Continuación del capítulo anterior, y fin del Two-Short.

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—¿Levi?

El mencionado no se había dado cuenta de que había otro presente en la calle solitaria.

El pelinegro obedeció levantando su cabeza lentamente, se notaba como la sangre de su mejilla y las lágrimas se ligaban, provocando que la cara del mismo no se viese en buen estado.

—Erwin... —Dijo el de estatura pequeña en un susurro.

No se lo podía creer, lo que nunca esperaba es que él, a esas horas, estuviese allí.

El rubio agachó su cuerpo para quedar a la altura del otro y examinarlo. —¿Qué te ha pasado? —Preguntó con preocupación.

—Es solo un rasguño. —Respondió Levi haciendo un ademán, restándole importancia al asunto.

—No, no lo es. —Replicó el más alto tomándolo de la barbilla. —Tienes una herida.

—Erwin, yo puedo con e...

—Deja tu terquedad. —Le calló el de extrañables cejas mostrándole una sincera sonrisa, alivianando la situación. Acto seguido, sacó de su pequeño bolso un pañuelo y alcohol para curarlo.

—Quédate quieto. —Mencionó el rubio colocando la tela en la mejilla del otro, el cual reaccionó echándose hacía atrás.

A Erwin le parecía tierna la actitud del menor.

Mientras Levi quería que la tierra se lo tragase.

—Muchas gracias... —Expresó el pelinegro ahora tomando el pañuelo.

Ambos se quedaron allí sentados en la banca, admirando la noche, charlando un rato. Entre tantas conversaciones, Erwin le preguntó el porqué de su herida.

—Tuve una pelea con mi familia. —Respondió, omitiendo obviamente lo demás; no le iba a decir la verdad. —Les opiné algo sobre mí y no estuvieron de acuerdo.

—Muy mal por su parte. —Comentó el rubio fijando su vista hacía adelante. —Son tu familia, deberían de apoyarte.

—No lo harán. —Habló el más bajo poniendo una mueca de disgusto. —Vivimos en un mundo que no acepta las diferencias o las opiniones de los demás. —Finiquitó con un tono frío.

—Ignora ese mundo...  Sé tú mismo. —De un momento a otro, Erwin se levantó del banco, para colocarse en frente del más bajo. —Levi, ellos ya tuvieron su vida, ahora es tu turno de hacerlo. —Dijo como si estuviese dando un discurso. —Vive, arriésgate sin importar las consecuencias, y gana... Sonríe... Sé feliz. —Finalizó para mirarlo con una sonrisa que volvía vulnerable al pelinegro.

Allí, Levi supo que sí estaba jodidamente enamorado de Erwin Smith.

Pero dicen que el mundo da muchas vueltas...

(...)

Con el pasar de los días, el sentimiento del pelinegro hacia el rubio florecía cada vez más. Desde esa noche, el mayor se convirtió en más que un conocido para el otro, pues ahora era una persona de mucha confianza para él.

Sin embargo, en una tranquila mañana para Levi, llegó una llamada inesperada.

Una simple llamada que vastó para arruinar definitivamente su vida.

Le pareció extraño que la madre del más alto llamara a esas horas, así que imaginó que era algo importante. —Hola. —Contestó con un tono neutral el de estatura baja, no hubo respuesta por el otro lado de la línea, sino un severo llanto y una frase que jamás esperó escuchar.

—Levi, e-es Erwin... —Con eso, temía de lo peor. —Mi h-hijo... Ha... Fallecido. —Habló entre lágrimas la señora.

El mencionado quedó estupefacto, dejando caer el aparato al suelo.

No lo creía.

Deseaba que fuese una mentira.

Tristemente, era la cruda realidad....

(...)

Todos fijaron su vista ante el ataúd que yacía bajo tierra.

La familia del fallecido rubio lloraban, sus allegados bajaron la cabeza aceptando el cruel destino, era un día de luto, el bondadoso, amable y carismático Erwin Smith, ya no estaba con ellos.

Una lluvia comenzó a caer, ocasionado que los presentes abrieran los paraguas para irse.

Todos tomaban el rumbo a sus hogares, menos uno... Levi.

Ya no quedaba nadie en el cementerio, a excepción de él, quien miraba inexpresivo la tumba del otro.

—Me dijiste que arriesgara sin importar las consecuencias... Y no lo hice. —Comentó el pelinegro al aire. —Soy un estúpido, Erwin... Nunca tuve el coraje de hacerlo, y ahora ya no hay manera de decirte lo que sentía.

Cada palabra hacía que su corazón doliera, bajó su cuerpo hasta la lápida... Y no pudo evitar llorar, cayó de rodillas al suelo, era demasiado para él, la única persona que provocaba que Levi realmente deseara vivir, se había ido para siempre.

—Sonreiré. —Dijo el pelinegro esbozando una pequeña sonrisa en medio de su mar de lágrimas. —Lo haré por ti, no importa si he tenido el peor día de mi vida, ahora una sonrisa adornará mi rostro, Erwin. —Expresó. —Seré feliz, te lo prometo. —Finalizó con la voz entrecortada.

Mientras Levi lloraba en el suelo, una especie de espectro alto, rubio y de extrañables cejas se hizo presente, abrazando por detrás al otro.

El chico secó sus lágrimas, dispuesto a irse, pero antes de abandonar el lugar, dijo una última cosa y volteó.

—Gracias por aparecer esa tarde. —Sacó el paraguas que anteriormente el rubio le había regalado y lo clavó en la tierra, tapando totalmente la lápida de la fuerte lluvia.

Entre todas las tumbas que habían en el cementerio, se hallaba una que destacaba de las demás, por estar adornada con un lindo paraguas de colores.

Ahora definitivamente no había nadie en el lugar, a excepción del espectro, quien sonrió ante el acto, y vio por última vez al pelinegro antes de desaparecer lentamente.

(...)

Aquél día, Levi se convirtió en un Eccedentesiasta.

Él mismo lo dijo, podría tener el peor de sus momentos... Pero sonreiría a pesar de la situación.

Porque hacerlo le recordaba a Erwin.

The End.

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Eso es todo por ahora, espero les haya gustado (Aunque sea algo triste u.u)

Norisu9