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Búsqueda de lo Intangible.

3 de enero 2019

Seoul.

10:30 A.M

En las largas y aventureras calles de Seoul, la nieve era una infiltrada, corriendo y atrapando a todo aquel que se interponga en su camino sin importar de qué o quién se tratase. Enero en Corea podía ser un gran sueño para los extranjeros que nunca tuvieron la oportunidad de observar como el cielo lloraba pequeños y blanquecinos pedazos de escarcha, pero para los nativos, ver la nieve era algo tan común como tomar una taza de café por la mañana.

Dentro de la Universidad de Arte del Futuro de Corea el día continuaba como aquellos en donde el sol bailaba. Los pasos y las conversaciones de jóvenes adultos sonaban por los pasillos saliendo y entrando por cada salón iluminado junto a su respectiva calefacción.

El salón número 101 tenía suficiente espacio para cuarenta alumnos si es que aquel número de jóvenes se interesaba en la filosofía y sus respectivas ramas, pero al parecer solo dieciséis estudiantes se encontraban interesados por el tema y entre aquellos, solo uno era quién mantenía su atención en el tema.

"¿Qué es la felicidad?"

El joven observaba fijamente la pregunta escrita, con marcador de color azul, sobre el gran pizarrón mientras que escuchaba las palabras de su profesor, cuya edad aparentaba no pasar de los 45 años. Los anteojos que se encontraban perfectamente colocados en el puente de su nariz fueron retirados de su rostro luego de unos segundos mientras tomaba un gran suspiro.

—Según Aristóteles, la felicidad es el fin que busca todo ser humano. — A la vez en que aquella frase salió de sus labios la misma fue escrita en el pizarrón. —A diferencia de Sócrates, Aristóteles creía que la felicidad se encontraba en el ejercicio de las virtudes, como, por ejemplo, la justicia. —

La mano del estudiante fue alzada en busca de responder su pregunta, el profesor ladeó cuidadosamente su cabeza mientras que finalizaba de hablar. —Dime, Taehyung.

—¿La felicidad es algo universal? Cada persona es feliz por distintas cosas, alguien podría ser feliz fácilmente al jugar videojuegos mientras que otra al tener pareja. ¿La felicidad de cada persona depende de ciertos parámetros? — Sus ojos se encontraban con los del mayor antes de dirigirse hacia las palabras del pizarrón.

Sus labios se curvaron en una sonrisa causando que sus ojos fueran cerrados, comenzó a moverse hacia el pizarrón una vez más. —La pregunta sobre si la felicidad es universal o no es algo que se debate desde hace un largo tiempo, Taehyung. Esto se debe a que las emociones se consideran universales; el enojo, la tristeza y el disgusto son emociones que siente cada ser humano. ¿No es así?

Taehyung tragó saliva antes de acomodar su cabello al sacudir su cabeza, esto debido a que las pequeñas ondas en su frente comenzaron a crecer, así dificultando su vista. —Por aquella misma razón, la felicidad tendría que ser algo universal, profesor Gong.

El nombrado sacudió su cabeza de un lado a otro mientras que tomaba asiento frente a su escritorio, recargado en sus brazos. —La felicidad depende de varios contextos, o como tú le llamaste: parámetros. Esta depende de diversos parámetros y puede causarse de manera distinta en las personas, necesitamos de un contexto individual pero también de uno grupal al igual que las emociones básicas tienen un inmenso contexto detrás.

—Es algo confuso...— Sus palabras no fueron escuchadas por el mayor ya que éstas fueron soltadas como suspiros al viento. —¿Puede alguien permanecer infeliz el resto de su vida? ¿Es posible no alcanzar la felicidad?

—Me parecería una afirmación excesiva que alguien permanezca infeliz el resto de su vida, la felicidad como tal es algo subjetivo por lo cual incluso lo más mínimo podría generar felicidad ante un ser humano.

—Algunas personas padecen de enfermedades mentales como ansiedad, depresión, anorexia... La mayoría de estas priva a las personas de la felicidad, por no decir todas. — Observó como el reloj en la pared crema se encontraba cerca de apuntar la hora de finalización de la clase.

—Una buena condición física y un equilibrio emocional es lo que nos ayuda alcanzar la felicidad. Pero esto dependerá de nosotros mismos y como dije anteriormente, los contextos. Sí, hay veces en que uno piensa que somos completamente infelices, pero desde mi parecer no es así, siempre habrá algo, ese más mínimo detalle, que nos hará felices, aunque sea por un lapso de tiempo efímero. — Sus labios se encontraban entreabiertos, preparado para decir más, pero interrumpido por el ruidoso timbre que solía escucharse cada mañana. —Me agradaría poder hablar más con ustedes sobre el tema, pero Taehyung parece ser el único interesado cuando, esto será parte de su calificación para el final del semestre.

El nombrado entrecerró sus ojos mientras que frotaba el puente de su nariz y su codo se recargaba sobre el mesón —¿Un ensayo?...

—Harán un ensayo sobre qué es la felicidad para ustedes y qué es lo que los hace felices—. Completó el señor Gong antes de comenzar a guardar sus pertenencias en su bolso. —Les estoy dando tiempo de sobra, además.

El castaño no pudo evitar gruñir ligeramente, no bastaba con crear un ensayo en su clase de Teoría de la Comunicación -en la cual entró obligatoriamente debido a su carrera- sino que, debería crear uno sobre la felicidad también.

Debía ser una broma...

Kim levantó su cuerpo con las palmas de sus manos mientras que daba pasos hacía su profesor. —¿Qué ocurre si no somos felices? —. Cuestionó una vez frente a él.

—Tienen el tiempo suficiente para descubrir que los hace felices— Continuaba guardando sus elementos sin siquiera observar al menor, sus anteojos volvieron a su respectivo lugar y estos se acomodaron en el puente de su nariz.

—¿Y si no es suficiente?

—Haces muchas preguntas, Taehyung. — No pudo evitar tomar una bocanada de aire, podría apreciar demasiado a su alumno estrella, pero en ese momento no estaba haciendo más que quitarle segundos de su adorado almuerzo.

Gong Yoo solo quería ir a comer y, tal como Taehyung hablaba de como la salud mental podría privar la felicidad, el joven lo estaba privando de llenar su estómago.

—El método Socrático se basa en hacer preguntas para desarrollar el pensamiento crítico. Eso es lo que hago, estoy desarrollando mi pensamiento crítico y cuestionándome todas las posibilidades y conceptos que ex...— Antes de finalizar sus palabras, la puerta se abrió de un gran golpe y un joven con nariz respingada hizo notar su presencia.

—¡Maldito seas Kim Taehyung! Llevo esperándote exactamente cinco minutos con trece...— Observó su reloj de muñeca —no, ¡catorce segundos! —. Se acercó violentamente a este, su estatura se asemejaba a la de Kim, pero le sobrepasaba por algunos centímetros.

Y, ante la repentina aparición de su amigo, el adulto escapó rápidamente. —¡Nos vemos el próximo jueves!

—Hobi...— Taehyung habló luego de dar media vuelta y caminar hacia su amigo, alejándose de los cálidos brazos del salón 101.

El nombrado, de cabello castaño, no hizo más que copiar su tono de voz -haciendo el mismo más serio, monótono y grave-.

-Taehyung, oh, mi querido Taehyung.- Como si de una ópera se tratase, una melodiosa y grave voz salió desde su garganta.

Tal alardeo solo logró que el menor soltara un suspiro a la par en que sus suaves pisadas se perdían entre el gran estruendo del largo túnel lleno de estudiantes.

-Mira, Hoseok. Estaba a punto de entablar una hermosa conversación con el profesor Gong...

-Conversación que podían tener después porque tu mejor amigo y tu preciado maestro morían de hambre.

-Cállate. - Fue lo único que pensó el sensato Taehyung, no era alguien de hablar antes de pensar -pues adoraba pensar- pero a veces aquel joven de respingada nariz sacudía todo su mundo.

¡Sacudir su mundo! Claro, con las pisadas que daba y su rugido de estómago era imposible no dar vuelta el mundo entero.

-Cuando tenga un rico bocado de espagueti con albóndigas en mi boca, puede que lo haga. - Aseguró. Su vista rápidamente fue a la dirección de las diversas elecciones de comida en el gran salón.

Bien, seamos completamente honestos; ¡Era una universidad de Arte!

Era sorprendente la cantidad de estudiantes que tenía, pero era aún más admirable su gran variedad de alimentos; aquello implicaba que obtenían una gran cantidad de dinero.

Bueno...

La mensualidad tampoco era algo realmente accesible, pero varios estudiantes se encontraban allí por becas, cuales, debían de mantener.

Taehyung era uno entre los tantos becados.

- ¿Cuándo vas a parar de comer esa mierda? Sabe a plástico. - Obtuvo una mirada ofendida, por el contrario, como si sus palabras no fueran más que...

- ¡Patrañas! - Nuevamente, su tono de voz fue alto. Demasiado alto para el gusto de Taehyung. Pero, solo lo soportaba de él, era su amigo más ruidoso -por no decir el único-.

-Deja de hablar como un literato de los setenta, o como mi bisabuela.

Unas delgadas manos, con pulseras de colores decorando sus muñecas, viajaron entre las bandejas para servir una gran porción de pasta mientras que continuaba su camino por la hilera de jóvenes adultos hambrientos.

- ¿Y esa vieja siquiera sigue viva?

Kim no respondió, observando como el mayor buscaba más alimento por colocar en la bandeja a diferencia de sí mismo, quien solo colocó un trozo de pie de manzana y ramyeon instantáneo.

- ¿Te imaginas tener la edad de tu bisabuela? - Continuaba, completamente inconsciente de la poca atención que recibía por parte del menor.

-Oye, Hobi, ¿para ti qué es la felicidad?

Sus ojos se abrieron en sorpresa y casi deja caer la bandeja de plata -gracias a dios no ocurrió, pues era una inmensa cantidad de comida-.

- ¿Qué yo qué?

-La felicidad, tonto. ¿Qué es la felicidad para ti? - Sus ojos no demostraron irritación ya que se encontraban profundamente enfocados en la deliciosa comida frente a ellos, su boca tomó ventaja de que había un silencio para introducir comida en sí.

Mantuvo su silencio por una breve cantidad de segundos para luego elevar la comisura de sus labios. -Bailar, probablemente.

-Ya, ¿solo eso?

- ¿Qué quieres que te diga? Las cosas pequeñas también, pero...- Un breve silencio le interrumpió. - bailar me hace feliz, poder expresarme de una manera distinta es lindo, me hace sentir libre.

Libertad.

¿Hoseok involucraba aquello llamado libertad -o la idea de- con la felicidad? ¿se trataba la felicidad de ser libre? Pero, si realmente la libertad era felicidad; ¿Qué era aquella palabra?

Taehyung frunció el ceño por varios segundos, perdido en su propia confusión hasta oír al mayor.

- ¿Por qué quieres saber eso? Tampoco es como que debieras de hacer entrevistas sobre-...

-Un ensayo.

Las poco notorias cejas del contrario -cuyo maquillaje le permitía mostrarlas con un perfecto balance de su rostro- se alzaron de inmediato. -Oh...

-Sabes perfectamente que no entiendo la felicidad.

-No significa que nunca la vayas a encontrar, Tata...

Resopló completamente en desacuerdo con su mejor amigo. Tal vez para otros la felicidad era algo completamente fácil de entender o descubrir, pero para sí la felicidad no era más que una mera palabra cuyo significado se había perdido.

- ¿Quieres decir que la felicidad es subjetiva? - Evitó por completo el tema a sabiendas de lo que significa aquella mirada posada en él.

-Supongo. O sea, a mí no me va a hacer feliz lo que, a ti, y a ti no te hará feliz lo mismo que a mi entonces...- tomó otro bocado de pasta, pero aquello no le impidió hablar. -yo creo que si es subjetiva.

Una mueca de disgusto apareció en los labios de Kim, a quién le parecía completamente asqueroso como su mejor amigo entablaba una conversación mientras que continuaba con comida en su cavidad bucal.

-Ya... ¿Tienes la hora?

Finalmente tragó el alimento. -Tres y quince.

El castaño tragó en seco mientras que peinaba su desordenado cabello, no había logrado tomar bocado alguno de su almuerzo por lo cual decidió acercar la bandeja a la de Hoseok. -Debo irme.

- ¿No vas a comer?

-Voy tarde, comeré algo cuando llegue a casa. - Aseguró, en esta instancia realmente llegaba tarde al lugar en que se encontraba citado.

Sus manos se alzaron en señal de promesa antes de sacudir la derecha -Nos vemos. - Soltó con tranquilidad para luego dirigirse a la salida de la cafetería, no sin antes oírlas mismas palabras del contrario.

-Algún día entregarme tus comidas te matará, anciano. – Las palabras del joven Jung contenían cierta ironía en ellas, pero la preocupación por aquel "anciano" de su amigo tenía mayor importancia que el sarcasmo.

Claro que, rápidamente sus pensamientos se diluyeron al ver otro plato con deliciosos alimentos frente a sus ojos.

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