➵┆Cᴀᴘ. 52┆ᴍʀ. ᴊᴇᴏɴ.
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K. Nahyun
Cuatro días antes;
—¿A dónde me llevas? —Pregunté con cierto nerviosismo.
Ya no estábamos en ese cuarto de hotel caro dónde podía sentirme más a gusto, si camparabamos lo que viví allí con lo que próximamente iba a experimentar y no precisamente algo maravilloso, todo tenía muy mal aspecto, el ambiente siempre era tensó, lleno de depravación y temor.
Miré por la ventana, intentando memorizar algún lugar para que me puedan encontrar, si es que en algún momento pudiera hablar con alguien para que me venga a salvar.
JB y yo estábamos dentro de un auto, yendo a un destino poco agradable a la vista, muchos árboles y pocos edificios para tener algún punto de referencia.
—Conocerás a tu peor pesadilla —Comentó JB sin dejar de mirar hacia el frente, estaba conduciendo algo rápido y por ende no podía distraerse.
—¿Puede ser peor? —Agregué también con burla— Pensé que ya lo era —Me removí en aquel asiento. Mis manos estaban atadas al igual que mis pies, no tenía miedo, sabía que Jung Kook vendría a salvarme.
Al menos, eso quería creer.
—Créeme, puede ser peor. Jamás debiste meterte con el hijo del jefe, él siempre está delante de todos, pero nadie está delante de él —Comentó conduciendo aquel automóvil.
—No le tengo miedo. —Confesé— Si pude darte una golpiza, no dudes que con ese señor haré lo mismo, JB —Estaba segura de mí misma, no me dejaría tocar por nadie.
—No creo que te toque o te viole como hacía con la hermana menor de tu querido inútil, pero tampoco le conviene tenerte encerrada como a la esposa de Jin. —Hizo una pausa, analizando cada una de sus palabras— Sería mucho desperdicio, de tanta belleza —Me miró por el retrovisor con una sonrisa maquiavélica.
Me quedé en silencio.
El Padre de Jung Kook era la peor plaga de la familia Kim.
—¿No estás feliz? —Me preguntó de repente.
Negué.
—¿Por qué debería estarlo?
—Porque tu mejor amiga tendrá un hijo con el amor de tu vida —Él creía que era divertido o que lograría molestarme, pero solo conseguía que lo ignorara aún más.
Giré los ojos y miré en otra dirección. Sé que mi sufrimiento le satisface hasta los huesos.
—Por lo menos, uno de los dos le cumplió el sueño a su mamá y por desgracia, no fuiste tú —Lo miré con una ceja alzada, justo en el blanco. Contraatacando a su persona.
El auto se detuvo de golpe haciendo que me golpeé con el asiento delantero.
—¡¿Qué te pasa?! —Pregunté furiosa, mi mejilla me dolía.
—Jamás vuelvas a decir eso —Se aferró al volante con fuerza, ponía notar como se tensaban sus manos.
—¿Por qué? ¿Te da miedo que te digan la verdad en la cara? —Insistí.
—No sigas, Nahyun —Pude ver lágrimas recorriendo su rostro, pero ¿Qué demonios?
—¿Qué pasa? —Pregunté, ahora quería saber la verdad y él tenía ganas de decírmela.
—Sun Hee, no es mi hermana, es mi hija, ¿Entiendes? —Sus palabras parecían ciertas. Yo solo no podía creer lo que me estaba diciendo— Pero su mamá nos abandonó y no era capaz de cuidarla solo, así que se la dí a mi mamá que lo hiciera por mí —Hoy no era mi día.
—Lo siento, JB, yo no lo sabía.
Sentía lástima por él.
—No digas nada, quédate callada en todo el camino, no necesito tu lástima —Puso el auto en marcha, hacia un camino totalmente desconocido.
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Al llegar a una gran mansión con piscina; un gran garage que puedo deducir dentro de el habían muchos autos de millones de dólares, nuevos y modelos actualizados, un jardín enorme y sin hablar de la mansión, no tenía comparación con la de Jung Kook, más bien, parecía un palacio.
Unos hombres de traje me bajaron delicadamente del auto, todos usaban gafas y unos aparatos pegados al oído, en dónde se podían comunicarse simultáneamente con el otro, era lo que parecía desde mi punto de vista.
—¡Nahyun, querida! —Un señor canoso de cincuenta y tantos años de edad con cierta emoción se acercó a mí— Me presento. Soy Mr. Jeon, el padre de tu noviecito o tu peor pesadilla, dirígete a mí como te plazque.
No articulé palabras, no podía, estaba helada.
—Mr. Jeon ¿Y mi paga? —JB le estrechó la mano, mientras la pesadilla de mi "suegro" buscaba algo en su bolsillo.
—Dentro del auto está tu paga. También puedes tomar el auto, es tu decisión. —Le extendió la llave, pude deducir que era un auto convertible, como el que estaba en una de las esquinas cerca del gran garage— En cambio tú. —Me señaló— Vendrás conmigo. —Sonrió maliciosamente— ¡Patrick! —Gritó aquél nombre y un caballero vino corriendo en nuestra dirección.
—Señor —Hizo una reverencia y luego se puso erguido en la posición que había quedado.
—Enséñale a la señorita el sótano, por favor. —Tomó mi mano y sonrió. Como quería apartarla de él— Conocerás a tu nueva familia.
—Vamos, señorita —No quise poner resistencia, sólo haría que las cosas se pusieran más difíciles.
Patrick me arrastró prácticamente al interior de la mansión con suma fuerza, podría jurar que los moretones que me iban a quedar no serían dignos de exhibir.
—Vamos, Nayun. Debes apurarte, no quiero que el jefe se moleste por tu lentitud —Habló dulcemente.
Lo miré al igual que al interior de la gran mansión, era hermosa y bastante moderna, todo blanco y rojos, pureza y sangre, era lo único que podía ver en ella.
—¿Por qué hacen esto? —Pregunté.
Él me miró, pero antes de responderme se escuchó una explosión, dejándome completamente helada.
Nos giramos bruscamente y vimos por el gran ventanal un auto que se estaba incendiando, parecía un auto deportivo, el mismo que Mr. Jeon le había dado a JB.
—¿Ibas a matarme? —Preguntó molesto JB— ¡¿ME CREES ESTÚPIDO?! —Sus gritos podrían escucharse a kilómetros.
—JB, podemos resolverlo —Era la voz de Mr. Jeon.
No pude seguir escuchando el espectáculo porque Patrick me tomó del brazo y empezó a arrastrarme nuevamente.
—¡Me lastimas! —Me quejé.
Intenté zafarme, me estaba haciendo daño.
—Eso no nos incumbe, Nahyun. —Negó con su cabeza, convenciendose a sí mismo que esto estaba bien— ¡¿QUÉ NO LO ENTIENDES?! —Alzó la voz dejándome perpleja— No estás aquí para ser feliz —Me había asustado el grito que pegó de repente.
Atravesamos una gran sala que tenía una gran biblioteca. Patrick se acercó a ella y la arrimó como si de una pluma se tratase; había una puerta detrás de ella, la abrió y se acercó nuevamente a mí con una sonrisa ladina en su rostro.
Con que ahí estaba la puerta.
Tomó nuevamente mi brazo con fuerza caminamos hacia las escaleras, bajamos escalón por escalón, estaba bastante alumbrado y no era tan deprimente como nos hacían creer en las películas.
Al llegar abajo, pude ver sangre seca, muchos cuartos y pude escuchar gritos. Retiro lo dicho; tenía ganas de llorar, habían cadenas y estaban oxidadas, las paredes con moho y muy sucias, era más que deprimente. Caminamos por un pasillo, parecía un gran rastro de sangre el que yacía en el piso. Empezaba a temblar, ¿Cómo debía sentirme en este escalofriante lugar?
—Promete que serás una niña buena —Me habló abriendo la puerta de una de las celdas.
—Lo prometo —Prometí sin tartamudear.
Tomó una navaja que tenía en su bolsillo y me desató, tanto las manos como las sogas que estaban en mis tobillos. Después de tener mi libertad momentánea, me empujó al interior de la habitación, cayendo de espaldas al suelo, sin pegar la cabeza a el.
Gracias, por nada.
Me levanté del piso sobando mi trasero, como dolía el amigo. Empecé a caminar por el inicio del pasillo que sólo llevaba a una habitación de la única que provenían los gritos inconsolables.
—¡Basta! —Gritaba una chica, posiblemente de unos diez años más que yo— Te lo pido, no sigas. —Tenía miedo de seguir caminando, simplemente, no quería ver que había en esa habitación— Por favor —Podía escucharla llorar.
Me armé de valor y caminé aún más rápido, desearía no haberlo hecho. Un hombre, cuya identidad desconocía al igual que el de ambas víctimas que habían en la habitación; él hombre entraba y salía de ella incontables veces, tenía sexo con la más pequeña, mientras la que tenía más edad estaba atada a la pared llorando desesperadamente.
Al verme entrar, capté la atención de todos en la habitación, pude ver las caras de las víctimas, transmitían miedo, horror, asco y sobre todo, repulsión.
—¿Tú debes de ser la nueva? —Sonrió cínicamente— Ponte cómoda, que luego será tu turno —Dijo terminando de salir de la pequeña niña.
No dije nada y sólo me quedé parada viendo cómo con una servilleta limpiaba su miembro erecto, tenía mucha sangre en el, puedo deducir que eran de la pequeña, además de eso, que era la hermana de Jung Kook.
Jeon Suni.
Él se acercó a mí, comenzó a rozar mi brazo.
Quedarme quieta no era una opción, pero oponerme, tampoco lo era.
—Lo disfrutarás —Me susurró muy cerca del oído el rubio.
—Jung Kook, te matará. —Susurré de vuelta con una sonrisa en mi rostro— ¿Y sabes? —Me miró curioso— Lo tiene más grande que tú, no me harás ni cosquillas con ese palillo —Terminé con una sonrisa.
—Eres una perra —Acercó su mano a mi rostro, lo abofeteó, tirandome al suelo.
—Mi madre pega mejor —Lo invité a golpearme nuevamente.
—¡Ya verás!
—¡Sánchez! —Se escuchó a través del pasillo— ¡No puedes tocarle ni un cabello a la futura nuera de Mr. Jeon! —Apretó los puños y se alejó lentamente de mí.
—Nos volveremos a ver, perra —Me guiñó uno de sus ojos y se dirigió al pasillo.
—Te estaré esperando —Susurré poco audible.
No espero ver el día cuando caían todos los hombres de Mr. Jeon.
Me levanté y me acerqué a la pequeña, lloraba en silencio.
—¿Estás bien? —Le pregunté. Sólo se giró y me abrazó.
Podía ver muchos moretones en su blanquecina piel, más que todo en sus brazos y parte de sus delgadas piernas.
No le deseo esto a nadie.
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Holaaaaa ¿Cómo están?
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