Capítulo 75
P.O.V____
–¿Está bien?–.
–No despierta ¿te parece que esté bien?–.
–No debimos dejarla ver eso sola, sabes como se pone con sus ataques de pánico–.
–Luke ¿cómo íbamos a saber que pasaría eso? Sabes que jamás la dejamos sola–.
–Pudimos prevenirlo–.
–¿Cómo?–.
–Pues...–.
Escuchaba las voces como un eco, lejos, cerca, iban y venían. No entiendo porque veía todo negro, puedo escuchar, puedo respirar ¿por qué no podía ver? No lo sé, pero era una situación que comenzaba a desesperarme.
Traté de abrir los ojos, para mi gran suerte si pude, y con eso sabía que al menos no era nada grave. La luz entraba por mis ojos, deslumbrándome, claramente, y por alguna razón sentía que mi cabeza iba a explotar.
–¿Qué pasó?– pregunté, genial, si puedo hablar.
Miré a mis amigos, que justo cuando terminé de hablar corrieron hacia mí, poniéndose uno de cada lado.
–¿Cómo estás?– me preguntó Katelyn –no te atrevas a moverte, al menos no hasta que llegue la enfermera–.
–Podrían decirme que pasó, por favor– insistí.
–Ataque a mitad de pasillo, te desmayaste– contestó Luke –y estás en la enfermería de la escuela–.
Me levanté con cuidado, tratando de sentarme sobre el intento de camilla en el que estaba, sin antes recibir un fuerte dolor en la parte izquierda de mi cabeza.
–Okay, eso duele– dije poniendo mi mano sobre la cabeza.
–Te golpeaste fuerte– respondió Luke –tú teléfono está bien, por si querías saber, lo dejé en tu mochila–.
–Gracias– sonreí –¿cuánto llevo aquí?–.
–Una hora–.
Asentí, no estaba muy consciente de lo que pasaba, pero si estaba muy concertada, no entendía la mayoría de las cosas.
–____– me llamó Katelyn sacándome de mis pensamientos –de casualidad recuerdas el ¿porqué te desmayaste?–.
Y ahí fue cuando todo volvió a la supuesta normalidad, mi cuerpo se volvió a estremecer y los vellos de mi nuca se levantaron por el escalofrío que recorría. Mi corazón comenzó a palpitar a gran velocidad de nuevo, y otra vez los mareos y la falta de aire comenzaron a hacerse presente.
–Si– respondí –si recuerdo–.
Mis amigos se voltearon a ver preocupados, ambos hicieron una mueca con la boca y me miraron.
–Toda la escuela lo sabe– dijo Luke.
Bufé –¿en serio?– pregunté sarcástica –no me sorprende–.
–Aún están buscando al que subió eso– habló Katelyn.
–¿No fue Max?– fruncí el ceño, mi amiga negó con la cabeza.
–Se dice que fue uno de sus nuevos "ayudantes"– siguió hablando –pero no saben exactamente cuál fue–.
–Y tampoco saben quien mandó la información y la... imagen– terminó Luke.
No respondí nada, algo dentro de mí me decía que esa persona era la misma que me había puesto el cuerno días antes, sin mencionar su nombre, pero otra parte me decía que no era cierto.
Estaba muy confundida, pudo haber sido... ya saben quien, pero también pudo haber sido alguien más, o incluso alguien ajeno a la escuela. Ya que la foto que mostraban, era una donde nos estábamos besando afuera en la puerta que daba a las escaleras en las tardes, la foto fue tomada en la tarde.
–... entonces por eso creo, que la tomaron una tarde que viniste con Joshua aquí–.
Miré a Luke, que estaba sentado a un lado de mí con una pierna cruzada, muy intrigado metido en sus palabras, y creo que me estaba explicando lo que acababa de debatir en mi mente.
–¿Qué?– pregunté confundida.
Rodó los ojos –que posiblemente tu foto la tomaron en la tarde–.
–Ah si– respondí –creo saber quien fue o quien mandó eso a Max–.
–¿Quién?– preguntó Katelyn.
Suspiré –Zach–.
Los dos abrieron sus ojos sorprendidos, iban a decir algo, pero fueron interrumpidos por la puerta de la enfermería abriéndose.
–____ Breslow– era la enfermera –que bien que despertaste ¿cómo te sientes?–.
–Bien, me duele la cabeza un poco, pero bien–.
–Es por el fuerte golpe que te diste– dijo ella con una sonrisa –pero veo que no causó daños mayores, tómate tus pastillas para los ataques solo eso, y te dejaré ir, recoge tus cosas te esperan en la oficina del director–.
Mi corazón se achicó en ese momento, fue como si lo estrangularan y quedara solo un poco de él... contrólate ____, contrólate.
–¿Director?– pregunté con un hilo de voz –¿oficina?–.
La enfermera asintió –así es, puedes pedirle a tus amigos que te acompañen– hizo una cara de ternura –lo que to hubiera dado por tener amigos así en la preparatoria, anden ya–.
Salió del lugar dejándonos a los tres un poco preocupados, a mí con la respiración un poco agitada, a Katelyn moviendo su pierna de arriba a abajo y a Luke... bueno, a él lo dejó normal. Maldita ansiedad.
–Me van a expulsar– dije con trabajos –es mi fin, me van a expulsar–.
–¡No!– gritó Luke –no pienses así, posiblemente nada más te suspendan dos o tres días, pero tranquila okay–.
–Luke tiene razón– habló Katelyn –tienes un gran historial académico, no creo que te hagan algo mayor–.
Asentí tragando un poco de saliva, que tonta soy en verdad que tonta soy... bueno, lo disfruté.
...
Estaba sentada en la recepción de donde estaban las oficinas, movía mi pie de arriba a abajo, estaba demasiado ansiosa.
Cuando de repente, se abrió la puerta principal, dejando ver a un productor de la serie con unos papeles en la mano que venía junto con otro señor que venía vestido muy estilo California, y para mi mala suerte, Joshu venía detrás de ambos.
–Siéntate ahí– ordenó el de estilo California.
–Pero...– Joshua comenzó a hablar.
–Ya causaste suficientes problemas, siéntate–.
Por el tono de su voz podía decir que estaba demasiado molesto. Joshua se sentó a lado de mí con una silla en medio de separación. Me miró con una mirada triste pero a la vez feliz, su clásica sonrisa.
–¿Cómo estás?– preguntó susurrando –escuché que te dio un ataque de pánico a la mitad de pasillo–.
–Bien– respondí de la misma forma –si, estoy bien–.
–Lo siento–.
Fruncí el ceño –¿por qué?–.
–Fue mi culpa meterte en este lío, nunca quise que te pasara esto, la verdad no estaba pesando en las consecuencias, solo me importaba estar contigo, y hasta ahora y este preciso momento es lo único que me importa–.
Le di una media sonrisa y alcé mi mano para tocarle el hombro, acto seguido moví un poco mi mano hasta que quedara en su nuca.
–No fue tu culpa Joshua, no fue culpa de ninguno de los dos, a menos que culpes a los sentimientos, cosa irrelevante, pero no fue tu culpa, no lo pienses así–.
Joshua se paró de la silla donde estaba para sentarse en la que estaba vacía, tomó mi mejilla con una de sus manos y me acercó hacia él, posando la mirada sobre mis labios.
–Gracias– dijo sonriendo.
Y sin más que decir junto nuestros labios en un beso, un beso corto, un beso en medio de la dirección, un beso que sentía que con ello decía todo lo que planeaba decir, era un beso perfecto.
Pero un beso que fue interrumpido, por el fuerte carraspeo de una persona. Joshua y yo nos separamos, y miramos la persona que había sido, trágame tierra.
El productor, el señor de California, el director y... mi padre, estaban en el marco de la puerta asesinándonos con la mirada.
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