Dream se removía sobre el césped intentando descansar, mientras Fresh no estuviera cerca para seguir manteniéndolo despierto.

Aún no olvidaba cómo le presionó a contarle sobre su alma. Fue desagradable. No entendía ese repentino interés del menor por saber tanto de él, ¿para qué? No es como si él fuese relevante.

Por primera vez en el día, Dream dejó de sonreír.

Finalmente pudo quitarse esa máscara que usaba cuando se encontraba en compañía de alguien más, y esta vez su expresión de tristeza se vio enteramente reflejada en su pequeño rostro. El hecho de que Fresh le hiciera contarle sobre su "madre", su origen, lo que era realmente en vez de un esqueleto común con su propia alma normal... ¿por qué tuvo que reabrir esas heridas?

Lloró en silencio un momento, no pudo evitarlo aún si quería. Era consciente de que Fresh volvería en un rato y ahora debía buscar manera de calmarse o seguro le cuestionaría de ello también.

Fresh había pasado a ser totalmente desagradable luego de pasar un segundo día con él.

Se cubrió con su propia capa, buscando descansar plácidamente tras haber estado sollozando por unos minutos. Esos recuerdos... como deseaba olvidarlos.

El esqueleto colorido volvió un rato después, tomando en brazos al mayor que estaba ya a nada de quedarse dormido. Con cuidado lo dejó cerca de un árbol de preciosas flores anaranjadas, un tabachín. Logró acomodarlo junto a él, para luego cubrirle bien con una manta que consiguió antes.

— Dream.

— ¿Qué ocurre...? —musitó el susodicho, más dormido que despierto.

— Lamento si algo de lo que hice hoy te incomodó; sólo quiero saber de ti... Ahora deja de sonreír como si de verdad estuvieras feliz.

Dream abrió sus cuencas ante la inevitable sorpresa, volteando a verle.

— N-no sé de qué hablas...

— Titubeaste —interrumpió —, está bien. No quiero que sonrías si no lo sientes en serio.

Algunas luciérnagas comenzaron a iluminar la noche, como pequeñas estrellas tintilantes.

En medio de esa nocturna calma, solamente se rompía el silencio al escucharse leves sollozos, un llanto débil opacado por la tela de una manta colorida.

Uno de ellos lloraba, y el otro sólo esperaba.