Cap 6
— No es tan complicado, Eros — explicaba por milésima vez Apolo perdiendo la divina paciencia que tenía. Eros era su pequeño aprendiz del arco y flecha, necesitaba urgentemente que el niño supiera manejar correctamente su arco antes de que le metiera una flecha en el ojo a alguien por el poder del amor.
— Tío … — solo con esa palabra hizo suspirar a Apolo con cansancio ¡¡Aún tenía 15 años!! No tendrían que tratarlo como un viejo y la palabra “tío” lo hace sentir viejo.
— Solo dime Apolo, ¿quieres, Eros?
— Claro, tío Apolo — y con esa declaración el adolescente se golpeó con una palma de la mano la frente, ya es un caso perdido todo eso. Acarició el cabello dorado del niño idéntico al de sus padres para decir:
— Hasta aquí dejamos la clase, Eros, mañana continuaremos.
El niño asintió con la cabeza mientras tomaba su arco y flechas para guardarlos.
— Y recuerda nunca hacer un lanzamiento sin supervisión de un adulto — Apolo se encoge de hombros con una sonrisa — Aún eres muy pequeño.
La justificación del adolescente fue suficiente para que el niño asistiera con la cabeza nuevamente.
— Ahora ve a molestar a tus padres — la risa de Apolo fue audible cuando el pequeño Eros fue corriendo colina abajo en busca de su madre, Afrodita, quien aún seguía en su fiesta de té con otras diosas — Adoro mi trabajo.
— Eso de ser mala influencia se te da muy bien, solecito — Apolo escucho la voz sarcástica de su hermana mientras ella aparecía cerca de la ladera con una sonrisa arrogante.
— Si sigues molestando, le diré a mamá, lunática — Apolo hizo un puchero mientras su hermana gemela reía ante la amenaza.
— Mamá, no te hará caso, eres un dramático, solecito. — los dos comenzaron a pelear hasta que escucharon el ruido de las hojas caerse a una gran velocidad al suelo. Las suelas de unas sandalias que tocaban el suelo a una velocidad súbita que sería imposible escuchar por el oído humano, pero no imposible para el oído de un dios. Los vibrantes ojos rojos con una sonrisa apenada fue la vista que los adolescentes necesitaron para gritar:
— ¡¡¡Hermes!!! — el chico seguía siendo el mismo niño que ellos conocieron en ese solsticio de algunos años atrás, aunque ahora había tomado de trabajo ser el mensajero de los dioses, ayudando de esa manera a Iris, quien estaba demasiado ocupada sirviendo a Hera. Aunque también era una manera del chico para escapar de esa casa del infierno.
— Hola, chicos — Hermes mostró una pequeña sonrisa haciendo que los adolescentes lo fueran a abrazar.
— Has crecido mucho, mocoso — dice Artemisa revolviendo los oscuros cabellos del chico haciéndolo reír.
— ¿Cómo estás, hijo mío? — dice Apolo en tono de broma, ganándose unas risas de los dos presentes. Hermes había estado pegado al adolescente desde hace tiempo, parecían uña y mugre. Aunque según ellos, Apolo adoptó a Hermes como su hijo haciendo reír al menor, ya que solo consideraba al adolescente como su hermano mayor.
— Agotado — dice sinceramente el chico — Vengo desde el reino de Hades.
— ¡Tan lejos! — gritaron los gemelos haciendo a Hermes reír. El viaje al Inframundo era largo, demasiado si se iba a pie. Ellos tardaban todo el día para llegar con su tío… bueno, casi siempre se distraían en el camino, sin decir que siempre. Eso de andarse pelando con los sátiros ya era el pan de cada viaje de Apolo y de Artemisa.
— Sí, tenía una entrega especial.
Los chicos asintieron con la cabeza en señal de compresión, claro envidiaban la velocidad de Hermes, era más rápido que los mismísimos rayos de Thor o las ganas de comer dulces de Perséfone.
— ¿Qué te trae por aquí, enano — Hermes rodó los ojos a la diferencia de altura con sus hermanos, era casi de diez centímetros, bueno, sin contar que ellos ya eran unos adolescentes mientras él entraba a su pubertad.
— Un mensaje del señor Poseidón — dice el niño antes de sacar una nota — Tienen que ir a esta dirección en menos de diez minutos, parece que hay una reunión familiar.
— ¡Perséfone! — el grito de Apolo fue suficiente para que la chica girará y lo viera fijamente para sonreír. Corrieron con rapidez para abrazarse, incluso parecía escena de telenovela por el cámara lenta del momento. Los dos chicos se abrazaron como si no se hubieran visto hace siglos.
— ¡Apolo! Estás tan alto — dice la chica con una sonrisa abrazando a su primo-hermano menor por unos meses.
— Lo sé, incluso más guapo — Apolo hizo una pose algo arrogante mientras Perséfone reía abiertamente.
— Sí, como digas — respondió, en cambio, la chica sin dejar escapar algunas risitas. Para luego sonreír pícaramente y susurrar — ¿Cómo te va con Leo?
El chico se sonrojó fuertemente comenzando a carraspear, la risa de Artemisa se escuchó en la habitación.
—¿Quién es Leo? — pregunta de repente Poseidón entrando a la habitación junto a sus dos hermanas.
La mirada de Apolo a su hermana y prima era un claro mensaje “Si dicen algo, las quemó como cena de navidad”
— Nadie importante, solo un viejo centauro que nos está enseñando cosas sobre los héroes semidioses — dice rápidamente Apolo sin darle oportunidad de hablar a las femeninas que se notaban ofendidas. — Ya sabes, cosas aburridas, matemáticas, letras, bla-bla-bla.
Obviamente, Poseidón no le creía ni la mitad de lo que decía, pero aun así solo mostró su mirada “No les creo nada, pero luego hablamos”
Deméter observó a su hermano en una lucha de miradas con los gemelos mientras Hestia reía.
— Ganó el tío Poseidón — anunció Perséfone cuando Apolo baja la cabeza rendida junto con Artemisa, Perséfone juraría que vio una gotita estilo anime sobre sus primos-hermanos.
— Nunca le ganarán — dice Adamas entrando a la habitación comiendo unas botanas frutales. Ya que según Deméter todo lo que no es natural es malo y nadie quería discutir con ella. — Nació con esa mirada de odio a todos.
Poseidón solo rodó los ojos molestos ante esa declaración.
— Basura — susurró para sí mismo.
— Bueno, creo que ya todos sabemos por qué fuimos convocados — dice Hestia aliviando el ambiente.
— La verdad no— dice Artemisa
— Ni un poco — continúa Perséfone
— Quiero irme — concluye Apolo.
— ¿Pero hay que ponernos al día, ya pasó mucho tiempo desde una reunión familiar? — una voz en las sombras hablo haciendo que los más jóvenes se emocionaran.
— ¡¡¡Tío Hades!!!
El rey del Inframundo salía de una sombra mientras sonreía a sus sobrinos.
— ¿Cómo están, Apolo, Artemisa y Perséfone?
—Muy bien, tío — dicen los tres al mismo tiempo.
— Vamos a comer, así nos ponemos al día.
Y de esa manera los chicos ya no molestaron con querer irse, haciendo que los adultos se miren entre sí y luego a Hades.
— Tú si estás capacitado para tener hijos — menciona Deméter mientras Poseidón asiente con la cabeza.
— Creo que los niños no son para mí, aún soy demasiado joven — niega Hades entre risas, Poseidón solo rodó los ojos con una sonrisa, Deméter ríe diciéndole:"Pero si eres el más viejo de todos nosotros“, Adamas se ahogaba por reír mientras estaba comiendo botanas y a Hestia sonriendo ante la imagen.
Mientras los chicos comían y los adultos charlaban, una pequeña voz se escuchó en el salón.
— Apolo, Apolo, tengo noticias — dice un pequeño Hermes apurado para ir con sus primos, los chicos se vieron a los ojos, Perséfone con una sonrisa gatuna, Artemisa con un “Te lo dije” en la mirada y Apolo muriendo de vergüenza. Los adultos se vieron entre sí para ver al pequeño dios.
— ¿Qué noticias tienes para Apolo, Hermes? — pregunta Poseidón al niño quien se quedó mudo al notarlos en la habitación. El niño vio a sus amigos, quien comenzaba a susurrar un montón de cosas, hasta que Apolo movió los labios y con una mirada que le decía “Invéntate algo creíble”
— Bueno… eh… — el chico no sabía por dónde iniciar hasta que vio una planta de laurel cerca de Deméter hizo que una sonrisa se cruzará en sus labios — Una ninfa se le quiere declarar a Apolo.
El dios mencionado solo soltó una exclamación de sorpresa y las chicas rieron ante eso. Hermes no mintió, porque mentira, mentira, no era, solo distorsionó la verdad de una manera retorcida y a su favor.
— En serio, ¿Puedo saber su nombre? — un aura amenazante se sentó sobre Poseidón haciendo que sus hermanos lo vieran preocupado.
— Lo siento, señor Poseidón, la política del correo dice que hay que proteger a nuestros clientes y yo ya revelé demasiada información. Ahora necesito que Apolo me acompañe para entregar el mensaje correctamente — los presentes parpadearon sorprendidos, Hermes a pesar de ser el más pequeño de esa familia, tenía una madurez increíble para su edad, tal vez su entorno tenía mucho con su crianza.
Apolo vio a los de su alrededor antes de retirarse con Hermes quien río un poquito.
— ¿Qué tal mi mentira? — pregunto el chico con una risita en el jardín del palacio de Deméter.
— Sorprendente… para ser sincero — admite el chico mientras revolvía los cabellos oscuros de Hermes. — Por poco me lo creo yo, el dios de la verdad.
Hermes sonrió para después apartar rápidamente la mano de Apolo y decir:
— Leónidas te busca, bueno, busca a Aria, pero me entiendes.
Apolo asintió con la cabeza mientras caminaba con Hermes con paso acelerado, su figura comenzaba a cambiar con cada paso que daba en el camino.
Su cabello corto por una apuesta con su hermana, se volvía largo mientras se trenzaba, haciendo que Hermes colocará algunas margaritas en la trenza con rapidez. Su ropa, que consistía en una toga blanca con dorado, cambiaba a un vestido largo como el de las mujeres espartanas, que dejaba un escote en su espalda y pecho. En su cintura portaba una correa que cargaba un carcaj con varias fechas.
Su rostro se volvió femenino, tan bello que Afrodita sentiría envidia, no por nada también lo consideraba el dios de la belleza.
Cuando estuvo en la frontera del Olimpo se desvaneció en un rayo de luz solar que reapareció detrás de un árbol que tenía vista de la ciudad Espartana.
— ¿Estará cerca? — susurró Apolo mientras se mordía una de sus uñas con nerviosismo.
— Ya va a estar aquí — afirma Hermes con una sonrisa — Iré a distraer a los demás, tú encárgate del espartano.
Hermes desapareció rápidamente cuando Apolo escuchó una voz.
— ¡¡Aria!!
— ¡¡Leo!!
El chico humano sonrió a ver a su amiga, Apolo se sonrojó un poco y apartó la mirada.
— ¿Por qué me buscabas, Leo? — La voz apenada de Apolo era visible, nunca antes Leónidas lo había llamado, siempre eran encuentros “casuales” dónde se encontraban.
— Quiero que me acompañes a mi entrenamiento.
Rápidamente, un sonrojo se apoderó de las mejillas de la chica, nunca le había dicho eso, tal vez él quería que ella lo fuera ver entrenar junto con los demás jóvenes.
— Claro, sería un gusto ir contigo, Leo.
El chico tomó su mano, haciendo un contraste sorprendente, sus grandes manos llenas de callos y cicatrices contra las suyas mucho más pequeñas y suaves.
Corrieron un poco para llegar a los campos de entrenamiento de los espartanos, se podía ver cómo tantos hombres mayores, adultos, adolescentes y niños entrenaban arduamente junto a algunas mujeres, aunque la mayoría solo visitaba a sus maridos.
— ¡¡Chicos!!!— él gritó de Leónidas hizo que varios chicos de su edad o menor que él se acercarán demostrándole respeto — Les presento a Aria, es de la chica de cuál les hable.
Si antes las mejillas de Apolo estaban sonrojadas, ahora parecía un tomate maduro en tiempos de guerra.
— Se mira debilucha — comenta uno de los adolescentes.
— Demasiado frágil.
— ¿Seguro que es la misma chica, Leónidas?
El mencionado estaba a punto de hablar cuando alguien interrumpe.
— ¿De seguro no sabe usar el arco que trae?
Y esa fue la gota que colmó el vaso de la divina paciencia de Apolo. Sin importar que todos estaban viendo, tomó de la camisa al tipo haciéndole una pequeña zancadilla para que el chico se doblará, ya que era más alto que ella, lo vio fijamente a los ojos con un aura asesina.
— Nací usando este puto arco, si dudas de mis habilidades, pues bien, hagamos una competencia para ver quién no sabe usar uno.
Soltó al chico secamente haciendo que caiga al suelo, el grupo quedó en silencio mientras Aria volvía a su lugar al lado de Leónidas.
— ¿Quién más quiere competir? — nadie dijo nada, incluso Leónidas miraba todo en silencio con un poco de fascinación en su mirada — Pensé que Esparta creaba guerreros, no gallinas.
Eso fue justo en el orgullo de todos, haciendo que le lanzarán una mirada moral a la chica que ni siquiera la inmutó. Leónidas carraspeó un poco para aliviar el ambiente.
— Si no hay objeciones, la competencia inicia ahora, todos usen el armamento indicado, el ganador recibirá mi respeto.
Todos desaparecieron rápidamente, dejando a la pareja sola.
— Nunca pensé que tuvieras ese carácter — suelta de pronto Leónidas con una sonrisa, haciendo sonrojar a la chica, quien solo soltó una risa.
— Bueno, solo imité un poco a mi hermana — en los recuerdos de Apolo se reproduce el momento en que Artemisa derribó a otro dios para ganar una captura de la bandera. — Ella es genial.
Leónidas sonrió ante el entusiasmo que mostraba Aria al hablar de su hermana.
— Espero conocerla pronto, pero aun así seguirás siendo mi favorita.
No tardó mucho tiempo para que los del grupo volvieran para mostrar a tres de sus mejores arqueros.
— Tú no podrás contra Alejandro, es el mejor arquero junto con Adrián y Basil.
— Entonces que ellos que inicien, seré piadosa al dejarlos lanzar primero — declara con benevolencia la chica mirando con superioridad al chico enfrente de ella, con la fachada que mostraba el chico, era obviamente un lamebotas de Leónidas.
— Claro — contesta Alejandro dándole una sonrisa coqueta — Mira y aprende, primor.
Ya estaban en el campo de tiro con tres objetivos consecutivos y más de 100 mts de distancia cada uno. Alejandro se colocó en su lugar y lanzó la flecha dando en el blanco.
Se alejó para volver al grupo sin antes lanzar un guiño a Apolo quien solo le dio una mirada repugnante a la acción.
Siguió Adrián quien falló por unos centímetros el centro del obstáculo y luego Basil quien también dio en el blanco.
— La vara quedó muy alta para ti, princesa — se burla uno de los chicos haciendo que Apolo solo ría.
— Aún sigue baja — responde con una sonrisa sacando tres flechas de su carcaj, mirando con una sonrisa a los arqueros, una sonrisa tenebrosa. Preparó las flechas y con confianza lanzó…
Las tres flechas dieron en el blanco en los tres objetivos dejando con la boca abierta a los chicos, ella solo se sacudió un poco el polvo y sonrió.
— Fueron patéticos, demasiado patéticos — su voz cambió a la típica voz monótona y fría, digna de todo tirano, una pequeña imitación a su padre que lo haría sentir orgulloso.
Algunos chicos temblaron ante el tono, otros solo se mantuvieron firmes por orgullo.
— Como dije, el ganador se gana mi respeto y ella lo ha ganado — dice Leónidas sonriendo dulcemente a la chica, quien cambia su semblante frío y monótono a una sonrisa alegre y soñador. Algunos jurarían que comenzó a hacer calor, calor del “Me voy a volver chicharrón si no me voy a casa”
FELIZ NAVIDAD 🎄🎁
Pueden poner ideas o adivinar que sucederá a continuación jsjsjs
Espero que estén pasando un gran día
Apolo en este capítulo:
En fin
Espero que estén pasando este día genial y feliz año nuevo mi querido público
Pueden seguirme en mi canal de difusión o en telegram, comparto cosas interesantes
Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora
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