
➵┆Cᴀᴘ. 09┆
K. Nahyun
Después de unos cuantos minutos frente al espejo, finalmente me di por satisfecha con el resultado. Mi reflejo devolvía la imagen de una mujer segura y sofisticada. Llevaba puesto un vestido rojo de encaje que se ceñía perfectamente a mis curvas, resaltando mi silueta con elegancia. Los tacones negros, no muy altos, añadían un toque de sofisticación sin sacrificar la comodidad, permitiéndome caminar con gracia y seguridad. Mis accesorios dorados, un collar delicado y unos pendientes brillantes, complementaban el conjunto, añadiendo un toque de lujo.
Con cuidado, apliqué un poco de maquillaje para realzar mis facciones. Un toque de base para unificar el tono de mi piel, un poco de rubor para darle vida a mis mejillas y un labial rojo que hacía juego con mi vestido. Mis ojos, ligeramente delineados y con un sutil toque de sombra, se veían más grandes y expresivos. Por último, no olvidé aplicar un poco de mi perfume caro, una fragancia exclusiva que solo utilizaba en ocasiones especiales. El aroma envolvente y sofisticado se mezcló con el ambiente, proporcionando el toque final que completaba mi transformación.
Salí de mi habitación, mi vestido rojo de encaje ondeando con cada paso que daba. Había olvidado que Jung Kook debía ir con nosotros; sin él, no podríamos asistir a esa gran fiesta. El pasillo estaba en silencio, a excepción de mis tacones resonando contra el suelo de madera. Al llegar a su puerta, toqué tres veces, esperando con paciencia la respuesta que no tardó en llegar: "¡Pase!"
Abrí la puerta con curiosidad, y allí estaba él, de pie en el centro de la habitación, con su torso desnudo mostrando un perfecto six-pack que parecía esculpido por los dioses. El brillo de la luz se reflejaba en su piel, resaltando cada músculo. Me pregunté por un breve instante por qué no estaba vestido, pero enseguida descarté la pregunta; en ese momento, no importaba. Su expresión era relajada, como si no notara la urgencia de la situación.
¡Ay señor!, Era mejor que verlo en fotos.
—¿Necesitas algo? —preguntó un poco confundido.
No era normal que me apareciera en su habitación, sea el motivo que sea.
—Necesito que vayas conmigo a una fiesta —suspiré—. Nos vamos en quince minutos —anuncié y salí antes de escuchar alguna queja de su parte.
Caminé por el pasillo hasta dar con las escaleras, bajé lentamente intentando no caerme por ellas, no sería divertido marcar mis piernas con moretones o cortadas. Mis padres me prohibían hacer cosas de "niños", como manejar bicicleta, ir a un parque, jugar en la tierra o ese tipo de cosas, siempre iba a mis clases de natación y luego volvía a casa, mi nana siempre se dió la tarea de hacer mis tardes divertidas dentro de la misma.
—¿Vas a cortar cabezas? —preguntó mi hermano sentado en el gran sillón de la sala.
Me sacó rápidamente de mis pensamientos.
—Sí y empezaré con la tuya, Kim Taehyung —e sonreí falsamente y pasé de su cara, ya que mi nana estaba en el otro sillón, casi al lado de él.
Solo le hice saber a mi hermanito una de las tantas cosas que tenía en mente... y una de ellas era matarlo en un futuro no muy lejano, tampoco a besos como todas las mujeres que lo conocen, lo quieren hacer.
—¿A dónde vas, mi niña? —preguntó Nancy, dejando de lado la película que estaba viendo junto a mi hermano.
—A la fiesta de una amigo. Jimin vendrá a buscarme —le comenté con una sonrisa.
Jimin era el niño consentido de mi nana, y no era difícil entender por qué. Cada vez que ella preparaba una de sus deliciosas comidas, él era el primero en la mesa, esperando con ansias el festín que estaba por venir. Mi nana, con su sonrisa cálida y sus manos hábiles, siempre se aseguraba de que Jimin tuviera su plato favorito. Él solía bromear diciendo que ella lo haría rodar de tanto comer, y no mentía. La comida de mi nana era tan exquisita que era imposible resistirse a una segunda o incluso tercera porción.
Sus guisos eran legendarios, con sabores que parecían abrazarte desde el primer bocado. Las sopas, siempre reconfortantes, llenaban la casa con aromas que te hacían sentir en casa. Y los postres, oh, los postres eran una obra de arte. Jimin siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja cuando mi nana sacaba una bandeja de galletas recién horneadas o un pastel esponjoso.
A pesar de sus bromas, Jimin sabía que el amor de mi nana se reflejaba en cada plato que preparaba. Ella cocinaba con el corazón, y cada comida era una muestra de su cariño y dedicación. Para Jimin, esos momentos en la mesa, compartiendo risas y disfrutando de la comida de mi nana, eran algunos de los recuerdos más preciados de su infancia.
—¿Ese enano? —cuestionó esta vez mi hermano.
—¿Te importa? —ignoré su pregunta— Papá me dió permiso, volveré como a las dos de la mañana —avisé antes de que Nana se quede despierta toda la noche.
—¿Y el galán irá contigo? —su pregunta no me sorprendió, tenía una sonrisa pícara en su rostro.
¡Ay Dios! ¿Por qué siempre que intenta hacer una cara pervertida, le sale una mueca? Una pregunta con escasa respuesta.
—Que yo sepa, me quedaré en casa viendo películas —habló Taehyung.
Le encantaba escuchar conversaciones ajenas.
—Hablamos de un hombre de verdad, no de un orangután —lo miré y rodé los ojos.
¡En tu cara, Alien!
—Espero y vaya acorde a la ocasión —comenté.
Mi Nana miró a un punto fijo con la boca entreabierta.
—¿Así estará bien para tí? —preguntó señalando a lo que estaba detrás de mí.
—Disculpen por interrumpir, pero me pareció ver a Jimin afuera esperando por nosotros —Esa... voz.
Me giré lentamente, permitiéndome disfrutar de cada segundo del momento. Ahí estaba él, de pie, irradiando una elegancia inigualable. Llevaba el mejor traje que había visto en mi vida entera: un impecable conjunto negro con finas rayas blancas, cada línea perfectamente alineada. La camisa blanca que llevaba debajo estaba igualmente perfecta, bien planchada y ajustada, realzando su figura esbelta. Cada detalle de su atuendo parecía haber sido elegido con sumo cuidado, reflejando un gusto exquisito y una atención meticulosa.
Pero lo que realmente me dejó sin aliento fue el aroma que emanaba de él. Una fragancia tan sofisticada y única que parecía envolver todo el espacio a su alrededor. Era una mezcla de notas amaderadas y cítricas, con un toque de algo misterioso que no podía identificar. El aroma era indescriptible, pero evocaba una sensación de confianza y poder, una declaración silenciosa de su presencia y carácter.
Mientras nuestros ojos se encontraban, sentí que el tiempo se detenía por un instante. La combinación de su apariencia impecable y esa fragancia embriagadora me hizo olvidar momentáneamente todo lo demás. Ahí estaba él, un ejemplo perfecto de sofisticación y encanto, listo para enfrentar la noche con una elegancia inigualable.
Todo un hermoso y elegante caballero... Parecía irreal.
—¿Nos vamos? —me extendió su mano, mientras que yo con mi boca semi abierta asentí.
Tomé aquella mano con firmeza, sintiendo su calidez y seguridad. Me guió hasta la puerta con pasos decididos, pero no sin antes voltear para despedirme de mi nana. Ella, con su mirada amorosa y esa sonrisa que siempre me tranquilizaba, me deseó una buena noche. Y no podía dejar a mi alíen atrás, lo iba a extrañar, aunque era quizás absurdo porque saldría por unas cuantas horas.
Al salir, la brisa nocturna acarició mi rostro, y allí, tal como lo había dicho Jung Kook, estaba Jimin parado junto a su auto. Su expresión, al verme, fue de pura fascinación. Abrió levemente la boca, sin poder ocultar su asombro. Siempre había tenido la costumbre de ir a las fiestas en pantalón y una camisa cualquiera, sin preocuparme demasiado por las apariencias o el qué dirán. Pero hoy, algo en mí había decidido que sería diferente. Quería que esta noche fuera especial y memorable.
Jimin, con su elegante traje perfectamente ajustado, parecía un reflejo de mi propio esfuerzo por sobresalir. La admiración en sus ojos me dio la confianza que necesitaba. Esta vez, no se trataba solo de una fiesta, sino de una oportunidad para redefinir quién era y cómo quería ser vista. Con un último suspiro, me acerqué a él y sonreí, lista para enfrentar la noche con una renovada sensación de seguridad y estilo.
—Estás hermosa —me sonrió.
Abrió la puerta del copiloto y me extendió la mano.
—Gracias —me ayudó a subir al auto, no hacía falta decir que el auto era de él, un regalo que le había hecho su padre cuando cumplió dieciséis años.
Al estar todos dentro del mismo, empezó nuestra pequeña ida a la casa de Min YoonGi, quedaba aproximadamente a unos quince minutos desde mi casa. Estaba nerviosa, pero sabía que iba a divertirme a lo grande.
[➵]
—¡Nahyun! —gritó Jane al verme y sin pensarlo, me abrazó.
Sin duda alguna, era la fiesta más grande que jamás había asistido.
—¿Dónde están los demás? —pregunté tomando la mano de Jimin, no quería perderme entre tantas personas que había en la misma.
—Están en la barra bebiendo —habló segura de sí. Asentimos y caminamos hasta el interior de la casa.
Se podían ver muchas caras conocidas, incluso, pude notar que la perra de Jessica estaba en la fiesta junto a un grupo de chicos con la saliva fuera de sus bocas, haciendo charcos en el suelo. Sin darle importancia, seguí tomada de la mano de Jimin hasta llegar a la esperada barra que había dentro de la casa.
—¡Nahyun! —habló Taeha observándome detenidamente— ¡Estás de infarto!
—¡No puede ser! —gritó Sun Hee sin motivo alguno.
—¿Qué pasó? —pregunté curiosa, siempre me perdía las buenas cosas.
—¡Kook está hermoso! —comentó anonadada Daisy.
Sin duda, lo iban a espantar.
—¡Vamos a disfrutar! —agregó un Jimin tomando de los tragos que habían pedido las chicas.
—¿Y Hobi? —pregunté mirando a mi alrededor.
—Está en el juego de los quince minutos —me hizo saber Sun Hee como si fuera muy obvio.
—¿El juego de los quince minutos? —pregunté intrigada.
—Sí, en donde te vendan los ojos y pasas a una habitación, prácticamente a tropezones y dentro de ella te espera un chico con los ojos vendados, pero en el caso de los chicos será una chica —explicó Sun Hee, tomando del vaso con vodka—. Después de él, voy yo —comentó sonando el vaso contra la madera del mesón— ¡Otro, por favor! —la música estaba bastante fuerte, no podía escuchar casi lo que decía.
—El objetivo es intentar tener química con esa persona, es decir, besarse o acariciarse, sin pasar a algo más sexual —intentó explicar Jimin, antes de que lo interrumpieran.
—Solo procura que no te folle —aclaró Daisy. Sin pelos en la lengua.
—Entendido —tomé un vaso del mesón.
Sin pensarlo dos veces, llevé el vaso a mis labios y bebí del líquido transparente. El sabor fuerte y ardiente descendió por mi garganta, quemando a su paso y dejando un rastro de calor en mi pecho. No estaba acostumbrada a beber, y cada sorbo era una mezcla de desafío y liberación. Sentía como si el fuego líquido deshiciera las ataduras invisibles que me mantenían contenida, permitiéndome experimentar una sensación de libertad que rara vez conocía.
El alcohol, con su efecto embriagador, parecía desprenderme de mis inhibiciones, haciendo que el mundo a mi alrededor se volviera más vibrante y menos restrictivo. En ese momento, dejé de lado mis preocupaciones y miedos, entregándome a la sensación de ser ligera, casi etérea. La música de fondo se volvió más envolvente, las luces más brillantes y las risas más contagiosas. Cada detalle de la noche parecía amplificado por la bebida, sumergiéndome en una burbuja de despreocupación y osadía.
Al dejar el vaso vacío sobre la mesa, me di cuenta de que a veces, dejarse llevar por un impulso podía ser una forma de reconectar con uno mismo, de recordar que la vida también se trata de momentos de espontaneidad y diversión.
[➵]
12:30 AM.
—Deberías intentarlo —sugirió Jane tocando mi hombro.
—¿El qué? ¿Estar vendada junto a un hombre que no conozco? ¿Con que finalidad? —estaba sentada y aburrida en uno de los sillones de la gran casa.
—Conocerse, no seas aguafiestas —rodeé los ojos al escucharla.
—¡Ya hay alguien adentro ! —gritaba Jimin, mientras corría hacia nosotras.
Para mi mala suerte, alguien estaba adentro esperando a que alguien entrara al juego.
—Vamos, Nahyun —llegó Hoseok junto a la chica que conoció en aquella habitación—. Solo se tú —me miró con esos grandes ojos y hermosa sonrisa.
Era difícil decirle que no a esa carita.
—No lo sé —de algo estaba segura, estaba nerviosa.
—Decídete ahora, que se te va —insistió Daisy, llegando a la gran escena.
—Está bien, está bien —suspiré—. Lo haré —miré hacia los lados y no visualicé a Jung Kook, era mi hora.
Me levanté del sofá, hasta la puerta "mágica" o al menos, todos decían eso. Un chico estaba ahí parado junto a la puerta, me preguntaba algunas cosas, como la edad, mi nombre y algunos datos más personales, dirige mi vista hacia donde los chicos se entraban y desde su asiento me animaban a entrar.
—¿Estás lista? —oreguntó aquél chico asegurándose de que realmente quisiera hacerlo. Asentí y procedió a venderme lo ojos—. Recuerda, son solo quince minutos —me recordó. Solo asentí y me guió hasta el interior de la habitación.
Escuché como cerraron la puerta detrás de mí y con los ojos vendados empecé a caminar, terminé chocando con una silla junto a un escritorio, no pude evitar quejarme, ¡Es que soy tan torpe!
—¿Estás bien? —preguntó esa voz desconocida— ¿Te ayudo? —hizo otra pregunta que no cabe dentro de lo que venimos a hacer.
—No, solo estoy nerviosa —confesé tropezandome con una estantería, ¿Cómo demonios podía tropezarme con algo pegado a la pared?
Hoy no era mi día.
—Aunque no lo creas, yo también lo estoy —escuché como rió por lo bajo—. Soy Seok Jin, ¿Y tú? —preguntó, mientras yo intentaba acercarme a él.
—Soy Nahyun —para mi suerte, dí con la cama y sentí sus manos en mi cintura.
—Un gusto, Nahyun —me ayudó a sentarme encima de la cama, junto a él.
—El gusto también es mío, Seok Jin —sonreí. Aunque él no pudiera verme.
—Solo dime Jin —habló otra vez. Podía sentir su respiración en mi cuello—. Espero y no te moleste, pero quiero besarte —¿me estaba pidiendo permiso? Ni sabía quién era, pero por mí nos podíamos quedar hablando hasta que terminara la los minutos.
—No me molesta, adelante, por ello estamos aquí.
Sentí una de sus manos en mi mejilla, era bastante grande y delgada, podía sentirla, incluso hasta como se aproximaba a mí. Poco a poco sus labios tocaron los míos, rozandolos, hasta que los unió por completo. Podía sentir sus labios muy carnosos y delicados, era un beso tierno y aunque no era una experta besando, hice mi mayor esfuerzo para no quedar como una inexperta frente al chico que no conozco.
—Wow —expresó al separarnos—. Besas muy bien —sin quererlo de esa forma, me sonrojé, tal cual tomate.
—Tu tampoco lo haces nada mal —sonreí después de decirlo, era la verdad, quería más.
—¿Qué haces en esta fiesta? —preguntó sin tapujos.
Supongo que venía la parte de conocernos, pero esperen, ¿Qué esa parte no se realizaba primero antes de besarse?
—Soy amiga de una de las amigas de Yoongi, ¿Y tu? —pregunté de vuelta.
—Soy el mejor amigo de YoonGi, además, también quería visitar a mi hermano mayor —sentí como algo en él se rompió, su voz simplemente se quebró al final—. Cambiando de tema, ¿Cuántos años tienes? —su aliento era mentolado, podía sentirlo a centímetros de mí.
—Tengo diecisiete, ¿Y tú? —por su voz, podía deducir que era mayor que yo.
—Tengo veinticinco años, pero la edad es solo un número, ¿No es eso lo que siempre dicen? —rió al igual que yo, su risa era muy contagiosa, como si estuviesen limpiando un cristal o un plato, ese chillido representaba su risa— ¿Por qué mejor no charlamos en otro lugar? —sentí una de sus manos tocar mi venda, la desamarró y la deslizó por mi rostro, por instinto cerré mis ojos—. Ábrelos, no te haré daño —dudé al principio, jamás podría confiar en un extraño.
—¿Seguro, Jin? —pregunté. Un asesino en serie, jamás te dirá que te matará.
—Sí —los abrí lentamente y ví a un hermoso hombre de porcelana.
Holaaaaa niñ@s, traje el capítulo un poco más largo, por no actualizar ayer, espero les guste♥️
Recuerden que cualquier error, lo corregiré luego, porque a la primera, no me doy cuenta, necesito leer varias veces el capítulo.
Vota, comenta y comparte♥️
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30/08/2020.
28/02/2025.
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