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Knowing you by heart

No hay lugar para que las cosas cambien, cuando ambos estamos tan profundamente atrapados en nuestros caminos.

El amor parecía ser un sentimiento muy lindo. Como si en el aire hubiera un millón de corazones flotando junto con un dulce cantar de aves; la melodía perfecta para complementar ese cuadro tan abstracto pero precioso.

Sin embargo, Sunghye pensó en el momento en el que creyó que todo sería así.

Porque aunque pensaba que el amor sería lo más lindo de su vida, ahí estaba en medio de la noche, con un hermoso anillo decorando su dedo, pero con el colchón frío a su lado al ser la única acostada en ese lugar.

¿Y su marido? En la otra habitación. Porque aunque llevaban dos años casados, parecía que ese sentimiento que parecía ser tan lindo... No era suficiente. Y eso le llevaba a preguntarse la razón por la que aquel hombre había pedido su mano cuando ni siquiera podían compartir una cama. ¿Acaso le daba asco? Su luna de miel no había sido más que un chiste para cuidar las apariencias.

Kim Taehyung era el hombre perfecto, pero como marido dejaba mucho que desear.

—Buenos días, Sunghye. Mis padres me pidieron que fuéramos a cenar esta noche con ellos, ya que van a celebrar el compromiso de mi hermana. Espero que no te moleste.

—Está bien. Hace mucho no veo a mis suegros, y tampoco he felicitado a tu hermana en persona.

—Bien, te pasaré a buscar luego de la oficina para que vayamos juntos.

Sus intercambios de palabras muchas veces parecían más una charla de negocios que una conversación entre una pareja casada. En su relación no había apodos, mucho menos muestras de cariño en la intimidad. Aunque a veces se despedían con un beso cuando había gente alrededor. No había corazones ni fuegos artificiales por el aire, pero por lo menos en esos momentos se sentía como si todo estuviera bien.

Incluso podían parecer una pareja que se amaba mucho.

Cuando Taehyung se marchó a su trabajo, nuevamente quedó sola en esa gran casa con tantos vacíos. Y pensar que había llegado ahí tan solo por quedar flechada por el hermano de una de sus compañeras en la escuela de arte. Su yo del pasado nunca hubiera  pensado que terminaría casada con un hombre de su estatus. Viniendo de una familia clase media y de madre trabajadora y padre ausente, muchas veces había aspirado a formar una familia con algo de estabilidad, pero la vida le había dado la sorpresa de conocer a ese hombre nacido en cuna de oro.

¿Por qué se habían terminado casando? Ah, claro. Un par de citas y palabras bonitas podían convencer a cualquiera. Además, Taehyung le había ayudado con el tratamiento de su madre, ¿cómo no se iba a sentir en deuda? Y por si eso no fuera suficiente, era muy guapo. Aunque no era un muñequito para presumir, no, pero sí era un hombre que podía hechizar a cualquiera con su belleza... incluso hasta el punto de contraer matrimonio, por mucho que el amor no fuera lo que más primara en su relación.

Su teléfono comenzó a sonar, y lo tomó para atender la llamada. Estaba más que claro que no se trataba de su esposo que se había marchado sin dirigirle la mirada. Taehyung no la llamaba a menos que fuera algo demasiado importante, y despedirse con cariño no era una de esas cosas.

—Buenos días, señorita. Estoy a cinco minutos de su casa. ¿Le parece si pasamos a desayunar a esa cafetería que tanto le gusta?

—Buenos días, señor. Justo estaba por desayunar, pero suena mucho mejor ir a comer algo juntos. Por cierto, ¿por qué me sigues llamando señorita? Sabes que soy una mujer casada, Kook.

—Te conozco hace muchísimo tiempo, Sung. Para mí seguirás siendo «señortita» incluso aunque pasen años y te divorcies para volver a casarte una y otra vez.

No pudo evitar reír ante sus ocurrencias. Su mejor amigo siempre lograba sacarle una sonrisa, hasta en los peores momentos. Todavía podía recordar cuando le había contado que Taehyung no le había tocado ni un cabello en su luna de miel y en su lugar le había dicho que cada uno durmiera por su lado. Él se había burlado diciendo que era un viejo atrapado en el cuerpo de un veinteañero, y que por ello no se había atrevido a dar un paso para demostrarle cuánto la amaba. Sunghye había visto a muchos abuelitos siendo mucho más amoroso que su marido, pero le había dado la razón en busca de poder disfrutar plenamente esa risa que le había sacado.

No pasaron muchos minutos cuando Jungkook estuvo en la puerta de su casa para buscarla, y ya ambos en el automóvil, siguieron la charla que había comenzado en la llamada.

—Por la noche tengo una exposición en la galería, me imagino que vas a pasar a verme, ¿no?

Sunghye lo había olvidado, los últimos días tenía la cabeza en cualquier lado, menos en lo que realmente le importaba.

—Voy a ir a cenar con la familia de Taehyung para celebrar el compromiso de su hermana. Lo lamento.

—No te preocupes —le regaló una sonrisa mientras seguía viendo el camino—. Los asuntos de mujer casada son más importantes que este pobre soltero.

—¿Soltero? ¿Qué pasó con la chica que estabas saliendo? Pensé que las cosas iban bien, si hasta ya pensaba que se iban a comprometer pronto.

—Es una gran chica, y también pensé que nos podríamos casar. Pero al final no pudimos dar ese paso. Lo hablamos, y creo que al final ninguno estaba seguro de si queríamos seguir compartiendo juntos por el resto de la vida. Casarse es un paso muy importante y hay que pensarlo bien.

Sunghye agachó su cabeza asintiendo, ¿pero realmente era quien para decir eso? Ella se había casado con un hombre sin pensarlo mucho, y su matrimonio no era precisamente feliz.

—Al menos existe el divorcio... —susurró intentando restarle importancia —. Lo podrían haber intentado para saber cómo se sentía antes de dejarlo.

—La verdad es que sí lo pensé, pero por mucho que lo intenté visualizar, no podía verme en el altar junto a ella —arrastró su mano derecha por el volante para girar—. Y en serio tuvimos una charla muy seria, pero llegamos a la conclusión de que somos mejor como amigos que como pareja, y está bien, la pasamos bien juntos, así que terminamos en buenos términos.

¿Realmente podía ser así de fácil? Tal vez la comunicación era la clave. Ella junto con Taehyung no hablaban mucho sobre lo que sentían, e Incluso pensar en estar en una situación así la ponía nerviosa. ¿Pedir el divorcio? Parecía algo imposible. A pesar de todo, Taehyung era un buen hombre y le había dado una vida que nunca había pensado que podría tener. Por otro lado... El cariño y el amor también era algo que añoraba, y junto a él se sentía como algo tan lejano.

—Fueron muy valientes. No todos pueden afrontar las situaciones de esa forma.

—Era lo mejor para los dos. Además, ahora podemos conocer a nuevas personas. Y quién sabe, puede que esta vez sí encuentre a la indicada —golpeteó con sus dedos el volante mientras seguía el ritmo de la canción de fondo—. Así que yo que tú me preparo, Sung. Cualquiera de estos días me podría volver señor Jeon de verdad.

—Estaré practicando, señor Jeon.

***

La cena había estado bien, pero era inevitable sentirse fuera de lugar. Había pensado que sería algo más íntimo, más pequeño, y sin embargo, estaba lleno de familiares de su marido, y muchos la veían solo como una pequeña decoración por sus facciones bonitas y ropa cara que provenía de la tarjeta de su esposo. Y lo peor, nunca faltaban los comentarios de las señoras preguntando cuando tendrían hijos. Taehyung no la tocaba ni con un palo a tres metros de distancia, estaba claro que un hijo en camino era lo menos importante en un matrimonio donde no había amor. Y si en algún punto lo había habido, había desaparecido de un momento a otro.

Taehyung la trataba bien, pero no de forma bonita.

A su edad y ya con un matrimonio, se preguntó si divorciándose podría encontrar a alguien que la amara como en los romances adolescentes. Fuerte, intenso, esa clase de sentimiento que tiene todo el día sobre una nube. Cuánto añoraba que pudiera suceder algo así, pero si ni siquiera su esposo la amaba... ¿Cómo podría esperar eso de alguien más?

Alejó esos pensamientos, pensando en Jungkook y su charla por la mañana. Hablar tal vez sí era la solución para arreglar los malentendidos. La chispa podía surgir, y si no se lograba, podría empezar de nuevo aunque le diera terror quedarse sola.

—¡Cuñada! —la hermana de su marido apareció. Toda la noche había estado rodeada, así que no habían podido hablar.

—Felicidades por tu compromiso —le sonrió y de vuelta recibió un gran abrazo.

—Muchas gracias. Ya por fin voy a estar en el mismo barco que tú y mi hermano. Esto del amor es tan precioso. Me alegra mucho dar este paso.

Sonreír por cortesía ya se había vuelto un hábito. Extrañaba las sonrisas sinceras.

Y quedó sola en medio de tantas personas. Taehyung estaba a un par de metros hablando con alguno de sus primos. Estaba con un traje a medida que le quedaba perfecto y su cabello estaba peinando ligeramente hacia atrás. Se veía guapo, pero no provocó ningún cosquilleo en su estómago ni corazones flotaron por el aire. El amor cariño que sentía por él cada vez se iba desvaneciendo más. Se había esforzado por tanto tiempo en ser una buena esposa, pero ahí sola se dio cuenta de que su lugar a su lado realmente no era para ella.

Caminó hacia el jardín con su bolso en mano. Necesitaba un poco de aire para despejarse. El aire estaba fresco y agradable y sacó su teléfono para revisar la hora, si pedía un taxi luego se podría excusar diciendo que no se había sentido muy bien, y como a Taehyung no le importaba, no se iba a quejar no decirle algo al respecto.

El aparato en su mano vibró, y una sonrisa se le escapó al ver que era un mensaje de Jungkook. Miró hacia todas partes asegurándose de estar sola y le marcó aprovechando que le había avisado que la galería ya estaba por ser cerrada y que rodó había sido un éxito.

—Felicidades, Kook. Realmente me hubiera gustado ir para ver todas tus obras. Mándame fotos luego, ¿si?

—Lo haré. ¿Aunque todavía sigues en esa cena? Si quieres me puedes mandar la dirección y te ayudo a escapar.

—No sé si te gustaría conducir media hora para llegar. Con el tráfico que hay, fácilmente podrías demorar más.

—Hey, soy tu mejor amigo, Sunghye. ¿Por quién me tomas? Por ti podría conducir eso y mucho más, aunque haya un tráfico del infierno y no tenga tanta paciencia.

—Sí que estás loco, pero gracias. Siempre me sacas una sonrisa, aun en los peores momentos.

Hubo un pequeño silencio. Y fuera de ser desagradable, había algo en saber que detrás de la línea estaba el otro dispuesto a escuchar lo que se tenía para decir.

—Ahora estaba pensando en ir a tomar unas copas, pero es un poco triste ir solo. Parece que la idea de ir a raptarte no suena nada mal. De todos modos, no creo que tu marido se moleste por ello, siempre está ocupado con sus negocios.

Aquello se había sentido... incorrecto. O puede que ese no fuera el término más acertado, pero cualquiera que los escuchara no tendría dudas en que aquello podía sonar como una aventura. Sin embargo, tampoco es como que su amigo estuviera mintiendo. Incluso aunque había desaparecido hace varios minutos, no había rastro alguno de Taehyung buscándola, ni siquiera una llamada para saber dónde se encontraba.

—¿Sigues en la galería? Voy a pedir un taxi para ir a acompañarte un rato. Ya saludé a mi cuñada y suegros, el resto de familiares solo saben hablar pestes. Además que estar tanto tiempo con los tacones ya me cansó, y yo sé que tú no me juzgarías por andar sin ellos.

—Un vestido de fiesta y pies descalzos...  No está nada mal. Pero mejor veámonos en mi departamento, que el sofá es mucho más cómodo que los asientos de la galería o cualquier bar.

—Me parece. Y espero que tengas algo bueno para tomar, que en serio hay que celebrar. Voy a buscar mi abrigo y nos vemos en un rato.

—Bien, te estaré esperando.

La emoción se estaba apoderando de su ser. Desde hace mucho no había salido con Jungkook de esa forma para cuidar las apariencias, tal y como lo hacía con su marido, pero Jungkook no era su esposo, era su mejor amigo y no tenía nada de malo que de vez en cuando se juntaran para celebrar. Ir al café por las mañanas tenía una vibra totalmente distinta a tomar un par de copas por la noche.

Y Taehyung no se molestaría. Estaba más que claro. Ni siquiera dormían en la misma cama, ¿qué le iba a decir?

Se dio la vuelta, pero incluso antes de dar un par de pasos, chocó con un cuerpo duro que, más que avanzar, logró hacer que retrocediera un par de pasos. Por un momento temió que fuera algún familiar de su marido y que empezara a correr algún rumor raro, pero su alma regresó a su cuerpo cuando vio de quién se trataba.

—Perdón, no te vi.

—¿Dónde estabas pensando ir sin avisarme? ¿Con quién te vas a juntar?—sus palabras fueron ignoradas. Y, en cambio, esa voz profunda la interrogó.

La había escuchado, y tampoco ganaba algo mintiéndole. Así que solo le quedó contarle sus palabras con total sinceridad.

—Voy a ver a Jungkook. Le fue bien con sus obras en la galería, así que va a hacer una pequeña celebración y lo quiero acompañar.

—¿Y qué pasa con la cena? ¿No te gusta? Pensé que te gustaba este tipo de reuniones, siempre sonríes.

Vaya, al parecer la falta de comunicación sí era mucha, lo suficiente como para que su marido desde hace dos años pensara que le gustaba esa vida social en dónde la apariencia era lo más importante.

—Solo intento no avergonzarte, Taehyung. Pero es aburrido que tus tías me pregunten en todas las reuniones cuando vamos a tener un hijo y tú solo te hagas el desentendido dando una sonrisa —El rostro confundido de su esposo no fue suficiente para detenerla—. Me he dado cuenta de que no conocemos casi nada del otro, y aunque el resto piense que somos la pareja ideal... Ni siquiera dormimos en la misma habitación. No sé qué pensabas al momento de pedirme matrimonio ni por qué te di el sí cuando está claro que no te importo.

—¿De qué hablas, Sunghye? ¿Por qué estás actuando de esta forma ahora?

—Taehyung, me cansé de dar una sonrisa como si todo estuviera bien. De la misma forma en que nunca fuiste capaz de decirme un te amo, tampoco lo fuiste para decirme que no me amas para acabar con este teatro.

¿Se estaba pasando con sus palabras? Ni siquiera se pudo detener a pensarlo, simplemente estaban saliendo por sí solas. Hablar con Jungkook tan solo había sido uno de los detonantes, y es que incluso sentía más amor provenir de su mejor amigo que de su esposo. Taehyung se quedó en silencio observándola, intentando dar una respuesta a ese repentino asalto de su esposa.

Y Jungkook... Bueno, él solo estaba esperando a su amiga sin estar enterado de lo que estaba pasando.

—No sé qué decirte. Puede que no sea como otros maridos, pero he hecho lo que puedo por expresarte lo que siento. Te notabas algo incómoda y te di tu espacio...

—Ya han pasado dos años desde que nos casamos. Creo que es el tiempo suficiente para darse cuenta de que mientras yo te decía eso, tú lo intentaste suplir dándome lujos. Pero, ¿qué crees? Una joya no me dice te amo, tampoco los vestidos o una casa grande que siempre está vacía.

Oh, oh. Definitivamente iba a explotar. Su humor que había mejorado considerablemente al hablar con Jungkook, se había esfumado en un santiamén por expresar sus más sinceros pensamientos a su marido.

—Mejor hablemos en casa.

—Claro, ya casi olvidaba que para ti las apariencias lo son todo —lo rodeó para caminar hacia la salida, pero Taehyung la detuvo—. Le prometí a Jungkook que lo iría a apoyar, hablemos otro día, ¿si? Me está esperando y como su mejor amiga no le quiero fallar. Contigo debo agendar hasta una cita para que me des algo de tu tiempo.

—¡Soy tu esposo, Sunghye, no actúes como si no fuera así!

—¡Entonces actúa como tal!

Ambos se miraron por un momento. La decepción estaba clara en los ojos del otro. Nadie los había escuchado al estar lo suficiente alejados del grupo de personas, pero se sentía como si todo un público los estuviera observando. Sunghye no había querido exaltarse tanto, pero que su sueño se estuviera desmoronando de a poco, era la peor sensación del mundo.

Tan solo quería recibir el amor que entregaba, ¿era tanto pedir?

—Yya me voy. Por favor excúsame con tus padres. Diles que me sentí mal y por eso me retiré sola para descansar.

Taehyung rio sin gracia.

—Claro. Te dejo irte tranquila con otro hombre. Y como soy tan mal esposo, me va a dar absolutamente lo mismo.

***

—Ya me estaba preocupando porque no llegabas nunca y tampoco me contestabas, Sung.

Jungkook la había salido a buscar. En su rostro tenía esa típica sonrisa que alegraba el día de cualquiera, pero no duró mucho, porque con tal solo ver a su amiga con el rimel corrido, supo que algo no estaba del todo bien.

—¿Tienes un espacio para que me quede a dormir?

Y solo bastó que él abriera sus brazos para que Sunghye se lanzara a abrazarlo mientras rompía en llanto otra vez.

—¿Qué pasó? —su voz fue delicada mientras la abrazaba con cuidado.

—Discutí con Taehyung —sollozó—. Ya no aguanto más fingiendo que todo está bien. Mi esposo no me ama, ¿puede haber algo más triste? Todo este tiempo he esperado un poco de amor, un gesto que no implique dinero ni lujos. Tan solo un te amo desde el corazón. Pero soy tonta, Jungkook, porque incluso sabiendo que no lo va a hacer, seguí a su lado solo dando pena.

—Ya, tranquila. Vamos a hablar a mi departamento, ¿si? Aquí también está haciendo frío y solo estás en vestido, ¿no trajiste un abrigo? —Sunghye negó. Lo había dejado olvidado. Jungkook se sacó su chaqueta para pasársela—. Menos mal tienes la cabeza pegada al cuerpo y trajiste tu bolso. ¿Qué harías sin mí, eh?

Sunghye soltó una suave risa entre el llanto. Jungkook tenía razón, sin él probablemente muchas cosas hubieran sido peor de lo que habían sido.

Y ya en la calidez de su departamento, viendo como le preparaba un té para calmarse un poco, pensó en que su amigo era una persona muy especial para ella.

—Le voy a pedir el divorcio —dijo mientras daba otro sorbo ya estando más tranquila—. Realmente llegué a amar a Taehyung, pero no quiero seguir sintiéndome así —acarició su cabello echándole hacia atrás—. Siento que he perdido mucho tiempo buscando amor en dónde probablemente no lo hallaré. ¿Tú qué crees? Dame tu opinión como mejor amigo.

—Creo que es lo correcto si sientes que es lo que tu corazón en verdad quiere. Y sea cual sea la decisión que tomes, estaré ahí apoyándote en todo como siempre.

Y dejando la taza a un lado, Sunghye volvió a estar entre sus brazos recibiendo un cálido abrazo. Si tan solo pudiera encontrar a alguien que le hiciera sentir tan querida y segura como ese gesto... Sin dolor, inseguridades o confusión en cada momento. Pero sabía que tampoco iba a ser una tarea fácil, y para empezar tendría que olvidar a Taehyung y todo lo que le recordaba a él.

—Lamento arruinar tu celebración, por cierto. Tú querías tomar algunas copas y terminaste preparándome un té para mis nervios.

—Ya basta, Sung. No te disculpes por todo. Con tenerte aquí ya estoy súper feliz, ¿si?

—Está bien, ¿quieres un sorbo? En serio te quedó muy bueno. Además de poder abrir una galería grande, podrías abrir una cafetería. Apoyo la idea totalmente.

—Me parece que tienes toda la razón —confirmó tras tomar un sorbo—. Ahora, si me disculpas, mejor te llevo a descansar un rato. Pasaste por muchas emociones, tus pies te deben doler y ya es bastante tarde. Las copas las podemos dejar para otro día... como mañana, o no sé, tú sabes que me puedes avisar en cualquier momento y te diré que sí. No me puedo negar a tomar unos tragos, y menos con mi mejor amiga.

Con Sunghye ya acostada, Jungkook regresó al sofá para llevarle su teléfono, y aunque no fue su intención, pudo ver las veinte llamadas perdidas que tenía de ese contacto con un nombre que le parecía tan molesto.

A su parecer, Jeon Jungkook era mucho mejor. No la hacía llorar y la hacía sonreír cuando su mirada estaba triste.

Había aguantado decirle lo que realmente pensaba por no ser muy duro, pero definitivamente dejar a ese tipo era lo mejor que podía hacer por su felicidad. Él no la merecía, y lo dejaba más que claro, teniéndola en una constante incertidumbre durante dos años.

One-shot para borapadkim

09/03/23

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