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Capítulo 7 Eclipse

La nieve caía lenta y al llegar a la superficie quedaba amontonada y se podía recoger y formar muñecos de nieve entre otras formas. El frío al tocarla, estremecía a Amelia que nunca había estado en contacto así con la nieve. Sonreía y Alexei igual.

Él nunca había sentido eso y sabía que estaba mal, pero no quería pensar en eso, solo en estar a su lado.

-Cierra los ojos -susurró a su espalda.

Estaban en la habitación de él, con las ventanas abiertas.

-¿Qué pasa? -preguntó intrigada.

Puso entre sus manos un ramo de rosas azules.

-Ahora puedes abrir los ojos.

-Rosas azules, son hermosas Alexei.

Él la besó con ternura y acarició su cabello.

-Para que al regresar, no me olvides.

-Nunca lo haré -acarició los pétalos y sonrió-. Nunca me habían regalado flores.

Él cerró las ventanas y se sentó a su lado, tenía un pullover azul y guantes y ella un vestido de polar rosa. Se alejó un poco de él y dejó el ramo a un costado.

-¿Qué sucede?

-Es que... no te he contado sobre Steven -comenzó a arrugar su vestido con los dedos y a tragar con dificultad.

-El alquimista híbrido. Se habla sobre él ¿Es tu amigo?

Amelia suspiró angustiada.

-Él... yo...

-Lo quieres -le acomodó un mechón y sonrió con tristeza-. Sé que no puede pasar algo duradero entre nosotros.

-No es justo, tú me has hecho sentir querida y no como alguien raro. Estoy feliz por ello -tomó sus manos y besó su mejilla-. Quisiera amarte.

Esas palabras rompieron algo en Alexei, sabía que no podía darse nada más entre ellos pero el oírlo, lo lastimaba.

-Tengo que irme, hay mucho trabajo -se incorporó.

-Espera, quiero estar contigo -lo besó de pronto y las emociones vibraron en al besar sus labios y al tocar sus manos-.Te quiero, Alexei.

Él se sintió vivo de nuevo, aunque no lograba comprender la verdadera naturaleza de los sentimientos de ella, pero sí los de él.

-Ven conmigo a la fiesta del Eclipse, será mañana -susurró mientras la acostaba en la cama y la llenaba de besos.

-Claro que sí- respondió con dulzura, volviendo a besarlo.

El viento hizo volar la bufanda de Amelia y cayó dentro de la fuente de la plaza principal, corrió a recogerla y unos niños, comenzaron a jugar y elevaron el agua con la bufanda y rieron.

Alexei les puso las manos en cada hombro de los pequeños y ellos al voltear y darse cuenta quien era, salieron corriendo, arrojando la bufanda.

-Los niños son juguetones -dijo extendiéndole la bufanda.

-Sí, gracias. Veo que todos traen lentes protectores y yo no tengo -se puso la bufanda azul y bajó la mirada.

Él con dulzura, acarició su cabello y le levantó la mirada.

-Te he traído uno -le mostró los lentes sonriendo.

Se sentaron en las bancas para ver el eclipse y Maëlis apareció por detrás.

-Este año hay más gente, hermano.

-Sí y además todos están más animados, por el equilibrio de la magia.

-Buenos días, Amelia, todos hablan de que ayudaste a mi hermano. Gracias.

Amelia se incorporó y la saludó.

Maëlis sonrió y se sentó al lado de su hermano.

-Este eclipse parece diferente -dijo Amelia mirando a niños hacer crecer flores.

-Lo es, con este, solo faltan dos más y la reina regresará -mencionó Alexei con total normalidad.

-Eso esperan todos, pero hay que ser pacientes.

-¿Qué reina? -preguntó Amelia.

-Es la reina que solo aparecerá cuando sea necesaria para todo el Territorio Álmico. Para los alquimistas y la Ciudad de Almas, es solo una leyenda.

-¿El eclipse marca la proximidad a su venida?

-Exacto -la atrajo hacia sí y la abrazó.

Amelia sentía ese cariño con dolor, no quería dejarlo pero así debía ser. Apoyó su cabeza en el hombro de él y se dejó llevar por sus emociones.

-La piedra de Maa't, la llave del tiempo y... no sabemos de lo último -dijo Mäelis.

-¿Qué? -preguntó Amelia levantando la cabeza.

-Nada, solo enumero lo importante para todos -movió la mano negando-. No me presten atención.

Entonces la luz fue apagándose y como si fuera de noche, el sol se apagó. Todos miraron al cielo con lentes protectores y vieron al sol volverse negro un leve instante.

Amelia sintió un escalofrío recorrerla y se aferró a Alexei. Él la abrazó y sintió como si todo acabara y volviera a reiniciarse, apenas el sol volvía a verse.

Todos aplaudieron y dijeron «¡La reina está más próxima a venir!»

-Solo dos eclipses más -murmuró Maëlis.

Amelia levantó la vista y de entre todos los hechiceros, vio aparecer a Steven.

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