—Entonces... ¿Cuál es tu historia?

Levanto la mirada hacia ella, está tan hermosa que creo que no voy a poder dejar de mirarla, no quiero dejar de mirarla.

Al final Lydia aceptó tomar algo conmigo, es decir, nuestra primera cita. No pensé que pasaría, por lo que no me dio tiempo a preparar nada y terminamos tomando un café en el Starbucks.

—¿Historia?

¿Ya mencioné que no soy nada bueno con las citas? Y con las chicas en general, vamos.

—Sí, de dónde eres, si tienes hermanos, por qué puedes hablar con espíritus... Lo típico.

Nunca pensé que a alguien le importaría nada de eso, así que decido ser honesto.

—No hay realmente mucho para decir —Tomo un sorbo de café mientras pienso que decir—, Mi padre murió cuando yo tenía 10 años, y mi madre me... echó de la casa a los 16.

Dejo que el silencio se encargue de llenar el ambiente y finalmente agrego.

—Y no tengo hermanos.

Ella ríe y el ambiente ya no se siente tan tenso.

—¿Y qué hay de tus... "poderes"? —Su voz tiene una pizca de humor, lo cual me hace sentir como si mi "poder" no fuera tan malo después de todo, nada de lo que preocuparme.

—Siempre estuvieron conmigo, por así decirlo.

De repente, el viento se vuelve más fuerte y las primeras gotas caen. Corremos a la parada de bus mientras nos reímos de lo patético de la situación.

—Vaya primera cita. —Dice Lydia una vez estamos protegidos de la lluvia repentina.

—Entonces es una cita. —Sonrío y no puedo evitar mirarla, perdiéndome en el color

—¿No lo sabías?

Ambos reímos y esperamos el bus.

En todo el camino sostengo su mano, haciendo que mi corazón vaya a mil por hora.

~ ~

Odiaba esta clase. El profesor no explica nada, simplemente está recostado en su silla leyendo el diario.
Así que aprovecho para dormir, lo que no pude hacer en toda la noche por culpa de mis pensamientos.

No podía dejar de pensar en lo ocurrido en la fallida sesión de espiritismo. ¿Por qué yo sería de la importancia de un demonio? Todo se volvió tan complicado que sólo quiero poder olvidarme de aquello relacionado al tema.

Envuelto en mis pensamientos, caigo en un sueño profundo.

*

Camino y camino por pasillos oscuros que parecen no tener fin. Aunque más que caminar estoy corriendo. Corriendo de alguien, o algo. En las paredes rojas hay colgado cuadros que no tienen ninguna imagen, todo completamente negro.

A pesar de que estoy corriendo no escucho el sonido de mis frenéticas pisadas. Siento que la presencia me sigue y está cada vez más y más cerca. No me necesito voltear para saber que sigue ahí, y que si me detengo me atrapará. Tengo miedo.

En el fondo sé que es un sueño, pero no puedo evitarlo. Tengo que escapar.

Cuando el pasillo parecía que no iba a terminar nunca, aparece una puerta. Es blanca, lo que hace contraste con todo el lúgubre entorno en el que me encuentro. La abro sin dudar, pensando que esa es mi salvación de la cosa que me sigue.

No podía estar más equivocado.

El cuarto estaba completamente a oscuras. En cuanto entré, la puerta se cerró con fuerza detrás mío. Me doy la vuelta intentando escapar de ese lugar, pero la puerta ya no está. No hay nada, sólo oscuridad.

A mis espaldas, siento la misma presencia que me perseguía por el pasillo.

Nada de esto es real Dylan. Estás soñando.

Abro los ojos, o no, no lo sé, todo está muy oscuro. Distingo un par de ojos blancos mirándome entre toda esa negrura. No los tardo en reconocer.

La criatura de ojos blancos me mira fijamente, y yo no puedo apartar la mirada de aquellos orificios blancos. Completamente blancos.

Cierro los ojos, pero siguen ahí, grabados a fuego en mi mente.

*

Me despierto sobresaltado con un sudor frío que recorre todo mi cuerpo. La clase ya terminó y todos están saliendo del aula.

—¿Estás bien? Parece que hubieras visto un fantasma. —La voz de Logan hace que pegue un salto en la silla. No sabía que estábamos en la misma clase.

—Sí, sólo un mal sueño. —¿Sueño? ¡Aquello fue una pesadilla!

No parece muy convencido de mi respuesta, pero de todas formas no dice nada y ambos salimos de aula.

Sigo a Logan hasta las habitaciones. Dejo que me guíe porque no puedo pensar en otra cosa que no sea el sueño que tuve.

Por suerte es viernes y tengo todo el fin de semana para poder olvidarme de este asunto. Olvidarme de aquellos ojos blancos. Si es que puedo.

Una vez que llegamos, no lo pienso dos veces y me tiro a la cama. Sólo quiero dormir.

—¿Qué tal tu primera cita? —Se acuesta en su cama y me mira con una sonrisa burlona en su cara.

—Bien, si no fuera por qué el clima no estuvo de mi lado. —Bromeo y cruzo los brazos detrás de mi cabeza.

Tenía tantas cosas en la mente que no me detuve a pensar en Lydia. Las cosas estaban yendo muy bien entre ambos. Lo mejor de todo es que no pensaba que era un friki por hablar con fantasmas, mi padre estaría orgulloso de mí.
Pero a pesar de que Lydia ocupaba la mayor parte de mis pensamientos, las palabras que me dijo el demonio en la sesión de espiritismo, resonaban con fuerza en mi cabeza.

No dejaba de darle vueltas a aquellas palabras.

"¿Por qué arrastras a otros a tu miseria, Dylan? No podrás evitar tu destino. Azazel perdurará."

No tenía idea de su significado, pero sabía que no podía ser nada bueno. El hecho que "no pueda evitar mi destino" es lo que me carcome la mente. ¿Es qué los demonios saben mi destino? ¿Realmente existe el destino?

Debo confesar que por primera vez en mi vida, lo sobrenatural me da miedo.

Tengo miedo de lastimar a otros. Que las personas que me importan se vean perjudicadas por algo con lo que no tienen nada que ver. Y que sea mi culpa. Al final, todo es mi culpa.

Esto me hace considerar si realmente quiero tener una vida normal. Amigos, novia, familia... Tener a Lydia... No me podría perdonar si algo le pasase...

—¿Has vuelto a ver a tu hermano? —Aún recuerdo que le prometí que lo ayudaría. Y una distracción no me vendría mal.

—No... —Suspira e intento ponerme en su lugar, ¿Qué se sentiría tener un hermano? Supongo que es algo que nunca entenderé—. No sé si me debería alegrar o preocupar.

No digo nada, porque realmente no tengo nada para decir. Puede resultar egoísta, pero estoy más preocupado por mis problemas.

—Tengo miedo. —Las palabras salen antes de que pueda detenerlas, y ruego porque no me haya escuchado.

Logan se incorpora de su posición y me mira durante unos instantes que me parecen eternos.

—¿De qué? —Finalmente dice, y en ese instante sé que tengo que contarle todo. Desde el principio.

~ ~

Logan no había dicho mucho mientras yo hablaba, y cuando terminé simplemente me abrazó y me dijo que saldría. Y eso hizo.

Le conté todo, cuando mi madre me echó de la casa y lo que tuve que hacer para sobrevivir, lo que me pasó cuando intentamos invocar a su hermano, y el sueño que tuve. Le conté también acerca de los ojos blancos, que parecían no querer dejarme en paz. Los veía cada vez que cerraba los ojos y cada vez que soñaba, los tenía grabados en mi cerebro.

Ahora estoy acostado en mi cama. Mis pensamientos y yo a solas. Lo cual me aterra.
No sé desde cuándo tengo este miedo de quedarme solo, pero soy consiente de que está ahí todo el tiempo. Al igual que los ojos blancos de la criatura. Mirándome fijo en mi mente, haciéndome sentir que no estoy solo en ningún momento.

Decido darme una ducha, salir a caminar y despejarme un poco.

Con nuevas energías e intentando tener la mente positiva, voy hacia el baño, pero algo me detiene.

La figura de un hombre parado en la puerta de la habitación. Esta vez no es una sombra, distingo la silueta con claridad, la reconozco más de lo que me gustaría.

Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando los ojos de el hombre hacen contacto con los míos. El reconocimiento atraviesa su mirada, y el horror la mía.

Mi voz sale entrecortada en un sonido apenas audible, cuando digo:

—¿Papá?