Un largo y gran bostezo es lo que hago en la mesa de la cocina mientras desayuno la comida hecha por mi padre, mi madre está igual que yo de somnolienta por tener que ir a trabajar temprano, si no fuera porque Amanda pasa por mí a la casa caminando, nos iríamos en mi moto y yo podría dormir un poco más.

La puerta de la casa se abrió, Amanda llegó sin tocar y entró como Pedro por su casa hasta la cocina saludando a todos y robándome una de mis rebanadas de pan tostado.
Trae puesta una falda gris de cuadros con pliegues puntiagudos, mallas de red, botines plateados, una camisa roja con la silueta de un gato y por encima un especie de sudadera cuyo largo llega al busto.

—¿Entraste a la fase de emo?

—Ja, ja, muy gracioso, ¡vámonos que se nos hace tarde para pasar por Mely! —me levanté para ir a lavarme los dientes y así poder salir junto a ella entregándole la sombrilla de Melody.

El camino ahora parecía más limpio porque algunas flores de los árboles que habían caído de las ramas, fueron barridos, apenas quedaban algunas en el asfalto. Creo que nunca me voy a cansar de admirar lo bonito que se ve este lugar.
La casa de Melody también es linda, el color es un verde pistache, los marcos de las ventanas son blancos, la puerta tiene un detalle de flores en relieve, hasta el pomo tiene forma de rosa.
Mi prima tocó la puerta, un hombre alto y cabello cenizo abrió, me miró algo extraño y serio.

—Trevor ¿cierto? —asentí, él ofreció un apretón de mano que acepté— Un gusto, gracias por haber ayudado a mi hija. Me ha contado tu peculiar forma de razonar con los demás.

—Muy buenos resultados ¿verdad? —soltó una carcajada haciéndose a un lado.

Melody estaba atrás conteniendo su risa mientras avanzaba, un suéter delgado beige, por dentro del mismo hay una camisa o blusa blanca, no lo sé, pero puedo ver los picos del cuello de la misma, usa falda negra, mallas también beige y botines negros, su cabello lo tiene recogido con un moño alto color blanco, pendientes con forma de pandas con su bambú y su mochila de gato negro.

Su padre carraspeó, giré mi vista a observar la planta normalita en la esquina de la casa esperando que la incomodidad se fuera. Melody salió y Amanda suspiró dibujando una sonrisa tomándola del brazo y despidiéndonos del señor.

La diversión continuó de nuevo como el día de ayer, por supuesto apenas y me enteraba de algo de lo que mi prima y ella hablaban, pero adivinaba un poco por pura intuición de lo que Melody hacía.

Las clases fueron bien, supongo, no soy malo para el estudio, pero tampoco soy un genio, creo que alguien promedio es como mejor me describo, aunque parezco un verdadero tonto si soy comparado con la extraordinaria facilidad con la que Melody puede resolver las ecuaciones.

—Es un robot —solté de forma sorprendida captando la atención de ella y mi prima, estamos haciendo el trabajo en equipos de tres.

—No seas bruto —reí por el comentario que Amanda me dio devolviendo sus ojos al cuaderno—. Por cierto, ¿qué traes en esa mini hielera?

—Refrescos y tres rebanadas de flan de café para cada uno —no sé qué pasó, pero Melody jaló con viveza la manga de Amanda para que le pusiera atención al decirle algo.

Fruncí el ceño algo irritado, se están respondiendo mutuamente en lenguaje de señas y así menos entiendo de lo que hablan, no es justo. Melody escribió algo y me volteó a mirar con una enorme sonrisa dándome su libreta con todos los problemas resueltos, también hay una nota al lado.

Copia todo lo que quieras pero dame tu rebanada también.

¿Me está sobornando?

Al final fui a comprar un flan en vaso a la cafetería de la escuela, acepté su soborno ya que todos salimos ganando, ella lo resolvió todo y obtuvo su ración extra de postre, aunque en realidad se lo di porque vaya que se nota lo mucho que le gusta.
Parece que esta chica es dulce a más no poder, seguro le da un coma diabético a todos, hasta decora sus apuntes con diferentes colores dependiendo de lo que escribe. Usa lapicero rojo para las notas importantes, el morado para palabras claves, el azul para contextualizar frases, el negro es el normal, tiene hasta de otros tipos, como de gel y gel con brillo, le encantan los de brillo, en especial el azul, rosa y morado, hasta decora las hojas.

Mientras volvía al salón para sentarme con Melody y Amanda, esa chica pelirroja que se hace llamar amiga de mi prima e insultó a Melody, me detuvo un piso abajo del mío.

—Hola, Trevor —sonreía tratando de mostrarse amigable, yo no puedo mirar a alguien diferente luego de que se ha comportado tan idiota—. Espera —intenté rodearla, pero se volvió a poner frente a mí—, quiero disculparme por lo de ayer, sé que tal vez Amanda te contó cosas feas de mí porque eres su primo y por supuesto quiere que trates a Mimo... —la interrumpí.

—En primera, deja de llamarle así, tiene un nombre que es Melody y merece respeto —quiso hablar, pero la silencié con un «shh» prolongado y un ademán con la mano simulando ser una boca cerrada—. En segunda, ¿quién eres? Hasta ayer supe que existías, nadie me ha contado nada de ti —trató de hablar—. ¡Shh! Que no me importa escuchar a una cacatúa resentida, adiós.

Y me fui escuchando algunos cuchicheos de los pocos alumnos que pasaban por ahí. No voy a perder mi tiempo con ese tipo de personas que quieren hacer menos a los demás y menos a Melody, que se ve es una buena persona por todo lo que Amanda me ha contado de ella.

—¿Es que cada día vas a ser el tema de conversación? —me preguntó mi prima mientras regresábamos a mi casa.

Esta va a ser nuestra rutina: dejamos a Melody en su hogar, nosotros vamos a la mía donde esperará a que su padre pase por ella porque la ruta de su trabajo a casa pasa por la mía.

Según Amanda, todos hablan del cómo callé a la reina escolar del año pasado, Diana Olivera.
De lo único que parece reina es ser la reina de los estúpidos. Me tiene sin cuidado el que me hayan dicho que es hija del subdirector, y es por eso que peor la veo, es de esas que se cree la intocable y superior porque sus papis están en un puesto “importante”.

—Vaya reina más fea que fueron a escoger.

Ella carcajeó abrazándome y casi tirándome, sabe lo que pienso de una persona que se pavonea de tener una gran belleza física cuando su actitud es puro estiércol, automáticamente hecha a la basura esa belleza y solo puedo verlos con asco, de nada sirve una cara bonita si su interior es horrible.

—En verdad no cambias. Eres como 50% Badboy, 25% chico lindo y atento en historias de Wattpad y 24% bruto —y aquí vienen sus comparaciones con personajes de esa plataforma de lectura de la que no deja de hablarme. Nunca la entiendo.

—¿Y el 1% restante?

—Siempre hay una posibilidad de que seas un tritón o un extraterrestre –rodé los ojos—. Sabes primo, aunque no me quejo del cómo eres, pienso que tal vez podrías ser un poco menos…, directo. No quiero que tengas problemas.

—Ya me las arreglaré, pero sabes que no me retracto —moví la mano en el aire restando importancia—. Por cierto, debes enseñarme el lenguaje de señas, me quedé como tonto por no saber de qué hablaron hoy en la mañana.

—¿Sólo por eso? —¿a qué se refiere?

Oh no… Conozco esa mirada y gran sonrisa que me da mientras hace bailar sus cejas con ritmo.

Quiere hacer que Melody sea mi novia.

×~×~×~×~×

Holis (☞ﾟ∀ﾟ)☞

1. Los aretes de Melody:

2. ¿No les pasa que conocen a alguien lindo/linda y que empieza a mostrar su personalidad fea y ahora no lo ven lind@? A mí sí, posibles amistades a la basura por eso, pero es lo mejor.

Nos leemos luego (☞ﾟヮﾟ)☞