Incluso antes de su nacimiento su matrimonio ya estaba arreglado y todo el mundo sabía con quién debía casarse. Desde que tuvo memoria le han enseñado a ser un perfecto y obediente esposo y se le ha inculcado que para lo único que estaba en este mundo es para darle un heredero a la corona, que ese es su único deber.
Pero nadie le dijo que ser el esposo del rey iba a ser tan difícil y doloroso.
Todos creían que Kim Namjoon, rey del Reino Tierra Earth, era la mejor persona de todas por el simple hecho de dar su vida por el reino y ser justo con sus súbditos. Lo que nadie sabía era que eso es solo una máscara que muestra ante todos menos a su esposo. Con él ya no era tranquilo y amable, sino todo lo contrario, se volvía agresivo y violento, estar a solas con él era como estar en el mismísimo infierno.
Seokjin estaba despertando en la cama de los aposentos del rey y, cómo era de esperarse, él ya se había ido.
Escuchó suaves toques en la puerta y cuando permitió que pasen pudo ver una cabellera rojiza y otra azulada, a lo que sonrió enormemente, ellos eran las personas a las que mayor confianza les tenía. Junto con ellos entró Suzi, su daimonion, un lobo ártico de pelaje blanco como la nieve y ojos tan azules como el océano, era un animal de gran tamaño. Siempre que estaban en la habitación de Namjoon los daimonions de ambos los esperaban afuera, eran órdenes del rey.
—Buenos días Su Majestad —bromeó Ryujin junto a su daimonion Luca , una cacatúa blanca con plumas amarillas en su cabeza, estaba posado en su hombro izquierdo. Ella era una chica de cuerpo delgado y piel pálida, su cabello azulado y corto hasta los hombros, sus ojos eran tan oscuros que daba miedo cuando se enojaba, en su rostro estaba plasmada una sonrisa de lado y llevaba puesto un vestido de seda rosa, lo cual era muy gracioso ya que ella detestaba ese color.
Ryujin sabía cuánto le molestaba al azabache que ellos le llamen así.
—¿Te encuentras bien Jin? —le preguntó Bambam con su daimonion Milo a un lado, un lémur de pelaje gris y en su larga cola era blanco y negro, en sus rostros se podía ver la clara preocupación. El nombre real del pelirrojo era Kunpimook Bhuwakul, su cuerpo era delgado y delicado, como el de cada doncel, su cabello rojizo hacía resaltar su pálida piel, sus ojos celestes eran tan expresivos que podías ver cómo se sentía con solo verlos y llevaba puesto un traje completamente rojo. Dentro del castillo se hablaba mucho de su belleza, pero a él nunca le importó eso.
—Por supuesto que estoy bien, no hizo nada fuera de lo normal —dijo Seokjin, mostrándoles una tenue sonrisa, pero ellos notaron que la felicidad no llegaba a sus ojos, por lo que Suzi posó su cabeza en su pierna para darle ánimos.
—Kim Seokjin, sabes que debes dejar de permitir que él te siga haciendo daño. Siempre debes ponerte a tí en primer lugar, no satisfacer las malditas necesidades de ese intento de hombre que parece un animal en celo —dijo Ryujin muy enfadada con las manos a ambos lados de su cadera y el ceño fruncido.
—Ten cuidado con lo que dices Ryujin, lo querramos o no él sigue siendo nuestro rey —le recordó Bambam.
—Sabes bien que no puedo decir ni hacer nada, Ryu, él es el que tiene el poder aquí —dijo el pelinegro mientras se levantaba de la cama con dificultad. No había ninguna parte de su cuerpo que no doliera y estaba cansado, la noche anterior Namjoon no lo había dejado descansar adecuadamente. Cuando entró a su habitación comenzó a cuestionarle el por qué estuvo toda la tarde metido en la biblioteca junto con Mingyu, el encargado del lugar, para luego arrastrarlo del brazo a sus aposentos y volver a tomar, con muy poca delicadeza, su cuerpo como a él le gusta, dejando varios hematomas.
Nada nuevo para el doncel.
—En cualquier momento iré yo personalmente a decirle todo —dijo la peliazul entre dientes.
—Sí, y luego irías directamente al calabozo por haber insultado a tu rey, sabes cómo es él —le dijo Bambam mientras ayudaba a Seokjin a despojarse de su pijama y luego el doncel se sumergió en el agua caliente de la bañera. Automáticamente sintió que los músculos de su cuerpo se relajaban y el dolor disminuía.
Seguramente le pidieron a Kihyun una poción para el dolor corporal, pensó Seokjin, para luego cerrar sus ojos y soltar un gran suspiro.
—Tranquila Ryujin, llevo soportando este trato durante 3 años, más no me va a hacer ningún daño —dijo el doncel mientras se relajaba en las dulces manos de Bambam que estaban haciendo masajes en su cabello.
La chica no dijo más nada, pero en su rostro se podía ver que no le agradó lo que dijo su amigo. Aunque esa era la verdad, a la más mínima acción que Seokjin realizara y no sea del agrado de Namjoon las cosas empeorarían para él.
Cuando terminó, lo ayudaron a colocarse un traje celeste con delicados detalles en dorado, un collar de zafiros y sus anillos de oro sólido. Salió de la habitación seguido de Suzi y sus amigos y se encontró con Mark Tuan, su guardia real, a un lado de la puerta junto a su daimonion, un leopardo de gran tamaño. Estos lo siguieron hasta el jardín para tomar su desayuno.
Al llegar al lugar se llevó una gran sorpresa. Sentada en una de las sillas se encontraba su hermana menor, Kim Jihyo, y a un lado Chimy, su daimonion, un san bernardo que le llegaba hasta la cadera. Era una muchacha delgada, de piel pálida y cabello rojizo, sus ojos eran grandes y sus labios esponjosos, llevaba puesto un vestido violeta que hacía resaltar aún más su piel. Parecía una pequeña muñeca de porcelana, tan delicada y frágil, aunque eso era una simple fachada porque ella era muy fuerte, nunca se guardaba nada, era demasiado directa y un tanto cruda con las palabras.
Al verlo corrió a sus brazos, cosa que no estaba permitido, pero a ninguno de los hermanos le importaba eso.
—Jini, al fin te veo, siento que ha pasado una eternidad desde la última vez que nos vimos —dijo la chica.
—Pero si nos vimos ayer por la mañana, siempre tan dramática tú —dijo su hermano riendo, por lo que recibió un ligero golpe de su parte en su pecho.
—Para mí sigue siendo demasiado, ahora vamos a comer que muero de hambre —dijo Jihyo mientras volvía a sentarse.
—Eres tan delgada que me pregunto a dónde va a parar todo lo que comes —dijo el doncel riendo y tomando asiento en una mesa redonda que estaba allí y esperaban a que les lleven el desayuno.
—Me pregunto lo mismo hermanito, pero bueno. Dormiste mucho hoy ¿Anoche sucedió algo?
—Me gustaría decir que no pasó nada y pude dormir tranquilamente, pero te estaría mintiendo. Apenas entró a mi habitación comenzó a hacerme un desplante porque estuve toda la tarde en la biblioteca con Mingyu, le dije que solamente estaba leyendo algunos libros porque estaba aburrido y él no me daba ninguna tarea para hacer, me volvió a recordar que mi única tarea era darle un heredero y que no servía para nada más, luego me tomó del brazo, sin importarle si me hacía daño o no, y me llevó a su habitación, ya después te puedes imaginar qué es lo que sucedió —respondió su hermano tratando de no llorar. Jihyo escuchó todo atentamente y se podía notar en su rostro la rabia que sentía, estaba tan roja como su cabello y Chimy comenzó a gruñir levemente.
—A veces me dan ganas de ir y patearle la entrepierna, pero luego recuerdo que es mi maldito rey y se me pasa —dijo mientras tomaba fuertemente el borde de la mesa tratando de contener su enojo a la vez que su daimonion colocaba su cabeza en sus piernas para evitar que la chica vaya a hacer alguna locura.
Luego de eso no volvieron a hablar de ese tema, ella le estuvo platicando sobre los chismes del reino mientras tomaban el desayuno. Al terminar se les acercó Ryujin, saludó a la pelirroja y le recordó a Seokjin que dentro de una hora debía ir al orfanato del reino.
—Gracias Ryu, lo había olvidado —dijo él para luego mirar apenado a su hermana, quería pasar más tiempo con ella.
—Ve, les prometiste que ibas a ir otra vez, no les puedes fallar. La próxima te acompañaré —dijo ella amablemente, para luego abrazarse y verla desparecer por la puerta.
—Vamos Jin, debes ir a prepararte —le dijo Ryujin.
Apenas salió de la vista de Seokjin, Jihyo se dirigió al despacho del rey. Al llegar a dicho lugar estaba Jackson en la puerta, su cuerpo era musculoso y de gran altura, a su lado ella era una hormiga, su cabello rubio ceniza estaba peinado hacia un lado, llevaba puesta una armadura plateada impecable con la silueta del Gran Tejón Topo en el pecho y en el lado derecho de su cadera colgaba su larga espada, a su lado estaba su daimonion llamado Mike, un husky siberiano de pelaje blanco y marrón y ojos color miel.
Al verla intentó detenerla, pero esta lo miró seriamente.
—Atrévete a decirme que no puedo entrar y juro que le digo a Chimy que te muerda la cara.
—Jihyo sabes que no puedes molestar a Su Majestad fuera de los días establecidos para que los habitantes del reino puedan hablar con él y presentarle sus problemas —dijo el rubio mientras Mike se ponía de pie y miraba a la chica.
—Yo no soy cualquier habitante, soy su cuñada, MI hermano es su esposo, así que o me dejas entrar o me dejas entrar, no tienes otra opción —dijo la pelirroja con los brazos cruzados. Luego de unos minutos en los que se miraban a los ojos seriamente, el general se resignó y terminaron ingresando por esas puertas, él delante de ella, para ver al rey leyendo unos documentos y muchos otros papeles esparcidos en su escritorio.
Al verlos dejó el papel que tenía en sus manos y los miró alzando una ceja. En una esquina de la habitación estaba Trueno, su daimonion, un tigre enorme, más alto que Chimy, su pelaje era naranja y blanco con rayas negras y ojos miel muy claros, iguales a los de su humano.
—Disculpe la interrupción Majestad, pero lady Jihyo solicita hablar con usted —dijo el rubio en una reverencia.
—Está bien, retírate —cuando el guardia salió de la habitación miró a la pelirroja y dijo—. Que sea rápido Jihyo, tengo trabajo que hacer —lo cual hizo enfadar aún más a la chica.
—Vengo a hacerte una pregunta ¿Qué rayos te pasa con mi hermano? —dijo con el ceño fruncido, estaba furiosa y con muchas ganas de golpearlo.
—En primer lugar, ten cuidado con cómo te diriges a mí, soy tu rey y debes tratarme con respeto. Y en segundo lugar, lo que pase dentro de mi matrimonio con Seokjin no es de tu incumbencia.
—Claro que es de mi incumbencia, es mi hermano y odio ver que está con una persona que no lo valora y le hace daño, tanto física como sentimenta...—
—Ahórrate tus palabras Jihyo, lo que digas no me puede importar menos —dijo el rubio, restándole importancia a sus palabras.
—¿Por qué será que no me sorprende ver que no te interesa mi hermano? —dijo Jihyo poniendo los ojos en blanco.
—Ninguno de nosotros eligió casarse con el otro, así que no es mi culpa —dijo él para luego volver su vista al papel que estaba leyendo anteriormente dando por finalizada la "conversación".
—Eres tan bueno como rey, pero como persona eres la basura más grande de todas —dijo Jihyo para luego salir del castillo maldiciendo a ese hombre.
Cuando Jihyo salió del despacho, Namjoon se dispuso a continuar leyendo los documentos que se encontraban esparcidos en su escritorio, pero al poco tiempo volvieron a golpear la puerta.
—Pase —dijo a la vez que leía un registro de la mercadería que llegó desde el Reino Agua Ocean, pero al ver que se trataba de Kihyun, el mago del reino, dejó todo de lado.
Kihyun era un chico de cuerpo robusto, su cabello naranja resaltaba su pálida piel y sus ojos eran tan oscuros que parecían que podían ver más allá de las personas, llevaba puesta una camisa roja con unos pantalones negros y una bata morada con bordes dorados.
—Buenos días Nam, ¿Cómo va tu día? —saludó el pelinaranja. Él tenía permitido tutear al rey ya que son muy cercanos.
—Supongo que bien.
—Pero hace unos momentos ví a lady Jihyo salir de aquí echando humo por las orejas —dijo con una sonrisa burlona mientras tomaba asiento en una silla delante del escritorio.
—Ah sí, vino para preguntarme qué me sucedía con Seokjin.
—Y tú le dijiste que eres un idiota terco que no puede aceptar que necesita a ese castaño hasta para respirar, pero que no lo quiere aceptar, ¿verdad?
—No soy un mentiroso, Kihyun. Le dije que no era de su incumbencia lo que sucedía entre su hermano y yo.
—Espero que ella te haya golpeado luego de escuchar eso, pero al ver que estás tranquilo con ningún rasguño puedo suponer que no hizo nada y que se enojó aún más, aunque te merecías un buen golpe.
—Fue divertido ver su rostro rojo de lo furiosa que estaba —dijo el rubio riendo.
—También va a ser divertido cuando ella te golpee —dijo Kihyun con el ceño fruncido.
—Y yo la meteré al calabozo por haberlo hecho.
—Tu dulce esposo es capaz de armar todo un escándalo y lo sabes.
—Eso me tiene sin cuidado, es un doncel débil, al igual que todos.
—A veces me pregunto qué tienes contra Seokjin para tratarlo de esa manera, antes no eras así con él.
—No tengo nada en su contra, es solo que no siento absolutamente nada por él más que atracción sexual sin sentimientos de por medio —dijo Namjoon totalmente seguro.
—¿Quieres decir que lo usas solamente para satisfacer tus necesidades sexuales, siendo que también tienes a tu harem para eso, y para albergar al heredero de la corona? —preguntó a la vez que lo miraba asombrado por las palabras de su amigo.
—Las mujeres de mi harem no tienen un cuerpo tan exquisito como el suyo ¿ya viste esa perfecta cintura? Dios mío. Gracias por recordarme que aún no quedó en estado, más tarde lo hablaré con él.
—No lo presiones, ya tiene suficiente con la presión del pueblo y del consejo acerca de eso.
—Kihyun, todas las veces que hemos tenido relaciones son sin ningún tipo de protección, si todavía no quedó en estado es porque él no quiere.
—Eso no lo sabes. En fin, solamente venía a decirte que iré a las fronteras a revisar las salvaguardas, así que no estaré aquí por 2 semanas aproximadamente.
Ambos se saludaron amigablemente y el mago se retiró del castillo para partir a realizar sus deberes.
Cuando Seokjin regresó al castillo decidió ir a la sala de entretenimiento a tomar el té y quedarse allí lo que resta de la tarde ya que almorzó con los niños del orfanato, fue muy divertido. Al llegar a dicha habitación pidió que le llevaran varios libros del sector de historia del reino, le gustaba mucho leer ese tipo de escritos ya que lograban, por momentos, sacarlo de su realidad y así poder despejarse de todo. Ryujin y Bambam se quedaron con él en la habitación hablando de diversos temas y riendo, eran personas muy graciosas, principalmente el pelirrojo.
Cuando llegó la noche, el pelinegro se encontraba en su habitación y se disponía a dormir, pero ciertos golpes medianamente fuertes le hicieron caminar hacia la puerta y antes de abrir ya sabía de quién de trataba, solo una persona podría golpear así. Allí se encontraba su esposo, Namjoon, aún vestido con las ropas para andar dentro del castillo por lo que suponía que recién había terminado de realizar sus tareas del día. Su rostro era serio y a la vez hermoso, esos gruesos labios lo estaban tentando a besarlos, pero sabía que no podría porque a él no le gustaría eso.
—Buenas noches mi Rey, ¿A qué debo su visita en mis aposentos?
—Vine porque tengo que hablar contigo acerca de algo importante —dicho esto ingresó en la habitación y miró a su alrededor, como siempre hacía, nunca llegó a confiar del todo en su esposo por más que llevaban 3 años casados y él no le haya dado un motivo para no hacerlo— ¿Qué estás esperando para quedar en estado? El consejo está muy insistente con la llegada de un heredero.
"Tal vez si no fueras tan rudo conmigo podría estarlo, imbécil" pensó el doncel, pero jamás se atrevería a decirlo de esa forma a alguien que no fueran Ryujin, Bambam o su hermana.
—Disculpe mi Rey, pero para eso voy a necesitar que usted no sea tan duro conmigo ya que, como sabrá, para un doncel no es tan fácil quedar en estado.
—¿Estás insinuando que es mi culpa que tú seas un inútil y no puedas tener a mi hijo? —dijo mientras sus ojos se tornaban oscuros y lentamente se acercaba al cuerpo ajeno que comenzó a temblar.
—Claro que no Su Majestad, solo era una recomendación —dijo Seokjin a la vez que bajaba la mirada, no podía ni verlo a los ojos cuando estaba en ese estado.
—No me tomes por idiota, Seokjin, sé perfectamente lo que quisiste decir —dijo mientras tomaba fuertemente su barbilla y lo obligaba a mirarlo—. A veces me pregunto cómo le haces para hacerme enfurecer cada vez que estoy contigo.
Y Namjoon lo abofeteó, dejando su mano marcada en su mejilla, para luego besarlo de una manera agresiva y bestial, mordía sus labios tan fuerte que Seokjin podía sentir el sabor metálico de la sangre. Luego lo lanzó a la cama y sostuvo sus manos sobre su cabeza, acercó sus labios a su oído y susurró.
—Llegó la hora de tu castigo, querido esposo —dijo con una cínica sonrisa en su rostro.
Por el rabillo del ojo Seokjin pudo ver cómo Suzi y Trueno se retiraban de la habitación mirándolo con lástima y sabiendo lo que iba a suceder.
Lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Seokjin, al igual que cada noche que pasaba con esa bestia egoísta a la cual solo le importaba satisfacer sus propias necesidades, arrasando con lo poco que iba quedando de él.
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Daimonion: animal mágico que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Tenemos un lazo muy fuerte con ellos ya que nuestras almas están unidas. Ellos siempre van a estar con sus respectivos humanos, así que por más que no lo nombre en la historia ellos siempre van a estar presentes en cada situación.
¡¡¡¡¡¡Hola a todossss!!!!!!
Esta vez regresé con una historia propia en la cual me gustaría que dejaran sus estrellitas ⭐ y todos aquellos comentarios que quieran.
Sinceramente me gustaría que lo hagan para yo saber que les está gustando y que lo estoy haciendo bien 💜
Los quiero mucho 💙
⭐Chaer⭐
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