𝓟𝓪́𝓰𝓲𝓷𝓪 𝟐.
Una semana había pasado desde su encuentro con los hermanos Todoroki, y aunque quisiera no pensarlo, aquellos recuerdos y las palabras del hermano no dejaban de rondar por su mente; con rapidez recogió sus cosas para avanzar a la siguiente clase.
Iría solo, pues le apetecía únicamente, así que ignorando a Kirishima y Denki, salió de la clase y fue en dirección a los pasillos que estaban llenos de risas y personas desconocidas para el cenizo.
Todos le miraban de reojo sin embargo tampoco centraban toda su atención en él, era un chico apuesto y eso no pasaba desapercibido por nadie; su actitud había cambiado mucho durante el último año, pues antes su mal genio le hacía estar vivo, le hacía notarse entre sus compañeros y llegado un momento, al final la gente lo terminaba queriendo a pesar de su carácter pues resultaba ser algo gracioso.
Sin embargo las personas notaron cuando él cambio tras lo sucedido, dónde aún permanecía su carácter impulsivo pero ahora daba miedo siquiera hablarle, y los únicos que permanecían a su lado eran aquella pareja de ambos chicos.
El de orbes rubíes camino con las manos en los bolsillos, llevaba una camisa oscura con una chaqueta de cuero y pantalones rotos de la misma tonalidad; el frío comenzaba a arreciar y por ende, en su mochila llevaba una bufanda por sí llegaba a necesitarla.
Su mirada estaba apagada, aún así algunas chicas suspiraban al verlo pasar, era el chico misterioso de clase después de todo, y eso aunque no quisieras terminaba por llamarte la atención.
Este no levantaba la vista para nada y así a veces solía chocar con algunas personas pero nadie se giraba a verle y responder por el miedo que este causaba con su sola presencia, y el menos que se giraba a pedir disculpas.
Sin embargo pareció que aquel día algo cambió, pues notó como su hombro chocó con la espalda de alguien más bajo y por ende lo ignoró, sin embargo su contrario se dio la vuelta y le gritó.
—¡Eh, tú! —le dijo un chico más bajo al cenizo que caminaba de espaldas pero que sin embargo se detuvo aún sin mirarle. —¡Deberías mirar por donde andas, casi me haces tropezar y a mi amiga igual! Por favor ten más cuidado. —y sin esperar se dio la vuelta a seguir la conversa con su amiga de cabello castaño.
Ambos chicos eran nuevos en la institución y por eso, hicieron caso omiso al chico de cabello rubio pensando que sin más se iría, pero no fue así; todos los allí presentes se congelaron pues no querían dar un paso equivocado y alterar el alma quemada de Bakugo.
Este sonrió y se giró para enfrentarlo, sacó sus manos de los bolsillos y tras agarrar el hombro del joven y darle la vuelta a la fuerza, lo sujetó del cuello para seguido acercarlo a su rostro, y fue entonces cuando se fijo en él.
El pequeño se quedó sorprendido por aquel acto, pues no se lo esperaba, sus ojos verdes se avivaron ante la sorpresa siendo resaltados por sus profundas y espesas pestañas, sus mejillas estaban algo rojizas y cuyas resaltaban sus pecas, sus labios eran finos y rosados y su cabello verdoso y algo despeinado.
Katsuki cambió su rostro de rabia total a uno de confusión y sorpresa para seguido decir. —¡Tú, dime tu nombre! —le gritó en el rostro recuperando su ceño fruncido, sin ningún atisbo de rabia.
El pecoso se sorprendió aun más por la voz tan ronca que poseía el rubio, sin embargo aquellos mirares rojizos lo habían dejado hipnotizado, eran preciosos pero a su vez, ocultaban algo, pensaba, y con rapidez y muchos nervios le contestó.
—¡I-izuku M-midoriya! —le dijo perdiendo todo el coraje que antes había sentido, el cual se marchitaba cuan flor en invierno.
El rubio se le quedó observando una serie de segundos, todo en el pasillo se encontraba en silencio y eso asustaba a la gran mayoría. "¿Podría ser...el chico de mis sueños? ¿Por qué aparece ahora, qué demonios significa todo esto?" Se preguntaba así mismo.
Y sin más apretó su puño y soltó al pequeño que cayó al suelo muy nervioso por la intensa mirada del rubio.
Este se dio la vuelta y siguió su camino como si nada, sin embargo había algo en su pecho, era inquietud; las personas se miraban con asombro pues no esperaban aquella reacción tan pacífica dentro de lo que cabe del rubio.
Sin esperar más el ceniza avanzó a las siguientes clases y él transcurso del día fue de lo más normal, únicamente, que aquel rumor de lo sucedido en la mañana se había extendido con gran facilidad y todos ya sabían que hoy no era un día bonito para Bakugo.
La jornada estudiantil terminó con gran rapidez, y Bakugo se dio cuenta de que aquel joven de sus sueños y ahora de, su realidad no salía de su mente.
¿Qué demonios estaba pasando?
Y aquello de alguna manera hizo que todos sus pensamientos y malos recuerdos se olvidaran para solo llenarse de rabia, así que con algo de prisa recogió sus cosas y salió con pisadas fuertes y una expresión de gran rabia contenida, quería moler a golpes algo, quería golpear, quería golpear a aquel chico de ojos verdes que no dejaba de perturbar su mente.
Con rapidez caminó por los pasillos distintos de la escuela y buscó a aquella joven que estaba junto al de cabello verde en la mañana, para su suerte la divisó hablando con una chica más alta de cabello oscuro atado en una coleta; se acercó con rabia y tras notar como ambas le prestaron atención les dijo. —¡Tú, cara redonda! —y está se asustó por el apodo y el tono de voz del joven para seguido responder con voz aguda.
—¡¿D-dime que n-necesitas?! —le preguntó algo nerviosa pues tras lo sucedido en la mañana, ya supo de quién se trataba aquel joven y de todos los líos en los que se había metido.
—El chico de cabello verde, ¿donde está ese bastardo? —le dijo con un rostro realmente intimidante.
Ella se sorprendió y aun queriendo evitar responder, no podía mentir aún queriéndolo. —Apenas se fue, yo debo quedarme por clases extra-escolares, lo siento. —le dijo con una sonrisa al final.
Este se giró con rapidez y tras mirarlas con rabia salió disparado hacia la salida, cuando dobló la esquina y salió de los ojos de ambas chicas comenzó a correr, sintiendo nervios en su ser y a la vez rabia mezclada, por alguna razón necesitaba verlo, necesitaba saber de él, necesitaba saber por que aparecía en sus sueños.
Chocaba con algunos alumnos que callaban antes de responder por el miedo, y con algo de sudor logró salir, estaba desesperado por alguna razón y eso le inquietaba; también escuchó como su mejor amigo, Kirishima, lo llamaba a sus espaldas pero aún así lo ignoró.
Tras salir de la puerta principal al final de ese largo pasillo, pudo divisar una cabellera verde caminando con tranquilidad hacia la salida de la institución, corrió tras él bajo la atenta mirada de algunos alumnos, estos pensaron que aquí venía a cobrar represalias, pero no era así.
Al final lo alcanzó y cuando por fin estuvo detrás de él lo tomó de un brazo, para comenzar a arrastrarlo con fuerza; el pecoso se asustó por aquel acto y tras ver que se trataba de aquel chico rubio se asustó aún más, pues ya sabía de que era capaz.
Intentó soltarse y alejarse pero la fuerza del rubio era mayor y se rindió levemente pero, al notar como desaparecía de la entrada de la escuela y comenzaban a meterse por un callejón algo oscuro, temió lo peor y volvió a insistir en que lo soltará.
—¡Ey! ¡Sueltáme idiota! ¡No te conozco de nada y s-sí se trata de lo de esta mañana, yo no tuve nada que ver, ¡fue tu culpa por andar pensando en mierdas! —le dijo sin pensar antes, y por ende calló pues ahora sí le esperaba lo peor.
El rubio tras dar un último apretón a su brazo, lo empujó con fuerza haciendo que chocará contra la pared, con rapidez tiró su mochila tras saber que nadie más se hallaba allí y se posicionó sobre el más bajo, apoyando sus brazos a la altura de la cabeza del verdoso y alejándose lo suficiente para que pudiera ver su mirada rojiza llena de odio.
Midoriya tras quitar su expresión de dolor se dio cuenta de la posición en la que estaban y llenándose de coraje, le enfrentó la mirada con aquellos ojos verdes brillantes de determinación.
—Mira no se que te traes conmigo, pero necesito que te apartes ahora mismo de mí, quiero irme a mi casa y no tengo tiempo que perder con un matón sin excusas como tú. —Realmente ni el mismo Izuku entendía aquella maneras de contestar, parecía que aquel joven sacaba lo peor de él.
Bakugo sonrió con algo de malicia, y dobló sus brazos para que ahora fueran sus antebrazos los que estuvieran apoyados en la pared, de manera que, así quedaba mucho más cerca de Izuku, el cuál iba perdiendo su coraje de apoco para que seguido, un ligero rubor apareciera en sus mejillas por la vergüenza, sin embargo sus ansias de salir de ahí eran mayores que otra cosa y quería conseguirlo saliendo ileso.
—Te dije que te apartarás, no quiero gritarte así que solo hazme ese favor, matón. —le dijo con seriedad aún con el rubor.
Katsuki se sorprendió por la actitud del más bajo, así que con rapidez sujeto su barbilla con fuerza apretando y, observando como sus labios sobresalían levemente, eran rosados y perfectamente delineados. —¿Sabes bien quién soy no? Deberías pensar tus palabras antes de decirlas.
—Yo no voy a hacer nada de lo que tú me digas por lo que, diré lo que se me da la gana, no eres quién para darme órdenes y por mí te puedes ir al infierno. Suéltame o grito. —amenazó el de ojos verdosos a esos colores rojizos tan profundos y oscuros que llevaban la mirada del contrario.
—Atrévete inútil. —Y cuándo el pecoso abrió sus labios y cogió aire con rapidez para comenzar a gritar, Katsuki le tapó la boca sintiendo como su palma rozaba con sus esponjosos labios. —¿Pensabas que te dejaría hacerlo? No me hagas reír. —le dijo mientras disfrutaba internamente las reacciones y atrevimientos del pecoso.
—En verdad también tengo ganas de irme, por que me has aburrido. —Y Midoriya cerró sus ojos con desagrado. —Dime, ¿nos hemos visto alguna vez? —Le dijo algo más calmado, actitud que sorprendió al más pequeño y fue cuando este pudo darse cuenta de las grandes ojeras bajo sus ojos que resaltaba aún más en el, la oscuridad.
El pecoso sintió como apartó la mano de su boca, y con algo de tranquilidad le dijo. —N-no, no creo. Es la primera vez que te veo y ni siquiera sé como te llamas... —admitió el de ojos verdes empezando a pensar sobre sí lo habría visto alguna vez, aún sin embargo no recordaba nada fuera de lo común.
Y con rapidez el rubio se apartó del pecoso y recogiendo su mochila para posicionarla en su hombro le dijo dándole la espalda. —No quiero verte más ni en la realidad, ni en otro lado. ¿Bien?
Y este respondió con un simple bien en respuesta, sus nervios apenas le dejaban pensar con claridad, estaba nervioso, ansioso pero sus últimas palabras le dejaron un poco confundido. "¿En otro lado?" Se preguntó a sí mismo.
Y se sorprendió aún más cuando el rubio se marchó sin girarse de nuevo, aquella mirada rubí le había cautivado, era tan...triste.
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N/A: ¡Bien, bien! Esa es la palabra que ambos protagonistas han dicho como últimas palabras en este capítulo y son las que digo ahora por la alegría que siento de este segundo capítulo, realmente ha sido un poco más tranquilo que el anterior pero es muy especial pues es la primera intervención que tienen estos dos tórtolos.
¡Estoy muy feliz ya que se va acercando la verdadera trama y espero sea de su agrado! Lo que me alegra es que estoy actualizando lo más rápido que puedo para que no tengan que esperar mucho, por eso estoy subiendo capítulos cada día por que luego tendré exámenes y habrá un descanso.
Bye, los quiero mucho, gracias por leer y nos vemos en la próxima.
All the love,
Ella.
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