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⏤selene☽


+ Songfic; Catwoman by Drug Restaurant


La brisa nocturna impactaba contra su tambaleante forma, buscando continuar la dirección que él interrumpía intencionalmente. Murmuró ininteligiblemente hacia el cielo, casi echándose a reír cuando la luna se burló de él, atravesando los astros apenas visibles sobre el cielo de París.

Llevó la boquilla de la botella en su diestra de vuelta a sus labios, dejando que el amargo líquido quemará su garganta, un acto que se había vuelto un pan de cada día.

Las luces de la Torre Eiffel se habían vuelto tan monótonas para éste momento que ya no surtían ningún tipo de efecto en su ser. Un montón de metal que se erguía orgulloso hacia el cielo. Jun llegó a envidiarle por su cercanía con la luna, imaginándose a sí mismo equilibrándose en la punta del edificio, alisando los dedos para poder tocarla aunque fuera tan sólo un segundo.

Su amor está en la luna. Atrapado entre las curvas infinitas del satélite gravitando sobre sus cabezas.

Apenas consigue tambalearse hasta una de las paredes de concreto sobre la acera, perteneciente a un viejo bar, sabe que la luna consta de pocas horas de vida, las suficientes para contemplarla por un tiempo y ahogarse en el huracán de dolor e inconsciencia al que tanto está acostumbrado, así que prefiere deslizar su espalda hasta sentarse con las rodillas casi pegadas a su pecho y la vacía botella de whisky queda olvidada a su costado. Apenas puede percatarse del olor a tabaco que sus ropas desprenden. Juega por unos segundos con un pequeño hilo que sobresale de sus jeans, retorciéndolo entre su dedo pulgar e índice. Permanece con la vista baja por un par de minutos, sabe que no es capaz de encarar a la luna como si nada, ella se burlará del patético estado en el que la visita una vez más. ¿Dónde había dejado a su antiguo yo? Moon JunHui era un desconocido para él en este momento, le enterró junto al amor que alguna vez habitó su pecho. Ahora sólo quedaba aquel perdedor dispuesto a emborracharse todos los días y sollozar cobardemente al astro que iluminaba su camino de vergüenza de vuelta al departamento localizado a unas calles de la Torre. Perteneciente de una vista que cualquiera pudiera envidiar, a excepción de JunHui. Había dejado de sentir cualquier emoción por ella desde hace tiempo, no cuando su amado solía amarla tanto, orgulloso de poder observar la maravilla arquitectónica al dormir y al despertar.

Su vista viajó por un par de segundos, de sus manos a la calle y nuevamente a sus manos, dentro de su ángulo de visión pudo notar a un pequeño gato de pelaje negro, tan negro que por poco pasa desapercibido entre las solitarias y apenas iluminadas calles de París. A esa hora de la noche los turistas ya habían regresado a sus hoteles y el peligro se apoderaba de las calles, como neblina oscura proveniente de las coladeras.

"Anoche estaba borracho caminando por la calle, me encontré con un gato bajo la luz [...]"

Sostuvo su mirada sobre el pequeño animalito, observando su quietud, sentado allí como si nada le afectará... que envidia. ¿Tendría un hogar? ¿Sabría como andar por las calles? Los animales siempre habían sido su debilidad, específicamente los gatos, sin embargo nunca se había topado con uno siendo tan hermoso como el que se encontraba al otro lado de la calle. El felino sostenía sus dilatadas pupilas en las luces de los autos que pasaban a una velocidad superior a la limitada, sabiendo que la policía parecía estar casi ausente a aquellas horas.

Con las extremidades casi dormidas, se sostuvo de la pared para incorporarse lentamente, avanzó tres pasos más, las suelas de sus zapatos apenas separándose del suelo. Camino en dirección al gato, hechizado por los brillantes ojos que veían con inocencia los automóviles pasando tan rápido que hacían volar el corto pelo que recubría su cuerpo.

Segundos después el felino imitó sus acciones, irguiéndose orgulloso sobre sus cuatro patas y caminando por la acera, su cabecita inmóvil a pesar de los faros móviles en su dirección. Junhui se detuvo en seco, el gato se movía hacia la calle. Sería golpeado por un auto.

Las conexiones en su cerebro se encendieron y pudo casi sentir como la conciencia regreso a su cuerpo, sudando el alcohol que había bebido mientras corría frenéticamente y sin pensar hacia la calle.

Escuchó el sonido sordo de las bocinas enojadas en su nuca cuando se empujo hacia la acera con el animalito entre brazos. Su hombro impacto contra el pavimento y jadeo de dolor cuando sintió su cuerpo caer por completo. Abrió los ojos para comprobar el estado del felino, encontrándose con el pelo negro que había captado a la distancia, sin embargo se sorprendió cuando un rostro bastante humano se elevó del lugar donde le haba resguardado en su pecho.

Admiró el cuerpo delgado que protegió con su propia forma. Los brillantes ojos ahora le miraban con pánico, más bellos de los que había visualizado en aquel gato, eran preciosos y le hicieron querer sostener su pecho cuando su corazón golpeteó con fuerza. No se trataba de un gato, nunca se había tratado de uno. Había sido una alucinación de su desequilibrada mente debido al alcohol.

¿Qué crees que haces?— dos manos le empujaron hasta que el cuerpo adicional se separo de su agarre, extrañó de inmediato al chico en sus brazos, supuso que debido a todo el tiempo que había pasado sin percibir el calor de alguien más.

Te salve la vida... supongo.—apenas pudo dejar salir las palabras, estaba muy ocupado tratando de memorizar el rostro frente a él, lindos y redondos ojos gatunos, el cabello azabache que abrazaba las tiernas orejitas similares a las de un elfo, podía parecer enfadado debido al ceño fruncido entre sus cejas pero por favor, aquellas facciones tan tiernas ya habían halado más de un hilo dentro de su corazón. Tan adorable... —...como un gatito.— ¿Acaso había dicho eso en voz alta?

La expresión en el rostro ajeno era inexplicable, una combinación entre sorpresa e incredulidad. Estaba preparado para recibir un puñetazo, oh claro que lo estaba, entrecerró los ojos preparándose para el impacto pero en su lugar el tintineo de una suave risa llegó a sus oídos, asombrado abrió los ojos, encontrándose con la sonrisa más adorable que había visto.

Podría acusarte de estar tan borracho, pero la verdad estoy igual.—pensaba que el golpe de alcohol había provenido de él mismo. —Si piensas que parezco un gato, entonces quizás estás mucho peor que yo. Iré por un café para que se me pase la borrachera, —se incorporó con dificultad, sacudiendo el polvo de sus rodillas con las manos, llevando su cuerpo hacia la dirección que previamente había intentado cruzar, regresando su mirada a su salvador aún tirado sobre la calle. — eres libre de acompañarme si quieres, esta vez usaremos el semáforo, lo prometo. —elevó uno de sus delgados dedos hacia arriba, señalando el trío de luces sobre la calle.

Un gracias sería agradable.— dijo Jun a la par que se levantaba del suelo. El chico le miró con diversión, mostrando una bonita hilera de dientes perlados.

Saber tu nombre sería agradable. —el tono coqueto le hizo reír, como si Moon Junhui desconociera aquellas técnicas.

Yo pedí algo primero. — ajustó la chaqueta en sus hombros y actuó como si no hubiera notado la mirada hambrienta que le recorrió de la cabeza a los pies.

Gracias por salvarme.

De nada. — alargo su diestra hacia el menudo cuerpo frente a él. —Moon Junhui.

Xu Minghao. —el chico, Minghao, tardó unos segundos hasta unir sus manos, Jun esbozó una pequeña sonrisa cuando supo que su cuerpo desbordaba la misma curiosidad que el propio.

También tengo café en mi departamento, podrías de igual manera... —elevó las manos entrelazadas hasta poner los nudillos contrarios lo suficientemente cerca para dejar que el fantasma de sus palabras rozara su piel. — agradecerme allí.

Minghao tomó un paso hacia el frente, aceptando la propuesta, dejando que las puntas de sus narices se rozarán, retirándose cuando Jun se inclino tratando de unir sus labios.

Sin embargo, no tardó mucho hasta que se pudieran embriagar del aliento del otro, cuando Jun le estampó contra la puerta cerrada de su departamento, comiéndole los labios mientras sus manos adoraban el torso y las piernas envueltas en su cintura.

A pesar de no haber sido un camino especialmente largo hacia su hogar, que se localizaba a unas cuantas calles, ambos estaban desesperados por probarse con la ayuda de sus manos y labios.

La ropa ya había sido completamente descartada ahora que ambos cuerpos se poseían sobre el sofá entre las mantas que anteriormente habían servido para cubrir la luz del sol en medio del apacible sueño de Jun hace unas horas.

Las manos de Jun se aferraron al brazo del sillón, a los costados de donde el rostro de Minghao reposaba, sosteniéndose para retomar fuerza en sus estocadas. El azabache gemía sin control, repasando sus uñas por la espalda del mayor en un intento desesperado de sostenerle de cerca. Los gemidos y acaricias aumentaron hasta que después de un fuerte orgasmo ambos se encontraban acurrucados entre las mismas mantas, las manos de Minghao unidas sobre el pecho de Jun, dejando reposar su barbilla mientras ambos se miraban.

¿Animal favorito?

Las ranas.

¿Las ranas? ¿A quién le gustan las ranas?

¡Hey! Yo no critiqué tu extraña fijación con los gatos, las ranas son adorables. —Jun rió sonoramente.

—Dije que me gustaban los gatos, no que tenía una fijación.—espetó la última palabra con sorna.

Vas por ahí confundiendo hombres extremadamente guapos con gatos, yo voto por la fijación. —el castaño negó con la cabeza, atrayéndole por la nuca para volver a saborear aquellos intoxicantes besos.

Después de un juego de miradas Minghao había decidido dar el primer paso y comenzar a preguntar cosas acerca de su amante por esa noche, respondían, preguntaban y volvían a responder, fue el acuerdo silencioso que les llevo a conocer un poco del otro entre risas, besos esporádicos y suaves caricias.

Se separaron en medio de húmedo sonido. La luz se reflejo sobre la cadena de plata que Minghao portó todo el tiempo alrededor de su cuello, Jun suspiró, sabía que no podía huir de la luna por mucho tiempo, por más que el calor del menor pudiera drogar sus sentidos y suprimir la aflicción dentro de su pecho.

¿Qué pasa?— la pequeña voz le despertó, separó su mirada del brillo sobre su piel, dirigiéndola a los profundos ojos frente a él, oscuros como el solitario cielo de su ciudad. Una oscuridad penetrante que era suficiente para devorar al brillante satélite.

La luna. Él está en la luna.

¿Quién?

"...no sé por qué te hable acerca de quién solía conocer. Me sonreíste y se sintió como si tú y yo nos acercáramos."

Jun habló y habló. Acerca de él, de quién se fue y le abandonó. Minghao escuchó atento con una sonrisa adornando su lindo rostro. ¿A qué se debía aquella risa?. Quizás se trataba del alcohol que aún recorría sus venas lo que no lo hizo observarle de manera extraña y salir corriendo por la puerta del departamento, de igual forma aquello le dio pie a Jun para continuar, el menor parecía casi interesado en la desquiciada historia de un demente como él.

—Tu apellido es Moon, ¿no es irónico?. Siempre vas a estar unido a ella. ¿Por qué insistes en que él está allí?

Él amaba la luna, solía observarla por horas y yo me dedicaba a pintarla para hacerle sonreír. Si me abandonó entonces debió ser para ir a la luna. —No supo descifrar la emoción en los estoicos ojos de su amante, al poco tiempo Minghao se movió para inclinar su rostro y así dejar un beso sobre la piel tostada en la mandíbula de Jun.

Apuesto a que está allí. Quizás lo entiendo, eres tan bello como la luna. — intercambiaron risitas burlonas y Jun cerró los ojos mientras negaba con la cabeza, abriéndolos de nuevo para percatarse de lo cerca que se encontraba el rostro de Minghao, suficiente para cubrir la luz de su acompañante nocturna.

¿Qué sabes tú de la luna?— se mofó. Reparó en el quedo sonido del cuerpo ajeno moviéndose por las sábanas. Un suspiro excitado se escapó por sus labios cuando Minghao se colocó a horcajadas sobre sus caderas.

Yo te llevaré a la luna.

"...dijiste 'tu amado está en el cielo. Nunca podrás tocarlo.' No puedo tomarlo, como pájaros que han emprendido el vuelo. Y se que tú también me vas a abandonar."

No me abandones. Quédate. — murmura contra su cabello, ambos abrazados después de alcanzar el orgasmo por segunda vez.

"Por favor quédate..."

—Bien, no pienso irme a ninguna parte. —le responde mientras entrega más fuerza al abrazo.

Junhui sonríe porque sabe que Minghao se quedará. Ha descubierto en él un fervor que no había sentido desde hace mucho tiempo. Jun no es más que un prisionero que fue abandonado, alejado de lo que alguna vez fue un sentimiento hermoso. Prefiere evitar el pensamiento que involucra a los sentimientos que podrían querer escabullirse en su corazón porque se siente al borde de las lágrimas de sólo concebir el hecho de enfrentarse contra el monstruo de resentimiento que vive junto a él.

"Quédate."


~ ✩ ~


Minghao cumplió su palabra, se quedó. Se quedó por un día, una semana, un mes, seis meses. Ya no era necesario que ambos intentaran acurrucarse en el pequeño sillón de la sala como lo habían hecho la primera noche juntos, una primera noche a las que le siguieron demasiadas, para poder contar ahora, sobre la suave superficie de la cama matrimonial en la habitación de Jun, no, en la habitación de ambos. En esa primera noche también aprendió que Junhui trabajaba como pintor independiente, con obras que eran vendidas a tremendas cantidades a las tantas galerías de arte moderno de Europa. Por supuesto al despertar, y gracias a la nueva luz del día, cayó en cuenta de inmediato de los cuadros colgados por cada pared al igual que de la exquisita decoración, incluso con aquella maceta que parecía deforme a propósito pero que derivó a ser el resultado fallido del primer acercamiento de Jun con la técnica de moldeado en barro, una historia trágica.

Es así que mientras Junhui está fuera, hundido en las preparaciones para una exposición especial que tendrá en una de las primeras galerías que le dieron oportunidad a su arte de ver al público, Minghao aprovecha para escabullirse al taller de pintura montado en una de las habitaciones extras del piso de su novio. Junhui nunca le deja entrar a menos que necesite de "inspiración" para iniciar una nueva obra.

Eres mi musa, Hao.— le dijo la primera vez que le dejó entrar, cuando Minghao ni si quiera intentó aventurarse en la habitación, demasiado perdido entre los besos de Jun sobre sus labios, mucho menos cuando los besos descendieron y pronto se encontró desnudo sobre la mesa de trabajo mientras le hacia el amor, los dedos de Jun manchados con diferentes colores de óleo que se adhirieron a la piel tostada de Hao, pintando a su vez el lienzo bajo de él, creando una pieza que en ese mismo instante se encontraba en la exposición de Jun. La excentricidad de los artistas.

Repasa con la punta de los dedos las tapas de los botes de pintura sobre una de las estanterías, aprecia las obras de arte colgadas en las paredes, algunas a medio terminar y otras trazadas únicamente en el lápiz azul que el mayor utiliza para bocetar. Su atención se posa en la pequeña montaña que forman un par de bastidores arrumbados en una esquina de la habitación, con una sábana blanca cubriéndoles. Sin soportar la curiosidad toma una de las esquinas de la tela entre sus dedos y la lanza lejos en un rápido movimiento.

Sus pupilas tiemblan al tratar de razonar con lo que se ha encontrado. Su mirada repasa las demás obras hasta llegar a la que por supuesto ha llamado su atención, respira furioso cuando un par de ojos gatunos le devuelven la mirada.

Él.

¿Por qué no mejor te quedas en la luna? Aquí nadie te necesita. —le habló a la inerte pintura como un loco. Hierve en celos al ver la piel porcelana y los ojos llenos de vida que Junhui retrató con sus manos. Observa el pelo tan negro como el propio y los labios delgados color cereza. No existe ni una sola similitud entre ambos y de alguna manera aquello le reconforta. Sabe que Junhui le tiene sentimientos sinceros de los cuales, sinceramente, siempre duda cuando comienza a hablar del chico encerrado en la luna.

No quiere ver a ese chico en su casa, nunca. Ni si quiera en pintura, en una obra de arte que sabe que acompaña a Jun cuando se encuentra en la calma y quietud de su estudio de arte. Lo detesta, detesta al chico de la luna y no sabe que más hacer. En el transcurso del mes ha intentado todo para que Jun olvide la luna. Sabe que es un trabajo que va a requerir de mucho más tiempo y está dispuesto a hacerlo.

Lo odia porque cuando logra pasar una semana tranquila, sin escuchar de él, Junhui se despierta en medio de la noche cubierto en sudor frió, murmurando palabras que decide ignorar y llamando un nombre que no es el suyo. Pero es Minghao quien se encarga de arroparlo entre sus brazos y susurrarle palabras cariñosas sobre el cabello, deteniéndose hasta que percibe la lenta respiración de su novio entre su cuello, observa con recelo los rayos de luna que se cuelan entre las cortinas y se asegura de cerrarlas con firmeza para volver a la cama con el mayor, tratando de no despertarle de nuevo.

Te vas a ir como él lo hizo. —Junhui sollozó entre sus brazos aquella noche, presa de sus propias pesadillas.

Basta.

Él está en la luna.

Estoy seguro que lo está.

Quédate, por favor.

Yo siempre me voy a quedar. —contestó en un susurró, dejando su mano viajar por la amplia espalda, tratando de tranquilizarle.

"...necesito una canción de cuna, te necesito ahora, no puedo dormir."

Está temblando de rabia cuando toma una brocha hundida en pigmento color rojo que estaba entre los muebles cercanos a él, sujeta el mango con las manos vibrando y pinta con rabia sobre el bonito rostro, creando cruces sobre cada espacio blanco que su nublada vista puede encontrar, gritando en cólera cuando cubre aquellos ojos gatunos. "A Junhui le gustan los gatos" es el pensamiento que suprime hasta dejar la brocha en su lugar y darle la vuelta al lienzo estropeado para que ni si quiera el frente se pueda ver. Cubre todo nuevamente con la sábana, usando la mano que no se encuentra manchada de carmín.

Se pone de pie y se da la vuelta encaminándose a la puerta de salida, como si nada hubiera sucedido. Sostiene el pomo de la puerta y antes de salir regresa el rostro para observar con resentimiento las obras de arte olvidadas en una esquina.

—Adiós, Wonwoo.

Cierra la puerta detrás de él.


~ ✩ ~


La exposición de Junhui se llevaría acabo en una de las salas del Palais de Tokyo, un precioso edificio que alberga todo tipo de exposiciones artísticas, a tan solo unas calles de la Torre Eiffel, Minghao suspira cuando la observa por la ventana del auto al pasar por la misma calle en la que se conocieron. Aprieta el agarre de su mano entrelazada con la de su novio y le ve sonreír en medio del nerviosismo.

Ambos visten trajes de gala en color negro, Junhui juega con el broche de diseñador ajustado al lado derecho del saco del menor, los diamantes en el brillan sobre los ojos de su novio y Minghao lo encuentra completamente adorable, su pequeño gatito. Acaricia con tersura la punta de la nariz de Jun con la propia antes de besarle.

Hao, estoy muy nervioso. —confiesa entre el beso y Minghao evita pensar en el pequeño temblor que percibe de la mano entrelazada con la suya.

—Todo va a salir bien, cariño. Eres muy talentoso, todos te van a adorar, casi tanto como yo. —ambos ríen inquietos y emocionados por saber lo que el resto de la noche depara para ellos.

Cuando ingresan a la sala, Jun puede sentir el orgullo crecer como flores en primavera dentro de su pecho, observa las paredes de la galería con un sentimiento que sabía que nunca habría obtenido de no ser por la persona a su lado, acerca a Minghao a su costado con ayuda de su brazo y se encarga de mantenerlo en aquel lugar durante el resto de la velada. Minghao le hace sentir seguro y sereno. No ha pasado mucho tiempo desde que están juntos, él podría decir con toda confianza que descubre cosas nuevas de su novio al pasar los días. Si hay una razón por la cual aquellos cuadros han sido terminados son definitivamente debido a su pareja.

En cuanto Minghao entró a su vida la inspiración que le había abandonado junto a Wonwoo se apiadó de su desesperado ser. Tenía tal prestigio que vender una pieza era más que suficiente para cubrir los gastos impuestos por ambos, su novio había emigrado de China no hace más de tres meses y hasta que le había encontrado no tenía otro subsidio más que el que le daba trabajar como instructor de baile en una pequeña academia de artes al sur de la ciudad. El traje que lucía ahora mismo había sido obviamente adquirido por Jun, mimando a su novio con ropa de las mejores marcas, nada era suficiente para agradecerle.

La verdad era que se sentía culpable, culpable de mirar la luna antes de dormir, mientras su novio se aseaba en el baño, antes de que cerrará las cortinas sin permitir ni un solo rayo de luna entrar a la habitación. Culpable porque las pesadillas no le habían abandonado por completo, con el fantasma de lo que fue su relación con Wonwoo y la tortuosa despedida. Trataba de ahogar sus miedos entre los reconfortantes brazos de Minghao aún cuando no era la obligación de su novio.

Por eso es que no puede dejar ir a Minghao, no, él no. ¿Qué sería de su vida sin su pequeño gatito?. Una tormenta de perdición como lo había sido cuando solía emborracharse hasta perder la conciencia y vagar por las calles de París. Su consumo de alcohol había descendido notoriamente, prefiriendo pasar las noches tomando fotografías de su novio mientras disfrutaban del almuerzo en La Maison Rose, o caminando de la mano hacia la estación del metro en el camino de la academia de artes a su casa. Minghao debe quedarse a su lado, nunca lo va a perder. Él no se irá a la luna como Wonwoo lo hizo.

No, él no debe pensar en Wonwoo, se lo había prometido la última vez que Minghao tranquilizó sus miedos pasando sus dedos por su cabello. Aunque sinceramente sonaba más fácil de lo que era hacerlo, sobretodo cuando por el rabillo del ojo contempla a una figura familiar, demasiado familiar. Minghao parece sospechar algo pues termina amablemente la conversación con la crítica de arte que se encontraba hasta hace unos segundos frente a ellos.

Jun, ¿ocurre algo?.— y él quiere contestar que no, que nada ocurre, que pueden volver a su tranquila conversación, que debería buscar a la crítica más tarde para retomar su oferta de la portada en el siguiente tomo de la revista de arte, pero no puede.

No cuando Kim Mingyu acaba de entrar a la sala de exhibición, menos cuando le ve ahí con su traje azul oscuro, repasando con la mirada de un lado a otro, claramente buscando a alguien. A él.

Cruzó miradas con el más alto, notó como los hombros de Mingyu descendieron al encontrarle y camino sin tapujos hacia él. Trató de pasar el espeso nudo en su garganta y de controlar su respiración, sin darse cuenta como aumentaba de igual manera la fuerza en el agarre sobre la cintura de su novio.

¿Qué sucede?— en este punto la mirada de Jun ya se encuentra fija en la larga figura caminando hacia ellos, Minghao persigue lo que sea que tenía a su novio en aquel estado de terror, frunciendo el ceño al ver a un hombre que nunca había visto y, que sabía, Jun nunca le había hablado de él.

¿Qué haces aquí?— Jun le preguntó apenas Mingyu estuvo lo suficientemente cerca como para escucharle.

Escuche que tenías esta exposición, quería asegurarme de que aún estuvieras cuerdo, ya sabes, organizando un evento para llamar la atención después de todo lo que paso con Wonwoo. —Mingyu sostuvo fugazmente los ojos castaños sobre el rostro de Minghao y después hasta la mano que le sujetaba la cintura. El más alto sonrió de lado. — Pero veo que estas mejor que nunca, ¿acaso Wonwoo es tan fácil de olvidar?

—¿Fácil? ¿Tú piensas que la he pasado bien? —Jun preguntó en una voz más queda de lo que planeaba que fuera.

Yo te veo bastante bien, no me vas a decir que todos estos cuadros los terminaste la semana pasada. —Mingyu guardo sus manos dentro de los bolsillos, su posición prepotente llegando al límite de la paciencia de Minghao, pero este era un evento de gala que celebraba el talento de su novio y no lo iba a arruinar armando un escándalo.

Para tu información "todos" estos cuadros estaban prácticamente terminados antes de... — su mirada tembló por un momento, retomando la misma firmeza de antes cuando se aclaró la garganta. —...desde hace mucho tiempo, es ahora que he decidido terminarlas y mostrar las que ya estaban hechas.

¿Nuevo juguete? —preguntó con sorna y si no hubiera sido por el brazo de Junhui apretándole mas contra su cuerpo, su puño ya estaría en la cara de aquel niño bonito.

No te permito que hables así de Minghao, él es mucho más de lo que podrás entender, ahora lárgate antes de que pida a seguridad que lo hagan por ti. —Mingyu soltó una carcajada, que paso desapercibida por el resto de las personas caminando a su alrededor, quizás pensando que se trataba de Jun junto a otro de sus tantos amigos, al menos no habían levantado ninguna sospecha. El más alto se paso una mano por su sedoso cabello antes de hablar.

—Bien, no vine aquí a ofender a nadie — dió un vistazo rápido al enojado rostro de Minghao. —Solo quiero que sepas que el lunes pienso ir por el resto de las cosas de Wonwoo.

—¿Qué?

Perfecto, no queremos nada más de él en la casa. —Minghao habló sin pensar, ganándose las miradas sorprendidas de ambos hombres. —Yo mismo te daré sus cosas, ahora te pido por favor que te retires, este es un evento privado.

Aún con conmoción en el rostro, Mingyu elevó la mano fuera de sus bolsillos y saludó a Minghao como si se tratase de un soldado, sin si quiera despedirse de ninguno de los dos se dió la vuelta y camino hasta desaparecer por la puerta.

¿Me podrías explicar quién demonios era ese? — Jun aún vigilaba la entrada, como si quisiera asegurarse de que el alto no volviera a aparecer.

Kim Mingyu, —prácticamente susurró, devolviendo una mirada de pánico y terror que sobresaltó a Minghao. — y no quiero que te acerques a él. El lunes le darás sus cosas y le vas a cerrar la puerta en la cara, no debes cruzar ni una sola palabra con él. —Minghao estaba desconcertado con el rostro de su novio, tanto que elevó sus manos hasta tomarle entre ellas. —Hao, no quiero que estés a solas con él, en cuanto termine el trabajo en la galería yo voy a volver corriendo a casa.

Pero, ¿por qué? ¿qué pasa con ese chico?

—Es un amigo de Wonwoo y eso es suficiente para ser peligroso.

Minghao acercó su rostro y dejo un casto beso en sus labios. No tenía idea de quién se trataba ese tal Kim Mingyu, y observando el rostro de su novio concluyó que no debería preguntar más al respecto.

No me voy a acercar a él más de lo necesario, ¿de acuerdo?


~ ✩ ~


Minghao no comprendía cual era el apresuro de Kim Mingyu para obtener las cosas de Wonwoo, cosas que cabían a la perfección en una pequeña caja que antes perteneció a un bolso de diseñador que Junhui le había comprado cuando habían recibido las buenas noticias de la exhibición.

Todo es gracias a ti, Hao, mereces esto y más. — el castaño le había dicho cuando Minghao había deshecho el nudo negro que sostenía la caja con las letras doradas del nombre de la casa de moda estampadas en el centro.

Casi le hizo reír el contraste de aquella caja que ahora contenía la basura que el ex-novio de Junhui había dejado atrás cuando decidió abandonarlo. El sonido del timbre le hizo concluir con el juicio que le hacía al cartón colocado estratégicamente a un costado de la puerta.

Minghao observo por la pequeña pantalla del intercomunicador, encontrándose con la vista del torso y la mandíbula de Mingyu, ahora vestido de manera más casual y demasiado alto como para ser captado por la lente de la cámara, maldito poste con pies.

Abrió la puerta y sin permitir si quiera que Mingyu dijera palabra alguna se agachó a tomar la caja entre manos y una vez erguido empujarla hacia los brazos del alto, quien apenas logro sostenerla.

Hola a ti también, ¡hey, no, espera! — Jun le había dicho que le cerrara la puerta en la cara apenas le fuera entregado lo que quería, y eso era efectivamente lo que pensaba hacer. Sin embargo, siendo Kim Mingyu, detuvo con su pie la puerta. —Joder, Jun se ha encontrado a uno con demasiada actitud esta vez. —fingió murmurar sabiendo que Minghao podía escucharle más que bien. Minghao rodó los ojos antes de separar la puerta lo suficiente para que el castaño dejará de hacer el ridículo en el pasillo.

¿Qué quieres? —El más bajo preguntó exasperado. Mingyu suspiro y acomodó la caja en su brazo izquierdo.

Escucha, solo quiero advertirte, ¿de acuerdo?, aun estás a tiempo, aléjate de Junhui.

¿Alejarme? ¿Acaso eso es lo que Wonwoo te envió a decirme? —Mingyu pareció ofendido, negando inmediatamente con la cabeza

—¡No! Eso es lo que yo quiero decirte, no confío en Junhui él...

—El hecho de que no confíes en mi novio, no es razón suficiente para alejarme de él.— gesticuló con las manos, exasperado de escuchar tonterías salir de la boca del chico frente a su puerta.

¡Él es peligroso Minghao!— Mingyu tomó su muñeca con su mano libre, mirando a los ojos suplicante, callándole de inmediato.

—¿Qué crees que haces?— la voz furiosa de Junhui se escuchó por el pasillo, ambos volvieron su mirada hacia él, Minghao sacó su mano del agarre de Mingyu con un fuerte tirón.

...Jun. —Minghao suspiró, acercando su muñeca a su pecho con su mano libre, en un gesto que le hacia parecer un pequeño cachorrillo, aquello hizo a su novio enfurecer más.

¿Acaso vas a conquistar a todas mis parejas, Mingyu?— Jun atravesó el pasillo a grandes y molestas zancadas. Apresando a Mingyu del cuello de su camisa, estampando su cuerpo contra la pared del pasillo. —Quieres todo lo que pertenece, ¿no es así?— Jun gritó contra su cara, la falta de aire evidente en las respiraciones entrecortadas del alto.

Jun... t-tú sabes que las cosas con Won... n-no fueron así. —el pintor le miró iracundo, no quería volver a escuchar su nombre saliendo de sus labios, y esta vez no había nadie para detenerle de cometer una locura. Elevó su puño listo para impactarlo contra el rostro del menor quien cerró sus ojos listo para recibir el impacto que nunca llegó, pues Minghao se aferro con todo su poder a la mano de su novio.

Jun, ¡basta!, no puedes armar un escándalo en el edificio, ¡los vecinos van a llamar a la policía!

Su novio aflojó su agarre lo suficiente para que Mingyu se deslizará por la pared y Minghao pudiera contenerle entre sus brazos. Minghao le tomo de la nuca y acercó el hermoso rostro para refugiarlo en su cuello, haciendo que Jun tuviera que agacharse para aferrarse a la menuda figura de su novio.

Lárgate de aquí— Hao le suplicó casi al borde de las lagrimas al chico casi desfallecido en el pasillo. No iba a dejar que su novio le mirara de nuevo con aquella furia que tenía en los ojos. Mingyu miró desconcertado a la pareja por unos minutos antes de erguirse sosteniéndose de la pared y caminar con lentitud hasta el elevador. —Amor, vamos, entra. —Jun empujó las manos de Minghao fuera de su cuerpo y entro como alma que lleva el diablo, azotando la puerta contra la pared cuando se abrió paso.

Minghao suspiro y tragó fuerte, caminando detrás de su novio y cerrando la puerta detrás de él.

"¿Estoy desquiciado? ¿Me he vuelto loco?..."

¿Jun?... —Minghao busca a su novio con la mirada, topándose con su espalda, las palmas recargadas sobre la encimera de la cocina, sus hombros subiendo y bajando en una respiración totalmente audible hasta la distancia en la que el instructor de baile estaba de pie. —Jun...

Te ibas a largar con él, ¿¡verdad!?— su columna se estremeció cuando la siempre suave y tranquila voz de su novio le gritó a través del piso.

¿De qué estas hablando?... ¿Con Mingyu? Ni si quiera lo conozco yo jamás-...

—Eso no parecía cuando lo vi tocándote, ¿acaso no te dije que no quería que cruzaras ni una palabra con él? ¡Lo prometiste, Hao!

¡No hable con él! O sea... si, pero no fue más de unas cuantas palabras, Jun, yo jamás te dejaría por nadie —se acercó temeroso, no sabía que ocurría con su dulce novio. Jun parecía a punto de explotar de rabia, sus manos temblaban y la vena en su frente era más que evidente, su mirada parecía perdida en un lugar oscuro del cuál Minghao tenía que sacarle urgentemente. Toma su rostro entre sus manos y le mira a los ojos. —Yo no te voy a abandonar Jun, mi amor, yo seria incapaz.

Él te va a a alejar de mi lado, igual que lo hizo con Wonwoo, debido a él Wonwoo está en la luna-...

¡Yo no soy Wonwoo!— Minghao sollozó— él te abandonó Jun, sabes que yo sería incapaz.

" ¿Qué demonios? ¿Qué son estos pensamientos? Te necesito a mi lado."

Te irás, te irás de mi lado ¡como él lo hizo! —Jun repetía entre llanto, entre su cuerpo temblando de furia. Estaba ocurriendo de nuevo, Minghao se iría, igual que Wonwoo, la luna no le regresaría a ninguno, la luna se quedo con su amor y lo hará de nuevo.

"Es como si me estuviera perdiendo a mí mismo, estoy perdiendo la cordura..."

Alejé a Kim Mingyu, ¡no va a volver jamás! — Minghao busca la desorientada mirada de su novio, ignorando su propio miedo.

—¡Volverá por ti!

¡Nunca! — Minghao grita por fin, observando el cuerpo de Jun descomponer la furia de a poco, sus hombros bajan y trata de tomar aire lentamente por la boca.

Quédate, por favor. —Minghao une sus frentes, permitiendo que ambos cierren de a poco sus ojos.

Siempre me voy a quedar.

—No quiero que te vayas a la luna.

"Quédate, por favor..."

Ya estoy en la luna. —Minghao sonríe, dejando un suave beso en el medio de sus labios.

"...quédate..."

—Te irás a la luna, como él, te iras como todos.

"...quédate conmigo..."

—Mi luna, no iré a ninguna parte, jamás me iré de tu lado.

"...quiero que te quedes."

Jun suspira, enojado por el como fue abandonado alguna vez. Resentido contra el asqueroso camino que ha tenido que cruzar, pero no importa, nada importa si Minghao le promete que no le va a abandonar. Porque está aquí, en París, en sus ojos, en sus labios, en sus caricias. Minghao está en París con él, no irá a la luna, Jun no lo va a permitir. Le toma de las caderas, elevándole para dejarlo sentado sobre la encimera que había ocupado momento atrás, los bracitos de Minghao están rodeando su cuello y le atrapó a su boca, se besan con pasión, con melancolía, con dolor, con la esperanza de que su amor no tenga que terminar por culpa de la luna. La luna está celosa de su amor, por eso se oculta cada noche al saber que un nuevo día vendrá para ellos, Jun lo sabe. Su cielo está entre los brazos de su amado, entre sus dulces palabras y las caricias que se cuelan bajo su ropa. Le carga, llevándolo con destino a la habitación donde sabe que la hará el amor toda la noche, la luna estará celosa de su entrega total hasta que pueda esconderse en vergüenza.

Minghao también suspira, lo hizo desde que sintió los brazos de Jun tomarle de las caderas, dejando que el sonido metálico se produjera contra el piso.

Minghao lo sabe todo, sabe que tiene que alejar a Kim Mingyu, porque Kim Mingyu puede sospechar, y ellos no necesitan que nadie sospeche. Si alguien llegase a enterarse entonces los separarían y Minghao no puede permitir eso, el ama a Moon Junhui con toda su alma, no necesita de otra luna más que de él. Él no va a permitir ser llevado por la luna, sabe lo que le paso a Wonwoo, lo sabe sin que Junhui se lo dijera. No necesita decirlo, y espera que nunca lo admita. Que nunca admita que lo que balbucea entre sueños y despertares inconscientes sea verdad. Que nunca admita el porque esconde los cuadros con el rostro de Wonwoo a medio dibujar, el lienzo manchado con marcas de dedos en color carmín, un color carmín oscuro que sabe que no pertenece a ningún pigmento dentro de la paleta de colores de Junhui, no va a admitir porque ha dibujado lagrimas en un azul brillante en todos los retratos de Wonwoo. Pero todo hace sentido cuando observó a Jun gritarle y suplicarle que no se vaya con un cuchillo en la mano, el mismo cuchillo que termino en el suelo cuando Minghao obtuvo su perdón.

Minghao sabe que es su culpa, él provocó a Junhui, hizo algo que no tenía permitido, no tenía que hablar con Kim Mingyu y aún así lo hizo, pero eso no volverá a suceder. Será más cuidadoso que nunca, porque no va a soportar separarse de Jun, su salvador. Lo es todo para él y desde ahora está decidido a mantenerlo a su lado para siempre. El lo ama.

Junhui por otro lado no podría estar más tranquilo que ahora, que puede ver el cuerpo de Minghao desnudo sobre el colchón, repasa con su lengua cada parte de su cuerpo y sabe que no quiere que Minghao se vaya a la luna como lo hizo Wonwoo, pero está seguro que Minghao sabrá obedecerlo, no lo va a abandonar, no hay necesidad. Cuando desciende a besarle y a hundirse en su interior una parte en su cerebro está aliviada de haberle encontrado, quizás hasta feliz y reconciliada con la pequeña culpa que le había atormentado. Puede que las pesadillas por fin se detendrán. En este momento, en París, entre los brazos de su amante, está satisfecho por la cadena de eventos que tuvieron que suceder para que conociera a Minghao. Esta satisfecho de haber asesinado a Jeon Wonwoo.





»Eclipse: del griego ékleipsis, que quiere decir 'desaparición', 'abandono'.






💎💎💎


Holi~~ ¿qué tal les gusto la historia? por favor díganme todo lo que opinan, sobretodo con el final, ¿lo esperaban?. Sí, están en una relación tóxica que terminará acabando con ellos, pues ya comenzó con las mentes de ambos.

Gracias por los votos y comentarios. Les amo mucho, mucho. 💛

Hasta la siguiente historia~ 🌻

Luna; 

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