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A/n : Ésta vez quise hacer algo un tanto diferente ewe. Les tengo un reto. Mientras leen van a encontrar algunas palabras en negritas y cursiva (no cuentan las que están subrayadas o van acompañadas de este símbolo *). Esas palabras forman una oración. Cuando terminen de leer unan las palabras en el orden que aparecen y dejen en los comentarios qué dice la oración. El/la primer@ en descubrirlo se ganará una mención especial en el siguiente capítulo n.n
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*Narra Zane*
Desde hace un tiempo he estado experimentando algo nuevo.
No sabría cómo definirlo, es una sensación completamente diferente para mí a las cientos de otras que he tenido. Mis amigos dicen que es un Deja Vu. Pero, al intentar investigar al respecto, no obtuve ninguna coincidencia.
—Es como... sentir que ya has vivido algo —me explicó Kai, a pocos rasgos.
—Oh, pero llega de pronto —añadió Cole, con rapidez—. Y luego se va, en realidad nunca llegas a saber qué es exactamente lo que te hace sentir así...
—Sí, ya sabes... es como... ya sabes...
Arquee una ceja, sin tener la mínima idea de lo que quería decir Jay.
—Sabes, creo que no hay palabras para expresar lo que se siente —me dijo Lloyd, con una curiosa mueca ladeada—. Lo sabrás cuando lo vivas.
—¿Y cómo exactamente sabré que es un Deja Vu si nunca lo he vivido? —reproche, sin comprender.
Ninguno respondió.
Se miraron entre sí con expresiones confusas y nunca volvieron a sacar el tema.
Pero la sensación seguía allí, y no se esfumaba. Tal como Cole me había dicho, se iba tan pronto llegaba. Me daba la impresión de estar buscando algo o a alguien. O quizás sólo estaba recordando, o tratando de hacerlo. Todo a raíz... de ése día.
*Narro... yo ^ω^*
(...)
—Están despedidos, mn nene.
El silencio súbito desapareció enseguida. Todos quedaron con la boca abierta, pasmados. El primero en recuperar color fue Kai, quien de inmediato se tornó rojo del rostro, como suele pasarle cuando está molesto.
—¿¡Cómo que estamos despedidos!? —rugió. Sus ojos se ensancharon y su voz se quebró al final.
Nya puso una mano en su espalda para reconfortar a su hermano. Estaba más furioso que triste, pero, igual Kai no es de los que demuestran sus sentimientos en público. Se dejó caer devuelta en la silla, en donde fulminó al regordete hombre de café sentado en la misma mesa que ellos. Los ninjas estaban conectados por el mismo sentimiento de reproche hacia quien había sido su manager.
Entorno a su mesa el día transcurría de costumbre. Había pocas familias en Los Fideos de Chen durante el mediodía así que no se veía demasiado movimiento.
Dareth se acomodó en la silla. Puso una pierna frente a la otra de modo que sus botas vaqueras tomaran el lugar de su cara. Al menos, así lo veían Jay y Zane, que estaban más alejados.
—Ya lo oyeron —continúo el hombre, fingiendo seguridad en su voz—. Su programa no tuvo tanto raiting como creía. Aquí entre nos... —se inclinó ligeramente al frente. Los ninjas se pusieron entorno a él como si fuesen a escuchar un secreto—. Quizás la idea de hacer un episodio musical no fué tan buena, después de todo...
—¡Argh, no inventes! —exclamó Lloyd, volviendo a su asiento—. ¿Tú crees?
—A qué tonto se le ocurre poner a Cole cantando en televisión nacional —se burló Jay, con cinismo en su voz.
—¡Oye!
—Pero no puedes despedirnos —pidió Mei, mirando con enojo a Dareth.
El hombre tragó saliva. Su espalda se encorvó ligeramente. Le estaba costando mantener ésa fachada de falsa confianza y pronto el muro que había puesto para ocultar la verdad se desplomaría.
—Puedes volver a trabajar en ése lugar de comida mexicana —sugirió Dareth, forzando una sonrisa—. ¿Cómo se llamaba?... ¿"Mucho Nacho"?... a los demás... no les veo futuro.
Los chicos enfurecieron. Sus dientes chocaron. Kai incluso le dió un puñetazo a la mesa, que hizo sacudir los once platos de Cole sobre esta.
—Macho Nacho —corrigió Mei, para después añadir con un hilo de voz—. Y no puedo... no desde que descompuse la maquina de queso...
Enseguida alzó la cabeza para mirar con ojos de pistola a Jay. Sólo él sabía lo que había hecho, así que Mei no se molestó en explicarles a los demás.
—¡Era el queso-challenge! —reprochó el pelirrojo, consiguiendo sacar más muecas de confusión.
—Qué queso-challenge ni que nada... —refunfuño Mei, cruzando los brazos y encogiéndose en su asiento.
Nya y Kai se volvieron hacia Dareth con furia en sus rostros, una vez dejaron de preocuparse por el "asunto del queso". El hombre tragó saliva. Se puso de pie como un resorte y salió corriendo despavorido, mientras gritaba:
—¡Fue idea de su sensei, lo siento muchachos!
Una vez más la confusión reemplazó el enojo. Sólo Nya y Jay se miraron entre sí. Sabían perfectamente porqué el sensei Wu había hecho lo que hizo.
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—Sensei, no tenia que decirle que nos despidiera a todos -bufó Nya.
Jay la veía moverse de un lado a otro. Por fortuna, ambos habían encontrado al sensei solo en la sala de control. El ninja azul se había mantenido al margen de la situación, por temor a estropearlo, a decir algo que no debía. Le había costado inmensamente mantener el secreto de los piratas del cielo, sobre todo con Zane.
—Era algo que debía hacer —dijo Wu, con la firmeza de un padre justificando un castigo.
—¡Pero los demás nunca se enterarían de...! —Nya se detuvo. Ahora era ella quien temía decir algo que no debería.
De alguna forma, el sensei sabía todo lo ocurrido con Nadakhan. Tal vez lo había visto en alguna de sus visiones, o éso pensaba Jay. Su rostro enrojeció de la vergüenza al recordar como Nya lo había culpado de que el sensei Wu supiera la verdad. Al final, él logró convencerla de su inocencia.
—No puedo tomar riesgos —finalizó Wu—. Necesito que sus energías estén centradas en una única cosa. Proteger Ninjago.
—Pero... —murmuró Jay, involucrandose por primera vez en toda la conversación—. ¿Ni siquiera Zane?
El rostro del hombre se relajó. El tono de Jay era suave, débil, como una súplica. Se puso de pie para reforzar sus palabras y darse seguridad.
—Por favor, sensei. No va a decirme que no ha visto cómo ha estado últimamente. Trata de recordar. Tal vez... Echo Zane... lo está buscando.
—No menciones su nombre —dijo Wu, con frialdad—. Zane no puede saberlo, ni ninguno puede. Tal vez no quieran entender pero... lo hago por su bien.
Nya iba a reprochar pero un destello en la puerta llamó su atención. Wu y Jay también se voltearon. Zane estaba de pie bajo el umbral de la puerta, con una expresión vacía.
—Perdón, no quise entrometerme... —murmuró el nindroide, dándose la vuelta para abandonar la habitación.
Parecía no haber escuchado nada.
—¿De verdad no va a decirle? —preguntó Nya, intentando por última vez.
El sensei Wu lanzó un suspiro. Sus ojos quedaron ocultos bajo la sombra de su sombrero en forma de disco.
—Le hice una promesa a su padre, antes de que partiera.
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Un golpe seco en la puerta la hizo reaccionar.
Mei solía dejar el *shōji de su habitación abierto. Le gustaba que el aire del pasillo entrase, y también por si alguien la llegaba a necesitar, como Zane en ése momento.
—Mei, ¿Puedo hablar contigo sobre algo? —preguntó el nindroide, desde la entrada.
La chica esbozó una sonrisa comprensiva e hizo un gesto para que pasara.
—Seguro, ¿Qué ocurre?
Zane permaneció en silencio un momento. Su mente seguía analizando la escena que acababa de presenciar en la sala de control. Sabía que Nya, Jay y el sensei hablaban sobre él pero... ¿de qué?
—¿Nunca has... tenido la sensación de estar buscando algo... pero no sabes exactamente qué?
Zane no la miraba, tenía la vista fija en las manos sobre su regazo. Mei también desvío la mirada. Un mechón de cabello castaño de su coleta cayó sobre uno de sus hombros. Solía llevar el cabello suelto, pero últimamente había decidido recogerlo.
—Si... —su voz salió como un vaho, un suspiro profundo—. Cuando mi hermano se fue... lo busqué. Primero era inconsciente pero después me dí cuenta de que, con cada persona que conocía, cada rostro que veía... en realidad lo buscaba a él. Como si lo pudiese sentir...
—Pero... yo no tengo familia —los ojos de ambos se encontraron. Los de él eran hielo, los de ella eran agua—. Al menos... no de "sangre".
Mei esbozó una sonrisa.
—Estoy segura de que... si estas intentando encontrar a alguien que es parte de ti, alguien importante, lo sabrás enseguida.
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Jay se topó con Zane al encaminarse a su cuarto. No podía verlo a los ojos. Cada vez que lo hacía su culpa se reflejaba en ellos, como en los grandes bloques de cristal en aquella cueva que le dijo su futuro. Vaya problemas había provocado ésa cueva...
El ninja azul bajó la mirada y se apresuró para no tener que cruzar palabra con Zane. A penas lo dejó atrás suspiró, aliviado. Sin embargo, Zane sí tenía intenciones de hablar.
—¿Qué era lo que decían Nya, el sensei y tú? —preguntó casualmente. Tenía pleno derecho a preguntar pues, de todas formas, estaban hablando sobre él.
—Nada —Jay se paralizó en medio del pasillo. Se detuvo con los pelos de punta, como si acabara de ver una araña. Ni siquiera se dió la vuelta hacia Zane—. Hablábamos de... plantas.
—¿Plantas?
—¡Gatos! —miró a Zane por sobre su hombro, y más tarde se arrepintió. Se dió la vuelta, ésta vez sí—. Gatos... gatos y plantas.
Zane arqueó una ceja.
—Respeto si no quieres decirme por qué hablaban de mí —dijo, inclinándose para hacer una reverencia de disculpa.
Jay se llevó una mano a la nuca, sólo para descubrir que su cabello estaba húmedo. ¿Estaba sudando? Esperaba que al menos Zane no notara lo incómodo que se sentía. El silencio era incómodo, y también la situación. Una cosa creaba a la otra.
—¿Aún... aún tienes ésos Deja Vu's? —preguntó Jay, en un susurro. Comenzaba a sentirse mal.
Zane inclinó la cabeza con pena.
—Sí. Aún no sé qué signifiquen, pero no importa lo que haga falta averiguaré la verdad.
A Jay lo recorrió un escalofrío. Trepó por su espalda como una corriente eléctrica. Estaba aterrado. Congelado. Sentía las respuestas atorarse en su garganta. Quería gritarlo. Quería decirle a Zane la verdad de una vez por todas y dejar de sentir ésa molesta culpa que lo atormentaba.
—¡Zane! —gritó. Sonó como un grito de tortura, pero también de alivio.
El nindroide estaba sorprendido. Pequeñas lágrimas descendían de las mejillas pecosas de Jay. Sus palabras salieron a borbotones, como el agua de una tina a la que se le ha quitado el tapón. Jay apretó los ojos, con fuerza.
—Necesito decirte algo.
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*shōji: tipo de puerta tradicional en la arquitectura japonesa. Funciona como divisor de habitaciones.
¿Lograron encontrar la frase? ¡No olviden dejarla en los comentarios!
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