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IX

 

¿Por qué una invocación requiere una pata de conejo? Más importante, ¿de dónde consigo yo un conejo?

Mi abuela me dijo que me ayudaría a invocar a Azazel con una condición, que yo buscara los "ingredientes". Pensé que sería algo fácil, hasta que vi la lista que me dio.

—Te dejo el trabajo sucio a ti, no esperarás que una dama vaya con cosas así por la calle, ¿no? —Me había dicho ella, y yo acepté buscar todo lo necesario.

Y ahora estoy aquí, parado en la puerta de una tienda de brujería debatiéndome si debería entrar o no. Pero si las dueñas de la tienda son brujas de verdad, ya deberían saber que estoy acá. Entonces, ¿por qué no me abren la puerta?

El lugar por fuera parece una tienda común, que podría pasar fácilmente desapercibida, pero estoy tan familiarizado con el Mundo Subterráneo, que no tardo en darme cuenta de las malas vibras que proceden de ese lugar. Siento escalofríos.

Suspiro y toco el timbre, o lo que supongo es el timbre. Un sonido tétrico resuena dentro del lugar, pero puedo escucharlo hasta acá afuera.
Pasan unos minutos hasta que la puerta se abre y deja ver a una mujer de unos sesenta años, lleva un bastón y una túnica completamente gris.

—Pasa, pasa —Se hace a un lado y entro—, no solemos ver a gente tan joven por aquí...

Mientras paseo la vista por las estanterías la mujer sigue hablando. Todo está cubierto por una capa de polvo, como si no hubieran abierto en años. Los escasos estantes están repletos de objetos que desconozco, y tampoco quiero saber para qué sirven. Desde frascos con sustancias extrañas y de múltiples colores, hasta partes del cuerpo, tanto humanas como de animales, que espero, que sean de mentira.

La señora que abrió la puerta, está sentada atrás de un mostrador al final de la tienda, evaluando todos mis movimientos. Me pregunto si es una bruja de verdad. Sé que existen, pero están casi extintas, así como la magia. Si es una bruja, ¿sabrá por lo que estoy aquí y lo que estoy buscando?

Intento ignorarla y me concentro en mi lista.

Una pata de conejo, sangre de bruja, un ojo humano, cabello, y por supuesto, velas negras.

Cuando creo que recogí todo lo correcto, me dirijo a la parte de atrás de la tienda.

—Ah, realmente me encanta ver gente joven por aquí —Dice la señora mientras cuenta todos los objetos—, ya casi nadie viene a comprar artículos de magia...

Al ver que no digo nada, continúa:

—Pero, entre tú y yo, aún creo que la magia existe. —Me guiña un ojo, como puede, y los escalofríos vuelven a mi cuerpo.

~ ~

—¿Tienes todo? —La voz de mi abuela me saca de mi adormecimiento.

Después de salir de la tienda de brujería, fui directamente a mi habitación a dormir, no sabía que estaba tan cansado hasta que me acosté en la almohada.

Me despertó la voz de mi abuela, que ni siquiera sabía que estaba en mi cuarto. Adormecido, me levanto y miro la hora. Las 8 p.m.

Habíamos quedado que nos reuniríamos a las 7 y realizaríamos la invocación.

—Levantate que ya vamos tarde para el ritual.

—Aún no me has dicho nada al respecto. —Me levanto y me voy preparando para salir. No vamos a invocar un demonio en la habitación— ¿Cómo y dónde lo haremos?

—No tienes que preocuparte por nada de eso. Déjamelo a mí. —Hace una mueca escalofriante, lo que apuesto que es una sonrisa— He encontrado el lugar perfecto.

~ ~

—¿La biblioteca abandonada? —Nos detenemos en la puerta del lugar.

—¿No le tienes miedo a los libros, no? —Mi abuela ríe y se dirige a dentro del desolado lugar.

Según lo que me han contado, la biblioteca lleva abandonada tanto tiempo que ya nadie recuerda por qué no se usa. A pesar de que está a la vuelta del edificio de la universidad, nadie se acerca a este área.

Me pregunto cómo mi abuela conoce este lugar.

—¿Qué es lo que pretendes de todo esto? —La pregunta inesperada de mi abuela me saca de mis pensamientos.

Me encuentro a mi mismo intentando responder a esa pregunta. ¿Lo que estoy por hacer es realmente una estupidez? Sólo quiero que me dejen en paz.

—No lo sabré hasta que no vea al maldito cara a cara.

La noche parece estar cayendo lo más rápido posible, lo que le da al lugar un aspecto más terrorífico de lo habitual. Las sombras se apoderan de la derruida estructura, haciendo imposible ver a través de las ventanas rotas. La biblioteca tiene por lo menos 3 pisos y la mayoría de sus ventanas están tapiadas. Perfecto para una invocación.

Mientras pasamos por la destartalada puerta, mis nervios aumentan. No tengo idea de qué es lo que voy a decir. En mi vida he hablado con un demonio, y cada segundo que pasa estoy más convencido de que esto es una mala idea. Malas sensaciones se apoderan de mi cuerpo cada vez que nos vamos adentrando más y más en el espantoso lugar.

Por dentro no es para nada como me lo imaginaba. Pese a que está abandonada, algunos libros siguen intactos en los enormes estantes. Dirijo mi mirada hacia arriba pero no puedo ver el final. El techo es tragado por lo que parece ser, una oscuridad infinita.

Cada vez la luz es más escasa y a penas puedo ver por dónde camino.

—No voy a preguntar cómo conoces este lugar. —Comenzamos a bajar por unas escaleras—. Pero, ¿no se te ocurrió haber traído una linterna?

Mi abuela ríe y el sonido hace eco en las estrechas paredes. Los peldaños de las escaleras son cada vez más resbalosos, y gracias a la oscuridad, no puedo ver el final de las escaleras.

—La oscuridad lo hace más divertido. —Aprovecho que no puede verme y hago muecas imitando su respuesta.

—No me hagas muecas.

No sé cuánto tiempo estuvimos bajando por esas horribles escaleras, pero cuando estoy por reprochar aparece una puerta frente a nosotros.

Mi abuela la abre con total confianza, yo por mi parte debo decir que llevo muerto de miedo desde que llegamos. Y se preguntarán, ¿cómo alguien que ve fantasmas le tiene miedo a la oscuridad? Pues, ni yo lo sé.

Una vez que estamos dentro, una vela se enciende en la mano de mi abuela.

—¿Llevabas una vela todo este tiempo?

—Tu cara de miedo es graciosa. —Se ríe y yo me sonrojo, no es gracioso— ¿Cuántos años tienes? Y le sigues teniendo miedo a la oscuridad.

El cuarto es pequeño, cuando este lugar funcionaba debería haber sido un almacén. La luz de la vela alcanza a iluminar todo el lugar.

—¿No te has puesto a pensar que quizás Azazel mida 2 metros o algo así? ¿Cómo entrará en este cuartucho?

Ignora mi comentario sin sentido, y sigue preparando la invocación.

Cuando termina de colocar todo en su lugar y las velas negras ya están encendidas, mis nervios aumentan aún más.

—¿Listo?

No.

—...Sí, claro. —La mirada de mi abuela demuestra que no me cree en lo más mínimo.

—Una vez que sea invocado, no podrá salir del dibujo del pentágono. —Dice a modo de explicación—. No tienes que hacer esto si no quieres. —Suspira al ver que no le contestó y empieza con las palabras del ritual, las cuales son en latín así que no entiendo ni la mitad. Cuando era más chico me había intentado enseñar el idioma, pero mi abuela simplemente se rindió al ver que no le prestaba atención. ¿A qué clase de niño se le enseña latín a los 10 años?

Cuando termina el cántico al principio no pasa nada, luego todo el cuarto empieza a temblar, temía que el techo se nos viniera encima si los temblores seguían.

El pentagrama dibujado en el suelo empieza a brillar con una luz dorada, iluminando aún más la pequeña sala. El destello dorado nos cegó por unos momentos y nos hacía imposible ver al demonio que acababa de salir del pentágono.

—Bueno, bueno... —La voz fue sorprendentemente normal, pero claramente no era mía, ni de mi abuela— ¿Qué tenemos aquí?

La luz deslumbrante se fue esfumando, y para cuando los temblores pararon, Azazel ya se encontraba delante nuestro.

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