P.O.V____

Comencé a ir de un lado a otro, me sentía mareada, con muchas nauseas, sentía como el mundo me daba vueltas, los oídos me zumbaban y la respiración me hacía falta, los mismos síntomas, las mismas descripciones, nada cambiaba pues era lo mismo siempre... no, por favor no, otro ataque de pánico no.

Luke vio que comenzaba a ponerme mal y rápidamente me tomó de los hombros para poder sentarme en una silla de la barra de la cocina, repitiéndome "Respira, respira" una y otra vez.

–¿Está bien?– preguntó Joshua alarmado –¿qué tiene? ¿por qué está así? ¿qué le pasa?–.

–Tranquilo Romeo– contestó Luke –le está comenzando a dar un ataque de pánico, ve por mi amiga Katelyn y dile que le traiga la pastilla de "antes de"–.

–¿"Antes de"?– preguntó Joshua extrañado.

–Piensa California, le decimos así porque es "antes del ataque"– contestó Luke irritado –ahora corre, no tenemos tiempo, Zach está afuera–.

Escuché a Joshua salir corriendo de ahí, dejándome a manos y cuidados de Luke, que seguía repitiéndome "respira, piensa cosas buenas, respira", no era el ataque aún, por eso estaba algo consciente. Poco después llegó Katelyn con la pastilla "antes de", me dieron un vaso con agua, y tomé la pastilla lo más rápido que pude.

Odio mis ataques de pánico los odio, pero yo solo me los he causado por lo presión que ejerzo en mí, así que sin quejas.

Como sea, logré pararme de la silla ya más consiente de la situación, recordé que Zach estaba afuera esperando a que le abriera para poder irnos al baile, y parte del elenco de "High School Musical: The Musical: The Series" estaba en mi casa, con uno de ellos besándome.

Gran tarde ¿no lo creen?

–Tienen que esconderse– dije susurrando en la puerta de la cocina, con todos ya a mi alrededor  –Luke llévalos a mi habitación–.

–Vayamos todos– soltó Katelyn, la miré extrañada –plan simple, finges que bajas las escaleras, haciendo como si eso te retrasara, te vas con él, cuando ya estén por llegar a la escuela, Luke y yo los sacaremos de aquí, y nos iremos al baile, listo– .

–Bien pensado Forrester– completó Luke.

–Lo sé– respondió Katelyn mientras fingía ponerse cabello detrás de su oreja.

Zach volvió a tocar.

–Okay, entonces vamos para arriba–.

Subimos las escaleras a toda velocidad, y cuando íbamos como a la mitad Zach volvió a tocar.

–¡Ya voy!– grité –Luke, Kate, súbanlos, o no parará de tocar–.

Mis dos amigos asintieron y juntos siguieron subiendo a los amigos de Joshua. Excepto por él, que se quedó a la mitad mientras me tomaba del brazo.

–¿Todo bien? Me asustaste– dijo con su mirada y su voz preocupado.

–Si, esto bien, solo fue indicios de un ataque de pánico, es todo– contesté –hubiera sido el ataque ni siquiera estaría consciente ahora–.

–¿Vas a estar bien?– asentí –no te quiero dejar ir con lo que te acaba de pasar–.

Tomé a Joshua de las mejillas y lo acerqué a mi rostro.

–Estoy bien, solo necesito un chocolate y me sentiré mejor, tranquilo ¿si? por favor Bassett–. 

Joshua asintió no muy convencido, y no estaría 100% seguro después de esto, así que tomé la iniciativa de hacer algo de lo que jamás me arrepentiría. 

Le planté un beso así con las miradas de todos sorprendidos, él igual estaba sorprendido, el siempre me besaba y yo aceptaba, pero ahora era el contrario.

Tras varios segundos me separé de él porque Zach volvió a tocar la puerta, pero esta vez más fuerte. 

Solté a Joshua y este subió corriendo las escaleras, yo las bajé, y cuando me aseguré de que ya no hubiera nadie más ajeno a esta casa o mis amigos a mi alrededor, abrí la puerta. 

–Hola–. 

–Hola ¿por qué tardabas?– dijo serio y sin emoción alguna. 

–Estaba arreglándome– contesté de la misma manera. 

Zach hizo una mueca con la boca y me miró de pies a cabeza, y por alguna razón desconocida de la comenzó a reír por lo bajo. 

–¿Qué?– pregunté. 

–Nada– dejó de reír –ya vámonos–. 

Entré rápido a la casa por mi teléfono y por mi bolso, y cuando salí de esta, Zach ya estaba en su auto, que por obviedad y porque ya sabía, era de su hermano que se fue a la universidad a Boston. 

Me subí al auto de Zach como copiloto, y al subirme en este, Zach estaba viendo su teléfono, sonriendo. Por lo que fuera que tuviera, Zach se había convertido en la persona más tóxica que había conocido en mi vida, y lo digo porque, ya no es amoroso, ya no es el Zach Greenberg que conocía desde el sexto grado.

–¿Por qué tienes el labial corrido?– preguntó con el ceño fruncido.

Abrí los ojos de golpe. Sentí como un balde de agua fría me cayó encima, la respiración se me aceleró y muchas cosas comenzaron a suceder en mi cabeza.