Me levante temprano como todos los días, tomé mi toalla y fui directo al baño a darme una ducha corta. Salí con la toalla en mi cuerpo directo a mi pequeña habitación. Me puse mi uniforme y trate de secar mi pelo.

Fui donde Karen y la desperté.

—Hey... Karen, despierta —La movía mientras empezaba a despertar.

—¿Que pasa?... —dijo somnolienta.

—Ya me tengo que ir, recuerda levantar a mamá por qué va a venir el doctor, ¿Si? —asintió.

Me fui con una sonrisa hacia mi trabajo.

Llegue a mi trabajo y empecé acomodar la parte de afuera junto con el letrero.

Al entrar puse una taza en la cafetera, mientras se hacia el café acomodaba las bandejas donde estaban algunos dulces. Luego saque las revistas que había recogido y las puse en las mesas por si venia alguien.

Puse algo de musica mientras terminaba de hacerme el café. Tenia tazas y tazas de café por limpiar.

Había sido un día un poco movido pero al menos valía la pena la propina que dejaban.

Mi turno había terminado así que saque los dulces favoritos de mamá y me dispuse a caminar directo a casa mientras recogía algunos recados.

Al llegar me encontré a Karen viendo el programa de princesas así que no me había escuchado entrar. Le di un pequeño susto mientras le hacia un par de cosquillas mientras reíamos.

—¡____! Llegaste —Dijo Karen con una sonrisa.

—Baile conmigo, princesa Karen —Tome su mano para levantarla y comenzar a dar vueltas por la casa. El tren estaba pasando así que saludabamos a los "plebeyos". Al momento de tirarnos al suelo el televisor empezó a fallar.

—Te va a hacer daño ver esto —comente mientras arreglaba el televisor.

—Le voy a dar su tiara, princesa ____.

—No soy para nada una princesa —le di un golpe a la tele y camine donde estaba mi hermana para arrodillarme ante ella.

—Todas somos princesas —Karen puso la tiara en mi cabeza— algunas con coronas más elegantes.

Sonreí y tome los recados.

—¿Mamá está bien? —pregunté.

—No tanto, el doctor dice que está comoda —me respondió Karen.

—¿Comoda? Ya debería de estar mejor —suspire— Aunque lo estará, debo seguir trabajando, así tendremos nuestra propia casa en una zona mejor —saque la leche y la puse en el refrigerado.

—¿Con mejores doctores para mamá?.

Asentí.

—Y un mejor lugar para que crezcas, tan hermosos como los dibujos que haces —sonreí.

—¿____? —Carol Mccormick fue la hermosa mujer que me adoptó y me dio un hogar.

—Hola mamá, te traje un postre de arándano —la mire con una sonrisa.

—Ahh, gracias —dio una sonrisa.

—No es nada en realidad —seguia sonriendo, estoy bastante agradecida con mi mamá.

—¡Ya es hora, Ya es hora! La loteria de la escuela de princesas —gritaba Karen mientras nos veía— ¡Hay que verla!.

Y ahora escucharemos a la directora Sharon Marsh.

—En la escuela de Princesas, las que nacen con sangre real desarrollan su potencial de princesa, aunque cada año, una ciudadana común de Gardenia se gana una beca completa en la escuela, para poder convertirse en doncella real y cambiar su vida para siempre. Tal vez seas tú —dijo la directora.

—Ay, ¡Yo quiero, quiero, quiero! ¿les mencione que yo quiero? —deseaba Karen con entusiasmo.

—Cuando tengas edad entraras, lo prometo —me dirigí donde los recados para sacar lo restante.

—Para elegir a la ganadora de éste año, les presento a la señorita Kenny Stevens.

—Querrás decir Princesa Kenny, mi hija pronto sera monarca de Gardenia.

—Señorita Barbara —la directora le dio la señal y 'Bebe' abrió la tapa mientras sacaba los papeles.

— ____ Mccormick —Dijo Barbara.

Mire el televisor al escuchar mi nombre salir de allí.

—¡Si, lo sabia! —grito Karen mientras se acercaba gritando muy emocionada— ¿Quien es la doncella? ¡____ es la doncella! —Empezamos a girar hasta que paró— ¿Quien ira al palacio? ¡____ va al palacio!.

—¡Karen!, ¿Como es posible? —trate de pensar.

—Aja, es ____,aja es ____.

—Ni siquiera me inscri-....

La tome de los hombros bastante seria.

—Tú me inscribiste..

—Solo cinco o seis veces, al día, durante todo el año. ¿Quien va a hacer una doncella? ¡____ va a hacer una doncella! —seguia gritando.

—¡Karen! —la nombre pero en ese momento se escucho el timbre de la puerta.

—Llegaron, ¡Ya están aquí! —dijo emocionada mientras iba a abrir la puerta.

—Mamá —Le reproche pero solo sonreía.

Entro un señor con bigote y el pelo como ¿Hongo? No lo sé.

—Felicidades, Vengo a llevarla a la escuela de princesa.

—No, lo siento, hubo un malentendido —trate de remediarlo— no voy a ir a la escuela de princesas.

—Claro que si —Contesto rápidamente Karen.

—Karen —le di vuelta mientras la tomaba de los hombros— no puedo estar con esas princesas y doncellas reales. Mirame, soy mesera, traigo pajitas en los bolsillos y salsa en las medias.

—Estás perfecta.

—Gracias, pero ellas no lo verán así. y, tengo responsabilidades aquí. —Karen camino al lado de mamá.

—____, se que no estuvo bien que Karen actuara a tus espaldas pero, es una buena oportunidad —trato de dar me ánimos— Un puesto de doncella real...

—Nos... Cambiaría la vida, para siempre —empecé a pensarlo otra vez y ya no me resultaba algo tan malo— ¡Lo haré!.

—¡Sii! —dijo Karen emocionada mientras nos abrazabamos.

De algún lado escuchamos el ruido de un caballo, junto a mi hermana fuimos a las ventanas para ver un carruaje con caballos realmente hermosos.

—Wow, Vas a viajar en carruaje.

—Tenemos que irnos. —Dijo el ¿guarda espaldas?.

—¿Ahora? —pregunté.

—Si, ahora.

—Ah, Déjeme empacar algunas cosas y-... —me interrumpió.

—Hay de todo en la escuela —contesto serio— tenemos que irnos o va a perder su beca.

—Pero, no me puedo-....

— Tic tac, tic tac —decía mientras apuntaba su reloj.

Las abrace y solté un ❝Las quiero❞ para irme con aquel hombre

—No las voy a defraudar...

—¡____! —me llamo Karen y me dio otro abrazo.

Luego de aquel abrazo tuve que caminar rápido para poder ir a la par. Al llegar a abajo no pude evitar sorprenderme por ver aquellos hermoso caballos tan de cerca.

Antes de subir mi familia me llamó y nos despedimos por quien sabe cuento tiempo que el carruaje empezó a avanzar sin mi y como pude me subí, me seguí despidiendo pero la tiara de Karen voló y no pude alcanzar a tomarla.

Llevamos poco en el carruaje pero me cambie con mucho cuidado al otro sillón para no caerme. Noté que había un espejo y una tetera con sus tazas, tome el labial que había y trate de pintarme un poco pero una roca hizo que se me fuera la mano hacia abajo, vi que no era mucho así que iba a sacar una servilleta pero sin querer hice caer la taza con té que había ahí.

—Excelente, ya reprobe viaje en carruaje —Dije sarcástica, al menos podía mirar por donde íbamos antes de hacer otro desastre.