SOSPECHAS ENCAMINADAS
Volviendo a los eventos del presente.
Loel estaba en una encrucijada. Se encontraba frente a frente de quien estaba empezando a sospechar, aunque no la conociera la carta que poseía la acusaba directamente a ella. Pero el joven sabiamente decidió hacer caso omiso por ahora al tema.
—Dime qué dice la carta. — dijo Clara en tono seco y cortante mirando seriamente a Loel.
Loel guardo silencio por unos momentos, buscando que información debía compartir con Clara y que información iba a mantener para el.
— ¿Conoces a mi hermano Jack cierto?, eso dice la carta, además de otras informaciones que ya compartiré contigo si demuestras ser de fiar — dijo Loel devolviendo la mirada sería, dejando caer una expiración intensa.
Ambos rieron, como sabiendo que discutiendo no llegarían a ningún lado y lo que más les convenía era conseguir la confianza del otro. La conversación sobre ese tema quedó allí. Cuando Loel afirmó que en la carta se informaba de la muerte de Abrus, Clara mostró un rostro de real preocupación, no pudiendo concebir la información que estaba recibiendo.
Para este punto el enfoque de Clara parecía haber cambiado, insistiendo a Loel la importancia de en ese momento informar a los altos mandos de la información sobre la muerte de Abrus. Pero el joven sabía a qué se enfrentaba, Clara estaba mostrando su verdadero rostro, sus acciones hablaban por si solas, o eso entendía Loel.
Ambos se mantuvieron una noche durmiendo en las orillas de un pozo de agua, aún los seguían buscando pero Clara afirmaba que dentro del alto mando hay gente que apoya la facción que ella mantenía con Jack y Abrus. Pero esto era un secreto, de ahí la necesidad de que tuvieran que hacer esa misión en secreto.
Por su lado Loel tuvo una idea, quizás esas personas del alto mando eran aquellos aliados poderosos que se mencionaban en la carta. Aún guardaba en el maletín que mantenía alejado de Clara, de manera que ella no sospeche afirmaba tener cosas personales en el. Pero del caso contrario, si esas personas del alto mando a quienes ambos buscaban resultaban ser personas no gratas, el se encontraría en una pésima posición, pero quería arriesgarse ya que aún podía ganar mucho si las cosas salían de acorde a sus necesidades.
Durante esa noche Loel no pudo descansar nada, siempre sospechando de quien lo acompañaba y buscando pestañear las menos veces posibles, dejando en entrecejo a Clara en todo momento. En su mente abundaban escenarios en donde las cosas no salían según lo planeado.
Luego de haber descansado poco y nada, ambos estaban despiertos pero con Clara visiblemente más descansada que Loel.
— No debes tenerme ese nivel de desconfianza. — Dijo Clara, mientras se mojaba el rostro en el pozo. — será mejor que descanses un poco antes de partir, puede que tengamos uno que otro apuro.
— Tengo problemas de insomnio, y claro que desconfío de ti. — Dijo Loel, mientras se ordenaba dando señales de estar listo para partir. — será mejor que no perdamos el tiempo.
— Eres como tu hermano, no sabes mentir. Pero el confiaba en mi, de seguro tu al tiempo lo harás pequeño. — Dijo Clara mientras acariciaba la cabeza de Loel.
— Hay cosas más importantes en este momento, saber la verdad sobre Abrus y luego buscar a mi hermano. Luego de eso podrías ganarte mi confianza. — Dijo Loel sacando de su cabeza con un movimiento la mano de Clara. —¿ Acaso tu también confiaba en mi hermano o la confianza era solo en un sentido?
— Debes bajarle unos cuantos decibeles Loel, yo estimaba mucho a tu hermano. — Dijo Clara quien se preparaba para partir. — pero ahora nos deben preocupar otras cuestiones como tu dijiste, pronto lo entenderás mejor, si tienes la fuerza para ello.
Ambos se colocaron en marcha, de frente iba Clara quien conocía mejor la ciudad y posibles atajos para atravesarla. Esto ambos lo habían dado por hecho, Loel solo se dispuso a seguir de cerca a su guía. Iban encapuchados, camuflándose entre la gente que se movía en masa a las primeras horas del día. Pasaron unos segundos y Loel perdió de vista a Clara, se detuvo un momento para mirar a sus alrededores, alzando apenas la mirada no buscando ser reconocido. Pero en un descuido en que el joven soltó su maleta esta fue arrebatada por un niño pequeño, el que salió disparado entre la multitud, a esto reaccionó de un brinco, dándole seguimiento al pequeño ladrón al que apenas podía seguir el paso.
Cuando parecía que Loel daba por perdida su maleta, la divisa en un callejón que se encontraba a un lado de la gran vía de transeúntes. Motivado por la carta y demas documentos que no pensaba perder, siguió esa senda en busca de ese niño. Al momento de entrar al oscuro pasaje deja de escuchar ruidos ambientes, un silencio lo dejo pasmado y sin reacción frente a la rápida acciona de quienes se ocultaban allí. En unos segundos, Loel se vio rodeado por no menos que 15 niños de distintas edades y tamaños, pero todos intimidantes y armados.
— Que crees que hace un chico tan limpio como tu en nuestro territorio. — Dijo el mas pequeño que aun cargaba la maleta en sus brazos, mientras se secaba la nariz con el brazo. — Pero llegas en buen momento, íbamos a jugar y nos faltaba uno para comenzar.
— Solo quiero mi maleta de vuelta, por favor es muy importante para mi recuperarla. — Dijo Loel intentando apelar a buena razón de los niños. — Tampoco estoy solo, pueden intentarlo por las malas si quieren. — Dijo Loel, tras una pausa en donde no notó empatía alguna, ya con tono fuerte y mirada desafiante.
— Los adultos siempre tan cambiantes, por eso no trabajamos con ellos, quizas somos mas predecibles pero somos mas. — Dijo el pequeño, quien hasta ahora era el único en alzar la voz de los niños.
Luego de esta breve charla, El mas pequeño de los niños da ordenes de traer un par de sillas para dar inicio al juego. Mientras Loel es obligado a tomar asiento en una de las sillas, le eran explicado las reglas del juego. Se encontraba sentado, frente a una mesa que tenía 7 vasos, con contenido liquido sospechosamente turbio. Se debía tirar un dado y mientras esté aun girando se debe decir un numero, el numero evocado verbalmente, que debe ser entre 1 y 6 y no puede repetirse por jugador en cada ronda, es sumado al entregado por el dado. El numero sumado debe ser mayor o menor a 7, si es menor a 7 se debe tomar el numero exacto de vasos que falten para el 7. En caso que sea mayor que 7, el jugador recibe la misma cantidad de puñaladas que estén sobre el 7. En caso de dar exactamente 7 el juego acababa, y el jugador es apuñalado hasta ser desvivido.
— Un juego para niños, te vas a divertir, ¿Estas preparado Loel?. —Frase dicha por el pequeño quien parecía ser el jefe, pues al largarse a reír, todos al unísono lo acompañaron.
Sumido por esta circunstancia, Loel no sabía bien que hacer. Talvez por lo ridículo que se sentía estar cautivo por niños, o por el miedo real que comenzaba a sentir viendo como quizas su única posibilidad era ganar ese juego, con alguien quien parecía conocerle. Claramente estaba en una posición de desventaja.
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