☠ Crimen 14 ☠
Ding- dong sigo al otro lado
Dejame pasar!
Tu miedo no sirvió de nada
Ding-dong resistes en vano
Te puedo asegurar
Correr estando aquí es iluso
Ya lo se, eres tu
Nos basto cruzar miradas
Congelado y mudo
Aterrado... ¡pobrecito!
(Hide And Seek - Vocaloid)
Debió suponer que aquello no saldría bien, su inteligencia le advertía que jugar con fuego lo conduciría a un mal camino, pero como siempre había un lado de su cabeza que le hacía ser impulsivo. Las ansías de querer tener a Jimin sólo para sí mismo le carcomía por dentro y es que a sus ojos él era perfecto para que estuviera consigo, no iba dejarlo tan fácilmente.
Fue esa ansía y confianza lo que le llevó a idear su patético plan de enfrentarse a Min Yoongi horas atrás cuando no estaba colgando de cabeza en un oscuro sótano.
—¿Estás seguro que él está ahí? — Preguntó mirando hacia la casa del que suponía ser su rival, volteó a ver nuevamente a Jimin quien tenía una mirada inocente.
Seguía sin encontrar una respuesta al por qué había caído tan fácilmente por él, ¿acaso era su cabello rojizo? No, estaba seguro que no era eso, había algo más que no lograba descifrar. Alejó aquellos pensamientos puesto que luego que se hiciera cargo del único estorbo entre él y Jimin desapareciera, éste sería todo suyo, la emoción de verse realizado le embargó.
—¿No quieres que vaya contigo? — La frente del pelirojo se recargó sobre la de él en un gesto de ternura, no despegaba su mirada de Jungkook mostrándose preocupado ante lo que podría pasarle.
Y el forense se conmovió.
—Por supuesto que no, es peligroso y moriría si algo malo te pasara por mi culpa — tomó las manos cálidas de Jimin para apretarlas y besar sus nudillos con delicadeza — Así que quédate aquí — murmuró acortando la distancia en un beso dulce.
Fue el último de ese tipo que recibió.
Bajó del auto en medio de la oscuridad y se puso la capucha encima, caminó con sigilo mirando de un lado a otro de la calle por si algún vecino lo miraba de forma sospechosa. Sacó la llave que Jimin le había proporcionado para entrar en la casa, cuando abrió el cerrojo sonrió ligeramente, fue entrando con un extremo cuidado de no realizar sonido alguno. Todo estaba tan oscuro que sus pupilas tuvieron que acostumbrarse por unos segundos, intentó dar algunos pasos pero como no conocía el lugar fue algo torpe y tiró algo que provocó un sonido estruendoso.
Y una luz se prendió de inmediato, se quedó estático al notar como una luz alumbraba de repente el lugar y lo primero que vio fue el jarrón que había tirado y que ahora yacía hecho pedazos en el suelo.
—Esperaba más de ti, Jeon Jungkook — habló una voz ronca con un fastidio tremendo que le abrumó al forense.
En varios ocasiones había visto y escuchado a Min Yoongi, en todas esas veces no sintió nada perturbador de su parte, pero ahora al voltear a verlo sintió terror. Lo podía ver en su mirada, esa determinación a asesinarlo, tan profunda como un agujero negro que se tragaba todo aquello que tuviese vida, en una milésima de segundo Jungkook fue capaz de ver en la mirada que le daba esa persona las miles de veces que mató a alguien inocente Y en ese momento supo que terminaría sus días en las manos llenas de sangre de él.
—¿En qué estabas pensando al venir aquí a enfrentarme? — Min Yoongi se encontraba sentado en un sillón de color vino piel, a su lado estaba la lámpara que alumbraba tenuemente la sala — Eres sólo un pequeño niño, creo que ni siquiera vienes con un arma
Al decir aquello el forense reaccionó, de un bolsillo de su sudadera sacó un cuchillo que apuntó en dirección a Yoongi quien fue mostrando una pequeña sonrisa de burla.
—No sonrías — amenazó con la mejor voz que pudo — soy un forense y sé dónde cortarte para hacerte daño — las comisuras del rubio se elevaron aún más dejando ver sus encías.
—Así es, pero yo soy un caníbal y sé dónde cortarte para matarte — se inclinó hacia adelante aún con una sonrisa bien puesta en el rostro como si acabara de decir un chiste — Sin embargo no quiero simplemente matarte, Jeon Jungkook, porque quiero cobrarme algo imperdonable que me has hecho
Con sus dos manos se apoyó en el reposabrazos de su sofá y así se levantó de su asiento de manera muy lente, Jungkook se preguntaba cómo alguien con una complexión tan delgada y delicada había podido asesinar a tantas personas sin problemas. Sólo que al ver la forma en que ahora le miraba le respondió aquella duda, Min Yoongi no asesinaba con simple violencia y fuerza, él lograba engatusar a cada una de sus víctimas para hacerles sentir relajados en su presencia, por eso ahora su mirada era más suave y casi parecía que le estaba hablando como si fueran grandes amigos.
—¿Quieres que te cuente sobre mi primer asesinato? — Ladeó la cabeza mientras se guardaba las manos en los bolsillos, Jungkook sabía que hacia eso para demostrar que no le haría nada, lo sabía muy bien y aun así fue incapaz de moverse de su lugar — Tomaré eso como un sí...verás, cuando era niño viví entre muchos lujos, podía decirse que yo era un niño mimado, sin embargo eso era sólo una fachada de la verdad, porque había algo que odiaba con todo mi ser a mi corta edad y eso era mi madre — paró de hablar y agachó la cabeza para ver sus pies desnudos, movió sus dedos por unos segundos algo entretenido — sigo mencionándola y el odio sigue ahí presente a pesar de que yo mismo la maté y comí su carne — llevó su mano derecha a su estómago y lo frotó — Así es, aquí está mamá — levantó la vista y le sonrió jubiloso.
Jungkook tragó duro, pensó que aquello que le contaba era tan escabroso y al mismo tiempo sentía envidia de él.
—Ella era tan — arrugó la nariz demostrando su completo desprecio — molesta, siempre metiéndose en donde no la llamaban, el sólo escuchar su voz me hacía querer acuchillarla y así como yo la odiaba, papá lo hacía también — sonrió ante la mención de su padre, Jungkook alzó una ceja — Papá es todo lo contrario, tan bueno y — soltó una risa como colegiala, se tapó la boca con su mano derecha como si hubiese cometido una indiscreción — me deja hacer lo que quiera, cualquier cosa...no como la molesta de mi madre que me prohibía comer la carne fresca...ah, el sabor de la carne, la sensación de que la sangre se escurriera en mi boca...En fin — agitó su mano en el aire para volver a concentrarse — la forma en la que me veía cuando acuchillaba su pecho, el terror y luego ese vacío profundo en sus ojos, volvería a hacerlo una y otra vez sólo para ver de nuevo esa expresión — comenzó a reír a como maníaco — ¿Y sabes que es lo mejor, Jungkook? — había agachado la cabeza y su cabello cubría su mirada, pero alzó un poco la cabeza y el peli negro pudo apreciar su ojo izquierdo que brillaba como un demonio en la oscuridad — Que tú también has caído como ella ante mis palabras — murmuró.
Y en ese momento se percató de que mientras le contaba todo eso, Yoongi se había acercado lo suficiente a él sin que se diera cuenta. Tan así era el poder que poseía esa persona para asesinar, casi como si Lucifer le hubiera otorgado aquel don.
Sin pensarlo lo que hizo fue darle un golpe en la mejilla, uno que logró aventarlo y sacarle sangre, pero no logró tirarlo al suelo. Yoongi se limpió la herida con la manga de su chaqueta, volteó a ver a su presa, sabía que sólo había sido los golpes de desesperación, vio cómo se apresuraba a él con el cuchillo para enterrarlo. En un rápido movimiento su mano fue a tomar su arma de su espalda donde la tenía escondido y de un tajo limpio cortó la mano que sostenía el cuchillo.
Fue tan rápido que por unos segundos se quedaron quietos en la posición que tenían, cuando Yoongi soltó una risilla Jungkook se percató de como la sangre estaba saliendo de su muñeca mutilada ya sin mano alguna. Sus ojos se abrieron enormemente al ver su mano tirada en el suelo aun sosteniendo el cuchillo, y soltó por fin un grito de dolor y desesperación.
—Joder, cállate — exigió Yoongi dándole un puñetazo en la mejilla para tirarlo al suelo.
Jungkook estaba en el suelo temblando y con el brazo pegado a su pecho, debía detener la hemorragia o moriría desangrado. Sin embargo sintió el peso de alguien encima de él, buscó qué era lo que pasaba y se encontró con Jimin sentado encima de él.
—Jimin...— llamó con alivio al verlo.
—Oh, mi pobre Jungkook....— exclamó son pena en su mirada — ¿Qué te ha hecho? —Preguntó y fijó su mirada en el brazo que ya no poseía mano — Déjame verla...— pidió, estiró su mano para que la viera, rápidamente Jimin la aprisionó con sus dos manos y se quedó viendo el fino corte que dejó al descubierto los músculos y en el centro el hueso — Es tan...perfecto, Yoongi — dijo de repente, los ojos de Jungkook se horrorizaron al notar aquel cambio brusco.
—Y eso que fue muy rápido — respondió el rubio a lado de Jimin mirando como si se tratase de algo muy interesante.
—Me mentiste — susurró el forense con las lágrimas recorriendo sus mejillas, ambos asesinos lo miraron con indiferencia.
—Puedes pensar eso si quieres — seguía teniendo el brazo de Jungkook entre sus manos, lo miró fijamente y así se inclinó hacia donde la sangre brotaba para lamer un poco y al fin probar el sabor que tenía el pelinegro — ¿No te excita esto? —Preguntó mientras seguía lamiendo la sangre — Me dijiste que querías ser comido, ¿no? Pues ahora tendrás lo que tango anhelas
—No...no quiero que lo hagas tú, creí que me amabas — cerró sus ojos con fuerza para dejar de ver a aquellos dos rostros.
—Y te amo — musitó Jimin de repente, volvió a buscarlo con la mirada abriendo sus ojos lentamente — Tanto que te comeré, te compartiré con la otra persona que tanto amo, ¿no es maravilloso eso? Y antes de eso satisfaré a tu cuerpo
Fue inclinándose hacia adelante hasta que sus labios rozaron con los de él.
—Pero por ahora, duerme, mi querido Jungkook — susurró por último.
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