Yang Jeongin
𓍯 Castaño
𓍯 25 años

Kim Seungmin
𓍯 Rubio Cenizo
𓍯 21 años

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Ecdiosis: Excitación producida al desnudarse ante desconocidos.

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Debí estudiar pedagogía.

Ese era el pensamiento que pasaba por la mente de Jeongin cada vez que su gimnasio estaba vacío, sin embargo, se le pasaba al ver como a las horas de la apertura el local se llenaba.

Además había hecho grandes amigos gracias a su especialidad, es decir, entrenar a otros. Entre esas amistades, se encontraban sus socios, Seo Changbin y Kim Minho, los que también eran entrenadores personales.

Todo bien hasta ahí.

Todo era bastante rutinario en su trabajo. Él abría, llegaban sus compañeros y al rato los clientes, algunos utilizaban las máquinas que querían y otros tenían entrenamientos guiados.

Pero este miércoles, en particular, las cosas cambiaron debido a un chico de piel canela y cabello ceniza que entró por la puerta principal del gimnasio.

Ilegal.

Esa fue la única palabra que pensó Yang al verlo.

El joven era de contextura delgada y bonitas curvas cubiertas por un pantalón y una camiseta blanca.

Un hermoso desconocido.

Vio como el cenizo se acercó a Minho con bastante timidez, el mencionado lo abrazo con la suficiente fuerza como para levantarlo, en tanto el chico estaba totalmente sonrojado.

Que no sea su novio, por favor.

Jeongin vio como ambos chicos se acercaban a él mientras conversaban distendidamente.

—Jeong— escuchó la voz de Minho a sus espaldas, ya que se había girado para no ser tan obvio, se volteó nuevamente para quedar frente a ambos.—Él es mi primo Seungmin— el chico extendió la mano.—Seung, él es mi amigo Jeongin— correspondió el saludo.

El cenizo quedó embobado con el castaño. Era de su altura, pero su cuerpo era más fibroso, por lo que se veía imponente ante el cuerpo delgado y, según él, debilucho.

-¿Vas a entrenarlo tu?—al escuchar la grave voz de Yang casi se desmaya.

En tus sueños te tomará en cuenta.

—Si, pagara mensual y todo, como cualquier cliente, no te preocupes por eso— sonrió Kim mayor al darse cuenta de los pensamientos de su primito.

Jeongin asintió y no dijo nada más, los familiares se alejaron para ver todos los temas administrativos, a los minutos el castaño observó como el cenizo se dirigía a la parte trasera del gimnasio donde se encontraban las duchas y podían dejar sus pertenencias en casilleros.

¿Y si...? No no Yang, por algo fuiste al psicólogo.

El mayor tenía más que clara su condición, él tiene, según el sufre de ecdiosis y se le hace sumamente caliente la idea de desnudarse frente a desconocidos, especialmente de tipos como Seungmin, atractivos y tímidos.

Pero él había ido a un especialista para tratar su condición, la verdad se sentía como un completo pervertido al excitarse por ese motivo, por lo que aprendió a controlarlo y llevar una vida como cualquier otro ser humano.

Hasta que llegó el chico y lo jodio todo.

Además, Jeongin no es tonto, notó como el chico recorrió todo su cuerpo con la mirada y el temblor en las manos contrarias cuando se tocaron. Eso último lo llevó a planear algo para satisfacer el deseo que comenzaba a acumularse en su vientre bajo.

El chico aún no volvía de los cambiadores, por lo que se acercó rápidamente a su amigo.

—Necesito que tu primo se quede al terminar— le susurró a Minho.

—¿Para qué?— frunció el ceño mientras miraba al castaño.

—Debo mostrarle los programas y el tema de la huella para entrar— agradecía tanto que Kim mayor fuera alguien tan distraído.

Yang se alejó apenas vio el asentimiento y como el cenizo salía con un short negro y camiseta del mismo color desde la parte de atrás del lugar.

Ahora a esperar.

Pasaron las horas, el castaño esperó a sus clientes y comenzaron los entrenamientos. La gente entraba y salía como era habitual, pero él sabía que no lo era.

Cada tanto miraba al chico trotando, haviendo lagartijas, abdominales y sentallidas, casi de inmediato su miembro se puso duro.

Gracias sudaderas enormes.

Al atardecer por fin el gimnasio comenzó a vaciarse hasta solo quedar Minho, Changbin, Seungmin y él.

Seo fue el primero en desaparecer, Kim mayor dejó ir a su primo a las duchas y también se fue.

Está el camino libre.

Yang se dirigió a la parte trasera del local en silencio, se escuchaba el chorro de agua de la ducha del final y supo que el chico estaba ahí.

Se sentó en la parte de la larga banca que estaba frente a los cubículos y esperó.

Vio la puerta abrirse dejando ver el cuerpo del chico al descubierto, el pecho estaba ligeramente marcado al igual que los abdominales, la piel canela brillaba gracias a la reciente ducha, el cabello cenizo estaba acomodado hacia atrás y la zona baja estaba cubierta por una toalla bastante pequeña a decir verdad.

—J-Jeongin—Kim apenas susurró cuando vio al atractivo castaño parado a poco menos de un metro.

—Hola Seungmin— se paró para acercarse al chico.

—¿Q-qué haces?— el menor notó que Yang tenia entre sus manos la apertura de la sudadera.

—Quiero intentar algo— sacó la prenda dejando sus pectorales y estómago marcado.

—Uhm...y-yo tu...oh— no pude decir más cuando el mayor también sacó el chándal que cubría sus fuertes muslos.

—¿Yo qué?— el castaño estaba más que excitado a este punto.

La mirada lasciva del tímido cenizo hizo que su polla se endureciera de inmediato, lo que hizo que el antes nombrado bajara la mirada hacia la única parte aún cubierta de Jeongin.

—Tu pene e-está— se mordió el labio cuando Yang tomó el elástico de la prenda liberando su miembro.—Mu-muy grande — murmuró casi inaudiblemente.

Kim podría jurar que en cualquier momento se desmayaría, lo que estaba pasando era digno de trama de película erótica y, realmente, no sabía como tomar aquello.

-¿Te gusta?— el mayor tenía su polla completamente erectal sobrepasando su ombligo, caminaba a paso lento hasta el chico que ya tenía una tienda de campaña con la toalla.

—Y-yo si-si es wow— dijo ya estando frente a frente.

Sus respiraciones se mezclaban con Seungmin semi desnudo y Yang totalmente desnudo. El cenizo tenía curiosidad, no entendía que estaba pasando, pero estaba muy caliente.

Hace mucho no estaba en algo tan sexual.

-¿Puedo?- el castaño tomó la parte superior de la toalla, Kim le dio permiso con un asentimiento para sacarla, por lo que dejo caer la tela.

El pene del menor de inmediato se pegó al abdomen plano y el glande ya estaba brillante gracias al pre-semen.

-Mgh...- se quejó cuando el mayor tomó su falo.-¿P-puedo?- preguntó reuniendo algo de valor para llevar su mano al miembro contrario.

-Puedes hacer lo que quieras Seungmin- le sonrió socarronamente, mientras masturbaba el miembro del de piel canela.-Pero quiero que te corras con mi polla en tu culo— el cabello cenizo comenzaba a secarse y a molestar en el rostro del menor.

Ambos movían sus manos a un ritmo frenético, sin embargo, tortuoso gracias a los roces con el glande del otro.

Por un lado, Kim se encontraba en una de sus fantasías sexuales más perversas, la cual era hacerlo en algún espacio público con un chico que podía pasar por modelo perfectamente. Por otro, Yang estaba más que caliente gracias al deseo logrado en el otro, apenas se conocen y van a follar como animales, de eso estaba completamente seguro.

-Quiero ha-hacerlo...- murmuró sobre la boca de Jeongin.

Ahora que estaban más cerca a Kim se le hicieron sumamente apetecibles esos labios no tan gruesos ni delgados, el mayor al notar la mirada fija sobre sus labios dio el siguiente paso para besarlo.

La mano libre del cenizo se dirigió a la nuca para impedir que terminara el beso, en cambio, la del castaño se dirigió a la entrada del chico para rozarla, provocando un estremecimiento en el delicado cuerpo ajeno.

-¿Quieres que te folle, Seungmin?- mordió el labio rojizo del menor, en tanto seguía jugando con la parte externa de la entrada.

-S-si Jeongin...- jadeó al sentir la presión que hacía el pulgar de la gran mano contraria sobre la hendidura de su glande.

-¿Te gusta suave?- bajó los belfos por la mandíbula de piel trigueña hasta el cuello.-¿O duro, cariño?- comenzó a succionar la superficie suave dejando marcas rojizas llegando hasta las clavículas.

-¡Aah!- chilló al sentir como el índice de Yang se introducía en él.

El cenizo dejó de masturbar al mayor, estaba absorto en la brusquedad sobre su cuerpo, lo que provocó un gruñido en queja de su parte.

De todas formas, le encanta.

-Responde Seungmin—introdujo el segundo dedo sintiendo como las paredes anales apretaban a la perfección.

-Duro...- susurró mordiendo su labio inferior adorando la sensación de estar lleno por los largos dedos del azabache.—Y-yo lo necesito— jadeó cuando sintió como las falanges salieron de él.

-Date la vuelta y pega el pecho a la pared- ordenó Yang mirándolo fijamente viéndose mas alto de lo que era.

Sería en seco, contra la pared y sin promesas de amor, iban a follar, probablemente se repetiría, pero esa conversación quedaría para después.

El menor hizo caso, pegó su cuerpo a la pared que se encontraba antes a su espaldas de las duchas, sintió como las grandes manos tiraban sus caderas hacia atrás el pie derecho s y con separaba sus piernas, dejando totalmente expuesta la entrada aún muy fruncida y de un hermoso color rojo, gracias a las intromisiones anteriores.

-Hazlo ya- la timidez dejó su cuerpo cuando el glande brillante, gracias al pre-semen, de Yang rozó la separación de sus nalgas rellenas.

-Eres sucio Kim- Jeongin pegó su pecho a la espalda acanelada para poder susurrar en el oído contrario, en tanto su diestra alineó su falo en la entrada.-Te follare hasta que me pidas que pare- declaró el mayor con su voz mucho más grave de lo normal.

Y lo penetró con una estocada certera logrando que el chico chillara al chocar con su prostata. El castaño tomó las caderas sobresalientes con la suficiente fuerza como para que sus dedos quedaran marcados y guió el ritmo totalmente duro, el cenizo tomaba bocanadas de aires entre gemidos para poder respirar.

-¡Mi-mierda! — sollozó sintiendo como su punto más débil era tocado constante y certeramente.

-Es-estás muy apretado...— gimió grave Jeongin sobre el cuello ajeno para después mordisquear la piel dejando sus dientes plasmados en la zona.

En una especie de iluminación el mayor bajó la mirada había la unión de ambos cuerpos y logró excitarse aún más.

Se podía apreciar como su pene era totalmente tragado por la pequeña entrada, dejando caer algo de su pre-semen en cada estocada donde chocaban ambas bases produciendo sonidos obscenos que inundaban el lugar.

Sintió como las paredes comenzaban a a apretar su falo cada vez más, por lo que supo que el chico estaba por correrse.

Movió su pelvis dejando que pequeña parte de su glande saliera del interior de Seungmin y entrando rápidamente, llenando al chico sin cuidado alguno.

-¡Mgh Je-Jeongin!- el cenizo eyaculó en gran cantidad manchando la pared.

-A-aún no terminamos Kim- sin sacar su pene tomó la pierna izquierda del menor y dobló y en su cadera, abriéndo aún más al chico.

-N-no Yang- su respiración era acelerada y el orgasmo se mantenía.

-Si Kim- Seungmin puso la zurda sobre el pecho sabiendo que no aguantaría un segundo clímax.

El castaño movió una de sus manos al cuello del cenizo para mantenerlo de perfil en la pared y comenzó con el vaivén nuevamente.

El menor se sentía desfallecer, dejaba caer la saliva por la comisura de sus labios al no poder frenar los sollozos por lo fuertes choques contra su trasero. Los labios del mayor se paseaban por sus hombros y espaldas entre mordiscos dejando marcas violetas en la piel caramelo.

Estaba muy cerca y quería que el chico también se corriera cuando lo llenara, por lo que tomó la polla aún con semen chorreando para masturbarlo al ritmo de las estocadas.

-Pa-para Jeongin...- corrían las lágrimas del cenizo tanto de placer como de dolor por la dureza con la que era follado.

-Es-toy cerca Kim- gimió gravemente en el oído del nombrazo para después morder el lóbulo.-Déjate ir conmigo- la voz de Yang fue como un interruptor para el sensible cuerpo.

El tacto se hizo más brusco en su pene y libero líquido casi transparente en lugar del denso semen anterior, al sentir las paredes anales nuevamente aferrándose a su polla se dejó ir en lo más profundo de Seungmin, logrando llenarlo.

Soltó la pierna enroscada en su cadera y salió del interior del у chico abrazándolo desde atrás para que no cayera.

-¿Estás bien?- susurró sobre el cuello del menor al sentir como el cuerpo caía en su pecho.

-Uhm...y-yo n-no- volvió la timidez y con ella también el cansancio.-T-tengo frío- ya era tarde, probablemente de noche y la baja de temperatura golpeó su cuerpo al terminar.

El mayor tomó de forma nupcial el cuerpo débil para llevarlo hasta el bolso con el que llegó el menor y comenzó a vestirlo con cuidado, mientras él seguía desnudo.

-¿Mejor?- preguntó tiernamente al ver como el cenizo cerraba sus ojos somnoliento.

-Ajá- asintió suavemente con una ligera sonrisa en su rostro.

-¿Puedes darme cinco minutos?- preguntó Yang con una gran sonrisa satisfecha en el rostro.

El menor volvió a asentir y se quedó sentado sobre el banco a un lado de su bolso, mirando como el mayor tomaba su ropa del suelo y salía de las duchas.

Al rato volvió el de piel blanquecina con ropa de calle y se puso de cuclillas para admirar el tranquilo rostro acanelado.

-¿Puedo llevarte a casa?— acarició las marcas sobre el cuello hechas por el mismo.

-Por favor- estiró los brazos para que Jeongin lo tomara como a un bebé.

-¿Te pones mimoso después del sexo? - preguntó como si estuviera hablando del clima el castaño.

-S-si- se sonrojó escondiéndose en el cuello ajeno cuando éste lo tomó.-¿Te molesta?—murmuró en voz baja sobre la suave piel.

-Me podría acostumbrar— sonrió socarronamente al tomar el bolso del chico en sus brazos y caminar a la salida del lugar.

Tal vez ahora si podría dejar a un lado su condición. Tal vez algún día pueda decir que su maldición le dio la mayor felicidad de su vida.

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Sweeties aquí el primer os de esta serie, espero lo hayan disfrutando mucho <3