“La Luna y el Sol se conocen, mas no se pueden ver. Uno tiene que encargarse de calentar y el otro de enfriar; era un trabajo diario que debían mantener. Sol quiere ver a Luna, pero nunca puede; Luna quiere la compañía de Sol, pero tampoco puede. El único momento que se podían ver, llegaba a ser uno de los mejores espectáculos vistos en la tierra. Sol y Luna son amantes”.

El elegante hombre de traje miró con aburrimiento su reloj mientras se mecía de un lado a otro en su peculiar y envidiable mecedora. Esperaba pacientemente a que el terminar de su vuelta fuera dada para alcanzar a su momento favorito en cada tres meses. Bostezó levemente, sintiendo como su cómodo hogar se movía a otro sitio lentamente.

Fyodor Dostoyevsky ───verdadero nombre de aquello que designaban como Luna─── era un astro bastante solitario que solo se dedicaba a leer en sus largos y aburridos días.

Su medio de transporte por el mundo estelar brillaba más de lo normal durante esos días, lo cual indicaba que Sol se hallaba más cerca de él. Con el reflejo de la enorme estrella de fuego más fuerte, podía hallarse en contacto con este, todo gracias a que faltaban unas pocas horas para un muy esperado eclipse. Sol, quien poseía el nombre de Nikolai Gogol, miraba de manera más constante el reloj, esperando con clara emoción la llegada de su compañero.

Sin acallar esas ansías de ver al de hebras azabache. Hizo uso de la habilidad que se le fue otorgada como sol, no sin antes coger un par de copas llenas de vodka. Sus manos aparecieron elegantes frente al calmado Dostoyevsky, acercándole una copa con suma elocuencia. Una concisa sonrisa tomó presencia en la fauce del de luceros violáceos, aceptando la copa completamente gustoso.

───¡Hola, Dos–kun! ───exclamó felizmente el de cabellera rubia tras hacer aparecer su cabeza frente al astro nocturno, formulando una enorme sonrisa en sus labios.

───¿Impaciente?

───¡Qué va! Solo quería compartir un par de copas con mi querido Dos–kun ───rió───. Hay que aprovechar el tiempo, ¿no es así?

Fyodor cerró sus ojos mientras asentía tranquilamente.

───¡Brindemos! En estas ocasiones siempre hay que brindar, ¿no crees tú, hermosa Luna?

───Nikolai, ¿qué te he dicho de llamarme así?

───¡Vamos, Fyodor! ¡Lo hago con el máximo de los cariños! ───Carcajeó, alzando la mano que sostenía la elegante figura de cristal───. ¿Puedes hacerme el honor?

El astro menor suspiró, dejando pasar el primer comentario del energético rubio. Estaba más que acostumbrado a ese tipo de cosas.

───Por nosotros. ───Alzando su copa por igual, dio un ligero choque contra la copa ajena, procediendo a beber el fuerte líquido.

───Te falta romanticismo, Fedya~ ───musitó sonriente al volver a pronunciar el nombre que utilizaba para dirigirse al azabache cuando aún eran humanos───. ¿Recuerdas cuando bebíamos vodka cada viernes? ¡Ah, qué hermosos recuerdos!

Silencio reinó entre ellos mientras acababan sus respectivas copas, dejando que el tiempo pasara.

───Nikolai, ¿de dónde sacas tanto alcohol? ───preguntó tranquilamente tras recordar que cada tanto era el rubio quien disponía de bebidas.

───El Sol anterior tenía bastante, sobretodo vino. ¡Usaba tres repisas para el vino! ───respondió con sinceridad y exageración, tomando la copa ya vacía del de orbes violáceos para devolverla junto con la suya───. ¿En tu caso qué había?

───Pura basura..., menos por algunos libros que habían.

───Qué desdicha te ha tocado, Fedya ───alegó con dramatismo. Una sonrisa ladina apareció traviesa sobre los belfos del mayor, llamando la atención de Dostoyevsky───. Ya no hay que darle atención a esas cosas, ¿podrías adivinar el porqué?

───¿Porque ya es hora? ───contestó con obviedad, no estaba tan distraído para no percatarse de que el brillo de su hogar había incrementado.

───¡Ding, ding! ¡Correcto~!

El astro mayor hizo presencia en el lugar, lastrando sobre este la figura sonriente de un muchacho. Gogol no era alguien que le simpatizara perder el tiempo cuando por fin podía estar en compañía completa de Fyodor; era un desperdicio. Los ávidos brazos del astro diurno rodearon con cariño y afecto al nocturno, repartiendo exagerados mas efusivos besos sobre su rostro.

───¡He de decir que te he extrañado mucho, mi querido Fedya! ───afirmó mimoso, sin intención alguna de separarse de la anatomía del pelinegro.

───Deja de hablar tanto ───regañó, dibujando una traviesa sonrisa sobre sus belfos. Acercó su rostro al de Nikolai, plantando un beso en los belfos ajenos───. Hay que aprovechar el tiempo, ¿recuerdas, Kolya?

───¡Dos–kun~! ───chilló con una clara coloración decorando sus blanquecinos pómulos.

Su único momento de disfrute mutuo apenas comenzaba, después de todo, ambos sabían cómo sacarle el mayor de los provechos a su poco tiempo.

“Cinco años deben pasar para que una nueva pareja tome el lugar de el Sol y la Luna. Enamorados verdaderos deben ser para que este tierno amor puedan mantener. El mayor será Sol y el menor será Luna, así la armonía de verá junta”.

   ━¿Puedes creer en esta leyenda?

━━Sinceramente, no sé qué demonios escribí aquí, solo puedo decir que me gustó un tanto el resultado.

━━Primera vez que escribo de esta pareja y me voy con algo así, soy genial.