1° C h a p t e r .
Chapter 1.
The day I met you your eyes
were so strange.
Línea temporal: pasado.
Subí un pie, después el otro, cuidando mantener mi equilibrio. Una vez arriba el vértigo comenzaba a llenarme por completo.
Agite mi cabeza y volví mi vista hacia delante, era una muy hermosa vista.
Sería una pena qué nadie pudiera apreciarla correctamente.
Al balancearme un poco, casi tropiezo, por lo que trate de equilibrarme de manera rápida.
Seguramente si hubiera caído al chocar mi piel con el agua, me daría frío, y al no saber nadar, a los pocos segundos ya estaría hundiendome a lo que mis pulmones se llenarian de agua. En la mejor de las suertes por mi miedo me desmayaria antes de que eso pase y comience a desesperarme.
Oh dios, creo que habían mejores maneras de morir.
—¿Estas bien?.— la repentina voz me exaltó, por lo que gire algo sorprendida, a esa hora no creí que podría haber gente en la calle. El también parecía sorprendido, parecía de mi edad, cabello rubio corto, y unos ojos profundos de un extraño color negro con un toque de azul, que se notaban apenas por los rayos del sol qué comenzaban a salir.
Tengo que admitir qué la pregunta fue un poco estúpida, pero supongo que no todos los días ves a una chica con tendencias suicidas arriba de un barandal qué estaba entre la vida y la muerte.
Si me lo preguntan, una excelente forma de conocer gente nueva.
— Por favor, solo ignorame.— le dije al chico, no quería causarle problemas.
— No puedo hacer eso.— me contesto de manera seria, atentamente vi como subía al igual que yo con una agilidad sorprendente además del equilibrio.
— Espera, no te tienes que tomar tantas molestias, solo subí por que quería ver la vista.— solté una pequeña risa, en parte era cierto.
El chico misterioso me vio con sigilo formó una adorable sonrisa y extendió su mano hacia mi dirección.
— Entonces baja conmigo.— yo asentí y le sonreí amistosamente avance un poco en la fina línea qué nos mantenía vivos.
Entonces fue cuando mi mala suerte hizo su jugada, resbale, sentí unas manos recorrer lentamente la zona trasera de mi nuca y unas en mi cadera, intentando proteger mi cuerpo para amortiguar la caída.
Sentí como lentamente caiamos, no pude evitar pensar en el impacto del asfalto a nuestros cuerpos y el cuanto dolería.
Ese extraño chico de cabellos cortos rubios, de ojos tan profundos con una tonalidad oscura de azul tomo todo el impacto del golpe por ambos protegiendo mi cuerpo en un rápido movimiento.
El impactó nunca llego para mi, solo una ligera vibración, levante mi vista al chico, este tenia los ojos cerrados aun.
La queja del chico me devolvió a la realidad.
— ¡Perdón!, ¡¿estas bien?!.— le pregunte al chico.
— Si, no te preocupes, ¿tu estas bien?.— asentí y me pare rápidamente para darle la mano.
— Dios en serio lo siento, solo quería ver la vista, no quería que alguien tuviera problemas por mi culpa.— el agarro mi mano y se paro.
— En serio, no te preocupes, pero no deberías hacer eso, podrías caerte.— yo asentí nuevamente, mis mejillas estaban seguramente sonrojadas por la vergüenza.
— ¿A todo esto, como te llamas?.— pregunte, seria muy irrespetuoso de mi parte no conocer al menos el nombre de mi Salvador.
— Me llamo Manjiro Sano, pero puedes llamarme Mikey.— sonrió.
— Claro Mikey, yo me llamo Kaede Nozumi, pero puedes llamarme Kae.— le correspondi su sonrisa, el pareció pensar un poco.
— ¿Esta bien si te llamo Kaecchin?.— formuló el con una sonrisa, yo se la devolví.
— Claro que si, después de todo me salvaste la vida.— solté una pequeña risa.
Ya se me hacia un poco tarde para la escuela, por lo que agarre mi mochila qué estaba a un lado de nosotros y tome unos pasos de distancia.
— Ya es hora de irme, tal vez nos encontremos luego Mikey.— me despedí con la mano y trote un poco rápido hacia mi escuela.
Que extraña forma de conocer a alguien.
Sonreí, espero volverte a encontrar Manjiro Sano.
La vida era tan aburrida.
La tocada qué daba por finalizado mi jornada escolar comenzó a sonar, no pude evitar pararme inmediatamente como esta toco y salir corriendo del salón para llegar a mi casillero correspondiente.
Cada maldito segundo qué pasaba en este lugar era una tortura.
Abri mi casillero y no fue para mi una gran sorpresa encontrarme con mi calzado rasgado y con palabras ofensivas escritas en los bordes del casillero.
Respire un momento tratando de tranquilizarme.
No era el tipo de persona que explotaba o siquiera era agresiva, pero ya me tenían cansada, no llevaba más de dos semanas en este nuevo colegio.
Logre escuchar un coro de risas.
Muy divertido, si, que chistoso. No pude evitar soltar una risita por sus intentos de hacerme sentir mal.
— ¿De qué te ríes chica nueva?.— sonreí, tal vez tenia razón, me sentía tan acostumbrada a todo lo que hacían qué me daba igual.
Tome mis zapatos y me los puse dejando así los zapatos escolares dentro.
— Dios, que asco.
— No puedo creer que en serio los use.
Comencé a escuchar los susurros de la gente. Sin embargo no iba a molestarme por
algo tan pequeño, los zapatos podían ser reemplazamos fácilmente y yo podía terminar con esto de una vez. Solo no quería causarme tantos problemas.
Camine fuera de la institución sin tomarles importancia.
— Te estamos hablando perra.— escuche, el golpe llego tan pronto como sus palabras acabaron, el golpe me hizo caer hacia un lado.
Sentía mi mejilla algo hinchada, yo misma sabía que mi labio estaba roto ya que el liquido rojizo caía al piso.
— Ella te esta hablando maldita.— mi cuerpo dejo todo el aire cuando una de ella me pateo directo en el estómago, mi falta de oxígeno me obligó a cerrar los ojos momentáneamente, concentrandome en regresar el oxígeno robado.
Dios se sentía como el demonio.
Mi cabello fue jalado y solo pude quejarme por la acción.
— Te dije que nos respondieras maldita.— mi cuerpo de nuevo se movió bruscamente y mi mejilla estaba punzando con un terrible dolor.
— Creo que ya fue suficiente chicas.—respondió la qué parecía ser la cabecilla de las 4 chicas restantes.
— Si Miyu-chan— respondió alegre.
Así que Miyu.
Sonreí.
— Pero antes.— comento nuevamente la chica.
Fue cuando sentí definitivamente el golpe de gracia ya que mi vista se fue nublando aun sin yo controlarlo dejándome caer en un largo sueño.
El enorme espejo me hacia localizar rápidamente los golpes en mi cuerpo facilitando mi tarea al poner el ungüento, y las vendas de mi abdomen, para dar por finalizada mi tarea con los curitas blancos que estaba pegando en mi cara en este momento.
Mi abdomen dolía con fuerza y mi cara aun más.
Esas chicas me habían dejado tremendamente mal y no era para menos eran cinco contra una. Qué demente provocaría a cinco chicas para pelear. Solo quedaba yo en esa lista.
Mis padres me dirían lo patética qué me veía en este momento de eso estaba segura, la decepción estaría en sus rostros, eso era lo bueno de que no se encontrarán nunca en casa.
Me reí un poco por mi propia cara moreteada, pero mi cara formó una ligera mueca de dolor.
Dios hasta reír dolía.
Mañana todo acabaría.
— Kae.— volteé mi cabeza ligeramente hacia la voz ya conocida para mi.
Se trataba de Mikey el chico rubio qué habia conocido la vez pasada, el chico de los extraños ojos qué eran negros, pero tenían un ligero toque azulado.
— Mikey.— inmediatamente mi sonrisa se amplio al verlo.
— ¿Quieres aprender a pelear?.— me soltó a lo que yo me confundí.
A que venía ese tema de repente, me dieron unas ganas de reír y preguntarle el por que, pero de mi boca solo salio un ligero todo de pregunta.
— Tus heridas.— menciono al ver mi ligera sonrisa llena de curiosidad— mi abuelo tiene un dojo, yo voy en veces, podrías asistir.
— No te preocupes, esto se acabará más pronto de lo que piensas.— le seguí sonriendo, su cara me devolvió la sonrisa despreocupada.
— ¿Segura que no necesitas ayuda?.— negué a lo que el asintió.
Subió junto conmigo a la misma barandilla por la que caímos la vez pasada mirando la enorme extensión de agua qué se extendía a lo largo de nuestra vista, dándonos una hermosa vista.
— Estoy comenzando a pensar qué siempre nos encontraremos de esta forma Mikey.— comente algo divertida por la situación.
Sería interesante la verdad y me alegraba de cierta forma encontrarlo en esta ciudad donde no tenia ni una sola persona para platicar, el era muy amable al hablar conmigo.
— La verdad que es una forma rara de encontrarnos, pero me alegro volver a verte.— me sonrió tranquilamente.
— Yo también me alegro.— le sonreí de igual forma.
— ¿Quieres ser mi amiga?.— comento de la nada.
Mentiría si dijera que no me gusta la forma en la que cambia de tema dejándome a veces con una ligera confusión.
— Yo pensé que ya lo eramos Mikey.— solté una ligera risa.
Observe como el bajo del barandal con un ligero salto flexionar ligeramente sus rodillas, cuando se recuperó me miro atentamente sonriendo y extendió ligeramente su mano, sin dudar yo la tome y baje igual que el.
Entonces desde ese día, Mikey fue mi primer y mejor amigo.
— Estas loca.— me dijo el chico— no es de mi incumbencia al final, pero que clase de demente haría lo que me pediste.— continuo enviando el video a mi teléfono.
Sonreí.
— Tu solo has tu parte, por algo te pague.— me reí con gracia.
— Esta bien.— suspiró y se retiro del cuarto.
Fue entonces que me dedique a mirar la entrada, espere unos pocos minutos hasta que llegaron las personas a las qué esperaba con tanta ansia.
— Qué mierda.— murmuro una, me miraron entrando al pequeño cuarto de educación física.
Sonreí nuevamente al escuchar como se cerraba la puerta detrás de ellas.
Solo habían llegado dos, pero en lo personal eran las dos personas a las qué más le tenia rencor.
— ¿Por qué nos querías aquí?.— pregunto la tal Miyu, sus ojos marrones me miraban con cierto toque divertido.
— Tal vez no tuvo suficiente con la última golpiza qué le dimos.— se carcajearon juntas. Mi tranquilidad no desapareció.
— ¿Qué acaso vas a rogar para que te dejemos?, si lloras tal vez lo piense.
— ¿Por qué hay siempre escoria como ustedes a donde quiera que vaya?, ¿Será mi mala suerte?.— les dije, me pare de las colchonetas apiladas al fondo— egoístas... imbéciles..... no les importa las consecuencias.— seguí hablando veía como ellas se enojaban, pero la chica que me golpeó la última vez fue la primera en acercarse totalmente pérdida en su furia.
— Tu perra ....— camino un poco mas alzando su mano para darme un golpe directo, yo aproveche esquivando su golpe algo lento y golpeando con mi mayor fuerza posible.
Ella cayó al suelo y las gotas de sangre cayeron de su cabeza, ella no tardo en quejarse tocando su cabeza.
Hace mucho que no golpeaba a alguien, la sensación cosquilleo mis nudillos por un ligero sentimiento de dolor en estos.
Realmente había pasado un tiempo.
— Vamos a darlo todo, ¿de acuerdo?.— sonreí y me acerque rápidamente a la segunda chica dándole un golpe en la mejilla, sin embargo esta no cayó, trato desesperadamente de devolverme el golpe, por lo tanto me agache, tome impulso para mi pierna y fuertemente lo deje caer en su estómago esta cayó tosiendo para recuperar el aire. Previne el golpe de la otra chica agachando rápidamente, mis manos se enlazaron para dar fuerza al golpe qué lanze directamente a su estómago.
Con eso ella no se levantaría por lo que no me preocupe más de ella.
Dirigí mi atención a Miyu, la cual me miraba asustada aun tirada en la misma posición en la que había caído. Me acerque hacia ella y de cuclillas.
— Estas loca.— me reí un poco.
Últimamente todos me decían que estaba loca.
— Tal vez si lo este.— canturre con mi sonrisa, y aun algo cansada por el esfuerzo del momento, me levante y me aleje un poco— tal vez lo este por que una persona cuerda se hubiera quedado al margen cuando veía que golpeabas a las demás chicas, una chica buena lo hubiera hecho, pero en serio me daba asco ver como las tratabas, pero ahora ya sabes, me importa una mierda esas cosas— me estire.
— La última vez tu...— murmuro Miyu.
— ¿Qué hay con eso?, ¿Crees que es lo mismo un 5 vs 1 a un 2 vs 1?.— pregunte tranquila.
— ¡Estas loca, voy a demandarte!.— solté una gran carcajada.
— Justo eso era lo que esperaba que dijeras.
— ¿Eh?.— soltó confundida.
Me acerque enseñando el video que era su jaque mate prácticamente.
— Tu...
— ¿Lo recuerdas? Fue cuando fui golpeada por ustedes cinco, tuve que curarme a mi misma, realmente me dolió, pero, ¿no creen que fue raro?.— pregunte— es decir yo misma provoque la golpiza, ¿creen que una persona en su sano juicio eligiria pelear contra cinco personas?.
Me toque suavemente la mejilla como si estuviera pensando.
— Cinco chicas golpeando a una estudiante transferida.— relate con drama en mis palabras— ella era nueva, no sabe como manejarlo, tiene miedo de lo que pueda pasar, decide ocultarlo de los profesores, termina tan asustada ocultando la verdad y diciéndole al profesor qué cayó de las escaleras provocandose los golpes qué tiene para que nadie lo sepa, ese tipo de historias siempre conmueven a la gente.
— ¿Crees que puedes ...?
El rostro de sorpresa qué me mostró debido a las lágrimas qué comenzaban a salir de mi rostro.
— Ellas... ellas me hacen daño, yo no se lo que hago, solo me gritan y me golpean, no puedo soportarlo más, me amenazaron diciendo que no podía decirle a alguien por que me iría peor.— pase la manga de mi uniforme por mi brazo limpiando las lágrimas desesperadamente mientras relataba llorando con una mirada dolorosa en los ojos— o algo como eso.— pase mi brazo limpiando las lágrimas y dejando de llorar y mirándola a los ojos, sus caras sorprendidas hacían realmente mi día, pero no podía sonreír necesitaba estar seria— Entonces un día alguien vio la escena y decide grabar, no voy a enseñar esto a los maestros, no.— alce mi teléfono— voy a difundirlo en redes sociales con una cuenta anónima, con el tiempo la gente vera que realmente es algo serio.— el chico entro al cuarto mirando a las chicas.
— Pero por que el no te ayudo...— pregunto asombrada y con miedo la chica de la cual no conocía su nombre.
— Yo se lo pedí.— sonreí— Eso es lo que un verdadero loco hace...— alce la mano para darle vueltas apurando el tema— Mira esto es lo que vamos a hacer, no sabes de lo que soy capas de hacer, o de lo que hice antes... No me pongas a prueba.— le mencione— ahora ustedes van a ser mis perras, es justo, ustedes siempre le hacen eso a las otras chicas, ahora lo van a experimentar.
— Si nosotros le decimos a alguien de esto y luego subes el video también será tu fin.— me respondió y negué.
— Lo que ustedes no saben es que mi familia tiene demasiadas influencias, ustedes mismas han escuchado mi apellido, no tardarán en borrar mi incidente y de paso borrarlas a ustedes.— aun más miedo acumulado se formó en su rostro, claro que yo igual recibiría una paliza, pero obviamente eso no estaba en mis planes.
— Esto es para protegerlas de paso.— les sonreí amablemente.
— Nos volvemos a encontrar aquí, Mikey.— hable con una sonrisa al chico que miraba nuevamente la vista.
— De alguna manera sabía que si esperaba un poco te encontraría.— me sonrió.
Un calor se extendió por mi pecho al escucharlo hablar, me sentía feliz de que alguien quisiera estar conmigo.
— No recuerdo cuando fue la última vez que tuve un amigo, gracias.— agradecí, el tomo mi mano con la misma sonrisa.
— Si es así, entonces te presentaré a unos amigos, ven conmigo.— camino conmigo a de la mano.
Quería pasar más tiempo con el.
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