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𝓟𝓪́𝓰𝓲𝓷𝓪 𝟏.

Un joven de cabello ceniza, se levantó algo mareado a causa de no dormir lo suficiente, le había despertado su estruendoso y horrible despertador que por muchas veces golpeará o lanzará no se silenciaba ni desaparecía, estaba aprueba de sus golpes.

Extrañamente había estado ya varias noches soñando con un joven de cabello verdoso que desconocía, se juraba a sí mismo que jamás lo había visto pero por alguna razón no dejaba de aparecer, únicamente sonriendo y con un sonrojo tenue sobre sus mejillas pecosas.

Acarició su cabello puntiaguado y se levantó dispuesto a disfrutar el domingo, antes de continuar con la rutina y empezar al día siguiente la preparatoria; terminando todos sus quehaceres, salió de su hogar sin despedirse de su madre y menos de su padre.

Las calles comenzaban a escucharse por las voces de las personas y las distintas tiendas que comenzaban a abrir para iniciar un nuevo día de trabajo. Aquella mañana hacía algo de fresco por lo que vestía una de sus sudaderas negras con detalles naranjas en sus costados, unos chandals de la misma tonalidad y unas zapatillas cualquiera, acompañado todo de una pequeña mochila en su espalda; iría, como siempre hacia los domingos a su cafetería/restaurante favorito, y así poder despejar su mente y cabeza.

Ya en el local, el joven de apuesta apariencia, con su rostro perfectamente perfilado, ojos color carmín y unos labios pintados de rosa por el frío tomaba su café corto mirando por aquella ventana como una señora le pegaba un golpe a su hijo por tumbar la bolsa de la compra, una leve sonrisa apareció reflejada en sus labios y se quedó plasmada.

Las chicas que pasaban por su asiento lo miraban con atención, pues era un joven realmente atractivo y muchas veces atrayente de todas las miradas, sin embargo este ignoró a todas aquellas chicas.

En aquel momento lo único que buscaba era paz en su vida y ninguna atadura como las relaciones, al final todas resultaban o terminaban mal y él, no era alguien muy practico con el que llevarse.

Su personalidad era algo agresiva, fría y antipática pero no iba a negar que algo de corazón tenía, no iba a negar que él jamás quiso ser así pero las circunstancias lo llevaron, no iba a negar que alguna vez, aunque fuera insignificante le gustaría ser querido por alguien de verdad, como alguna vez lo hizo aquella persona.

Por ende pensar en aquellas cosas, le hizo tener nuevas ideas y con gran rapidez sacó un pequeño cuaderno que llevaba en su mochila, un lapicero y unos auriculares para escuchar la música que tanto le inspiraba para saber bien que escribir, y ordenar sus pensamientos.

Su mano comenzó a escribir con gran rapidez y fluidez, todo parecía salir desde lo más profundo de su corazón y todo relacionado con su triste e inolvidable pasado, sin embargo aquella mirada verdosa de sus sueños volvía a su mente, aquella sonrisa, aquel cabello. "¿Quién sería aquel joven?

Y cambiando de hoja, comenzó a escribir lo que sentía cuando lo veía.

"Como un hechizo o como una maldición, tu rostro no puedo olvidar. 

Una y otra vez , repitiéndose como aquella canción en mi cabeza.

 ¿Existes acaso o no eres más que una ilusión? ¿Te perderás en mis sueños o permanecerás para siempre?"

Golpeó su lápiz después de escribir un rato y por primera vez, se había quedado atascado en medio de una canción, de modo que queriendo ser más productivo guardo sus pertenencias y con el café en mano se marchó dispuesto a dar un paseo sin un destino concreto, su vida era cualquier cosa pero sobretodo permanecer fuera de su hogar, sí es que podría llamarse así, nada más le traía recuerdos y el ambiente que se vivía allí no era el más sano.

Por eso jamás faltaba a clase, prefería pasar el día entero allí que estar aguantando a su madre o tener que mirar a su padre al menos, intentaba siempre estar distraído para no recordar, para superar y olvidar, sin embargo todo seguía allí, encerrado, atado, esperando el día para poder salir. Se estaba hundiendo en los propios sentimientos que trataba de enterrar.

Caminó con tranquilidad, no tenía nada importante que hacer, los trabajos y deberes ya los había hecho en las clases para no tener que hacerlos en su tiempo libre y por el momento estaban descansando de exámenes. 

Tenía dos amigos que por casualidad eran pareja, a él no le importaba lo más mínimo el sexo con el que salieras, más bien le daba igual sí los demás eran felices. Su mejor amigo era: Kirishima Eijiro, un chico apuesto, bastante atento y compresivo la mayoría de las veces, sobre todo parecía entenderlo cuando no decía ni una sola palabra.

Su novio era Kaminari Denki, un chico bastante amable y gracioso, hacían una pareja algo extraña teniendo en cuenta sus aspectos pero sus personalidades encajaban como anillo al dedo. 

Kirishima tenía el cabello rojizo, algo alborotado, un chico que se nota que esta ejercitado y a trabajado mucho en su aspecto, lo mejor que se podría destacar sería su sonrisa, tenía los dientes algo afilados por una cirugía que el mismo decidió hacerse, su vestimenta solía ser algo holgada en cambio a su novio; cuyo poseía un cabello rubio con una pequeña mecha en forma de trueno, su vestimenta era casual y muchas veces deportiva, era todo lo que podía decir.

Pensaba en ir a visitar a su amigo pero decidió que lo mejor sería aguardar y permanecer en las calles, quizá este estaría con alguien más o incluso con su novio y no le apetecía ser un mal tercio.

De modo que con rapidez subió la música en sus cascos y de nuevo la imagen de aquel chico de cabello verdoso aparecía, "¿Por qué? ¿Quién era? ¿Alguien del pasado quizá? " 

Y sin enterarse demasiado entró a un pequeño local dónde vendían accesorios, discos, artilugios del hogar, juguetes, de todo un poco. 

Entró y con la mirada perdida se puso a buscar algo que comprar y en lo que perder un poco su tiempo, encontró unos lapiceros que tenían mayor precisión, lo que le sería de utilidad al escribir y junto a estos, unos blocs de escritura pues el nuevo estaba ya por terminar. 

Al parecer la tienda estaba algo vacía y no entendía el por qué, pues era muy bonita y bastante completa, a lo mejor sería por su ubicación ya que estaba escondida entre dos edificios y era difícil distinguirla. 

Con rapidez se acercó al mostrador, esperando pagar y tras eso, salió de la tienda, a lo mejor entraría una próxima vez a comprar pues habían sido muy amables, sobre todo la señora de cabello verdoso que le atendió y despidió con una sonrisa cálida, por alguna razón aquel cabello le recordó al joven de sus sueños.

Sin embargo aquella sonrisa cálida que le regalaba el pecoso en sus sueños desparecía con rapidez, mostrando aquellos recuerdos, aquella mirada, aquella risa contagiosa que había mostrado muy pocas veces pero cuando la escuchabas, deleitaba tus oídos pues era la melodía mas hermosa jamás escuchada por el cenizo.

Las tantísimas miradas que se regalaron, los abrazos, los besos y caricias aparecían sin control en su memoria haciendo que este caminase más rápido intentando evitar aquellos recuerdos, sin embargo, no podía. 

Había estado tanto tiempo evitando recordarlo que cada vez que aparecían era más difícil alejarlos, empero cuándo las lágrimas comenzaban a aparecer en sus mirares rubíes un cuerpo chocó contra el suyo, haciendo que ambos cayesen inesperadamente.

Katsuki se molestó con rapidez pero en el fondo lo agradecía por que así tendría la oportunidad de dejar esos pensamientos, tras sobarse la cadera que había sido golpeada fuertemente con la caída, levantó la vista y observó al que menos esperaba encontrarse y que avivó aún más sus recuerdos.

Este levantó la vista y le observó con sus ojos azules acariciando su cabeza, sin embargo cuándo se fijo bien en quién era, su rostro cambió de adolorido a enojado y con rapidez se levantó y apunto con su dedo al joven cenizo. 

—¡Tú! ¡Te repetí mil y un veces que no te acercarás más a mi familia! ¡Tú fuiste el causante de todo lo que sucedido! Seguramente esta ha sido una maniobra para chocar conmigo y que consiga perdonarte pero, ¡no! —le gritó al cenizo quién sujetaba sus cascos y los acomodaba para que colgarán correctamente de su chaqueta, con rapidez se levantó y encaró al joven de cabello rojizo intentando que su voz no saliera tan rota al escuchar aquellas palabras. 

—¡Ya te dije que no necesito vuestro perdón pues yo no fui el causante de nada! ¡Lo que pasó no fue mi culpa sino la de tu padre y tu familia, incluido tú! ¡Yo lo único que hice fue darle ese amor que tanto le faltaba, Toya Todoroki!

Toya frunció más su ceño y apretó sus puños con fuerza. "Sí, este nunca había pedido perdón a  la familia Todoroki, por lo qué toda la rechazó por lo que sucedido. Pero él sabía que el rubio cenizo anhelaba el perdón de su familia y no se lo cederían nunca, él fue el desencadenante de todo, él fue quien terminó de destruir su amada familia." Pensó el de cabello rojizo. 

Se acercó con rapidez al rubio, lo sujetó por el cuello de la chaqueta intentando propinarle un golpe pero fue detenido por una joven de cabello blanco y mechas rojizas. —¡Toya ni se te ocurra, estás montando un espectáculo, ya basta! ¡No es hora de cobrar nada con nadie! —decía la joven Fuyumi, su hermana menor.

Katsuki la observó, ella se parecía tanto a él, exceptuando sus lentes que la caracterizaban. Siempre había sido muy amable con ella pero tras lo sucedido, comenzó el gran odio por parte de ella y de todos los Todoroki.

Apretó sus labios y aprovechando que el joven de cabello rojizo se distrajo por su hermana, lo empujó de un golpe y apretando sus puños les gritó a ambos. 

—¡Ustedes no tienen nada que criticarme a mí, para ello deberían verse antes a ustedes, joder! —dijo el ceniza, con dolor en su pecho. —Yo solo traté de sanar su corazón de todas las heridas que le impusieron, ¡pero eso no fue suficiente y el dolor lo consumió, dolor que ustedes crearon! —y con eso dicho, tras observar las miradas exaltadas de los hermanos Todoroki y como sus ojos eran un pañuelo, se dió media vuelta y caminó a su hogar; a plena hora del día y ya había montado un espectáculo. No quería estar más en la calle, no deseaba estar más en ningún otro sitio que en su cuarto por mucho que odiará su hogar. 

Sin embargo mientras caminaba se giró sutilmente para ver a los hermanos por última vez, y tras ver como Toya se sujetaba de su hermana para no caer mientras, de sus labios gritos de dolor salían, el alma de aquel ceniza terminó por romper.

Él no odiaba a los Todoroki, él lo que mas deseaba es que tras lo sucedido, cambiarán y se convirtieran en aquella familia de la que él carecía, sin embargo aquella familia era peor o igual que la suya y por mucho dolor que sintieran no podrían enmendar sus errores. 

Tras ver las lágrimas incesantes de la chica de lentes, se giró y con una gran presión en su pecho regresó a su hogar, pasaría el resto del domingo encerrado en su habitación como hacía habitualmente. 

Así era su vida desde aquello, y según él, sería siempre así, sus esperanzas de tener algo mejor jamás regresarían, después de todo, le fue arrebatado lo que alguna vez, fue su felicidad.


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Bienvenidos al primer capítulo de esta historia, estoy muy emocionada y por eso no tardé mucho en subirlo, me moría por hacerlo, espero y les guste, aquí empieza todo.

Nos vemos en la próxima continuación.

Besos y abrazos.

Tengan un maravilloso día o bella noche,

All the love,

Ella.






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