
ㅤㅤ𝟎𝟏𝟓. ㅤ a royal release
CAPÍTULO 15
una liberación real
. 𓍢ִ໋ 👑 ༘ 🍃 ⋆˚ 🕊️.
—Entonces, ya estamos aquí. ¿Me dirás qué es lo que tanto te preocupa?
Amelia había citado a Thomas para conversar sobre su deseo de anular el compromiso con Anthony. Se encontraban en la terraza de la casa Somerset, donde el aire fresco de la mañana traía consigo el aroma de las flores del jardín. Thomas, apoyado con un antebrazo en el balcón, lucía relajado, con una sonrisita de medio lado que contrastaba con la tensión que ella sentía. Sus hombros estaban erguidos y su rostro no mostraba seriedad, pero sus manos jugueteaban nerviosamente, entrelazando sus dedos.
Trató de respirar hondo y encontrar las palabras adecuadas. Había tenido una conversación similar con su padre hacía tan solo un par de horas antes del desayuno. Con él, todo había sido significativamente más sencillo. A pesar de la importancia del tema, no sintió nervios ni temor al hablar con él. Sabía que no necesitaba darle demasiadas explicaciones; desde el día en que nació, siempre tuvo a su padre en la palma de su mano. Richard la malcriaba en exceso, a menudo ignorando cualquier protocolo con tal de que su niña estuviera feliz.
Pero Thomas era un caso diferente. Aunque también la consentía, su hermano mayor siempre tenía la cabeza más fría y la mano más dura que el propio marqués. Era pragmático y, aunque su cariño por Amelia era profundo, sus decisiones estaban guiadas por la lógica y el deber.
—Es acerca de mi compromiso con Anthony —pronunció finalmente.
La expresión de Thomas cambió instantáneamente, dejando atrás la ligereza.
—¿Qué hay de él?
—No puedo seguir adelante con esto —Amelia sintió las palabras deslizándose fuera de su boca como si fueran una liberación.
—¿Por qué? ¿No estás contenta?
—No es eso —se apresuró a aclarar—. Anthony es un buen hombre, pero... no lo amo.
Su hermano se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras. Él había estado en la misma posición que ella hace un año y entendía el sentimiento.
—Lo sé, pero a veces las cosas no son como nosotros las imaginamos. Tal vez una vez que te cases con él logres amarlo. Yo me sentí igual cuando tuve que casarme con Eleanor y ahora no puedo ni siquiera imaginar cómo sería mi vida si no la tuviera a mi lado.
—Pero tú no amabas a otra mujer cuando te casaste con Ellie. Mi situación es diferente.
El silencio volvió a apoderarse de la conversación mientras Thomas observaba a Amelia con atención, tratando de descifrar lo que pasaba por su mente, él era bueno en eso. Desde que eran niños, él había sido el que mejor la conocía; tenía un sexto sentido cuando se trataba de su hermana menor, una habilidad que había sido tanto una ventaja como una desventaja en numerosas ocasiones.
—¿Amas a alguien más?
La castaña mordió el interior de su labio y, tras unos segundos, asintió con la cabeza. El hombre frente a ella suspiró con resignación; no necesitaba preguntarle a quién, y tampoco quería hacerlo, al menos no en ese momento.
Cuando era pequeño y el único hijo, Thomas siempre había deseado tener un hermano varón. Cuando sus padres le anunciaron que dentro del vientre abultado de su madre había un bebé, su imaginación desbordante lo llevó a soñar con la vida que tendría como el hermano mayor de un niño. Se veía a sí mismo jugando por horas en el jardín, enseñándole todo lo que sabía sobre el mundo y siendo su mejor amigo. Observaba con cierta envidia la relación entre Anthony y Benedict, admirando la fraternidad y complicidad que compartían, y anhelaba algo similar para él.
Así que, cuando llegó el día del nacimiento y le dijeron que el bebé era una niña, el pequeño rubiecito se sintió profundamente decepcionado. En su inocente terquedad, se negó rotundamente a entrar en la habitación para conocer a su hermanita recién nacida. Sin embargo, su padre, con paciencia y amor, lo convenció de que debía darle una oportunidad.
Con cierto recelo, Thomas entró en la habitación. Sus ojos azules, grandes y curiosos, se posaron en la pequeña criatura que dormía plácidamente en los brazos de su madre. En ese instante, algo cambió dentro de él. Una sonrisa enorme y sincera se dibujó en su rostro. No le importaba que fuera una niña; en ese momento, se sintió inmensamente feliz de que así fuera.
La bebé, tan pequeña e indefensa, despertó en Thomas un instinto protector que no sabía que poseía. Sintió una necesidad abrumadora de protegerla y cuidarla de cualquier peligro que pudiera acechar. Desde ese momento, supo que no había nada en el mundo que no haría por ella y por verla feliz.
Mientras se hacían mayores, esa promesa silenciosa se fortaleció. Thomas se convirtió en el hermano que siempre había querido ser, no solo enseñándole a Amelia sobre el mundo, sino también aprendiendo de ella. Pero a medida que pasaban los años, también entendió que su papel como hermano mayor implicaba más que solo protegerla; debía guiarla y respaldarla en sus decisiones.
Ahora, mientras la observaba en la terraza, Thomas recordaba ese primer encuentro con su hermana. La misma determinación que había sentido entonces, de protegerla y apoyarla.
—Me odiaria a mi mismo si te obligara a casarte con Anthony sabiendo que no serás feliz a su lado.
—¿Entonces lo apruebas? ¿Sin importar el acuerdo que habías tenido con Anthony? —preguntó, sin rodeos.
—Para mí lo primordial es tu felicidad, Meli. Si no quieres seguir con el compromiso, te apoyaré.
Amelia sintió un profundo alivio al escuchar esas palabras. Era como si una pesada carga se hubiera alivianado, y se sintió satisfecha al poder priorizar su propio bienestar. Pero aún más reconfortante era saber que, ahora sí, contaba con el apoyo de toda su familia.
El peso de la incertidumbre comenzó a desvanecerse.
Por fin sentía que estaba haciendo lo acertado.
𔓘 . ° . ❀ . *
Amelia sentía en ese momento, que la ansiedad que había experimentado antes de hablar con su hermano había sido insignificante en comparación con lo que sentía ahora. El palacio real siempre le había parecido imponente, y justo en ese instante lo sentía aún más. A su lado, el vizconde lucía un traje impecable, con su típica postura segura que transmitía confianza. Lady Bridgerton estaba sentada en un sillón a su costado, mientras que Lady Somerset ocupaba el lugar frente a ella, justo al lado de Amelia.
Habían solicitado una audiencia con la Reina Charlotte para informarle directa y personalmente sobre su decisión mutua de anular el compromiso, teniendo en cuenta de que había sido ella misma quien les informo su deseo de ser la anfitriona de las nupcias.
Hablar con Anthony había sido más fácil de lo que había imaginado; aunque él no se lo esperaba, tampoco podía decir que no había considerado la posibilidad de que tarde o temprano eso ocurriría. Su propia madre, había sido clave, para hacerle entender que la decisión que Amelia había tomado era la mejor. Dios sabía que Violet estaba igual o incluso más preocupada que la misma Diane, de que la unión se llevara a cabo sin amor verdadero entre la pareja.
Los cuatro se encontraban bajo la mirada penetrante de la Reina, esperando que les concediera la palabra. La atmósfera era solemne, Amelia podía sentir cómo el corazón le latía con fuerza mientras contemplaba el rostro sereno pero inquisitivo de la monarca.
Finalmente, la Reina habló. —¿Qué asunto tan urgente los ha traído a mi presencia? Espero que no hayan venido a solicitar una licencia especial.
Es sobre algo incluso peor.
—No, no. Por supuesto que no, Su majestad, no se trata de eso —fue Amelia quien se apresuró a desmentir aquella posibilidad.
—Oh... Grandioso. Entonces, ¿qué es lo que tienen que decirme?
Anthony y ella compartieron miradas por unos breves segundos, siendo el vizconde el siguiente en tomar la iniciativa.
—Su majestad, hemos solicitado esta audiencia para informarle sobre la decisión que hemos tomado en anular nuestro compromiso.
La expresión de la Reina cambió instantáneamente, y Amelia pudo ver cómo una sombra de decepción cruzaba su rostro.
—¿Qué? —exclamó, claramente ofendida y uno de sus perros sostenidos entre los brazos de una de sus damas echó un ladrido—. ¿Anular el compromiso? Lady Amelia, otro año más sin llegar al altar, ¿Cómo es posible? No me haga pensar que elegí mal a mi diamante, la Reina nunca se equivoca.
Amelia sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La mirada de la Reina estaba fija en ella, y era evidente que, una vez más, la había decepcionado. No había elegido ser el diamante de su primera temporada, y definitivamente no había optado por seguir siéndolo dos años después. Si hubiera tenido la opción, habría preferido pasar desapercibida, ella no se interesaba por ese tipo de cosas y tener que cumplir con tantas expectativas la abrumaba más de la cuenta.
Anthony la miró, sus ojos grises brillaban más intensamente de lo habitual, revelando las lágrimas que luchaba por contener. En ese momento, sintió una necesidad apremiante de intervenir. Se inclinó ligeramente hacia adelante, hablando con respeto y convicción.
—Su majestad, permítame asegurarle que esta decisión no ha sido tomada por falta de estima o por algún disgusto. Amelia es la mujer más maravillosa que he conocido en toda mi vida, y tengo el mayor respeto y admiración por ella —dijo Anthony, sus palabras llenas de sinceridad—. Sin embargo, ambos hemos llegado a la conclusión de que funcionamos mejor como amigos, es lo que hemos sido desde que nacimos y es lo que pretendemos seguir siendo.
La mirada de la Reina se endureció por un momento antes de suavizarse ligeramente al escuchar las palabras de Anthony.
—¿Amigos? —repitió, como si le costara aceptar esa realidad.
La Reina observó a ambos con atención, sopesando sus palabras.
—Con todo respeto, Su Majestad —dijo Amelia, sintiendo una oleada de valentía—, al inicio de esta temporada usted me expresó las expectativas que tenía sobre mí y su deseo de que tomara decisiones acertadas. Esta es, sin duda, la mejor decisión que he tomado en mi vida. Anthony y yo seremos más felices así, como amigos, que si nos casáramos sin amor. Espero de corazón que pueda entenderlo.
La monarca había mantenido una expresión seria hasta ese preciso instante. Sin embargo, al escuchar a Amelia, un destello de orgullo iluminó su rostro. No la había nombrado diamante únicamente por su indiscutible belleza, sino también por la profundidad y madurez de sus palabras. La hija de los marqueses representaba algo más que una simple apariencia; encarnaba el tipo de cualidades que verdaderamente merecían reconocimiento.
—Es inusual que una pareja tan prometedora tome una decisión de este tipo. Sin embargo, la honestidad y el respeto mutuo son cualidades que valoro profundamente —admitió la Reina, suavizando ligeramente su tono y luego, una vez más, posó su mirada directamente sobre la castaña—. Soy su Reina, pero incluso yo debo reconocer la importancia de que cada uno decida qué hacer frente al amor verdadero. Todos merecen tomar esa decisión, así como también todos merecen sentir su poder.
—Gracias, Su majestad. Su comprensión significa mucho para nosotros —dijo Amelia, inclinando la cabeza en señal de respeto.
—Espero que ambos encuentren la felicidad en el futuro. Y, Lady Amelia, usted seguirá siendo un diamante en mi corte, hasta que encuentre a alguien que merezca su luz —aseguró, con una sonrisa que mostraba su benevolencia.
Con esas palabras, la audiencia llegó a su fin. La ex pareja se retiró, acompañados por sus madres, sintiendo que todo el gran peso se había levantado de sus hombros.
A medida que caminaban por los pasillos del palacio, una sensación de ligereza los envolvía. Las miradas de sus madres reflejaban orgullo y comprensión, lo que reforzaba aún más su resolución. Amelia intercambió una mirada con Anthony, y en ese instante, ambos supieron que habían tomado la decisión correcta, y esa certeza les brindaba la paz que tanto necesitaban.
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so this is christmas?
war is oveeeeeerrrrrr
estamos a tan solo 5 capitulos del final chiquis🥺
cuáles son sus predicciones?
me encanta leer sus comentarios <3
xoxoxo 💕
(esta vez sí subí el capítulo completo lol)
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