Preámbulo
A partir de lo que yo siempre había considerado como ridículos concursos del instituto, aquellos que se realizaban por amor al arte y que realmente no daban ningún premio mas que el orgullo por la victoria y la satisfacción personal, surge este poema al estilo de un romance.
Realmente, su motivo más profundo de existencia es el hecho de que me había enamorado de alguien de mi clase y, tras largos meses de pensar y reflexionar, regalos frustrados y cartas de amor, me sentía agobiado.
Vi en el concurso una excusa para dejar fluir mis dotes artísticas y, con la tenue relación que manteníamos, alimentar mi esperanza de que, quizá, en algún momento del proceso, podría ver el desarrollo de este de forma que se encontrase con una introducción a la cursilería y melosidad que yo ostentaba. Pretendía que actualizase su visión de mí hacia la figura de un romántico. Así, puede que, al menos de forma inconsciente, me imaginase de otra forma. Esto constituía un paso, ¿no?
Mi ingenuidad al ser nuevo en el instituto en el que estuve me motivó a realizar un poema que considerase digno de ser vencedor y, como consecuencia, que fuese expuesto en los tablones de anuncios que se encuentran en los pasillos. Sí, correcto, aquellos a los que nadie presta atención. Mi deseo de notoriedad para que, al menos, esta personita viera el poema, fueron destrozados más lamentablemente todavía, pues perdí.
Incapaz de, pese intentarlo, provocar que mi interés romántico me pidiera ver la poesía, la mandé a la caja de los recuerdos olvidados. Este recipiente lleno de nostalgia, casi como si me hubiese estado llamando, dejó caer la hoja donde tenía escrito el poema, lo que condujo a que lo leyese de nuevo.
Tras más de año y medio desde que escribí aquellos versos, los leo de nuevo y, pensando en ellos como divertidos y bonitos, aprueban el vergonzoso examen que el tiempo ejerce sobre nuestras obras pasadas sin ápice de arrepentimiento.
La escritura de esta pequeña obra amateur representó para mí un modo de desahogarme de la situación que los próximos versos relatan y, pese a la concreción tan personal de los hechos, su carga metafórica y la situación tan factible y real que se trata quizás posibiliten que cualquier lector se sienta identificado con ella y encuentre alivio en esta lectura.
Por tanto, aunque mis sentimientos hayan cambiado desde aquel momento, me gustaría dedicarle esta obra hasta ahora nónada a quien fue mi primer amor.
Con cariño a mi primer amor,
A.M.L.
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