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J. Jung Kook

     08:30 PM

     Entré a mi habitación, después de vigilar a esos ebrios que estaban en la casa de los Kim, cuyos nombres no iba a repetir, porque aunque conviva con ellos a diario no significa que me agraden siquiera un poco, por mí podrían estar bajo tierra y yo tranquilo, pendiente de lo mío. Sentí en mi bolsillo derecho como empezaba a sonar mi teléfono con mucha insistencia, metí mi mano en el bolsillo y lo saqué, ví el nombre en la pantalla y me preocupé.

     —¿Qué pasó, Rigsby? —Pregunté sentándome en la cama.

     —Señor, su padre ha intentado ingresar en su edificio y no creo que sea para intentar verlo —Dijo mi mano derecha, bastante preocupado y no era para menos, mi padre era un demente.

     —¡¿Cómo?! —Intenté no gritar, ni sonar exagerado— ¿No le bastó con mandar a mi madre al hospital, muy grave, que ahora se quiere meter en mis empresas y negocios? —Cuestioné.

     Estaba muy molesto.

     Toqué mi rostro con tal frustración, sentía que sudaba frío y era la peor sensación del mundo. Lo sé, sonaba exagerado, pero mi padre no era un hombre honorable y menos capacitado mentalmente para aceptar que jamás estaré en su negocio.

     —Hicimos lo que pudimos para mantenerlo alejado, —Hizo una pausa— matamos a todos los hombres que estaban con él, señor Jeon —Agregó con cierto temor.

     —¡¿QUÉ USTEDES QUE?! —No alterarse, no alterarse. Ya estaba alterado— Nadie debe salir herido, ¿Por qué nunca siguen mis órdenes? —Yo quería golpearlo y dejarlo sin diente.

     —Si usted estuviera en su puesto, eso no hubiese pasado ¿No lo cree? —Se defendió, ¿Acaso cuestiona lo que le digo o hago?— No lo tome a pecho mis palabras, señor Jeon.

     —Les pago una millonada y les ofrezco gran protección a sus familias, para que hagan una sola cosa y es que protejan mis negocios. —Suspiré fuertemente. Odiaba el cambio de planes— Tú sabes más que nadie porque ahora debo trabajar como un maldito guardaespaldas, mientras mi mamá está al borde de la muerte, así que no me compliques las cosas, ¿Te parece, Rigsby? —Intenté decir lo de mi mamá sin derramar alguna lágrima.

     —Sí, señor Jeon —Hizo una pausa, no muy conforme con lo que le había dicho— Usted tuvo más opciones, podía mandar a uno de sus empleados a proteger a la princesa de papi, pero tomó la decisión de hacerlo usted mismo, si no fuera la más buscada y deseada en Corea, no estaríamos en este lío —Me recordó, como si no fuese sido suficiente.

     —Namjoon es cómo de mi familia, tu lo sabes y esa niña está en peligro. Mi padre la quiere en su maldito poder, para no sé que morbosidades querrá hacer con ella —Me sentía el más capacitado para protegerla, no confiaba en nadie, ni en mi propia sombra.

     —Para colmo, su estúpida vida está valorada en muchos millardos de dólares —Soltó Rigsby con cierto disgusto.

     —Si no te sientes preparado para el cargo, puedes decirme y busco a otro que si esté a la altura —Me levanté de la cama, en espera de su respuesta.

     —No será necesario, señor Jeon, soy suficientemente capaz de hacerlo, sólo procure no perder de vista a su objetivo —Como si fuese muy complicado perderla de vista.

     —Wayne —Lo llamé.

     —¿Señor?

     —El desgraciado mandó a Alessa. Sabe como lugar conmigo —Le comenté lo que había pasado con ella.

     —¡¿Qué?! —Suspiró frustrado— Comenzó a mover sus cartas y ahora es su turno de mover las suyas, señor.

     —Gracias, llámame si algo sucede —No esperé a que contestara y colgué la llamada.

     Me dirige hasta la puerta de mi habitación y salí de ella, ni modo, ¿Por dónde más saldría? No creo que por la ventana sea buena idea. Caminé por el pasillo hasta dar con la puerta que más ansiaba atravesar, la abrí con fuerza, sobresaltando al individuo que estaba en ella, entré y cerré la puerta detrás de mi.

     —Jung Kook, me asustaste —Confesó abriendo su maleta.

     —Debemos hablar —Dije rápidamente, aunque no me agradara ese tipo, éramos socios siglos atrás, pero por un conflicto financiero y malos entendidos, terminamos separandonos.

     —¿De qué? —Me miró desconsertado.

     —No te hagas el desentendido, Jin, porque no lo estás, sé que apareciste en la vida de Nahyun para protegerla, pero no te avisaron que ella ya está bajo MI cuidado —Recalqué.

     —Eso no te incumbe —Respondió con una maldita sonrisa en su rostro.

     —Sólo quiero que te alejes de ella, ¿Si? No puedes defender ni a tu propia hija —Hice un pausa— ¿Besar a tu propia sobrina, tu sangre, estaba en tus planes?, ¡Que depravado! Deja que los especialistas en esa área hagan su trabajo —Sonreí falsamente y me dí la vuelta.

     —No hables de mi hija, te lo advierto, Jeon —Hizo una pausa después de su amenaza— Debe ser que, tú no lo has pensando ni en lo más mínimo, besar sus labios se convirtió en una gran adicción —Contraatacó.

     —Tranquilo. Si no fuera por mí, estaría muchos metros bajo tierra —Salvé a su pequeña de un año, de las feroces garras de mi padre— y no, estoy bastante centrado en lo que debo hacer, que pensar en comer su boca no entra en mi mente. —Giré en su dirección— Si quisiera besarla, lo haría y ya, sin remordimientos, porque no soy de su familia, ni estoy cometiendo un tipo de incesto ¿Qué diría tu pequeña? —Respondí amablemente y caminé en dirección a la puerta.

     —JK te lo advierto, no quiero partirte tu bonita cara. —Se acercó a mí, bastante erguido— Aunque, tu hermana está más buena que mi sobrina —Sonrió maliciosamente en frente de mí, en mi cara.

     —Te dejaré tan mal que te mandaré al hospital, esperaré a que te recuperes sólo para matarte lentamente —Le advertí con una sonrisa en el rostro.

     —Sólo decía, pedías que la cuidara, mientras tú padre abusaba de ella.

     —¡Cállate! —Grité muy molesto, intentando sacar aquellas escenas de mi cabeza.

     Él no era quien para hablar de ella.

     ❝—Hermano, por favor, has que pare.

     Mi padre entraba y salía de ella con fuerza, se encontraba en cuatro sobre la cama, amarrada a la misma sin dejarle escapatoria alguna, mientras le apuntaba con un arma en la cabeza.

     —¡Papá! ¡BASTA! Por favor, te lo pido —Me arrodillé a un costado de él, perdiendo mi dignidad.

     Mi hermanita sólo tenía siete años, ¡SIETE AÑOS!

     —¡LEVÁNTATE! —Gritó. No podía golpearlo, ganas no me faltaban, pero cualquier acción de mi parte podría costarme la vida, porque uno de los francotiradores de mi padre volaría mi cabeza— Te hago más hombre, hijo. Sólo observa —Mi hermanita sólo lloraba y aguantaba todos los maltratos.

     —Penétrame a mí —Le pedí entre sollozos.

     Sólo ví como paró y salió de mi hermanita. Un hilito de sangre escurría de su intimidad. Él la estaba dañando internamente.

     —¿Serías capaz de eso? —Asentí. No lo dudé ni un segundo. Él sólo rió— ¿Por una basura como tú hermana? Me das pena hijo, pero es tu decisión. Baja tus pantalones —Me pidió.

     —Deja que Suni salga —Le pedí.

     Él sólo negó.

     —Quiero que vea el supuesto hombre que es su hermano.

     Me dí la vuelta y sin ningún tipo de lubricación, entró en mí, desgarrandome por dentro.❞

     —Cuídate la espalda, recuerda que ya sé cómo y con quien trabajas —Amenazó.

     —Cuida mejor la tuya, no tienes ni la más mínima idea de lo que soy capaz de hacer —Dicho eso, desaparecí por el pasillo, en dirección a mi habitación.

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¡Qué fuerte!

Si no entienden algo o tienen dudas, pueden dejarlas y con mucho gusto se las voy a contestar.

Corregido: 17/10/2020.