🔧2🔧
Felicidades a AuraS_21 por encontrar la frase misteriosa ^ω^
🌟✨🌟✨✨🌟✨🌟
—¿De verdad estamos haciendo esto?
La salinidad del aire había secado sus gargantas. La voz de Mei sonó ronca. Le gustaba el ambiente húmedo y caliente del océano, se sentía en casa.
—Creo que ya no hay vuelta atrás... —murmuró Cole, mirando por sobre su hombro a la vastedad del mar. Su boca se sentía pastosa, necesitaba tomar agua.
Cyrus Borg les había prestado un barco
para su "misión", aunque no uno muy costoso. Se trataba de una lancha que dé milagro había surcado todo el océano de Ninjago... Tras la gran cantidad de gastos económicos que tuvo que sustentar en su última batalla por el bien, Borg les había dicho a los ninjas que NUNCA, JAMÁS, EN LA VIDA les prestaría otra cosa (al menos costosa).
En cuanto vieron la lancha en la que viajarían, Jay sintió el impulso de revelar que era hijo de un multi millonario. Por fortuna Nya intervino. De por sí ya había roto su promesa al decirle a Zane la verdad sobre su hermano...
—¡Oigan, tenemos llamada! —exclamó Lloyd, corriendo hacia donde estaban reunidos todos sus amigos con una laptop.
—¿Cómo es que conseguiste señal aquí? —preguntó Kai arrugando la nariz, que, a diferencia de Mei, se sentía fuera de su elemento.
—Con Zane a bordo todo es posible —respondió Lloyd, con voz graciosa.
Los chicos miraron al nindroide. Estaba distraído mirando al océano. Ni siquiera había hablado en todo el trayecto. Es curioso la manera en que un nindroide se siente nervioso. No lo mostrará, no lo dirá. Pero sin duda es fácil saberlo.
—¡Hola, muchachos! —exclamó una voz femenina desde la pantalla de la laptop. La ventana de Skype mostraba a los rostros de Skylor, Dareth, Rune, Ronin y Lar.
—La operación reemplazo de ninjas está en marcha —dijo Lar, con una expresión determinada en el rostro.
Jay casi se cae de cubierta. Escuchar las palabras "reemplazo" y "ninjas" juntas lo hizo recordar un hecho del que sus amigos no debían enterarse. Como Nadakhan los había capturado tuvo que recurrir a sus otros amigos para que lo ayudaran.
—J-je, q-que nombres i-inventas L-Lar —tartamudeo Jay, nervioso.
—No fue idea mí...
—Yo le puse nombre —interrumpió Rune, abriéndose paso entre Lar, quien rodó los ojos.
—Es tan infantil, lo sé. Yo quería usar un nombre más técnico, como...
—¡Shut up, nerd! —lo mandó a callar la maestra de la magia, antes de que empezara a hablar.
Lar frunció las cejas e hizo un morrito. Skylor meneo la cabeza.
—Un segundo, ¿El sensei no notara que son ustedes... disfrazados de nosotros? —preguntó Cole, poco convencido.
—Por eso no te preocupes —respondió Lloyd, con los ojos cerrados y una sonrisa radiante—. Está tomando sus pastillas para dormir, ésas cosas sirven, pero le distorsionan la vista los primeros días de uso.
Los otros ninjas no sabían si alegrarse o no. Se sentían mal por engañar al sensei pero, ¿De qué otra forma podría Zane reunirse con su familia? Él merecía conocer la verdad, merecía ser feliz.
—Además inventé unos micrófonos que distorsionan nuestras voces y las hacen parecerse a las suyas —comentó Lar, para después alargarse diciendo otras cosas de aparatos y tecnicismos.
—¡Ogh, guarda silencio! ¡Nos pondrás a todos a dormir! —reclamó Rune. La pantalla se congeló, mostrando la leyenda: videollamada finalizada.
—Como que tengo un mal presentimiento sobre esto... —murmuró Jay y todos asintieron.
💙♥💙♥💙♥💙
Nya y Jay fueron los primeros en divisar el faro a la distancia. Zane lo había sentido mucho antes, igual que aquella vez cuando zarparon en busca de la Isla Oscura. Ése sentimiento de familiaridad brotó dese lo más profundo, haciéndolo sentir diferente, extraño. La primera vez había sido por su padre, pero ésta vez... era por su hermano.
Nya y Jay observaban al nindroide, manteniendo cierta distancia. Les encantaba ver la manera en que su rostro se iluminaba. El faro estaba delante y Zane parecía querer acercarse a él con la mirada. La vista era enternecedora.
—Creo que hiciste lo correcto —dijo Nya, sin despegar los ojos del frente.
Jay sonrío con disimulo y agacho la cabeza, avergonzado. Sus mejillas ardían por el dulce tono de voz de la pelinegra.
—¿No estás molesta conmigo? —murmuro el ninja del rayo, antes de siquiera considerarse perdonado. Levantó la cabeza hacia la chica, con determinación—. Escucha, sé que él sensei y tú tienen sus motivos para pensar en que no está bien que Zane sepa, pero es como mi hermano, Nya. Además, sabes que Echo es...
—Jay —río la pelinegra, para callar al parlanchín pelirrojo.
El chico abrió la boca con intenciones de seguir hablando, pero Nya puso su mano en una de las mejillas de Jay para impedirlo. Él había cambiado tanto. Sus pecas casi habían desaparecido por completo. Se veía más adulto, más grande... excepto en ése momento. Jay se sonrojó como nunca en su vida.
Nya lanzó una carcajada al ver lo rojo que estaba. Parecía un tomate. Jay cruzó los brazos, indignado. Incluso cuando Nya parecía ponerse romántica de pronto terminaba siendo otra cosa. Jay no podía entenderla.
—No estoy molesta —dijo la chica, al fin, tras componerse de la risa. Se tornó seria nuevamente y miró a la distancia—. Estoy orgullosa.
Jay la imitó. Recién entraba la tarde. La basura de hojalata que Borg les había prestado tardó demasiado en llevarlos a su destino, pero finalmente estaban llegando. Ninguno, tanto Jay como Nya o alguno de los otros ninjas, podía esperar para ver la reacción de Zane. Incluso ellos, ya querían conocer a quien sería el nuevo miembro de su familia.
—Cualquiera hubiese guardado el secreto hasta la tumba, pero tú no Jay —continúo Nya, viendo las olas mecerse bajo ellos—. Es cierto que a veces sueles revelar secretos por hablar de más —volvió a reír, a lo que Jay frunció el ceño—. Pero lo haces con buenas intenciones. Siempre eres muy leal.
Nya lo miró con una sonrisa, una auténtica. Jay también sonrío. Sus manos se entrelazaron y, con aire enamorado, miraron sus reflejos en el agua, desde la cubierta. Parecía una imitación reciente al reflejo que Jay había encontrado en aquella cueva de cristales. Los mismos enamorados, compartiendo la misma historia.
Súbitamente, el reflejo se distorsionó.
Un rostro anaranjada reemplazó a los suyos, sorprendidos. La persona que ahora se reflejaba era la auténtica imagen del enojo. Sus rasgos eran afilados. Conocidos. Sus ojos prometían venganza. Una mueca de disgusto asomaba bajo sus bigotes oscuros.
Nya y Jay estaban aterrados. Parecía que otra persona, no ellos, se estaba reflejando en el océano. Un enemigo temido, que anhelaban no volver a enfrentar. Peligroso, poderoso, manipulador.
Nadakhan el Djiin.
🐚🌊🌅🐚🌊🌅🐚🌊🌅
Cole corrió como perseguido por un sensei con bastón en mano. Sus amigos lo pasaron de largo mientras bajaban de la lancha recién atracada. El faro lucia igual a como lo recordaban, al menos por fuera. La pequeña isla sobre la que se asentaba el faro tenia solo rocas y arena.
El olor salino y a pescado del mar no hizo más que intensificar las nauseas de Cole. Le "dijo adiós a su desayuno" cerca de un grupo de rocas.
—Agh, lo lamento mucho chicos... —murmuró el pelinegro, al tiempo que se reunía con ellos entorno a las escaleras externas—. No recordaba que me mareara tanto en los viajes...
—¿Estás mejor ahora? —preguntó Mei a su enfermizo Cole, quien juntó las cejas como un niño pequeño.
—Si vas a vomitar otra vez mejor hazlo aquí —le dijo Kai, asqueado. El ninja negro frunció las cejas—. ¿Qué? No queremos que arruines el tierno encuentro con tu estómago.
Lloyd rodó los ojos y se dirigió a Zane.
—¿Estás listo?
El nindroide miró el faro. Mil imágenes pasaron por su cabeza. Recordó a su padre, a su antiguo hogar antes de vivir con los ninjas, e incluso a su dragón de hielo. Todas ésas eran cosas importantes para él. Le recordaban quién había sido y en qué lo convertían ahora. Estaba a punto de sumar algo más a ésa lista.
Zane se volvió hacia su amigo rubio, con una amplia sonrisa.
—Estoy listo.
🌅🌊🐚🌅🌊🐚🌅🌊🐚
El interior estaba vacío. Se veía viejo y abandonado, pero no cubierto de polvo ni suciedad. Eso indicaba que alguien aún cuidaba del faro. Lo primero que los recibió fueron las escaleras de caracol, que subían haciendo una espiral, conduciendo a la que había sido la habitación del señor Julien.
Jay se abrió paso entre sus amigos, emocionado. Daba brincos de un lado a otro buscando con alegría.
—¡Echo! ¡Echo, puedes salir! —exclamaba buscando en cada rincón—. ¡Somos nosotros, Jay y Nya! Bueno, seguro no te acuerdas de nosotros pero... ¡Como sea puedes salir!
No hubo ninguna respuesta.
Kai se volvió hacia su hermana y le preguntó con un susurro:
—De nuevo, ¿Cómo es que saben que Zane tiene un hermano?
—Larga historia —fue lo único que respondió Nya, encogiéndose de hombros.
—Jay... —comenzó a decir Cole, que ya sé había recuperado.
—¡Oh, claro! —dijo este, dándose una palmada en la frente—. Tiene que estar por acá... ¡Vengan!
Todos lo siguieron escaleras abajo, hacia el sótano. Jay activó una habitación secreta, donde miles de engranes e inventos sin terminar ya hacían dispersos. También había estantes y aceite en botes o regado por el suelo. Los ninjas quedaron impactados nada más descubrir que el faro tenia habitaciones ocultas, en especial Zane.
—¡Miren! —exclamó Kai, señalando uno de los estantes. La sombra de algo oculto tras él era visible y se movía—. ¿Es... él?
—¡SÍ! ¡Es él! —gritó Jay, emocionado, provocando que Zane sonriera.
Lo que estaba oculto finalmente decidió salir a "saludar". Estaba oxidado y mostraba algunos de sus engranajes. Se movía despacio. Lento hacia los ninjas.
Pero quedaron decepcionados.
—Ah, sólo es... am... "él" —murmuró Lloyd, sin saber bien cómo llamar al pequeño robot que limpiaba el faro, oh, y también servía el té—. Ja, ya deberíamos nombrarlo.
—¿Qué tal... Roberto? —sugirió Mei, con una media sonrisa.
—¿Roberto? —repitió Lloyd—. Mejor... Capitán Tuercas.
—No inventes, no es un súper héroe. En ése caso mejor que se llame R2-D2.
—Jay, si esto es una broma —gruñó Cole volviéndose molesto hacia su amigo.
—¡No, claro que no! —reprochó Jay, inflando los cachetes—. Nya, diles.
La pelinegra se llevó una mano al codo de su brazo contrario. Su mirada estaba perdida en el montón de engranajes frente a ellos. No quería intervenir. En su mente aún seguía vívida la imagen de Nadakhan, en el reflejo del mar. No podía entender cómo era que Jay y ella lo habían visto. ¿Acaso seguía libre? Eso era imposible. Fuese lo que fuese, habían decidido mantenerlo en secreto, como todo.
—Sí, es verdad —dijo al fin, aunque su vista seguía dispersa—. Echo estaba aquí en el faro, no pudo ir a ningún lado...
—¡Ya sé! —interrumpió Lloyd, con un grito—. ¡Godofredo!
—¡Lloyd no es momento para éso! —lo regañó Kai.
Los ojos del rubio fueron a parar al pequeño robot oxidado, que hacia ruiditos molestos. Dejó de ver a "Roberto", "Capitán Tuercas", "Godofredo"... o como sea... y miró a Zane. Algo detrás de él lo llamó por instinto. Una alarma. Una advertencia. Había alguien detrás del nindroide.
—¡Zane, cuidado! —exclamó Lloyd.
Pero era tarde.
El nindroide dió un azotón contra el suelo. La persona sobre él lanzaba golpes rápidos y simultáneos que el nindroide a penas conseguía esquivar. Parecían flechas, uno tras otro sus puños arremetían el suelo del sótano. Los amigos de Zane estaban por interferir, cuando Nya los detuvo abruptamente.
—¡Esperen! Es... Echo.
Zane consiguió sujetar las muñecas de su adversario. Quedó pasmado al ver los rasgos del nindroide oxidado. Eran familiares, idénticos a los suyos. Su corazón dió un vuelco. No podía creer lo que estaba viendo, se sentía como en un sueño.
Echo se levantó, y Zane lo siguió. El nindroide oxidado parecía haber quedado hipnotizado al ver a Nya, pero reaccionó con rapidez.
—Mi nombre es Zane, fui creado para proteger...
—A los que no pueden protegerse —completó el nindroide de titanio. Una sonrisa amplia se formó en su rostro. Nunca había sentido una felicidad tal como en ése momento.
Todos estaban inmóviles, sin habla, inexpresivos por la conmoción. Zane y Echo parecían particularmente perplejos. Finalmente las piezas se habían unido. El complejo rompecabezas que había formado las emociones de Zane finalmente hallaba solución. Todos queremos saber quienes somos realmente, y a veces, necesitamos que una persona nos ayude a encontrar la respuesta. Zane lo había hecho, estaba frente a él, y tenía su rostro. Después de pasar una vida entera rodeado de personas diferentes a él, finalmente se encontraba a un similar. ¡Alguien como él! Alguien... que no lo hacía sentirse tan perdido en ése mundo frío y cruel.
Zane trastabilleo. Sus pasos siempre eran seguros, pero justo en ése momento dudó. Avanzó lentamente hacia Echo. Su boca temblaba. Quería sonreír pero no era lo suficientemente fuerte. Echo lo hizo por él, esbozó una amplia y tierna sonrisa que derretiría el corazón de hasta el hombre más frío.
—Hermano.
🔧🔩🔧🔩🔧🔩🔧🔩🔧
Zane nunca se había sentido tan parte de un lugar. No paraba de sonreír y charlar con su hermano, sobre cualquier cosa, incluso sobre los temas más tribales. Se sentía... Jay. El mencionado pelirrojo, por su parte, estaba sentado junto a la ventana. Miraba el océano, alerta. Sus ojos también buscaban a alguien en los alrededores del faro.
No podía dejar de pensar en Nadakhan. Nya tampoco, pero a ella se le daba mejor ocultar las cosas.
—¿Todo en orden? —preguntó Mei, acercándose a él.
—Síp.
—Piensas más de lo que hablas... ¿Estás seguro?
Jay miró a la castaña. Si tan sólo pudiese decirle... Ya había excedido el numero de promesas rotas. Pero a veces era tan fácil hablar con Mei. Era como hablarle a su madre, la ninja morada tenia ése talento de tranquilizar a las personas.
—Mei, ¿Puedes buscar cosas en el mar? —preguntó Jay. Su amiga lo habría ayudado con o sin explicación, pero aún así Jay buscó una justificación—. Es que mi mamá perdió una tetera hace mucho y... bueno, quería ayudarla a encontrarla.
—Bueno, jamás lo he intentado. Es decir, lo hice en el Laberinto de Hiroshi, pero no había tanta agua...
—Uh, no importa —Jay intentó imprimir una sonrisa y volvió a desviar la mirada hacia el océano—. Mi mamá igual espera que ésa tetera éste bien al fondo del mar, pérdida, por siempre... —sus dientes chocaron de la furia.
Mei lo miró con los ojos bien abiertos, confundida. Decidió que lo mejor era dejar a Jay solo cuando se ponía raro.
—Okey... si hay algo más que pueda hacer sólo dime... —murmuró, dándole la espalda a Jay—. Oh, hola Roberto.
El ninja azul miró al robot pequeño. Lo jalaba de la camisa con sus manos metálicas con forma de gancho. Jay no entendía qué era lo que le sucedía. ¿Por qué tiraba de él de ésa forma? ¿Quería algo?
—Ahora no puedo jugar ajedrez, Godofredo, que no vez que estoy en medio de algo serio —gruñó Jay, enfadado. Dió un leve suspiro y se acercó a decirle al robot en voz baja—. Oye, si vez a un tipo de cuatro brazos y piel naranja... hipotéticamente... dime.
El robot volvió a tirar de él, ésta vez con más insistencia. Jay le dió unas palmaditas en la cabeza con forma cuadrada.
—Buen chico.
Se volvió otra vez a la ventana, decidiendo ignorar al robot. Tal vez había cometido una equivocación.
🌙🌟🌙🌟🌙🌟🌙🌟🌙
La noche ya había caído. Solo Zane y Echo seguían despiertos. Sus amigos estaban tan cansados que habían caído rendidos en cualquier lugar. Kai estaba durmiendo en el comedor de madera, con la cabeza descansada sobre la mesa. Cole se había echo un ovillo sobre el único sillón, que era un tanto pequeño para que una persona durmiese sobre él. Mei dormía a unos pasos de él, en una cama improvisada con mantas, Lloyd y Nya también habían improvisado de ésa forma. En cuanto a Jay, él se había quedado dormido junto a la ventana, mirando el océano.
Zane se acercó a él y cubrió sus hombros con una manta. Ya había hecho lo mismo con Kai, por lo que se había asegurado por completo de que sus amigos estuviesen cómodos.
—Tú... realmente los cuidas —comentó Echo, de pie desde una esquina.
—Son mi familia —dijo Zane, volviéndose hacia su hermano—. Y ahora tú eres parte de ella.
Echo esbozó una sonrisa.
—Espera a que él sensei te conozca.
La sonrisa se desvaneció.
—Seguro... —murmuró Echo, poco convencido—. Quizás deberías descansar —los ojos ámbar del robot recorrieron a cada uno de los ninjas dormidos—, como ellos.
Zane negó con la cabeza. ¿Cómo podría dormir tras lo ocurrido ése día?
—Tiene razón —coincidió Pixal, en su cabeza—. Mañana necesitaras todas tus fuerzas.
—Está bien —accedió Zane—. ¿Tú no vas a dormir?
Echo negó con la cabeza.
—Yo no duermo. Pero no te preocupes —sonrió.
Zane se acomodó en uno de los pocos espacios que no estaban ocupados. El faro era muy pequeño, y para nada cómodo. El nindroide de titanio puso sus manos bajo una de sus mejillas y cerró los ojos.
—Buenas noches —dijo, tanto para Echo como para Pixal.
Echo cubrió a su hermano con una manta, imitando lo que Zane había hecho con su familia. Esperó a que él nindroide durmiera para bajar las escaleras, directo a la puerta. El pequeño robot sin un nombre definido lo siguió. Echo puso una mano en el cerrojo, cuando sintió que alguien tiraba de él.
—¡Largo de aquí! —exclamó, con un susurro molesto.
Dió una patada al robot que intentaba detenerlo. Salió disparado por el aire, directo a la pared. Chocó, y sus engranes quedaron dispersos por el suelo. Una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de Echo.
Ésta vez, sin nadie que lo detuviera, abrió la puerta. Dejó entrar a un hombre cuyo brazo era metálico. Portaba ropa sucia y desgastada a franjas: un uniforme de la prisión Kriptanium.
—Señor —dijo este, inclinándose para reverenciar a su jefe.
La figura de Echo se transformó en una nube naranja. Él no era el verdadero Echo Zane. Era un farsante, un impostor. De su cuerpo se formaron dos brazos más y sus piernas desaparecieron completamente. Su piel cambió, de un tono cobrizo a uno anaranjado.
Era ni más ni menos que Nadakhan, el capitán de los piratas del cielo.
Su nuevo lacayo, conocido como El Mecánico, se enderezó para dar cara al Djinn frente a él.
—Recuerda que sólo quiero a la chica pelinegra —le dijo Nadakhan, serio.
—¿Y qué hago con los ninjas?
Los bigotes oscuros de Nadakhan se alzaron, ante la tétrica sonrisa que asomaba su rostro.
—Deshaste de ellos.
🌟✨🌟✨🌟✨🌟✨🌟✨🌟
Así es, las cosas se pusieron serías ewe
No todo puede ser color de rosa ¿ah? No sé preocupen que esto tiene un mejor final.
Por lo pronto sólo les digo que saquen sus teorías, ¿En dónde creen que está el verdadero Echo? ¿Zane podrá reunirse con él?
Si les ha gustado y quieren saber qué sigue guarden la historia en su biblioteca, ¡ésto aun no termina!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro