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Cap. Final: Cuentas del pasado

Narra Ryujin.

Baje del edificio y me quede viendo a los costados, no sabía el camino de regreso, nunca había estado por estos lados de la ciudad. 

—  ¡Argh, joder! — pisé fuerte y di una vuelta sobre mi lugar tomándome de la cabeza. 

No quiero dejarlo solo, no quiero irme, así que caminé hasta el edificio de donde salí y entré, comencé a subir las escaleras, escuchando cada vez más cerca la voz de quien dice ser mi abuelo. 

— ¿Debería de hablarle a Jeon? — se acercó a la mesa que tenía a un lado y tomó su teléfono, al fondo pude ver una silueta, era la de mi padre, quien estaba escondido detrás de un estante — Sería perfecto que viera como poseo a su hija y a su esposo — hice una mueca de desagrado y casi tuve una arcada ante la repulsión que sentía.

Mi papá no se había percatado de mí presencia, y me alegro de que así sea, si no sería mucho más complicado salvarnos a ambos. 

Camine hasta alejarme de esa habitación y me adentre a la siguiente que estaba a la par. Mi teléfono lo tenía en mi bolsillo, pensé en decirle primero a mi padre, pero unos ruidos que provenían desde la planta baja me asustaron.

Eran tan bajos que seguramente el anciano no los había escuchado; me asomé por la puerta y vi a mi padre castaño siendo seguido de Hyunjin, Kai, Soobin, el tío Jung y el tío Kim. Solo eran seis. 

Jeon me vio y se acercó hasta mi persona, tomó mi rostro e inspeccionó cada detalle de el, parando en mi mejilla, la cual tenía un color entre rojo y morado a causa del golpe que me dio el psicópata de mi abuelo.

— Papá — susurré y sus ojos se encontraron con los míos, estos tenían lágrimas acumuladas, me acerco a su cuerpo y me estrechó entre sus brazos — Estoy bien, papá me ayudó a salir.

Su mirada salió de mi cuello — ¿Dónde está Jimin?

Señale la habitación, donde se escuchaba la conversación que mantenía solo el señor Park. Él asintió, se dio vuelta para ver a los otros cuatro — quédense con ella, iré por Jimin.

Todos asintieron; Soobin y Kai tomaron mis brazos y me adentraron a la habitación nuevamente, mis tíos se quedaron cerca de la entrada, mientras que los otros tres se sentaban conmigo en el suelo.

— Me alegro que estés bien, tonta — Kai me acarició el cabello, fue cuando caí en cuenta de su apariencia.

— ¿Te convertiste? — pregunte shockeada ante lo que mis ojos estaban viendo.

– Situaciones desesperadas y de riesgo, requieren medidas desesperadas — se encogió de hombros — Me veo guapo, ¿a que no? 

Me reí y asentí, Hyunjin y Soo estaban parados (ni cuenta en qué momento se levantaron) ambos estaban cara a cara... ¿hablando? Esto es nuevo.

 — ¿Entonces eres un híbrido? 

— Sí, por cierto, apestas a carne podrida — Hyunjin se tapó su nariz y parte de la boca luego de decir eso.

— Y tu pareces un fantasma de lo pálido que eres.

— Mira quien lo dice — ambos tenían una sonrisa en sus labios, y sus bromas eran todavía mucho más extrañas, si ellos nunca se han tratado.

— Hyunjin fue quien nos trajo, el confeso todo luego de saber que siempre ha estado equivocado. 

— Sabía que no era malo — le dije a mi hermano muy bajo.

Narra Jimin.

Estaba escondido detrás de un mueble, viendo como mi padre hablaba él solo, dando vueltas por toda la habitación.

— Park Jun — esa voz... se supone que no debería de estar aún aquí.

— Oh, vaya me has hecho el trabajo más sencillo, aunque no se como me encontraste – la sonrisa tan enferma de mi padre me daba asco, y las ganas de borrarse la solo aumenta.

— Bueno, adivine, no es tan difícil cuando el olor tan repugnante que te caracteriza es el único que detesto de entre todos los seres vivos en este país — Jeon sonaba tan seguro.

—  Gracias, es lo más lindo que me han dicho — levanté una ceja ante ese comentario de mi padre, y veo que no soy el único que reaccionó así.

— ¿Dónde tienes a Jimin y a mi hija? 

— Están en una de las habitaciones de este edificio en mal estado.

—  Bien, acabamos con esto, quieres vengarte, hazlo conmigo y deja ir a mi familia — abrió los brazos y se apuntó a sí mismo.

— Es que no fuiste tu quien me hizo sufrir tantos años, fue mi hijo quien lo hizo, y quiero verlo sufrir a él.

Armandome de valor salí de mi escondite llamando la atención de los dos presentes.

— No me arrepiento de eso, porque gracias a la valentía que tome puede encerrarte en la cárcel por un tiempo el cual no fue el justo porque debiste haberte podrido ahí dentro.

Su rostro estaba más oscuro, sus pupilas estaban tan dilatadas que la furia era tan palpable solo con verlo.

— Ahí dentro, tuve que vivir la peor pesadilla que pude imaginar... fui abusado por tantos hombres ahí dentro todos estos doce años, ¿sabes lo que es eso?

— ¡Yo fui abusado por ti toda mi adolescencia! — mi voz salió más gruesa y rasposa — Si alguien ha vivido un infierno injusto, he sido yo.

Me acerqué a él, pero antes de que llegara de su espalda sacó un arma, un revólver 38 que apuntaba hacia mí.

— Un paso más y no me temblará la mano para dispararte, aunque seas mi hijo.

— No soy tu hijo, vamos hazlo — lo anime.

Justo a su espalda Jeon lo agarró del cuello y golpeó su muñeca para que el arma cayera; mi padre le dio un golpe en el abdomen para liberarse, al hacerlo de su bolsillo sacó una navaja y la enterró en el abdomen de mi chico.

— ¡Jungkook! — Aunque se que no podía hacerle tanto daño, me alarme tanto, mi sangre estaba helada y mi pecho sentía un hueco tan grande.

Corrí hasta mi padre lo sujete de los hombros, logrando que soltara el artefacto que aún seguía clavado en el cuerpo de Jeon. Le di un golpe con la rodilla en su estómago y luego golpeé con mi puño su rostro logrando que cayera de bruces al suelo.

Me subí a su cuerpo y sujeté sus muñecas — Es hora de saldar cuentas pasadas, papá.

Mis ojos se reflejaron en los suyos, aquellas esferas color rojo y mis colmillos creciendo me dieron la fuerza para inclinarme y clavar mis afilados dientes en la yugular de mi padre.

— ¡Aah! — Forcejeó un rato hasta que su cuerpo quedó inmóvil bajo el mío.

Me levanté con mis ojos aún rojos, y parte de mi boca y mandíbula bañada en sangre. Me limpié con mi brazo y suspire. 

Había dado fin a mi pesadilla.

Gire sobre mi eje y vi a Jungkook acostado en el suelo con su mano sobre la herida; me acerque a su cuerpo y aparte sus manos para poder verlo. Justo vi como algunas de las capas de piel iban curando.

— Vaya, mi héroe — le dije con una sonrisa, la cual me devolvió.

Suspire de alivio al saber que todo había acabado por fin.

Me levanté y le ayudé a ponerse de pie, al salir del cuarto vi a Hoseok junto con Tae en la puerta.

— Minie — Tae se acercó y detrás de él venían mis dos tesoros, aunque uno de ellos debía estar fuera de este edificio.

Recibí el abrazo de los tres y mire a Ryujin — Tú deberías de estar en el otro edificio.

— No podía dejarte.

La abracé, ocultando su rostro en mi cuello. A unos pasos se encontraba quien había traído a mi pequeña a este lugar.

— Señor Park, yo — me acerque y lo abrace.

— Debió ser difícil, lo siento, no debiste crecer con rencor ni odio, eres un buen chico — me separé y lo vi a los ojos.

— Lo siento — su voz salió en un susurró lleno de arrepentimiento — me cegué, no vi que eran buenas personas.

Negué y acaricie su rostro, luego me aleje de él y volví con mi familia.

— Vamos a casa.


FIN




Y este es el último capítulo de esta secuela. Espero y le haya gustado. Sinceramente no iba a escribir una segunda parte luego de que termine la primera, pero luego se me ocurrió esto y aunque no es lo mejor que hice, les di otro final a esta familia.

Todavía no termina, hace falta el epílogo, pero lo publicaré la otra semana. Por lo que no me despedire.

Nos leemos la otra semana.

I Purple U 💜

🖤🦋💙

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