»Jos

Estaba a escasos centímetros del rostro de Isabela, pero no, esto no estaba bien. No podía besarla de la nada y dejarla confundida, no era justo para ella. Y yo tampoco quería hacerlo... creo. Mi instinto de hombre idiota volvía a hacerse presente, hecho que no me extrañaba en lo más mínimo; Freddy decía que era mi talento.

Volví a esos ojitos saltones y cafés que se habían vuelto una vista constante en mi vida, lo único que había cambiado el tiempo era su físico, fuera de ellos seguía siendo mi dulce e inocente Isabela. No puedo ni recordar cuándo ella no estuvo para mí, nos conocíamos de... toda la vida. La culpa se unió a mi estupidez, carcomiéndome por dentro incluso más que la cocaína. Isabela no merecía sufrir. ¿Adueñarme de su pureza? Imposible de lograrlo. Mucho menos después de lo que había hecho el día anterior, y esa misma madrugada. Deseé haber aceptado quedarme en casa de Alison, pero me la había pasado mejor con Geraldine. 

Me alejé, puesto que la castaña podría descubrir mi aliento alcohólico si es que los efectos de la hierba no habían hecho ya de las suyas, exponiéndome.

—Solo quiero una explicación —me aclaré la garganta, soltándola y separándola de mí con la más suave delicadeza que pude; uno borracho, podía ser muy brusco, la pelirroja con la que estuve, era testigo de ello

—Ya te la he dado, así que ya me voy —se tensó y pude percibir algo fugaz en su mirada ¿decepción? ¿tristeza? Desconocía lo que veía, estaba drogado y apenas tenía ganas de mantenerme en pie

—Isabela, por favor, ya tuve suficiente —suspiré agotado, deseando que por arte de magia apareciera una copa de brandy en mi mano para relajarme. Demasiada acción había tenido ya, esta era la cereza del pastel —No quiero lidiar con más, ¿qué te pasa pequeña? —tenía tiempo sin decirle así, como solía hacerlo cuando éramos niños, todo gracias a su baja estatura

—¿Sigo siendo tu pequeña? —sonrió triste mientras luchaba contra las lágrimas que se agolpaban en esas dos canicas brillantes

—Siempre lo serás Isabela Alejandra —le afirmé, no estaba mintiendo con ello. Claro, la poca cordura que lograba conservar —Escucha no sé qué hice, pero lo siento, solo no te vayas de mi lado. Por favor —supliqué ahora yo con los ojos cristalinos

—Ay Jos...

—Solo ven aquí —le pedí extendiendo mis brazos, ella sin duda se lanzó a ellos uniéndonos en un abrazo. El alivio recorrió mi cuerpo, como una bofetada, recordándome mis errores y todo lo que debía hacer para dejar de cometerlos una y otra vez —Perdón —susurré en su cabello, ¿cuántas veces seguiría disculpándome con la gente?

—No es tu culpa, sino mía.

—¿Qué sucedió? ¿Por qué ya no confías en mí? —esa era la más grande de mis dudas, admito que yo podía ser un dolor de cabeza pero Isa era igual de bipolar. Tal vez por eso somos amigos. Tal vez por eso somos polos opuestos, incapaz de aguantarnos a pesar de esa peculiar y molesta característica en común

Tic toc, su despertador sonaba a nuestras espaldas sobre la mesita de noche. No tenía que verlo para saber que era el mismo que Freddy le regaló en su cumpleaños dieciséis: rosado como el color menos preferido de ella, pantalla táctil y forma de ratón con orejeras pintadas con tintura plateada —Es solo que he estado acordándome de  todo —su voz comenzó a flaquear, estremeciéndome. Detestaba verla así, irónicamente puesto que la mayor parte de las veces, era por mí. De repente el animal de metal no me parecía gracioso —Pero ya no quiero saber nada.

—Saldremos juntos de esto —le volví a prometer sin estar nada seguro, era costumbre jurar algo que no podía cumplir

Corrección, saldrá ella sola puesto que tú estás taaaaaan inestable, que ella siempre termina sacándote del hoyo.

No tienes vergüenza José Miguel.

¡Mira! Es un unicornio.

Sacudí de mi cabeza a los pequeños Jos' que estaban atacándome.

—¿Estás bien? —se separó un poco para mirarme, inspeccionando mi rostro como el escáner maternos de Mariana Canela —¿Me estás ocultando algo? —mi detector a juego con la alarma de luces rojas en mi interior, gritó casi como el ratón patético de bigotes

—Claro que no, pequeña —sonreí mientras secaba sus mejillas ahora húmedas, sin embargo sus ojos se volvieron a humedecer y el dolor se asomó en ellos; jodido cargo de conciencia el que sentía en esos instantes

—Jos, ¿bebiste? —su mirada brillante me hacía sentir culpable, ella me tenía tanta esperanza y yo era una papa con alas moradas según mi reflejo en el espejo que tenía en frente

Fruncí el ceño, negando la verdad —Por supuesto que no —le diría a Freddy Leyva que otro de mis talentos era ser sumamente convincente, si acaso al siguiente día recordaba todo el caos que dejé a mi paso. El bar, Geraldine... la diminuta Isabela que pagaba siempre mis platos rotos, y aún sabiendo que se lastimaría recogiendo las piezas (inútilmente tratando de repararlas hasta regresarlas a la normalidad), seguiría cortándose y yo volviendo a destrozarlos. Eso era lo que sucedía si te juntabas con Jos Canela, los que decidían quedarse lo hacían bajo su propio riesgo; al menos el rizado ya lo aprendió. ¿Por qué Freddy estaba apareciendo tanto en mi mente?

—Sóplame. —exigió con voz dura, su mandíbula estaba apretada con fuerza al igual que sus puños, si seguía haciendo eso terminaría rompiéndose el pie ¿o la quijada? ¡Bah! Es lo mismo

—No seas tonta —me volví a separar de ella y comencé a meter sus cosas de vuelta al armario; sus berrinches eran casi idénticos a los del Chavo del 8. Luego de terminar, dejé su teléfono y auriculares en la cama justo como me lo pidió antes de iniciar aquella estúpida discusión —Descansa —le deseé con una sonrisa desvaída debida al cansancio y sustancias tóxicas en mi organismo, especialmente por estas últimas

—El juego es hoy por la noche —la miré confundido, señaló al Sr. Bigotes, nombre con el que titulé su reloj-despertador ese preciso momento —Ya pasan de las seis de la mañana, Jos.

—Lo sé —contesté sonriente. No, no sabía ¡ni siquiera estaba cuerdo! —Necesito dormir, te veré ahí ¿cierto? —solo a mí se me ocurría irme de fiesta antes de un partido importante, que me hundiría o me haría saltar al éxito

—No me lo perdería por nada.

—Me alegra —besé su frente cerrando los ojos, así nos quedamos un momento —Te invitaré a desayunar, lo prometo.

Me empujó fuera de su cuarto, casi haciéndome caer —Cuando no esté despeinada, chao Jos.

En marcados tambaleos que retumbaban por toda la casa, logré llegar a mi cuarto y me dejé caer al piso quedando dormido en menos de lo que canta un gallo, con mi mejilla aplastada contra el suelo de madera. Me incliné lo suficiente para devolver todo lo que pude, incluyendo los besos de Geraldine y secreciones vaginales de Alison. Ew.

Me giré al techo, con la camisa desabotonada, descalzo y el cabello hecho un asco. Las hadas con cara de Alonso danzaban sobre el ventilador colgado, tan crueles que se burlaban de mi comportamiento ¡me lo estaban reprochando! Eran tan pequeñas, ¡qué digo! diminutas ¿de verdad esos cuerpecitos guardaba tanto odio? Algunas bajaron a mis hombros y comenzaron a reír, sus risas eran como campanitas agitadas. Sus polvos mágicos cayeron sobre mí, golpeteando mi cabello y haciéndolo brillar como la bola anticuada de disco que había en el antro que visité horas atrás.

Las carcajadas brotaron de mi boca, pero pronto el vómito se hizo presente y yo caí.

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¡Holaaaaa! Quizá me distancié algo, pero ya estoy aquí :') Ojalá les guste este capítulo, les aseguro que el siguiente capítulo les va a encantar💘 

Estoy muy emocionada porque CD9 va a venir a mi ciudad con el nuevo tour y espero conseguir boleto VIP😭

No sé si ya les había platicado de Fredda. Frida+Freddy= Fredda.  Una chica hermosa SoyMateo_CR hizo la primer novela de Fredda. Deberían de pasar por ella, se llama "Ellos no saben de nosotros". Justo hoy la novela se terminó, no es muy larga, pero es muy bonita.

Recomendación del día: "A Love Rebel" de Jos Canela escrita por @YeraldinH Pásense por ella😉

No se les olvide votar, comentar y agregar la novela a sus bibliotecas y listas+🌿 

Las quiero y graciassss por su apoyo de pollo

—Su fiel escritora Frida :')