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Salió con cautela a las calles, cuidando de no ser notado mientras observaba a todos lados, sacó su celular y admiró sus últimos mensajes con MinHo con algo de nostalgia antes de apagarlo y quitarle la batería.

Al guardarlo en su mochila de nuevo se puso la capucha de su suéter y metió las manos a sus bolsillos, bajando su cabeza e intentando pasar desapercibido, presionó un pequeño botón en su audífono que trasmitía la señal por medio del canal 2 directamente a WonHo.

Jisung:
Alfa 1 a Alfa 2, comienza el recorrido — habló mientras miraba a todos lados.

WonHo:
Alfa 2 a alfa 1, enterado.

Jisung dejó de presionar y solo se limitó a seguir caminando, mezclándose entre la gente que caminaba por todos lados y conociendo las calles y edificios en mal estado. Era uno de los distritos bajos, la vida era terrible, los olores nauseabundos lo invadían no importando que dirección mirara, la gente solía ser malhumorada y poco tolerante, por lo que en serio esperaba no tener que toparse con nadie.

Había escondido una arma, atada a su cintura con una tela bajo su holgado suéter solo por si acaso, por lo que sentía el frío artefacto creándole cosquillas molestas en cada paso.

Caminó por varios minutos, tal vez una media hora por lo que su aliento se hacía pesado a cada paso, su frente se llenó de sudor, su pecho subía y bajaba, sus piernas amenazaban con no querer seguir avanzando. Sin embargo, lo hizo, no paró hasta ver la entrada a lo que parecía un mar de personas, puestos, comidas, verduras, donde el caos y el ruido reinaban.

Jisung lo observaba desde el otro lado de la calle, casi sin aliento. Tenía una sensación de miedo instalado en su pecho, no sabía qué clase de cosas se encontraría allá adentro, donde todo es permitido y ni siquiera la justicia lograba penetrar, suspiró por última vez antes de arrastrar sus pies y adentrarse hasta la gran jungla del mercado.

La mala calidad de vida se notaba a metros y los malos olores que lo hacían querer vomitar no paraban. Había gente caminando por todos lados, el pequeño cuerpo de Jisung se abría paso entre las multitudes, abrazando su mochila para evitar ser robado y alejándose de las manos que amenazaban con tocarlo. Estaba siendo tímido y débil, justo la imagen que quería lograr, por lo que paso tanto tiempo antes de que lo miraran con ojos lujuriosos.

Adentró parecía una ciudad entera más que un mercado, había edificios semi destruidos y callejones angostos que parecían conducir a otras partes. Era como si al pasar del límite, todo fuera un mundo completamente diferente.

Jisung podía identificar el peligro en todos lados, mientras se adentraba ya había visto varias cosas poco legales, como el robo descarado, la venta de drogas e incluso uno que otro puñal enterrado en el cuerpo de alguien más. No le sorprendía la crueldad de los actos, sino la naturalidad de todos alrededor, de cómo esto parecía ser parte de su diario vivir hasta el punto de no mover nada en ellos. Jisung volteaba hacia atrás de vez en cuando notando varios pares de ojos sobre él, seguramente se miraba tan nuevo y corrompible, así que solo apresuró sus pasos sin tener un rumbo claro.

Desde ya buscaba con la mirada cualquier signo de los Havoc, pero al no conocerlos, se le hacía demasiado difícil. Conocía el manejo de las resistencias, así que tenía que buscar algún logo, alguna prenda o algo distintivo que varias personas llevaran en común, a ellos siempre les gustaba diferenciarse ante los demás.

Quería seguir pensando, pero sintió una gruesa mano jalonearlo bruscamente, cuando volteó en la dirección, vio los mismos hombres de antes sosteniéndolo. No se detuvo a pensar demasiado, antes de soltarle un golpe a dicho hombre y salir corriendo por su vida.

Mientras corría escuchaba los revuelos de ellos atrás suyo, así que ni loco se detuvo a mirarlos. Solo corría bastante agitado, tirando algunas cosas en su paso y llamando más la atención, estaba corriendo con todo lo que sus piernas le permitían y era demasiado pronto para sacar su arma y disparar así que solo esperaba poder arreglárselas para escapar.

Seguía escapando, mirando a todos lados cuando los caminos comenzaban a volverse confusos y se detuvo en el medio de todo el laberinto queriendo descifrar el mejor camino, al mismo tiempo mirando hacia atrás como los hombres enfurecidos venían tras él.

Jisung:
Mierda, mierda — resopló antes de avanzar por la derecha después de pensarlo.

Para este punto ya estaba demasiado adentro del mercado y al estar corriendo desesperadamente no había memorizado el camino de vuelta, por lo que en términos simples, estaba perdido.

Sus ojos se asustaron y sus pies se detuvieron rápidamente al ver a otro grupo de ellos frente a él, a una distancia considerable, sonriéndole macabramente, regresarse tampoco era opción porque de igual manera los tenía atrás.

Se quedó inmóvil buscando una posible salida de su tan poca afortunada situación, pero el cerebro no le trabajaba y sus captores se acercaban cada vez más. De un momento a otro, ellos comenzaron a correr hacia él y Jisung solo atinó a apretar los ojos resignándose.

Pero la vida es siempre tan impredecible que sintió una fría mano jalonearlo de manera tan fuerte y repentina que casi se cae sobre su boca, abrió sus ojos de golpe solo atinando a ver una cabellera corta morada.

Escuchó a los hombres atrás suyo maldecir mientras lo perseguían y allí notó que estaba corriendo de la mano de esta persona. Lo más extraño de todo era el niño que de igual manera corría a su lado, mientras reía como si de un juego se tratara.

A rastras fue guiado hacia un edificio viejo donde casi tropezándose fue jalado escaleras arriba, mientras escuchaba los gritos enfurecidos de los hombres cada vez más cerca, al llegar a la azotea de dicho edificio su corazón casi se detuvo al verse saltando hacia la otra azotea siendo jalado por la persona.

Lo vio todo en cámara lenta, al dar el salto, su capucha abandonó su cabeza, sus cabellos azules saltaron a ritmo y vio hacia abajo el vacío que seguramente lo mataría si cayera, ni siquiera sintió su propio pulso en esos momentos.

Al caer en el edificio del otro lado, sus piernas dolieron por el impacto y solo observó a los hombres detenerse en la azotea contraria mientras rezongaban y al parecer buscaban otra manera de cruzar.

No le dieron más tiempo antes de ser jalado de nuevo de la mano y comenzar a correr, aunque sus piernas estuvieran doliendo no podía detenerse, estaba siendo literalmente arrastrado. Su suerte no paró cuando lo hicieron detenerse hacia un agujero gigante y de repente lo empujaron al vacío sin piedad.

Se asustó como nunca apretando sus ojos y un pequeño grito se le escapó, esperó un impacto, un golpe, algo duro lastimarlo, sin embargo solo sintió una elástica tela detenerlo.

Abrió sus ojos con pánico observando todo desesperadamente, dado a la elasticidad, su cuerpo aún rebotaba con altura y al ver hacia arriba, las personas de antes también se lanzaban en su dirección.

Apenas atinó a apartarse antes de sentir el impacto en la elástica tela que funcionaba como un trampolín, por la fuerza, el mismo rebotó sin poder evitarlo y en su caída se torció un poco el cuello.

Escuchó la melodiosa risa de una chica seguida por la infantil risa del niño, quienes chocaron sus manos en celebración. Jisung con su corazón a mil por hora, se alejó de ellos con desconfianza.

La adrenalina le corría por las venas y el terrible susto lo tenía agitado, se alejó lo suficiente viendo a ambos mirarlo con confusión.

La chica tenía cabellos cortos con las puntas de un tono morado oscuro, ojos cafés redondos y tez muy blanca, el niño era básicamente lo mismo, solo que versión infantil masculina y con sus cabellos semi rizados al natural.

Jisung aún se encontraba perdido y a la defensiva, todo había sido tan rápido e intenso que no lograba procesarlo.

Jisung:
¿Q-Quienes son ustedes? ¿Qué acaba de pasar? — soltó en tartamudeos.

Ambos solo se miraron antes de incorporarse y entre tambaleos caminar más cerca de Jisung, este un poco desconfiado se alejó hasta topar con las redes de seguridad que tenía atrás.

MinHyuk:
Te salvamos la vida, claro — habló triunfante y juguetonamente el infante.

ChaeYoung solo le sonrió levemente y le extendió la mano en ayuda, Jisung aún bastante perdido, observó la mano y al borde su manga, tallado en la tela, detectó lo que tanto buscaba.

ChaeYoung:
Déjeme ayudarte — le habló.

Jisung la miró sin creer aún lo fácil que había logrado encontrar lo que parecían ser miembros de la resistencia.

🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖
Fin del capítulo

Me fue imposible editar el logo en una manga jajajajaja, pero ustedes imagínenselo ¿Va?

Bye, las amo 😈🤚

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©𝐅𝐀𝐈𝐑𝐘_𝐇𝐀𝐍𝐍

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