está? —me encaminé hacia su mesita de noche, donde la vi por última vez. Bingo, ahí estaba; y a lado, una botella.
—No te la daré —negó repetidas veces acercándose a mí nuevamente, y obstruyéndome el paso —No te puedes ir.
Fruncí el ceño, irritada —Claro que puedo, ya lo hice. —gruñí entredientes, perdiendo la poca paciencia que me quedaba —Ahora quítate. Llevo prisa.
—¿Para irte con ese? —escupió con el rostro enrojecido —Isabela tienes que quedarte, piensa en mí. Por favor, hazlo por mí —dijo suplicante, y luego se tiró al suelo, abrazándome las piernas
—Jos, en serio quítate —de una ligera patada, ya que no tengo fuerza, logré quitarlo de mí. Sus ojos ahora estaban llorosos. Y sí, lo que sentía en ese momento era peor que la decepción y el coraje, no soportaba estar con él —¿Cuándo has hecho tú algo por mí?
—¡Todo lo que hago es por ti! —me reclamó en un grito, seguro todo se escuchaba abajo. Me importaba un carajo, tal como a él le valía todo
Reí secamente, con los ojos llenos de lágrimas —¿Por mí? ¡Tienes que estarme jodiendo! —yo también comencé a gritar a ese punto —¿Quién es la que siempre tiene que arreglar tu mierda? ¡Yo! —me piqué el pecho, apuntándome —¡Una y otra vez tus errores termino pagándolos yo! Todos me lo decían y no entendí.
Frunció el ceño, enojado —Si es por Gera yo la dejo y...
—¡Me importa un bledo si te coges a ella, a Alison, a toda chica que tenga buenos pechos y te los restriegue en la cara para que las elijas! —y era cierto, todo eso no importaba en ese momento —Se trata de ti, ¡tú eres el problema! No pienso hundirme más contigo. Quiero ser feliz, sin estar preocupada día y noche por que no te dé una sobredosis.
—Ya no soy así —sus palabras, terminaron de romper todo lo que sentía por él en ese momento
—¿Tan seguro estás? —apunté a su buró, con una ceja arqueada
—Está llena, me la regalaron el día del partido pero está intacta —aseguró, efectivamente seguía sellada
Pero ¿por cuánto?
Gracias mente.
Sonreí sin gracia, él seguía siendo tan cínico —¿Y el grupo de ayuda? Jos, mandaste todo al carajo. ¡Deja de mentir! —sus ojos muy abiertos lo delataron, comprobando mi teoría —¿Creíste que no lo sabía? —jadeé divertida, al fin yo llevaba la delantera
—Lo hice pero no he ingerido nada —continuó diciendo, entrecerré los ojos examinándolo, parecía tan creíble. Si no supiera la realidad, volvería a perdonarlo, no era la primera que Jos seguramente lo hacía ¿Cómo es que alguien podía ser tan mentiroso?
—Basta, ya... estoy harta Jos. Te empeñas tanto en mentir para arreglar tu desastre, que no paras de llevarte a gente al hoyo.
Suspiró y comenzó a a agarrarse el cabello con frustración —Nunca lo dejé ¿entiendes? No del todo, no pude ¡lo siento! —se disculpó con mirada de perrito —Intenté pero...
—Alguien que realmente busca ser ayudado, y que quiere a alguien lo suficiente como para mejorar, lo hace y lo intenta hasta que no necesita más —murmuré bajando mi tono, ya no quería discutir —Entiendo que por instantes te sintieras caer, pero joder no estabas solo, nunca lo has estado ni será así. Tenías a tu madre, tu padre te importa un carajo, pero por Dios tu hermana lo ha dado todo por tu felicidad, tus amigos ... me tenías a mí —la voz me fallaba, como lo esperé
—¿T-te tenía? —sí, tiempo pasado —Me enamoré de ti, Isabela. —quedé estática en mi lugar, todo volvió a mi mente y mi corazón se estrujo, latió tan rápido que parecía quería salir de mi pecho. Si supieran cuánto esperé por oír esas palabras
—Eso no es amor, Jos. Si tanto me quisieras, lucharías como yo pensé que lo hacía contigo, pero otra vez me equivoqué. Te defendí tanto, sin querer ver lo obvio —sus mejillas se empaparon, igual que las mías —Si realmente hacías todo por mí, no nos habrías hecho esto.
—Cambiaré, lo juro, por ti...
—¿Cuándo fue la última promesa que cumpliste? ¿cuántas veces me dijiste lo mismo? —negué lentamente, casi tropezando cuando el pelinegro intentó tomar mi mano —Sé que estás con Geraldine, y de verdad deseo que seas feliz con ella. Que a su lado puedas tratar de sanarte, porque alguien como tú... —un sollozo escapó de mis labios, tuve que llevarme las manos a la boca para evitar que otro saliera. Ya estaba hipando —...no puede cambiar. Te amo, pero hasta aquí llegué, lo único que lograste fue destruirme. Estoy cansada de tener que recoger tus pedazos cuando haces algo, meter las manos al fuego por ti... ¡haces todo lo contrario! Yo soy la que realmente lo siente.
—Te amo, y no renunciaré a ti.
—¡No! —grité nuevamente, con una mirada cargada de rencor —Esperé por ti... seis malditos años. Y ahora que me quedé sin nada, y tú ganando... debes aprender que se necesita perder también —solté bajando los hombros, estaba a la defensiva —Ahora quieres arreglarlo. José, estoy intentando algo con Alex, y si realmente me amas, lo último que puedes hacer por mí es dejarme ser feliz. No me buscarás, si te entrometes entre nosotros... tú... —no podía decirlo, ni siquiera a él, podría odiarlo
Sus labios se deformaron por el llanto —Si te amo, no te dejaré ir. Perdóname.
—No sé si algún día pueda hacerlo —sorbí mi nariz y con el dorso de la manga de mi blusa limpié mi rostro —No me quites lo poco que tengo, Jos. Te lo ruego.
Después de segundo en silencio, asintió comprensivo, y cabizbajo tendió la pequeña cámara blanca —Toma. Creo que lo mejor será buscar a alguien más.
—Quédatela —todos mis recuerdos con él estaban en esa memoria, pero aferrarme a ellos no me dejaría avanzar, no me llevaría a nada igual que él. Renunciar a ellos era dejar más de la mitad de mi vida —No te entiendo Jos. Pero está bien, ojalá tampoco le rompas el corazón como a mí. Esto me gané por estar contigo.
Rodó los ojos, de repente su tristeza desapareció —Sí lo sabes... tú haz tu vida, yo la mía. Conocer personas diferentes.
—¿Y eso a qué viene ahora?
—Que ahora lo sé.
Permanecí callada, en una paz que él rompió.
—Somos imposibles.
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¡Holaaaa! Sé que he dejado la historia muy abandonada, no solo me he alejado de esto sino también de mis otras novelas
Espero que les guste mucho mucho mucho este capítulo😀 Así que voten, comenten y agreguen la novela a sus bibliotecas y listas+
Gracias por seguir aquí y por todo su apoyo💜 Esta novela ya casi va para el año en octubre y apenas va en el capítulo 22. Lo siento, la descuidé demasiado.
Eso es todo, no olviden que las quiero mucho mucho mucho mucho muchísimo y nos leemos pronto.(Tengo pensado hacer maratón, ya que muchas lo han pedido por mi falta de actualizar)
Creo (CREO), que una chica me pidió que le dedicara un capítulo pero no me acuerdo quién:( Así que si estás leyendo esto, por favor preséntate
—Su fiel escritora Frida :')
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